Si tuviera que pensar en una imagen que, ideal y globalmente, representara el espíritu del Art Nouveau , casi con toda seguridad apostaría por el muy conocido, representado y visualizado cartel de la gran actriz teatral francesa Sara Bernard caracterizada en su papel de Gismonda, realizado en 1894 por el checo Alphonse Mucha. Tengo bien claro que muy pocas veces una sola obra ha sido capaz de reflejar y simbolizar en esencia un movimiento artístico como ocurre en este caso.No hay duda de que solo por esa razón Alphonse Mucha (1860-1939) merecería ya ser parte esencial del Art Nouveau como uno de sus representantes más seminales y significativos. Pero aunque esté firmemente asociado a dicho movimiento, su importancia como artista trasciende asimismo esa etiqueta convirtiéndolo en uno de los principales creadores de su época, así como en una figura que aunará maestría artística y profundos valores humanos, filosóficos y solidarios.Noticias relacionadas estandar Si ARTE El archipiélago fotográfico de Toni Catany Javier Díaz-Guardiola estandar Si ARTE Asia asciende: entre la renovación y la consolidación Paco BarragánNacido en Ivancic, una pequeña ciudad de Moravia que pertenece en la actualidad a la República Checa, en el seno de una modesta familia, pronto mostró gran talento para el dibujo, un don que fue perfeccionando de manera académica, primero en la Academia de Bellas Artes de Múnich, donde conoce los movimientos artísticos contemporáneos, adquiriendo asimismo la excepcional base técnica que definiría su inconfundible estilo, y posteriormente en París, en la Académie Julian y la Académie Colarossi. Allí, en la capital de Francia, tras ejecutar diversos encargos de arte comercial que le ayudarán a lograr una aguda comprensión en la relación entre arte y mercado, es donde de verdad arrancará su trayectoria artística, en especial tras el gran éxito que obtuvo en 1984 con el diseño del cartel que ya hemos mencionado.Estallido creativoSu innovador diseño, de figuras lineales elegantemente estilizadas, gran profusión de intrincados y decorativos motivos florales, y una armoniosa gama cromática, le supuso alcanzar un rápido y enorme reconocimiento público. En gran medida, ese estilo tan personal y reconocible, auténtico sello creativo propio, contribuyó a la aparición y desarrollo del Art Nouveau. Se trata de un movimiento surgido a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, simultáneamente en diversas ciudades europeas, entre ellas, Barcelona, donde será denominado Modernismo y que contará en nuestro país con la importantísima figura de Antonio Gaudí, y junto a él destacarán otros nombres clave como Victor Horta en Bruselas, Otto Wagner y Gustav Klimt en Viena, y, por supuesto, Alphonse Mucha, tan ligado a este movimiento que en no pocas ocasiones llegará también a ser calificado como «Le Style Mucha». A través de sus carteles, paneles decorativos como ‘Las estaciones’ (1896) y ‘Las flores’ (1898), pinturas e ilustraciones, caracterizados todos por la presencia de figuras estilizadas y de bella factura lineal, rodeadas de intrincados diseños florales y naturales, conseguiría de inmediato un gran éxito. Además de estas obras, su producción se extendió al diseño de joyas, muebles, textiles, apliques e ilustraciones de libros. Vegetaciones e Historia. De arriba abajo, detalle de ‘Monaco Monte-Carlo’ (1897); ‘Rêverie’ (1897-98); y fragmento de ‘La luna y las estrellas’, estudio para ‘La estrella polar’ (1902) © Mucha Trust 2024Así, a finales de febrero, con la entusiasta voluntad y apoyo de la familia del propio artista, en colaboración con el Estado checo, se inaugurará con la exposición ‘Alphonse Mucha: Art Nouveau y Utopía’, dividida en diversas secciones temáticas, un nuevo museo en Praga dedicado a la figura de este artista tan plural. El palacio Savarin, un espléndido edificio barroco situado en pleno centro histórico, será la sede de una importante colección de obras realizadas por el artista checo a lo largo de su carrera, prácticamente todas ellas propiedad del legado familiar, incluyendo una gran variedad de lenguajes expresivos que demuestran su gran versatilidad creadora, entre otros: pinturas, dibujos, carteles, esculturas, bocetos, fotografías y objetos vinculados a las artes decorativas, un área de creación en la que Mucha será asimismo figura muy destacada a nivel mundial y con la que buscó aportar belleza a la vida cotidiana.Hay que señalar también que esta primera propuesta expositiva y museográfica quiere ser el primer paso en la consecución de un proyecto más amplio y ambicioso que buscará albergar en un futuro la que él siempre consideró su obra maestra: ‘La epopeya eslava’ (1912-1926), un conjunto de 20 lienzos de enorme tamaño, una panorámica personal de la Historia y la mitología del pueblo eslavo, también reflejo alegórico por cierto de sus arraigados ideales masónicos, y que actualmente se encuentra expuesta fuera de Praga.Alphonse Mucha ‘Art Nouveau y utopía’. Palacio Savarin. Praga. Calle Na Prikope, 10. Comisaria: Tomoko Sato. Desde finales de febrero. Cuatro estrellas.Precisamente este proyecto ejemplifica a la perfección el profundo amor que profesó a lo largo de su vida por su tierra, un hecho que claramente no lo convierte tan sólo en una obra artística, sino en algo mucho más profundo como era la voluntad nacionalista de celebrar y preservar la cultura eslava, no lo olvidemos, en una época de gran agitación política, marcada por las transformaciones culturales y sociales acaecidas en la Europa de cambio de siglo. Este deseo constituyó sin ninguna duda uno de sus máximos anhelos personales. Si tuviera que pensar en una imagen que, ideal y globalmente, representara el espíritu del Art Nouveau , casi con toda seguridad apostaría por el muy conocido, representado y visualizado cartel de la gran actriz teatral francesa Sara Bernard caracterizada en su papel de Gismonda, realizado en 1894 por el checo Alphonse Mucha. Tengo bien claro que muy pocas veces una sola obra ha sido capaz de reflejar y simbolizar en esencia un movimiento artístico como ocurre en este caso.No hay duda de que solo por esa razón Alphonse Mucha (1860-1939) merecería ya ser parte esencial del Art Nouveau como uno de sus representantes más seminales y significativos. Pero aunque esté firmemente asociado a dicho movimiento, su importancia como artista trasciende asimismo esa etiqueta convirtiéndolo en uno de los principales creadores de su época, así como en una figura que aunará maestría artística y profundos valores humanos, filosóficos y solidarios.Noticias relacionadas estandar Si ARTE El archipiélago fotográfico de Toni Catany Javier Díaz-Guardiola estandar Si ARTE Asia asciende: entre la renovación y la consolidación Paco BarragánNacido en Ivancic, una pequeña ciudad de Moravia que pertenece en la actualidad a la República Checa, en el seno de una modesta familia, pronto mostró gran talento para el dibujo, un don que fue perfeccionando de manera académica, primero en la Academia de Bellas Artes de Múnich, donde conoce los movimientos artísticos contemporáneos, adquiriendo asimismo la excepcional base técnica que definiría su inconfundible estilo, y posteriormente en París, en la Académie Julian y la Académie Colarossi. Allí, en la capital de Francia, tras ejecutar diversos encargos de arte comercial que le ayudarán a lograr una aguda comprensión en la relación entre arte y mercado, es donde de verdad arrancará su trayectoria artística, en especial tras el gran éxito que obtuvo en 1984 con el diseño del cartel que ya hemos mencionado.Estallido creativoSu innovador diseño, de figuras lineales elegantemente estilizadas, gran profusión de intrincados y decorativos motivos florales, y una armoniosa gama cromática, le supuso alcanzar un rápido y enorme reconocimiento público. En gran medida, ese estilo tan personal y reconocible, auténtico sello creativo propio, contribuyó a la aparición y desarrollo del Art Nouveau. Se trata de un movimiento surgido a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, simultáneamente en diversas ciudades europeas, entre ellas, Barcelona, donde será denominado Modernismo y que contará en nuestro país con la importantísima figura de Antonio Gaudí, y junto a él destacarán otros nombres clave como Victor Horta en Bruselas, Otto Wagner y Gustav Klimt en Viena, y, por supuesto, Alphonse Mucha, tan ligado a este movimiento que en no pocas ocasiones llegará también a ser calificado como «Le Style Mucha». A través de sus carteles, paneles decorativos como ‘Las estaciones’ (1896) y ‘Las flores’ (1898), pinturas e ilustraciones, caracterizados todos por la presencia de figuras estilizadas y de bella factura lineal, rodeadas de intrincados diseños florales y naturales, conseguiría de inmediato un gran éxito. Además de estas obras, su producción se extendió al diseño de joyas, muebles, textiles, apliques e ilustraciones de libros. Vegetaciones e Historia. De arriba abajo, detalle de ‘Monaco Monte-Carlo’ (1897); ‘Rêverie’ (1897-98); y fragmento de ‘La luna y las estrellas’, estudio para ‘La estrella polar’ (1902) © Mucha Trust 2024Así, a finales de febrero, con la entusiasta voluntad y apoyo de la familia del propio artista, en colaboración con el Estado checo, se inaugurará con la exposición ‘Alphonse Mucha: Art Nouveau y Utopía’, dividida en diversas secciones temáticas, un nuevo museo en Praga dedicado a la figura de este artista tan plural. El palacio Savarin, un espléndido edificio barroco situado en pleno centro histórico, será la sede de una importante colección de obras realizadas por el artista checo a lo largo de su carrera, prácticamente todas ellas propiedad del legado familiar, incluyendo una gran variedad de lenguajes expresivos que demuestran su gran versatilidad creadora, entre otros: pinturas, dibujos, carteles, esculturas, bocetos, fotografías y objetos vinculados a las artes decorativas, un área de creación en la que Mucha será asimismo figura muy destacada a nivel mundial y con la que buscó aportar belleza a la vida cotidiana.Hay que señalar también que esta primera propuesta expositiva y museográfica quiere ser el primer paso en la consecución de un proyecto más amplio y ambicioso que buscará albergar en un futuro la que él siempre consideró su obra maestra: ‘La epopeya eslava’ (1912-1926), un conjunto de 20 lienzos de enorme tamaño, una panorámica personal de la Historia y la mitología del pueblo eslavo, también reflejo alegórico por cierto de sus arraigados ideales masónicos, y que actualmente se encuentra expuesta fuera de Praga.Alphonse Mucha ‘Art Nouveau y utopía’. Palacio Savarin. Praga. Calle Na Prikope, 10. Comisaria: Tomoko Sato. Desde finales de febrero. Cuatro estrellas.Precisamente este proyecto ejemplifica a la perfección el profundo amor que profesó a lo largo de su vida por su tierra, un hecho que claramente no lo convierte tan sólo en una obra artística, sino en algo mucho más profundo como era la voluntad nacionalista de celebrar y preservar la cultura eslava, no lo olvidemos, en una época de gran agitación política, marcada por las transformaciones culturales y sociales acaecidas en la Europa de cambio de siglo. Este deseo constituyó sin ninguna duda uno de sus máximos anhelos personales.
Si tuviera que pensar en una imagen que, ideal y globalmente, representara el espíritu del Art Nouveau, casi con toda seguridad apostaría por el muy conocido, representado y visualizado cartel de la gran actriz teatral francesa Sara Bernard caracterizada en su papel de Gismonda, … realizado en 1894 por el checo Alphonse Mucha. Tengo bien claro que muy pocas veces una sola obra ha sido capaz de reflejar y simbolizar en esencia un movimiento artístico como ocurre en este caso.
No hay duda de que solo por esa razón Alphonse Mucha (1860-1939) merecería ya ser parte esencial del Art Nouveau como uno de sus representantes más seminales y significativos. Pero aunque esté firmemente asociado a dicho movimiento, su importancia como artista trasciende asimismo esa etiqueta convirtiéndolo en uno de los principales creadores de su época, así como en una figura que aunará maestría artística y profundos valores humanos, filosóficos y solidarios.
Nacido en Ivancic, una pequeña ciudad de Moravia que pertenece en la actualidad a la República Checa, en el seno de una modesta familia, pronto mostró gran talento para el dibujo, un don que fue perfeccionando de manera académica, primero en la Academia de Bellas Artes de Múnich, donde conoce los movimientos artísticos contemporáneos, adquiriendo asimismo la excepcional base técnica que definiría su inconfundible estilo, y posteriormente en París, en la Académie Julian y la Académie Colarossi.
Allí, en la capital de Francia, tras ejecutar diversos encargos de arte comercial que le ayudarán a lograr una aguda comprensión en la relación entre arte y mercado, es donde de verdad arrancará su trayectoria artística, en especial tras el gran éxito que obtuvo en 1984 con el diseño del cartel que ya hemos mencionado.
Estallido creativo
Su innovador diseño, de figuras lineales elegantemente estilizadas, gran profusión de intrincados y decorativos motivos florales, y una armoniosa gama cromática, le supuso alcanzar un rápido y enorme reconocimiento público. En gran medida, ese estilo tan personal y reconocible, auténtico sello creativo propio, contribuyó a la aparición y desarrollo del Art Nouveau.
Se trata de un movimiento surgido a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, simultáneamente en diversas ciudades europeas, entre ellas, Barcelona, donde será denominado Modernismo y que contará en nuestro país con la importantísima figura de Antonio Gaudí, y junto a él destacarán otros nombres clave como Victor Horta en Bruselas, Otto Wagner y Gustav Klimt en Viena, y, por supuesto, Alphonse Mucha, tan ligado a este movimiento que en no pocas ocasiones llegará también a ser calificado como «Le Style Mucha».
A través de sus carteles, paneles decorativos como ‘Las estaciones’ (1896) y ‘Las flores’ (1898), pinturas e ilustraciones, caracterizados todos por la presencia de figuras estilizadas y de bella factura lineal, rodeadas de intrincados diseños florales y naturales, conseguiría de inmediato un gran éxito. Además de estas obras, su producción se extendió al diseño de joyas, muebles, textiles, apliques e ilustraciones de libros.



De arriba abajo, detalle de ‘Monaco Monte-Carlo’ (1897); ‘Rêverie’ (1897-98); y fragmento de ‘La luna y las estrellas’, estudio para ‘La estrella polar’ (1902)
© Mucha Trust 2024
Así, a finales de febrero, con la entusiasta voluntad y apoyo de la familia del propio artista, en colaboración con el Estado checo, se inaugurará con la exposición ‘Alphonse Mucha: Art Nouveau y Utopía’, dividida en diversas secciones temáticas, un nuevo museo en Praga dedicado a la figura de este artista tan plural.
El palacio Savarin, un espléndido edificio barroco situado en pleno centro histórico, será la sede de una importante colección de obras realizadas por el artista checo a lo largo de su carrera, prácticamente todas ellas propiedad del legado familiar, incluyendo una gran variedad de lenguajes expresivos que demuestran su gran versatilidad creadora, entre otros: pinturas, dibujos, carteles, esculturas, bocetos, fotografías y objetos vinculados a las artes decorativas, un área de creación en la que Mucha será asimismo figura muy destacada a nivel mundial y con la que buscó aportar belleza a la vida cotidiana.
Hay que señalar también que esta primera propuesta expositiva y museográfica quiere ser el primer paso en la consecución de un proyecto más amplio y ambicioso que buscará albergar en un futuro la que él siempre consideró su obra maestra: ‘La epopeya eslava’ (1912-1926), un conjunto de 20 lienzos de enorme tamaño, una panorámica personal de la Historia y la mitología del pueblo eslavo, también reflejo alegórico por cierto de sus arraigados ideales masónicos, y que actualmente se encuentra expuesta fuera de Praga.
Alphonse Mucha
‘Art Nouveau y utopía’. Palacio Savarin. Praga. Calle Na Prikope, 10. Comisaria: Tomoko Sato. Desde finales de febrero. Cuatro estrellas.
Precisamente este proyecto ejemplifica a la perfección el profundo amor que profesó a lo largo de su vida por su tierra, un hecho que claramente no lo convierte tan sólo en una obra artística, sino en algo mucho más profundo como era la voluntad nacionalista de celebrar y preservar la cultura eslava, no lo olvidemos, en una época de gran agitación política, marcada por las transformaciones culturales y sociales acaecidas en la Europa de cambio de siglo. Este deseo constituyó sin ninguna duda uno de sus máximos anhelos personales.
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