Antonio Pérez Henares, periodista y uno de nuestros escritores de novela histórica más reconocidos, acaba de publicar nuevo libro, ‘España traicionada’ (Harpercollins), un valiente ensayo que desafía las ideas impuestas por el pensamiento hegemónico y analiza con lucidez nuestro contexto sociopolítico actual. Hablo hoy con él sobre sus pecados.-Le perdono un pecado.-¿Y por cuál de mis pecados empiezo? Soy un gran pecador.-¿Tendría que formular la pregunta al revés: cuál no precisa perdón porque no lo comete?-Si destaca alguna virtud mía es porque emerge de un montón de pecados. Los he tenido todos, en mayor o menor medida dependiendo de la época.-¿Pero es un gran pecador sin remordimientos o tiene ese momento de saber que no está bien, pero la carne es débil?-Sé que no está bien, pero soy débil. Son pecados gozosos. -Va a ser más fácil que me diga los que no comete o me faltará papel.-Pues mira, por ejemplo, no soy nada hipócrita. Puedo ser mentirosillo en un momento dado pero para no hacer daño, no para buscar ventaja o dañar a alguien. -¿Podríamos decir que procura no cometer aquellos que dañarían al prójimo?-Sí, me sentiría fatal. Si algún comportamiento mío hace daño a alguien, me vengo abajo. Soy un pecador pero buena persona.-¿Y es soberbio?-No, pero soy un poco fantasmilla. Alardeo de cosas que me gustan, en eso me parezco a mi abuelo Valentín. Pero con la edad me he ido atemperando. -¿Qué pecado no soporta en los demás?-No soporto a los que pisotean a los demás, los que maltratan a otros. No lo he soportado nunca. -Ese comportamiento sería fruto de una mezcla de varios pecados, ¿no? Soberbia con algo de envidia, ¿quizá avaricia? -Yo creo que sí. Y te diré una cosa, creo que soy de izquierdas por eso. Y he dejado de tener conexión emocional con la izquierda porque he visto que no está con los débiles sino que los aplasta.-Es de izquierdas, pero no de esta izquierda. -Es que esto no es izquierda. No tienen el doctrinario y no tienen ni la ética ni la estética. No puedo pensar en ninguno de estos como un referente de la izquierda como lo eran Marcelino Camacho o Nicolás Redondo, o como Horacio Fernández Inguanzo.-¿Cuál sería entonces el pecado de esta izquierda tan poco izquierda?-Es, sobre todas las cosas, mentirosa. Son unos farsantes. -¿Y a cuál de los pecados capitales respondería esa actitud?-Tienen todos los pecados, no se dejan ni uno. Solo hay que verlos. Es una terrible combinación de todos. La envidia es algo terrible que les corroe. Y la soberbia de creerse superiores moralmente a todo el mundo, ese ejercicio despótico del poder. -¿No sería avaricia también ese querer acaparar el poder a toda costa?-También. Y la ira, que la encarna perfectamente, aunque lo quiera disimular, Pedro Sánchez. Sánchez no es ningún valiente, es un cobarde absoluto. Un chulo de billar. Solo es fanfarrón frente al débil. Hay una frase que a mí me gusta mucho: hay que ser duro con las ortigas y blando con las espigas. Sánchez la aplica al revés. No es un ‘killer’, como dicen algunos: es una garrapata. Noticia Relacionada estandar Si Un día de impotencia y rabia en Paiporta Rebeca Argudo El 3 de noviembre de 2024, varios vecinos arrojaron barro a las autoridades que llegaron al pueblo. Los Reyes lo soportaron. Pedro Sánchez huyó-Pero a mí me interesaban sus pecados. Confiese.-Creo que los he cometido todos: la lujuria, la gula…-… la pereza…-Mira, la pereza no, de ese me he librado. Pero por lógica, porque de cometerlo bien cometido no habría podido cometer el resto.- ¿Pero el peor de todos cuál ha sido?-No haber sabido nunca callarme la verdad. Antonio Pérez Henares, periodista y uno de nuestros escritores de novela histórica más reconocidos, acaba de publicar nuevo libro, ‘España traicionada’ (Harpercollins), un valiente ensayo que desafía las ideas impuestas por el pensamiento hegemónico y analiza con lucidez nuestro contexto sociopolítico actual. Hablo hoy con él sobre sus pecados.-Le perdono un pecado.-¿Y por cuál de mis pecados empiezo? Soy un gran pecador.-¿Tendría que formular la pregunta al revés: cuál no precisa perdón porque no lo comete?-Si destaca alguna virtud mía es porque emerge de un montón de pecados. Los he tenido todos, en mayor o menor medida dependiendo de la época.-¿Pero es un gran pecador sin remordimientos o tiene ese momento de saber que no está bien, pero la carne es débil?-Sé que no está bien, pero soy débil. Son pecados gozosos. -Va a ser más fácil que me diga los que no comete o me faltará papel.-Pues mira, por ejemplo, no soy nada hipócrita. Puedo ser mentirosillo en un momento dado pero para no hacer daño, no para buscar ventaja o dañar a alguien. -¿Podríamos decir que procura no cometer aquellos que dañarían al prójimo?-Sí, me sentiría fatal. Si algún comportamiento mío hace daño a alguien, me vengo abajo. Soy un pecador pero buena persona.-¿Y es soberbio?-No, pero soy un poco fantasmilla. Alardeo de cosas que me gustan, en eso me parezco a mi abuelo Valentín. Pero con la edad me he ido atemperando. -¿Qué pecado no soporta en los demás?-No soporto a los que pisotean a los demás, los que maltratan a otros. No lo he soportado nunca. -Ese comportamiento sería fruto de una mezcla de varios pecados, ¿no? Soberbia con algo de envidia, ¿quizá avaricia? -Yo creo que sí. Y te diré una cosa, creo que soy de izquierdas por eso. Y he dejado de tener conexión emocional con la izquierda porque he visto que no está con los débiles sino que los aplasta.-Es de izquierdas, pero no de esta izquierda. -Es que esto no es izquierda. No tienen el doctrinario y no tienen ni la ética ni la estética. No puedo pensar en ninguno de estos como un referente de la izquierda como lo eran Marcelino Camacho o Nicolás Redondo, o como Horacio Fernández Inguanzo.-¿Cuál sería entonces el pecado de esta izquierda tan poco izquierda?-Es, sobre todas las cosas, mentirosa. Son unos farsantes. -¿Y a cuál de los pecados capitales respondería esa actitud?-Tienen todos los pecados, no se dejan ni uno. Solo hay que verlos. Es una terrible combinación de todos. La envidia es algo terrible que les corroe. Y la soberbia de creerse superiores moralmente a todo el mundo, ese ejercicio despótico del poder. -¿No sería avaricia también ese querer acaparar el poder a toda costa?-También. Y la ira, que la encarna perfectamente, aunque lo quiera disimular, Pedro Sánchez. Sánchez no es ningún valiente, es un cobarde absoluto. Un chulo de billar. Solo es fanfarrón frente al débil. Hay una frase que a mí me gusta mucho: hay que ser duro con las ortigas y blando con las espigas. Sánchez la aplica al revés. No es un ‘killer’, como dicen algunos: es una garrapata. Noticia Relacionada estandar Si Un día de impotencia y rabia en Paiporta Rebeca Argudo El 3 de noviembre de 2024, varios vecinos arrojaron barro a las autoridades que llegaron al pueblo. Los Reyes lo soportaron. Pedro Sánchez huyó-Pero a mí me interesaban sus pecados. Confiese.-Creo que los he cometido todos: la lujuria, la gula…-… la pereza…-Mira, la pereza no, de ese me he librado. Pero por lógica, porque de cometerlo bien cometido no habría podido cometer el resto.- ¿Pero el peor de todos cuál ha sido?-No haber sabido nunca callarme la verdad.
Antonio Pérez Henares, periodista y uno de nuestros escritores de novela histórica más reconocidos, acaba de publicar nuevo libro, ‘España traicionada’ (Harpercollins), un valiente ensayo que desafía las ideas impuestas por el pensamiento hegemónico y analiza con lucidez nuestro contexto sociopolítico actual. Hablo hoy con … él sobre sus pecados.
-Le perdono un pecado.
-¿Y por cuál de mis pecados empiezo? Soy un gran pecador.
-¿Tendría que formular la pregunta al revés: cuál no precisa perdón porque no lo comete?
-Si destaca alguna virtud mía es porque emerge de un montón de pecados. Los he tenido todos, en mayor o menor medida dependiendo de la época.
-¿Pero es un gran pecador sin remordimientos o tiene ese momento de saber que no está bien, pero la carne es débil?
-Sé que no está bien, pero soy débil. Son pecados gozosos.
-Va a ser más fácil que me diga los que no comete o me faltará papel.
-Pues mira, por ejemplo, no soy nada hipócrita. Puedo ser mentirosillo en un momento dado pero para no hacer daño, no para buscar ventaja o dañar a alguien.
-¿Podríamos decir que procura no cometer aquellos que dañarían al prójimo?
-Sí, me sentiría fatal. Si algún comportamiento mío hace daño a alguien, me vengo abajo. Soy un pecador pero buena persona.
-¿Y es soberbio?
-No, pero soy un poco fantasmilla. Alardeo de cosas que me gustan, en eso me parezco a mi abuelo Valentín. Pero con la edad me he ido atemperando.
-¿Qué pecado no soporta en los demás?
-No soporto a los que pisotean a los demás, los que maltratan a otros. No lo he soportado nunca.
-Ese comportamiento sería fruto de una mezcla de varios pecados, ¿no? Soberbia con algo de envidia, ¿quizá avaricia?
-Yo creo que sí. Y te diré una cosa, creo que soy de izquierdas por eso. Y he dejado de tener conexión emocional con la izquierda porque he visto que no está con los débiles sino que los aplasta.
-Es de izquierdas, pero no de esta izquierda.
-Es que esto no es izquierda. No tienen el doctrinario y no tienen ni la ética ni la estética. No puedo pensar en ninguno de estos como un referente de la izquierda como lo eran Marcelino Camacho o Nicolás Redondo, o como Horacio Fernández Inguanzo.
-¿Cuál sería entonces el pecado de esta izquierda tan poco izquierda?
-Es, sobre todas las cosas, mentirosa. Son unos farsantes.
-¿Y a cuál de los pecados capitales respondería esa actitud?
-Tienen todos los pecados, no se dejan ni uno. Solo hay que verlos. Es una terrible combinación de todos. La envidia es algo terrible que les corroe. Y la soberbia de creerse superiores moralmente a todo el mundo, ese ejercicio despótico del poder.
-¿No sería avaricia también ese querer acaparar el poder a toda costa?
-También. Y la ira, que la encarna perfectamente, aunque lo quiera disimular, Pedro Sánchez. Sánchez no es ningún valiente, es un cobarde absoluto. Un chulo de billar. Solo es fanfarrón frente al débil. Hay una frase que a mí me gusta mucho: hay que ser duro con las ortigas y blando con las espigas. Sánchez la aplica al revés. No es un ‘killer’, como dicen algunos: es una garrapata.
-Pero a mí me interesaban sus pecados. Confiese.
-Creo que los he cometido todos: la lujuria, la gula…
-… la pereza…
-Mira, la pereza no, de ese me he librado. Pero por lógica, porque de cometerlo bien cometido no habría podido cometer el resto.
–¿Pero el peor de todos cuál ha sido?
-No haber sabido nunca callarme la verdad.
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