Tal día como hoy hace 25 años se emitió por primera vez Gran Hermano, el programa que supuso un antes y un después en la historia de la televisión. Fue un 23 de abril del 2000, Día del Libro, cuando Ania, Israel, Silvia, Jorge, María José, Ismael, Iván, Iñigo, Nacho y Vanessa entraron a concursar a este formato holandés que Telecinco adaptó. Un programa al que luego se unirían Mónica, Marina, Mabel y Koldo, y que abrió las puertas a la telerrealidad en España. Un cuarto de siglo después ya suma 32 ediciones, 19 con concursantes anónimos y más de una decena con famosos.
El 23 de abril del año 2000 una decena de concursantes entraron a concursar a una casa ubicada en Soto del Real: ganó Ismael Beiro y la primera expulsada fue María José Galera
Tal día como hoy hace 25 años se emitió por primera vez Gran Hermano, el programa que supuso un antes y un después en la historia de la televisión. Fue un 23 de abril del 2000, Día del Libro, cuando Ania, Israel, Silvia, Jorge, María José, Ismael, Iván, Iñigo, Nacho y Vanessa entraron a concursar a este formato holandés que Telecinco adaptó. Un programa al que luego se unirían Mónica, Marina, Mabel y Koldo, y que abrió las puertas a la telerrealidad en España. Un cuarto de siglo después ya suma 32 ediciones, 19 con concursantes anónimos y más de una decena con famosos.
Gran Hermano se convirtió en un éxito de audiencias y en un auténtico fenómeno social. Más de 7,7 millones de espectadores y un 51,2 % de cuota de pantalla tuvieron de media las dieciséis emisiones de la primera edición, presentada por Mercedes Milá. Las claves de aquel Gran Hermano de 2001 revolucionaron al público: diez desconocidos encerrados voluntariamente durante noventa días en una casa ubicada en Soto del Real, vigilados las 24 horas del día por cámaras, una audiencia que decidiría su destino en el concurso con sus votos y un premio final de 120.000 euros (por aquel entonces todavía no había euros, por lo que el ganador se llevó 20 millones de pesetas).
En la gran final de GH1, que culminó con el triunfo de Ismael Beiro, el concurso alcanzó el 70,8 % de cuota y 9.105.000 espectadores, un récord histórico si no se tienen en cuenta eventos deportivos, musicales y debates electorales. La segunda edición tampoco se quedó corta porque fue seguida por una media de 6,7 millones de personas, con una cuota del 42,5 %, según datos facilitados a EFE por la consultora Barlovento. No obstante, la audiencia ha ido bajando en todos estos años hasta situarse la media en algo menos de un millón de espectadores en la última edición.
Dentro de esa casa ha permanecido Floren Abad, el ‘Súper’, que lleva vinculado al reality desde su primera edición y es quien escucha a cada uno de los protagonistas. Ha conversado con EFE, a quién ha asegurado que siempre están a la búsqueda de personas comunicativas e interesantes para el espectador y que la mayoría de las veces logran sorprender. De hecho, muchos de sus protagonistas han pasado a la historia del imaginario colectivo, como Jorge Berrocal, que pronunció una frase que se ha repetido hasta la saciedad: “¡Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza!”.
Gran Hermano ha dejado personajes y momentos televisivos inolvidables. Es el caso de María José Galera, que vivió una historia de amor con Berrocal y que fue la primera expulsada de la historia del concurso. La expresidenta de RTVE Concepción Cascajosa, profesora titular de Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid, todavía recuerda esa primera salida: “Permanece como un recuerdo generacional y un ejemplo de que la televisión es un medio donde la conexión emocional con lo que pasa es un vector esencial. Hoy sabemos -dice- que eso fue el inicio de dinámicas de consumo audiovisual donde hay un hilo entre lo que pasa y quién lo ve, como ocurre actualmente en retransmisiones en YouTube o TikTok, donde también hay opiniones inmediatas y, a veces, brutales”.
Cascajosa, en declaraciones a EFE, señala que todos los programas de telerrealidad “son hijos e hijas de Gran Hermano, lo reconozcan o no”. Y considera que ahora se está regresando a los programas sin concursantes conocidos porque ”permite un elemento de sorpresa y frescura, y elevar el tono melodramático hasta rozar la parodia”. A Montoya (de La Isla de las Tentanciones), apunta que lo recordaremos dentro de unos años como a Jorge Berrocal, por sus reacciones exageradas que dieron la vuelta al mundo.
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