Después de unos cuantos empleos mal pagados y de ver cómo su sueño de triunfar en la música se tradujo en ser cantante en un crucero, el protagonista de esta novela parece haber encontrado su sitio. Desde su boda con Casilda, hija de un adinerado constructor, Julio vive como un diletante: su trabajo es fingir que busca trabajo, aunque en realidad pasa el día fumando porros, viendo porno y emborrachándose con sus amigos. La única exigencia de Casilda es que cumpla con el calendario impuesto por el ginecólogo —sexo sólo dos días al mes— para quedarse embarazada. Su vida es plácida, sin exigencias, y no es que le encante, pero no le molesta. A veces piensa en sus ilusiones de juventud, pero aparta rápido la idea. Pero llega la pandemia y esa vida plácida, como la de todos, se pone del revés: en su comunidad de vecinos —vive en un piso en Lavapiés regalo de su suegro—, donde le ha tocado ser presidente, hay dos pisos ‘okupados’ y los okupas de uno trapichean con el otro. NOVELA ‘Mejor que muerto’ Autor Fidel Moreno Editorial Random House Año 2025 Páginas 344 Precio 20,90 euros 3Su suegro le pide que le ayude en las obras supervisando a los obreros, lo que implica de repente tener un trabajo, aunque sea sólo un rato cada tarde; un amigo editor de una revista le pide un artículo sobre unas pastillas para la disfunción eréctil que le ponen tanto que acaba acostándose todos los días con su joven vecina okupa ; y la mezcla de esas pastillas con la heroína y el sexo que le ofrece la chica le hace sentirse muy feliz.Fidel Moreno (Huelva, 1976) retrata la indolencia de Julio con ironía y un afilado sentido del humor presente de principio a fin; el tono gamberro con el que cuenta la historia, logrado y sin impostura, es lo mejor de una novela en la que hay drogas —muchas—, sexo —bastante— y crítica social —a la especulación inmobiliaria, a la burocracia, a la precariedad laboral, a los desahucios, a la política, a la xenofobia…—, que funciona en las situaciones concretas que relata.Convierte a su protagonista en un Bartleby moderno que a falta de aspiraciones decide vivir sin remordimientosPero se resiente cuando Moreno se echa hacia atrás e intenta hacer una panorámica general. Eso, junto a algunas anécdotas y pasajes que se alargan demasiado y dispersan la narración, hacen que el ritmo de la novela sea algo irregular.Fidel Moreno traza un retrato mitad satírico, mitad amargo de la generación post-Transición; una generación desencantada que creció creyendo en que la cultura del esfuerzo los llevaría a la realización personal, a conseguir una vivienda y emanciparse, que con la fuerza de su trabajo lograrían la estabilidad, y al llegar descubren que nada es como esperaban. Moreno convierte a su protagonista en un Bartleby moderno que a falta de aspiraciones decide vivir sin remordimientos, disfrutar lo que puede y no pensar demasiado. En lugar de enfrentarse al mundo, Julio lo deja pasar; y en ese gesto mínimo, casi invisible , Moreno concentra el desencanto callado de una generación que ya no espera nada, pero todavía sabe reírse de sí misma. Después de unos cuantos empleos mal pagados y de ver cómo su sueño de triunfar en la música se tradujo en ser cantante en un crucero, el protagonista de esta novela parece haber encontrado su sitio. Desde su boda con Casilda, hija de un adinerado constructor, Julio vive como un diletante: su trabajo es fingir que busca trabajo, aunque en realidad pasa el día fumando porros, viendo porno y emborrachándose con sus amigos. La única exigencia de Casilda es que cumpla con el calendario impuesto por el ginecólogo —sexo sólo dos días al mes— para quedarse embarazada. Su vida es plácida, sin exigencias, y no es que le encante, pero no le molesta. A veces piensa en sus ilusiones de juventud, pero aparta rápido la idea. Pero llega la pandemia y esa vida plácida, como la de todos, se pone del revés: en su comunidad de vecinos —vive en un piso en Lavapiés regalo de su suegro—, donde le ha tocado ser presidente, hay dos pisos ‘okupados’ y los okupas de uno trapichean con el otro. NOVELA ‘Mejor que muerto’ Autor Fidel Moreno Editorial Random House Año 2025 Páginas 344 Precio 20,90 euros 3Su suegro le pide que le ayude en las obras supervisando a los obreros, lo que implica de repente tener un trabajo, aunque sea sólo un rato cada tarde; un amigo editor de una revista le pide un artículo sobre unas pastillas para la disfunción eréctil que le ponen tanto que acaba acostándose todos los días con su joven vecina okupa ; y la mezcla de esas pastillas con la heroína y el sexo que le ofrece la chica le hace sentirse muy feliz.Fidel Moreno (Huelva, 1976) retrata la indolencia de Julio con ironía y un afilado sentido del humor presente de principio a fin; el tono gamberro con el que cuenta la historia, logrado y sin impostura, es lo mejor de una novela en la que hay drogas —muchas—, sexo —bastante— y crítica social —a la especulación inmobiliaria, a la burocracia, a la precariedad laboral, a los desahucios, a la política, a la xenofobia…—, que funciona en las situaciones concretas que relata.Convierte a su protagonista en un Bartleby moderno que a falta de aspiraciones decide vivir sin remordimientosPero se resiente cuando Moreno se echa hacia atrás e intenta hacer una panorámica general. Eso, junto a algunas anécdotas y pasajes que se alargan demasiado y dispersan la narración, hacen que el ritmo de la novela sea algo irregular.Fidel Moreno traza un retrato mitad satírico, mitad amargo de la generación post-Transición; una generación desencantada que creció creyendo en que la cultura del esfuerzo los llevaría a la realización personal, a conseguir una vivienda y emanciparse, que con la fuerza de su trabajo lograrían la estabilidad, y al llegar descubren que nada es como esperaban. Moreno convierte a su protagonista en un Bartleby moderno que a falta de aspiraciones decide vivir sin remordimientos, disfrutar lo que puede y no pensar demasiado. En lugar de enfrentarse al mundo, Julio lo deja pasar; y en ese gesto mínimo, casi invisible , Moreno concentra el desencanto callado de una generación que ya no espera nada, pero todavía sabe reírse de sí misma.
Crítica DE:
Narrativa
El escritor, periodista y músico concentra el desencanto de una generación que ya no espera nada pero sabe reírse de sí misma
Después de unos cuantos empleos mal pagados y de ver cómo su sueño de triunfar en la música se tradujo en ser cantante en un crucero, el protagonista de esta novela parece haber encontrado su sitio. Desde su boda con Casilda, hija de un adinerado … constructor, Julio vive como un diletante: su trabajo es fingir que busca trabajo, aunque en realidad pasa el día fumando porros, viendo porno y emborrachándose con sus amigos. La única exigencia de Casilda es que cumpla con el calendario impuesto por el ginecólogo —sexo sólo dos días al mes— para quedarse embarazada.
Su vida es plácida, sin exigencias, y no es que le encante, pero no le molesta. A veces piensa en sus ilusiones de juventud, pero aparta rápido la idea. Pero llega la pandemia y esa vida plácida, como la de todos, se pone del revés: en su comunidad de vecinos —vive en un piso en Lavapiés regalo de su suegro—, donde le ha tocado ser presidente, hay dos pisos ‘okupados’ y los okupas de uno trapichean con el otro.

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Autor
Fidel Moreno -
Editorial
Random House -
Año
2025 -
Páginas
344 -
Precio
20,90 euros
Su suegro le pide que le ayude en las obras supervisando a los obreros, lo que implica de repente tener un trabajo, aunque sea sólo un rato cada tarde; un amigo editor de una revista le pide un artículo sobre unas pastillas para la disfunción eréctil que le ponen tanto que acaba acostándose todos los días con su joven vecina okupa; y la mezcla de esas pastillas con la heroína y el sexo que le ofrece la chica le hace sentirse muy feliz.
Fidel Moreno (Huelva, 1976) retrata la indolencia de Julio con ironía y un afilado sentido del humor presente de principio a fin; el tono gamberro con el que cuenta la historia, logrado y sin impostura, es lo mejor de una novela en la que hay drogas —muchas—, sexo —bastante— y crítica social —a la especulación inmobiliaria, a la burocracia, a la precariedad laboral, a los desahucios, a la política, a la xenofobia…—, que funciona en las situaciones concretas que relata.
Convierte a su protagonista en un Bartleby moderno que a falta de aspiraciones decide vivir sin remordimientos
Pero se resiente cuando Moreno se echa hacia atrás e intenta hacer una panorámica general. Eso, junto a algunas anécdotas y pasajes que se alargan demasiado y dispersan la narración, hacen que el ritmo de la novela sea algo irregular.
Fidel Moreno traza un retrato mitad satírico, mitad amargo de la generación post-Transición; una generación desencantada que creció creyendo en que la cultura del esfuerzo los llevaría a la realización personal, a conseguir una vivienda y emanciparse, que con la fuerza de su trabajo lograrían la estabilidad, y al llegar descubren que nada es como esperaban. Moreno convierte a su protagonista en un Bartleby moderno que a falta de aspiraciones decide vivir sin remordimientos, disfrutar lo que puede y no pensar demasiado.
En lugar de enfrentarse al mundo, Julio lo deja pasar; y en ese gesto mínimo, casi invisible, Moreno concentra el desencanto callado de una generación que ya no espera nada, pero todavía sabe reírse de sí misma.
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