El montaje, poco convencional y si muy escenográfico y efectivo, pronto sumerge al espectador del CAAC en una marejada de imágenes atractivas, de fuerte impacto visual, reconocibles, familiares. Paulatinamente se advierte la impostura: parece, pero no son. No son Warhol, no son Jasper Johns, no son Stella. La razón que llevó a Elaine Sturtevant (1924-2014) a centrar su estrategia en procesos de apropiación de arte ajeno, décadas antes de que las técnicas apropiacionistas fueran definidas, requieren una explicación sobre los motivos conceptuales que le llevaron a recorrer dicha senda.Noticias relacionadas estandar No El CAAC presenta la primera exposición en España de Elaine Sturtevant en su centenario Marta Carrasco estandar Si CRÍTICA DE: ‘Revista Afal. Pequeña y libre’, en la Serrería Belga: el pequeño milagro de una publicación Francisco CarpioEl duplicado de obras icónicas se transformaría en un modelo válido con el cual revelar las estructuras internas que dictan el valor artístico y condicionan la mirada del público. La artista norteamericana replicó obras de otros creadores. Mediante ese procedimiento se permitió cuestionar la autoría y, por definición, también la condición singular del autor y, más importante aún, se detraía el aura de excepcionalidad, originalidad y unicidad de la pieza artística dentro del contexto de la alta cultura. En paralelo, una revisión autocrítica de su propia condición profesional emancipaba conceptos que desde el Renacimiento habían quedado asimilados como equivalentes: creador y artista, creación y arte. Interpelados, la experiencia ante sus propuestas nos enfrenta a la indistinción entre original y copia, si alguna vez la hubo.Copia y copia. En las imágenes, otras ‘apropiaciones’ de la autora norteamericana en el CAAC CAACEl foco de la acción crítica se centró en distintas dicciones de las que fue contemporánea, aunque sobresalgan especialmente el Pop y la convergencia entre el Minimalismo y la Abstracción, como parece indicar la selección de obra, por razones muy distintas. El primero representaba, a un tiempo, la máxima expresión del capitalismo triunfante de posguerra y la definitiva mercantilización del arte. Los segundos, un arte masculinizado, conscientemente desprovistos de mensaje (y por lo tanto desideologizados) y pretenciosamente ascéticos. Esa disrupción subversiva puede apreciarse en los acrílicos y serigrafías de ‘Study for Warhol Dyptich’ (2004) y ‘Warhol Dyptich’ (1973), en la serie ‘Warhol Flowers’ (1970-1990) y en ‘Johns Flag’ (1966) o ‘Stella Seven Steps’ (1989). No quedó al margen de estas ‘repeticiones’, como gustaba nominar Sturtevant a sus inteligentes análisis, Joseph Beuys cuando reinterpretó su ‘Fat Chair’ de 1964, ni la figura de Marcel Duchamp, a quien se le dedica una sala completa. En ‘Duchamp 1200 Coal Bags’ (1973-1992), además de la instalación homónima creada para la Exposition Internationale du Surréalisme de 1938, Sturtevant resignificó piezas como ‘Nu descendant un escalier’ (1967), ‘L.H.O.O.Q.’ (1969) o ‘Fontaine’ (1973). Elaine Sturtevant ‘El eco de la innovación’. CAAC. Sevilla. Avenida. Américo Vespuccio, 2. Hasta el 21 de septiembre. Cuatro estrellas.Quizá por ser más modesta (no menos lúcida ni experimental), o indagar en nuevos medios como los vídeo-instalativos, no debiera pasar desapercibida la proyección giratoria ‘Re-run’ (2007) una de sus últimas piezas, que obliga al espectador a formar parte activa y dinámica de la propuesta. El montaje, poco convencional y si muy escenográfico y efectivo, pronto sumerge al espectador del CAAC en una marejada de imágenes atractivas, de fuerte impacto visual, reconocibles, familiares. Paulatinamente se advierte la impostura: parece, pero no son. No son Warhol, no son Jasper Johns, no son Stella. La razón que llevó a Elaine Sturtevant (1924-2014) a centrar su estrategia en procesos de apropiación de arte ajeno, décadas antes de que las técnicas apropiacionistas fueran definidas, requieren una explicación sobre los motivos conceptuales que le llevaron a recorrer dicha senda.Noticias relacionadas estandar No El CAAC presenta la primera exposición en España de Elaine Sturtevant en su centenario Marta Carrasco estandar Si CRÍTICA DE: ‘Revista Afal. Pequeña y libre’, en la Serrería Belga: el pequeño milagro de una publicación Francisco CarpioEl duplicado de obras icónicas se transformaría en un modelo válido con el cual revelar las estructuras internas que dictan el valor artístico y condicionan la mirada del público. La artista norteamericana replicó obras de otros creadores. Mediante ese procedimiento se permitió cuestionar la autoría y, por definición, también la condición singular del autor y, más importante aún, se detraía el aura de excepcionalidad, originalidad y unicidad de la pieza artística dentro del contexto de la alta cultura. En paralelo, una revisión autocrítica de su propia condición profesional emancipaba conceptos que desde el Renacimiento habían quedado asimilados como equivalentes: creador y artista, creación y arte. Interpelados, la experiencia ante sus propuestas nos enfrenta a la indistinción entre original y copia, si alguna vez la hubo.Copia y copia. En las imágenes, otras ‘apropiaciones’ de la autora norteamericana en el CAAC CAACEl foco de la acción crítica se centró en distintas dicciones de las que fue contemporánea, aunque sobresalgan especialmente el Pop y la convergencia entre el Minimalismo y la Abstracción, como parece indicar la selección de obra, por razones muy distintas. El primero representaba, a un tiempo, la máxima expresión del capitalismo triunfante de posguerra y la definitiva mercantilización del arte. Los segundos, un arte masculinizado, conscientemente desprovistos de mensaje (y por lo tanto desideologizados) y pretenciosamente ascéticos. Esa disrupción subversiva puede apreciarse en los acrílicos y serigrafías de ‘Study for Warhol Dyptich’ (2004) y ‘Warhol Dyptich’ (1973), en la serie ‘Warhol Flowers’ (1970-1990) y en ‘Johns Flag’ (1966) o ‘Stella Seven Steps’ (1989). No quedó al margen de estas ‘repeticiones’, como gustaba nominar Sturtevant a sus inteligentes análisis, Joseph Beuys cuando reinterpretó su ‘Fat Chair’ de 1964, ni la figura de Marcel Duchamp, a quien se le dedica una sala completa. En ‘Duchamp 1200 Coal Bags’ (1973-1992), además de la instalación homónima creada para la Exposition Internationale du Surréalisme de 1938, Sturtevant resignificó piezas como ‘Nu descendant un escalier’ (1967), ‘L.H.O.O.Q.’ (1969) o ‘Fontaine’ (1973). Elaine Sturtevant ‘El eco de la innovación’. CAAC. Sevilla. Avenida. Américo Vespuccio, 2. Hasta el 21 de septiembre. Cuatro estrellas.Quizá por ser más modesta (no menos lúcida ni experimental), o indagar en nuevos medios como los vídeo-instalativos, no debiera pasar desapercibida la proyección giratoria ‘Re-run’ (2007) una de sus últimas piezas, que obliga al espectador a formar parte activa y dinámica de la propuesta.
CRÍTICA DE:
Sevilla
Encontró la americana Elaine Sturtevant un filón en la repetición de obras de otros para cuestionar la autoría. Lo replica en el CAAC
El montaje, poco convencional y si muy escenográfico y efectivo, pronto sumerge al espectador del CAAC en una marejada de imágenes atractivas, de fuerte impacto visual, reconocibles, familiares. Paulatinamente se advierte la impostura: parece, pero no son. No son Warhol, no son Jasper Johns, … no son Stella.
La razón que llevó a Elaine Sturtevant (1924-2014) a centrar su estrategia en procesos de apropiación de arte ajeno, décadas antes de que las técnicas apropiacionistas fueran definidas, requieren una explicación sobre los motivos conceptuales que le llevaron a recorrer dicha senda.
El duplicado de obras icónicas se transformaría en un modelo válido con el cual revelar las estructuras internas que dictan el valor artístico y condicionan la mirada del público. La artista norteamericana replicó obras de otros creadores. Mediante ese procedimiento se permitió cuestionar la autoría y, por definición, también la condición singular del autor y, más importante aún, se detraía el aura de excepcionalidad, originalidad y unicidad de la pieza artística dentro del contexto de la alta cultura.
En paralelo, una revisión autocrítica de su propia condición profesional emancipaba conceptos que desde el Renacimiento habían quedado asimilados como equivalentes: creador y artista, creación y arte. Interpelados, la experiencia ante sus propuestas nos enfrenta a la indistinción entre original y copia, si alguna vez la hubo.



En las imágenes, otras ‘apropiaciones’ de la autora norteamericana en el CAAC
CAAC
El foco de la acción crítica se centró en distintas dicciones de las que fue contemporánea, aunque sobresalgan especialmente el Pop y la convergencia entre el Minimalismo y la Abstracción, como parece indicar la selección de obra, por razones muy distintas. El primero representaba, a un tiempo, la máxima expresión del capitalismo triunfante de posguerra y la definitiva mercantilización del arte. Los segundos, un arte masculinizado, conscientemente desprovistos de mensaje (y por lo tanto desideologizados) y pretenciosamente ascéticos. Esa disrupción subversiva puede apreciarse en los acrílicos y serigrafías de ‘Study for Warhol Dyptich’ (2004) y ‘Warhol Dyptich’ (1973), en la serie ‘Warhol Flowers’ (1970-1990) y en ‘Johns Flag’ (1966) o ‘Stella Seven Steps’ (1989).
No quedó al margen de estas ‘repeticiones’, como gustaba nominar Sturtevant a sus inteligentes análisis, Joseph Beuys cuando reinterpretó su ‘Fat Chair’ de 1964, ni la figura de Marcel Duchamp, a quien se le dedica una sala completa. En ‘Duchamp 1200 Coal Bags’ (1973-1992), además de la instalación homónima creada para la Exposition Internationale du Surréalisme de 1938, Sturtevant resignificó piezas como ‘Nu descendant un escalier’ (1967), ‘L.H.O.O.Q.’ (1969) o ‘Fontaine’ (1973).
Elaine Sturtevant
‘El eco de la innovación’. CAAC. Sevilla. Avenida. Américo Vespuccio, 2. Hasta el 21 de septiembre. Cuatro estrellas.
Quizá por ser más modesta (no menos lúcida ni experimental), o indagar en nuevos medios como los vídeo-instalativos, no debiera pasar desapercibida la proyección giratoria ‘Re-run’ (2007) una de sus últimas piezas, que obliga al espectador a formar parte activa y dinámica de la propuesta.
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