«Eugenia de Montijo, qué pena, pena, que te vayas de España para ser Reina», le cantaba Concha Piquer a la mujer de Napoleón III en alusión a su marcha a París desde Granada para convertirse en Emperatriz francesa. Con una vida azarosa terminada en el exilio, la noble andaluza logró reunir una nutrida y envidiada colección de joyas, algunas de las cuales se encuentran en el Museo del Louvre y han sido robadas este domingo .Siete minutos han empleado los ladrones en llevarse ocho joyas de uno de los museos más famosos del mundo en lo que compone un botín de valor «incalculable», tal y como lo ha calificado la ministra de Cultura francesa, Rachida Dati. En concreto, han sustraído dos tiaras, dos collares, dos broches y dos pares de pendientes .Noticia Relacionada estandar No La maldición de las joyas de la Corona francesa: vendidas en la República y ahora robadas Manuel P. Villatoro La muestra, creada en el siglo XVI por Francisco I, incluye piezas como la corona de la emperatriz Eugenia y el ‘Regente’En particular, se trata de varios objetos de la colección de zafiros de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia: una tiara, un collar y un par de pendientes. Asimismo, han sustraído un collar y un juego de pendientes de esmeraldas del conjunto de María Luisa. Asimismo, han robado una tiara, un ‘broche relicario’ y un gran lazo de corpiño de la Emperatriz Eugenia .1, 2 y 3 Collar, tiara y pendientes del conjunto de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia En su botín, los ladrones se han llevado tres elementos del conjunto de zafiros de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia: una tiara, un collar y un par de pendientes. En total, 24 ejemplares de estas piedras preciosas azules, 10 de ellos muy pequeños, y 1.083 diamantes.Originalmente, el conjunto estaba compuesto por una tiara, un collar, un par de pendientes, dos broches pequeños y uno grande, una peineta y dos pulseras (no presentes en las colecciones del Louvre). Todas estas joyas están adornadas con zafiros de Ceilán en su estado natural , es decir, sin calentar para cambiar su color como se hace actualmente en joyería, engastados en oro.Este juego, modificado con el tiempo, fue lucido sucesivamente por la Reina Hortensia, la Reina María Amelia e Isabel de Orleans y permaneció en esta familia hasta 1985. A pesar de los retratos de estas mujeres con las piezas, sus orígenes siguen siendo un misterio: se desconoce quién lo encargó y quién lo creó, pero constituye un valioso testimonio de la joyería parisina.Se cree que la Reina Hortensia recibió este conjunto de la Emperatriz Josefina, aunque no existen pruebas que lo respalden. Además, una tradición familiar afirma que el juego provino de María Antonieta, lo que aumenta el misterio de su origen. Asimismo, la verificación de la procedencia de las piedras es difícil, mientras que el autor de estas joyas también es una incógnita. 4 y 5 Collar y pendientes de esmeraldas del conjunto María LuisaNo contentos con las piezas de zafiros, los delincuentes han sustraído también dos elementos del conjunto de esmeraldas ofrecido por Napoleón a María Luisa con motivo de su matrimonio: un par de pendientes y un collar. Fue uno de los dos juegos encargados por el Emperador, junto con otro de ópalos y diamantes, y le fue entregado a la Soberana en 1810. El collar está compuesto por 32 esmeraldas, 10 de ellas en forma de pera , y 1.138 diamantes, con 874 brillantes y 264 rosas. El juego inicialmente incluía también una tiara y una peineta.Cuando María Luisa abandonó París el 29 de marzo de 1814, se llevó todos sus conjuntos consigo, pero tuvo que devolver los diamantes de la Corona al emisario borbónico. Las esmeraldas de la tiara se vendieron una a una , y un acaudalado coleccionista estadounidense hizo engastar turquesas en la diadema. A su vez, la peineta fue transformada.6 Tiara de la Emperatriz EugeniaLos criminales han robado también la tiara de la Emperatriz Eugenia de Montijo, compuesto por 212 perlas, incluidas 17 en forma de pera en la parte superior , 1.998 diamantes y 992 rosas.7 Broche de corpiño de la Emperatriz EugeniaEntre las piezas saqueadas por los ladrones, se cuenta también un broche de corpiño de Emperatriz Eugenia de Montijo : un lazo con dos presillas y laterales plegados rematado con dos trenzas de longitudes desiguales y borlas de pasamanería con flecos articulados. En total, 2.438 diamantes y 196 rosas.Esta pieza formaba originalmente el centro de un cinturón compuesto por más de 4.000 piedras pertenecientes a los Diamantes de la Corona. Fue creado para ser exhibido en la Exposición Universal de 1855 y posteriormente lucido por la Emperatriz granadina. A partir de 1864, la Soberana dejó de llevar esta imponente joya y quiso conservar únicamente el lazo como broche de corpiño, cuya cascada de cintas y borlas descendía hasta la cintura.8 ‘Broche relicario’La última de las piezas robadas es un broche perteneciente a la Reina María Luisa compuesto por un total de 94 diamantes. Siete de ellos componen una roseta que rodea un solitario, mientras que otros dos están unidos por sus vértices y de ellos cuelgan cuatro más pequeños en forma de pera. También incluye un brillante triangular alargado del que cuelgan otros dos y al que se adhiere un gran diamante ovoide.Cabe preguntarse por el término ‘relicario’, que, desde la venta de los Diamantes de la Corona en 1887, se asocia con el broche. Una hipótesis es que la joya, fácilmente extraíble, fue diseñada para poder insertar posteriormente un elemento intermedio que habría contenido una reliquia, dado que la Emperatriz Eugenia era muy piadosa. «Eugenia de Montijo, qué pena, pena, que te vayas de España para ser Reina», le cantaba Concha Piquer a la mujer de Napoleón III en alusión a su marcha a París desde Granada para convertirse en Emperatriz francesa. Con una vida azarosa terminada en el exilio, la noble andaluza logró reunir una nutrida y envidiada colección de joyas, algunas de las cuales se encuentran en el Museo del Louvre y han sido robadas este domingo .Siete minutos han empleado los ladrones en llevarse ocho joyas de uno de los museos más famosos del mundo en lo que compone un botín de valor «incalculable», tal y como lo ha calificado la ministra de Cultura francesa, Rachida Dati. En concreto, han sustraído dos tiaras, dos collares, dos broches y dos pares de pendientes .Noticia Relacionada estandar No La maldición de las joyas de la Corona francesa: vendidas en la República y ahora robadas Manuel P. Villatoro La muestra, creada en el siglo XVI por Francisco I, incluye piezas como la corona de la emperatriz Eugenia y el ‘Regente’En particular, se trata de varios objetos de la colección de zafiros de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia: una tiara, un collar y un par de pendientes. Asimismo, han sustraído un collar y un juego de pendientes de esmeraldas del conjunto de María Luisa. Asimismo, han robado una tiara, un ‘broche relicario’ y un gran lazo de corpiño de la Emperatriz Eugenia .1, 2 y 3 Collar, tiara y pendientes del conjunto de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia En su botín, los ladrones se han llevado tres elementos del conjunto de zafiros de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia: una tiara, un collar y un par de pendientes. En total, 24 ejemplares de estas piedras preciosas azules, 10 de ellos muy pequeños, y 1.083 diamantes.Originalmente, el conjunto estaba compuesto por una tiara, un collar, un par de pendientes, dos broches pequeños y uno grande, una peineta y dos pulseras (no presentes en las colecciones del Louvre). Todas estas joyas están adornadas con zafiros de Ceilán en su estado natural , es decir, sin calentar para cambiar su color como se hace actualmente en joyería, engastados en oro.Este juego, modificado con el tiempo, fue lucido sucesivamente por la Reina Hortensia, la Reina María Amelia e Isabel de Orleans y permaneció en esta familia hasta 1985. A pesar de los retratos de estas mujeres con las piezas, sus orígenes siguen siendo un misterio: se desconoce quién lo encargó y quién lo creó, pero constituye un valioso testimonio de la joyería parisina.Se cree que la Reina Hortensia recibió este conjunto de la Emperatriz Josefina, aunque no existen pruebas que lo respalden. Además, una tradición familiar afirma que el juego provino de María Antonieta, lo que aumenta el misterio de su origen. Asimismo, la verificación de la procedencia de las piedras es difícil, mientras que el autor de estas joyas también es una incógnita. 4 y 5 Collar y pendientes de esmeraldas del conjunto María LuisaNo contentos con las piezas de zafiros, los delincuentes han sustraído también dos elementos del conjunto de esmeraldas ofrecido por Napoleón a María Luisa con motivo de su matrimonio: un par de pendientes y un collar. Fue uno de los dos juegos encargados por el Emperador, junto con otro de ópalos y diamantes, y le fue entregado a la Soberana en 1810. El collar está compuesto por 32 esmeraldas, 10 de ellas en forma de pera , y 1.138 diamantes, con 874 brillantes y 264 rosas. El juego inicialmente incluía también una tiara y una peineta.Cuando María Luisa abandonó París el 29 de marzo de 1814, se llevó todos sus conjuntos consigo, pero tuvo que devolver los diamantes de la Corona al emisario borbónico. Las esmeraldas de la tiara se vendieron una a una , y un acaudalado coleccionista estadounidense hizo engastar turquesas en la diadema. A su vez, la peineta fue transformada.6 Tiara de la Emperatriz EugeniaLos criminales han robado también la tiara de la Emperatriz Eugenia de Montijo, compuesto por 212 perlas, incluidas 17 en forma de pera en la parte superior , 1.998 diamantes y 992 rosas.7 Broche de corpiño de la Emperatriz EugeniaEntre las piezas saqueadas por los ladrones, se cuenta también un broche de corpiño de Emperatriz Eugenia de Montijo : un lazo con dos presillas y laterales plegados rematado con dos trenzas de longitudes desiguales y borlas de pasamanería con flecos articulados. En total, 2.438 diamantes y 196 rosas.Esta pieza formaba originalmente el centro de un cinturón compuesto por más de 4.000 piedras pertenecientes a los Diamantes de la Corona. Fue creado para ser exhibido en la Exposición Universal de 1855 y posteriormente lucido por la Emperatriz granadina. A partir de 1864, la Soberana dejó de llevar esta imponente joya y quiso conservar únicamente el lazo como broche de corpiño, cuya cascada de cintas y borlas descendía hasta la cintura.8 ‘Broche relicario’La última de las piezas robadas es un broche perteneciente a la Reina María Luisa compuesto por un total de 94 diamantes. Siete de ellos componen una roseta que rodea un solitario, mientras que otros dos están unidos por sus vértices y de ellos cuelgan cuatro más pequeños en forma de pera. También incluye un brillante triangular alargado del que cuelgan otros dos y al que se adhiere un gran diamante ovoide.Cabe preguntarse por el término ‘relicario’, que, desde la venta de los Diamantes de la Corona en 1887, se asocia con el broche. Una hipótesis es que la joya, fácilmente extraíble, fue diseñada para poder insertar posteriormente un elemento intermedio que habría contenido una reliquia, dado que la Emperatriz Eugenia era muy piadosa.
«Eugenia de Montijo, qué pena, pena, que te vayas de España para ser Reina», le cantaba Concha Piquer a la mujer de Napoleón III en alusión a su marcha a París desde Granada para convertirse en Emperatriz francesa. Con una vida azarosa terminada … en el exilio, la noble andaluza logró reunir una nutrida y envidiada colección de joyas, algunas de las cuales se encuentran en el Museo del Louvre y han sido robadas este domingo.
Siete minutos han empleado los ladrones en llevarse ocho joyas de uno de los museos más famosos del mundo en lo que compone un botín de valor «incalculable», tal y como lo ha calificado la ministra de Cultura francesa, Rachida Dati. En concreto, han sustraído dos tiaras, dos collares, dos broches y dos pares de pendientes.
En particular, se trata de varios objetos de la colección de zafiros de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia: una tiara, un collar y un par de pendientes. Asimismo, han sustraído un collar y un juego de pendientes de esmeraldas del conjunto de María Luisa. Asimismo, han robado una tiara, un ‘broche relicario’ y un gran lazo de corpiño de la Emperatriz Eugenia.
1, 2 y 3
Collar, tiara y pendientes del conjunto de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia
En su botín, los ladrones se han llevado tres elementos del conjunto de zafiros de la Reina María Amelia y la Reina Hortensia: una tiara, un collar y un par de pendientes. En total, 24 ejemplares de estas piedras preciosas azules, 10 de ellos muy pequeños, y 1.083 diamantes.
Originalmente, el conjunto estaba compuesto por una tiara, un collar, un par de pendientes, dos broches pequeños y uno grande, una peineta y dos pulseras (no presentes en las colecciones del Louvre). Todas estas joyas están adornadas con zafiros de Ceilán en su estado natural, es decir, sin calentar para cambiar su color como se hace actualmente en joyería, engastados en oro.
Este juego, modificado con el tiempo, fue lucido sucesivamente por la Reina Hortensia, la Reina María Amelia e Isabel de Orleans y permaneció en esta familia hasta 1985. A pesar de los retratos de estas mujeres con las piezas, sus orígenes siguen siendo un misterio: se desconoce quién lo encargó y quién lo creó, pero constituye un valioso testimonio de la joyería parisina.
Se cree que la Reina Hortensia recibió este conjunto de la Emperatriz Josefina, aunque no existen pruebas que lo respalden. Además, una tradición familiar afirma que el juego provino de María Antonieta,lo que aumenta el misterio de su origen. Asimismo, la verificación de la procedencia de las piedras es difícil, mientras que el autor de estas joyas también es una incógnita.
4 y 5
Collar y pendientes de esmeraldas del conjunto María Luisa
No contentos con las piezas de zafiros, los delincuentes han sustraído también dos elementos del conjunto de esmeraldas ofrecido por Napoleón a María Luisa con motivo de su matrimonio: un par de pendientes y un collar. Fue uno de los dos juegos encargados por el Emperador, junto con otro de ópalos y diamantes, y le fue entregado a la Soberana en 1810.
El collar está compuesto por 32 esmeraldas, 10 de ellas en forma de pera, y 1.138 diamantes, con 874 brillantes y 264 rosas. El juego inicialmente incluía también una tiara y una peineta.
Cuando María Luisa abandonó París el 29 de marzo de 1814, se llevó todos sus conjuntos consigo, pero tuvo que devolver los diamantes de la Corona al emisario borbónico. Las esmeraldas de la tiara se vendieron una a una, y un acaudalado coleccionista estadounidense hizo engastar turquesas en la diadema. A su vez, la peineta fue transformada.
6
Tiara de la Emperatriz Eugenia
Los criminales han robado también la tiara de la Emperatriz Eugenia de Montijo, compuesto por 212 perlas, incluidas 17 en forma de pera en la parte superior, 1.998 diamantes y 992 rosas.
7
Broche de corpiño de la Emperatriz Eugenia
Entre las piezas saqueadas por los ladrones, se cuenta también un broche de corpiño de Emperatriz Eugenia de Montijo: un lazo con dos presillas y laterales plegados rematado con dos trenzas de longitudes desiguales y borlas de pasamanería con flecos articulados. En total, 2.438 diamantes y 196 rosas.
Esta pieza formaba originalmente el centro de un cinturón compuesto por más de 4.000 piedras pertenecientes a los Diamantes de la Corona. Fue creado para ser exhibido en la Exposición Universal de 1855 y posteriormente lucido por la Emperatriz granadina. A partir de 1864, la Soberana dejó de llevar esta imponente joya y quiso conservar únicamente el lazo como broche de corpiño, cuya cascada de cintas y borlas descendía hasta la cintura.
8
‘Broche relicario’
La última de las piezas robadas es un broche perteneciente a la Reina María Luisa compuesto por un total de 94 diamantes. Siete de ellos componen una roseta que rodea un solitario, mientras que otros dos están unidos por sus vértices y de ellos cuelgan cuatro más pequeños en forma de pera. También incluye un brillante triangular alargado del que cuelgan otros dos y al que se adhiere un gran diamante ovoide.
Cabe preguntarse por el término ‘relicario’, que, desde la venta de los Diamantes de la Corona en 1887, se asocia con el broche. Una hipótesis es que la joya, fácilmente extraíble, fue diseñada para poder insertar posteriormente un elemento intermedio que habría contenido una reliquia, dado que la Emperatriz Eugenia era muy piadosa.
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