Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Manolo Gil (Valencia, 1925-1957) el IVAM, en tanto que depositario de una nutrida colección de obras y documentos suyos, ha decidido con buen criterio rendir un modesto pero exquisito homenaje al que sin duda fue el artista valenciano más sobresaliente y prometedor de su generación. Su temprana muerte no fue óbice para que desarrollase una intensa actividad artística y epistolar que se ve muy bien recogida en esa línea de tiempo que articula de principio a fin el recorrido circular de esta muestra.Noticias relacionadas estandar No Blanca de la Torre será la nueva directora del IVAM Toni Jiménez estandar Si Crítica de: ‘Babel’, en el Centro del Carmen de Valencia: el vocabulario manejado por la Colección Kells Javier Díaz-Guardiola El título de la misma obedece directamente al álbum de más de 200 páginas donado por su esposa y también artista, Jacinta Gil. Valioso documento que recoge con precisión la trayectoria, las publicaciones, los comentarios sobre el creador hasta 1971. También se incluyen un conjunto de dibujos que se muestran por primera vez al público.La personalidad arrolladora de Manolo Gil se manifiesta tanto en su pintura como en sus planteamientos artísticos. Tras finalizar sus estudios, realizó viajes por Italia, Francia e Inglaterra. La evolución de su trabajo estuvo caracterizada por esa misma intensidad que impregnó su vida. Su corta pero llamativa evolución estilística es bastante paradigmática de las tensiones entre abstracción y figuración, vividas en términos locales, nacionales y globales. Tras una primera etapa de ‘pinturas negras’ como rechazo al luminismo post-Sorolla imperante, evidenció su reacción crítica hacia su formación académica. La búsqueda de una verdad más allá de las apariencias y las modas, profundizando en el tiempo de la Historia, explorando los horizontes geográficos y culturales, llevaron a Manolo Gil a recorrer en muy poco tiempo el arduo camino de la figuración a la abstracción. Momentos. De arriba abajo, una mujer contempla uno de los retratos de Gil; aguada sin título ni fecha del autor; y el lienzo ‘El pintor y su modelo’, de 1951 ABCCamino doble en su caso: por una parte, el de la reducción esencialista y, por otro, el de la búsqueda de lo primitivo, lo primario, lo primigenio. Inquietudes que se fueron plasmando en series sucesivas como ‘Monstruos plásticos’ o ‘Formas dinámicas espaciales’. Los mismos títulos son suficientemente evocadores de la vía de la expresión individual y la vía de las formas objetivas. Expresionismo, Fauvismo, Cubismo, manifestaciones del cambio de paradigma finisecular hacia las primeras vanguardias históricas, se pueden rastrear sin mayores dificultades en sus obras, pero también es evidente su interés por el primitivismo africano, el Románico y el Renacimiento. Dicho en otras palabras, Gil aborda esa búsqueda de la originalidad entendida en su sentido más extendido: novedoso, diferente, así como en su acepción etimológica: relativo al origen. De un modo muy didáctico, y con una cuidada selección de obras -algunas de ellas excepcionales, como ‘Retrato de Jacinta Gil’, de 1951, o los dos ‘collages’ abstractos que cierran con broche de oro el discurso expositivo, esta exposición supone una gran oportunidad para aproximarse a un artista fundamental como Manolo Gil, que ejemplifica como pocos ese giro que se estaba produciendo en el arte español -y Valencia no fue una excepción- desde el arte figurativo hacia el arte abstracto. Manolo Gil ‘Álbum’. IVAM. Valencia. C/ Guillén de Castro, 118. Comisario: Joan Ramón Escrivá. Hasta el 25 de mayo. Cuatro estrellas.Giro que tuvo varios hitos significativos en el mismo año de su muerte: 1957, en el que surgieron el Grupo Parpalló en Valencia (del que fue fundador junto al crítico Vicente Aguilera Cerni), el Grupo El Paso, en Madrid, y el Equipo 57, en Córdoba. Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Manolo Gil (Valencia, 1925-1957) el IVAM, en tanto que depositario de una nutrida colección de obras y documentos suyos, ha decidido con buen criterio rendir un modesto pero exquisito homenaje al que sin duda fue el artista valenciano más sobresaliente y prometedor de su generación. Su temprana muerte no fue óbice para que desarrollase una intensa actividad artística y epistolar que se ve muy bien recogida en esa línea de tiempo que articula de principio a fin el recorrido circular de esta muestra.Noticias relacionadas estandar No Blanca de la Torre será la nueva directora del IVAM Toni Jiménez estandar Si Crítica de: ‘Babel’, en el Centro del Carmen de Valencia: el vocabulario manejado por la Colección Kells Javier Díaz-Guardiola El título de la misma obedece directamente al álbum de más de 200 páginas donado por su esposa y también artista, Jacinta Gil. Valioso documento que recoge con precisión la trayectoria, las publicaciones, los comentarios sobre el creador hasta 1971. También se incluyen un conjunto de dibujos que se muestran por primera vez al público.La personalidad arrolladora de Manolo Gil se manifiesta tanto en su pintura como en sus planteamientos artísticos. Tras finalizar sus estudios, realizó viajes por Italia, Francia e Inglaterra. La evolución de su trabajo estuvo caracterizada por esa misma intensidad que impregnó su vida. Su corta pero llamativa evolución estilística es bastante paradigmática de las tensiones entre abstracción y figuración, vividas en términos locales, nacionales y globales. Tras una primera etapa de ‘pinturas negras’ como rechazo al luminismo post-Sorolla imperante, evidenció su reacción crítica hacia su formación académica. La búsqueda de una verdad más allá de las apariencias y las modas, profundizando en el tiempo de la Historia, explorando los horizontes geográficos y culturales, llevaron a Manolo Gil a recorrer en muy poco tiempo el arduo camino de la figuración a la abstracción. Momentos. De arriba abajo, una mujer contempla uno de los retratos de Gil; aguada sin título ni fecha del autor; y el lienzo ‘El pintor y su modelo’, de 1951 ABCCamino doble en su caso: por una parte, el de la reducción esencialista y, por otro, el de la búsqueda de lo primitivo, lo primario, lo primigenio. Inquietudes que se fueron plasmando en series sucesivas como ‘Monstruos plásticos’ o ‘Formas dinámicas espaciales’. Los mismos títulos son suficientemente evocadores de la vía de la expresión individual y la vía de las formas objetivas. Expresionismo, Fauvismo, Cubismo, manifestaciones del cambio de paradigma finisecular hacia las primeras vanguardias históricas, se pueden rastrear sin mayores dificultades en sus obras, pero también es evidente su interés por el primitivismo africano, el Románico y el Renacimiento. Dicho en otras palabras, Gil aborda esa búsqueda de la originalidad entendida en su sentido más extendido: novedoso, diferente, así como en su acepción etimológica: relativo al origen. De un modo muy didáctico, y con una cuidada selección de obras -algunas de ellas excepcionales, como ‘Retrato de Jacinta Gil’, de 1951, o los dos ‘collages’ abstractos que cierran con broche de oro el discurso expositivo, esta exposición supone una gran oportunidad para aproximarse a un artista fundamental como Manolo Gil, que ejemplifica como pocos ese giro que se estaba produciendo en el arte español -y Valencia no fue una excepción- desde el arte figurativo hacia el arte abstracto. Manolo Gil ‘Álbum’. IVAM. Valencia. C/ Guillén de Castro, 118. Comisario: Joan Ramón Escrivá. Hasta el 25 de mayo. Cuatro estrellas.Giro que tuvo varios hitos significativos en el mismo año de su muerte: 1957, en el que surgieron el Grupo Parpalló en Valencia (del que fue fundador junto al crítico Vicente Aguilera Cerni), el Grupo El Paso, en Madrid, y el Equipo 57, en Córdoba.
Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Manolo Gil (Valencia, 1925-1957) el IVAM, en tanto que depositario de una nutrida colección de obras y documentos suyos, ha decidido con buen criterio rendir un modesto pero exquisito homenaje al que sin duda fue … el artista valenciano más sobresaliente y prometedor de su generación.
Su temprana muerte no fue óbice para que desarrollase una intensa actividad artística y epistolar que se ve muy bien recogida en esa línea de tiempo que articula de principio a fin el recorrido circular de esta muestra.
El título de la misma obedece directamente al álbum de más de 200 páginas donado por su esposa y también artista, Jacinta Gil. Valioso documento que recoge con precisión la trayectoria, las publicaciones, los comentarios sobre el creador hasta 1971. También se incluyen un conjunto de dibujos que se muestran por primera vez al público.
La personalidad arrolladora de Manolo Gil se manifiesta tanto en su pintura como en sus planteamientos artísticos. Tras finalizar sus estudios, realizó viajes por Italia, Francia e Inglaterra. La evolución de su trabajo estuvo caracterizada por esa misma intensidad que impregnó su vida. Su corta pero llamativa evolución estilística es bastante paradigmática de las tensiones entre abstracción y figuración, vividas en términos locales, nacionales y globales.
Tras una primera etapa de ‘pinturas negras’ como rechazo al luminismo post-Sorolla imperante, evidenció su reacción crítica hacia su formación académica. La búsqueda de una verdad más allá de las apariencias y las modas, profundizando en el tiempo de la Historia, explorando los horizontes geográficos y culturales, llevaron a Manolo Gil a recorrer en muy poco tiempo el arduo camino de la figuración a la abstracción.



De arriba abajo, una mujer contempla uno de los retratos de Gil; aguada sin título ni fecha del autor; y el lienzo ‘El pintor y su modelo’, de 1951
ABC
Camino doble en su caso: por una parte, el de la reducción esencialista y, por otro, el de la búsqueda de lo primitivo, lo primario, lo primigenio. Inquietudes que se fueron plasmando en series sucesivas como ‘Monstruos plásticos’ o ‘Formas dinámicas espaciales’. Los mismos títulos son suficientemente evocadores de la vía de la expresión individual y la vía de las formas objetivas.
Expresionismo, Fauvismo, Cubismo, manifestaciones del cambio de paradigma finisecular hacia las primeras vanguardias históricas, se pueden rastrear sin mayores dificultades en sus obras, pero también es evidente su interés por el primitivismo africano, el Románico y el Renacimiento. Dicho en otras palabras, Gil aborda esa búsqueda de la originalidad entendida en su sentido más extendido: novedoso, diferente, así como en su acepción etimológica: relativo al origen.
De un modo muy didáctico, y con una cuidada selección de obras -algunas de ellas excepcionales, como ‘Retrato de Jacinta Gil’, de 1951, o los dos ‘collages’ abstractos que cierran con broche de oro el discurso expositivo, esta exposición supone una gran oportunidad para aproximarse a un artista fundamental como Manolo Gil, que ejemplifica como pocos ese giro que se estaba produciendo en el arte español -y Valencia no fue una excepción- desde el arte figurativo hacia el arte abstracto.
Manolo Gil
‘Álbum’. IVAM. Valencia. C/ Guillén de Castro, 118. Comisario: Joan Ramón Escrivá. Hasta el 25 de mayo. Cuatro estrellas.
Giro que tuvo varios hitos significativos en el mismo año de su muerte: 1957, en el que surgieron el Grupo Parpalló en Valencia (del que fue fundador junto al crítico Vicente Aguilera Cerni), el Grupo El Paso, en Madrid, y el Equipo 57, en Córdoba.
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