Se cumplía un año de aquel prometedor debut de Aarón Palacio que nos llevó a parafrasear a Gregorio Corrochano con aquello de «ni es de Ronda ni se llama Cayetano; pero tiene cara, tipo y estilo de torero. Se llama Aarón Palacio, es de Zaragoza y este domingo orquestó la faena más ilusionante de cuantas llevamos vividas durante el serial de novilladas primaverales de la Maestranza». Y repitió nuevamente con la necesaria ambición de quien pretende ser gente en el mundo del toro y las formas del que puede llegar a serlo. Ya anunció que no venía de paseo cuando le descubrió a Manuel Román cómo era de franco el primero de la tarde en un vibrante quite , y lo confirmó cuando acabó arrancándole una oreja al manso encastado quinto que en tantos apuros hubiera puesto a muchos matadores de toros. Distaba un mundo su recibo por lances al segundo del que anteriormente había ofrecido el novillero cordobés. Además de su incuestionable actitud, toreaba siempre con gran expresión. Junto con la incierta y dudosa entrega de este segundo de Fuente Ymbro , más franco por el pitón derecho que por el izquierdo, debió bregar constantemente con el fuerte viento que tanto acompañó durante su primera faena. Y lo mató por arriba, a pesar de que era bastante más alto el novillo que el novillero. Un inicio cambiado con la muleta plegada. Así de fuerte comenzó su también premiada última faena antes de aplomarse en la segunda raya del tercio sin importarle las aún descompuestas embestidas de este quinto de Fuente Ymbro, más guapo de cara que sus hermanos, que tuvo tanta emoción como exigencia. Echaba la cara abajo, escarbaba, probaba y no siempre tomaba la muleta bajo ese punto de mansedumbre que no ocultó desde que salió barbeando tablas. Pero lo trató Aarón como si fuera el mejor de la camada. Muy comprometido, le robó una serie llena de pundonor bajo una Puerta del Príncipe que tanto procuraba y que tan difícil tenía con este Escogeperro, seguramente lograda de haberse encontrado con el espléndido Primosoro que habían dejado de sobrero y que finalmente salió en cuarto lugar. Después de un arrojo absoluto con el novillo aculado en tablas, dejó un primer primer pinchazo antes de bordar un gran volapié. Acertó el presidente en conceder esta más que merecida oreja . El cordobés Manuel Román ha regresado hace unas semanas a los ruedos tras anunciar el pasado verano su retirada. Decía volver con la «ilusión» recuperada, aunque no habló de su actitud, que fue lo que más le penalizó este domingo en la Maestranza cuando Aarón Palacio tuvo que descubrirle la franqueza de su primer novillo en un quite y tardar una eternidad en confiarse con el buen sobrero que lidió en cuarto lugar. Paró sus tres novillos como si en un tentadero se encontrase, sin lanzar la moneda una sola vez. Los castigó demasiado en varas y, en su primero, refugiándose del viento, apenas salió de las tablas. No expuso con aquel manejable Señorío antes de alargarse con la espada. Se había quedado como sobrero el que resultó ser el mejor de los novillos de Fuente Ymbro. Primoroso resultó ser un primor de clase, fijeza y codicia con el que tardó demasiado tiempo en confiarse Manuel Román. A pesar de que mantiene su exquisito trazo de muletazo, le cuesta una vida confiarse y abusa del toreo periférico . Una faena ‘a las tres cartitas’, tratando de encajarse cuando veía al noble Fuente Ymbro desplazado por el exterior de su muleta, y sin tragar cuando tocaba lanzar la moneda. Así es muy difícil. Diría que imposible. Su entorno debe hablar con él.Desoyendo el criterio médico reapareció este domingo Mariscal Ruiz tras casi dos meses de convalecencia por el percance que le seccionó los tendones de la mano diestra en Las Ventas. Rompió el vendaje para encajarse nuevamente un terno blanco y plata que terminó impregnado de sangre de toro. Tiene tanto valor que abusa de su superioridad con los animales, como le pasó con el flojo primero, el novillo de más calidad de esa primera mitad de la tarde, aunque lastimado o justo de fuerzas. Se fue a portagayola y se lo ajustó en un ceñido galleo por chicuelinas. «¡Quédate quieto!», le gritaron desde una grada de sol a Manuel Román en su fallido quite. Volvió a irse a la puerta de chiqueros con el sexto, un novillo con más rabia y velocidad que bravura y ritmo.NOVILLADAS Plaza de Toros de la Maestranza. Domingo 18 de mayo de 2025. Decimoséptima del abono. Media plaza. Dos horas y cincuenta minutos de festejo. Presidió Gabriel Fernández Rey. Se lidiaron novillos de Fuente Ymbro. 1º, noble y manejable; 2º, de mejor estilo y entrega por el pitón derecho; 3º, con calidad y poca fuerza; 4º, devuelto por lesión; 4º (bis), con clase, profundidad y codicia; 5º, manso encastado; 6º, sin estilo ni ritmo. Manuel Román de caña y azabache. Tres pinchazos y estocada (silencio); estocada delantera (vuelta al ruedo tras leve petición). Aarón Palacio de azul rey y oro. Estocada trasera (oreja); aviso entre pinchazo (oreja). Mariscal Ruiz de blanco y plata. Pinchazo y estocada (silencio); estocada (silencio). Se cumplía un año de aquel prometedor debut de Aarón Palacio que nos llevó a parafrasear a Gregorio Corrochano con aquello de «ni es de Ronda ni se llama Cayetano; pero tiene cara, tipo y estilo de torero. Se llama Aarón Palacio, es de Zaragoza y este domingo orquestó la faena más ilusionante de cuantas llevamos vividas durante el serial de novilladas primaverales de la Maestranza». Y repitió nuevamente con la necesaria ambición de quien pretende ser gente en el mundo del toro y las formas del que puede llegar a serlo. Ya anunció que no venía de paseo cuando le descubrió a Manuel Román cómo era de franco el primero de la tarde en un vibrante quite , y lo confirmó cuando acabó arrancándole una oreja al manso encastado quinto que en tantos apuros hubiera puesto a muchos matadores de toros. Distaba un mundo su recibo por lances al segundo del que anteriormente había ofrecido el novillero cordobés. Además de su incuestionable actitud, toreaba siempre con gran expresión. Junto con la incierta y dudosa entrega de este segundo de Fuente Ymbro , más franco por el pitón derecho que por el izquierdo, debió bregar constantemente con el fuerte viento que tanto acompañó durante su primera faena. Y lo mató por arriba, a pesar de que era bastante más alto el novillo que el novillero. Un inicio cambiado con la muleta plegada. Así de fuerte comenzó su también premiada última faena antes de aplomarse en la segunda raya del tercio sin importarle las aún descompuestas embestidas de este quinto de Fuente Ymbro, más guapo de cara que sus hermanos, que tuvo tanta emoción como exigencia. Echaba la cara abajo, escarbaba, probaba y no siempre tomaba la muleta bajo ese punto de mansedumbre que no ocultó desde que salió barbeando tablas. Pero lo trató Aarón como si fuera el mejor de la camada. Muy comprometido, le robó una serie llena de pundonor bajo una Puerta del Príncipe que tanto procuraba y que tan difícil tenía con este Escogeperro, seguramente lograda de haberse encontrado con el espléndido Primosoro que habían dejado de sobrero y que finalmente salió en cuarto lugar. Después de un arrojo absoluto con el novillo aculado en tablas, dejó un primer primer pinchazo antes de bordar un gran volapié. Acertó el presidente en conceder esta más que merecida oreja . El cordobés Manuel Román ha regresado hace unas semanas a los ruedos tras anunciar el pasado verano su retirada. Decía volver con la «ilusión» recuperada, aunque no habló de su actitud, que fue lo que más le penalizó este domingo en la Maestranza cuando Aarón Palacio tuvo que descubrirle la franqueza de su primer novillo en un quite y tardar una eternidad en confiarse con el buen sobrero que lidió en cuarto lugar. Paró sus tres novillos como si en un tentadero se encontrase, sin lanzar la moneda una sola vez. Los castigó demasiado en varas y, en su primero, refugiándose del viento, apenas salió de las tablas. No expuso con aquel manejable Señorío antes de alargarse con la espada. Se había quedado como sobrero el que resultó ser el mejor de los novillos de Fuente Ymbro. Primoroso resultó ser un primor de clase, fijeza y codicia con el que tardó demasiado tiempo en confiarse Manuel Román. A pesar de que mantiene su exquisito trazo de muletazo, le cuesta una vida confiarse y abusa del toreo periférico . Una faena ‘a las tres cartitas’, tratando de encajarse cuando veía al noble Fuente Ymbro desplazado por el exterior de su muleta, y sin tragar cuando tocaba lanzar la moneda. Así es muy difícil. Diría que imposible. Su entorno debe hablar con él.Desoyendo el criterio médico reapareció este domingo Mariscal Ruiz tras casi dos meses de convalecencia por el percance que le seccionó los tendones de la mano diestra en Las Ventas. Rompió el vendaje para encajarse nuevamente un terno blanco y plata que terminó impregnado de sangre de toro. Tiene tanto valor que abusa de su superioridad con los animales, como le pasó con el flojo primero, el novillo de más calidad de esa primera mitad de la tarde, aunque lastimado o justo de fuerzas. Se fue a portagayola y se lo ajustó en un ceñido galleo por chicuelinas. «¡Quédate quieto!», le gritaron desde una grada de sol a Manuel Román en su fallido quite. Volvió a irse a la puerta de chiqueros con el sexto, un novillo con más rabia y velocidad que bravura y ritmo.NOVILLADAS Plaza de Toros de la Maestranza. Domingo 18 de mayo de 2025. Decimoséptima del abono. Media plaza. Dos horas y cincuenta minutos de festejo. Presidió Gabriel Fernández Rey. Se lidiaron novillos de Fuente Ymbro. 1º, noble y manejable; 2º, de mejor estilo y entrega por el pitón derecho; 3º, con calidad y poca fuerza; 4º, devuelto por lesión; 4º (bis), con clase, profundidad y codicia; 5º, manso encastado; 6º, sin estilo ni ritmo. Manuel Román de caña y azabache. Tres pinchazos y estocada (silencio); estocada delantera (vuelta al ruedo tras leve petición). Aarón Palacio de azul rey y oro. Estocada trasera (oreja); aviso entre pinchazo (oreja). Mariscal Ruiz de blanco y plata. Pinchazo y estocada (silencio); estocada (silencio).
Corta dos orejas en la Maestranza a pesar de tener el lote de menos entrega y más exigencia de la intermitente aunque interesante novillada Fuente Ymbro; un desconfiado Manuel Román se encontró con un extraordinario sobrero
Se cumplía un año de aquel prometedor debut de Aarón Palacio que nos llevó a parafrasear a Gregorio Corrochano con aquello de «ni es de Ronda ni se llama Cayetano; pero tiene cara, tipo y estilo de torero. Se llama Aarón Palacio, es de Zaragoza y este domingo orquestó la faena más ilusionante de cuantas llevamos vividas durante el serial de novilladas primaverales de la Maestranza». Y repitió nuevamente con la necesaria ambición de quien pretende ser gente en el mundo del toro y las formas del que puede llegar a serlo. Ya anunció que no venía de paseo cuando le descubrió a Manuel Román cómo era de franco el primero de la tarde en un vibrante quite, y lo confirmó cuando acabó arrancándole una oreja al manso encastado quinto que en tantos apuros hubiera puesto a muchos matadores de toros.
Distaba un mundo su recibo por lances al segundo del que anteriormente había ofrecido el novillero cordobés. Además de su incuestionable actitud, toreaba siempre con gran expresión. Junto con la incierta y dudosa entrega de este segundo de Fuente Ymbro, más franco por el pitón derecho que por el izquierdo, debió bregar constantemente con el fuerte viento que tanto acompañó durante su primera faena. Y lo mató por arriba, a pesar de que era bastante más alto el novillo que el novillero.
Un inicio cambiado con la muleta plegada. Así de fuerte comenzó su también premiada última faena antes de aplomarse en la segunda raya del tercio sin importarle las aún descompuestas embestidas de este quinto de Fuente Ymbro, más guapo de cara que sus hermanos, que tuvo tanta emoción como exigencia. Echaba la cara abajo, escarbaba, probaba y no siempre tomaba la muleta bajo ese punto de mansedumbre que no ocultó desde que salió barbeando tablas. Pero lo trató Aarón como si fuera el mejor de la camada. Muy comprometido, le robó una serie llena de pundonor bajo una Puerta del Príncipe que tanto procuraba y que tan difícil tenía con este Escogeperro, seguramente lograda de haberse encontrado con el espléndido Primosoro que habían dejado de sobrero y que finalmente salió en cuarto lugar. Después de un arrojo absoluto con el novillo aculado en tablas, dejó un primer primer pinchazo antes de bordar un gran volapié. Acertó el presidente en conceder esta más que merecida oreja.
El cordobés Manuel Román ha regresado hace unas semanas a los ruedos tras anunciar el pasado verano su retirada. Decía volver con la «ilusión» recuperada, aunque no habló de su actitud, que fue lo que más le penalizó este domingo en la Maestranza cuando Aarón Palacio tuvo que descubrirle la franqueza de su primer novillo en un quite y tardar una eternidad en confiarse con el buen sobrero que lidió en cuarto lugar. Paró sus tres novillos como si en un tentadero se encontrase, sin lanzar la moneda una sola vez. Los castigó demasiado en varas y, en su primero, refugiándose del viento, apenas salió de las tablas. No expuso con aquel manejable Señorío antes de alargarse con la espada.
Se había quedado como sobrero el que resultó ser el mejor de los novillos de Fuente Ymbro. Primoroso resultó ser un primor de clase, fijeza y codicia con el que tardó demasiado tiempo en confiarse Manuel Román. A pesar de que mantiene su exquisito trazo de muletazo, le cuesta una vida confiarse y abusa del toreo periférico. Una faena ‘a las tres cartitas’, tratando de encajarse cuando veía al noble Fuente Ymbro desplazado por el exterior de su muleta, y sin tragar cuando tocaba lanzar la moneda. Así es muy difícil. Diría que imposible. Su entorno debe hablar con él.
Desoyendo el criterio médico reapareció este domingo Mariscal Ruiz tras casi dos meses de convalecencia por el percance que le seccionó los tendones de la mano diestra en Las Ventas. Rompió el vendaje para encajarse nuevamente un terno blanco y plata que terminó impregnado de sangre de toro. Tiene tanto valor que abusa de su superioridad con los animales, como le pasó con el flojo primero, el novillo de más calidad de esa primera mitad de la tarde, aunque lastimado o justo de fuerzas. Se fue a portagayola y se lo ajustó en un ceñido galleo por chicuelinas. «¡Quédate quieto!», le gritaron desde una grada de sol a Manuel Román en su fallido quite. Volvió a irse a la puerta de chiqueros con el sexto, un novillo con más rabia y velocidad que bravura y ritmo.
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Plaza de Toros de la Maestranza.
Domingo 18 de mayo de 2025. Decimoséptima del abono. Media plaza. Dos horas y cincuenta minutos de festejo. Presidió Gabriel Fernández Rey Se lidiaron novillos de Fuente Ymbro. 1º, noble y manejable; 2º, de mejor estilo y entrega por el pitón derecho; 3º, con calidad y poca fuerza; 4º, devuelto por lesión; 4º (bis), con clase, profundidad y codicia; 5º, manso encastado; 6º, sin estilo ni ritmo. -
Manuel Román
de caña y azabache. Tres pinchazos y estocada (silencio); estocada delantera (vuelta al ruedo tras leve petición). -
Aarón Palacio
de azul rey y oro. Estocada trasera (oreja); aviso entre pinchazo (oreja). -
Mariscal Ruiz
de blanco y plata. Pinchazo y estocada (silencio); estocada (silencio).
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