El Lido de Venecia, esa isla que separa la laguna del mar Adriático, es un oasis de calma que sólo despierta con el verano y explota de vida con el Festival de Cine : entonces, se convierte en la meca del séptimo arte y en un desfile con mucho de feria de las vanidades donde las películas compiten por premios y por minutos de aplausos. Y este año también con el foco puesto en la demostración de compromiso político. Por si faltaba chispa, estos días se sumó Karina Sainz Borgo a la fiesta en su faceta de escritora, pues el jueves era el estreno mundial de la película ‘Aún es de noche en Caracas’ (dirigida por Mariana Rondón y Marité Ugás , 2025), basada en su novela ‘La hija de la española’ (2019). Como las estrellas, Karina llegó acompañada de su familia y de un grupo de amigos, lista para disfrutar de la experiencia y con los nervios de las primeras veces.Ahora, Karina jugaba en casa, porque ha venido a Venecia con frecuencia para participar en distintos festivales literarios, por lo que se ha dedicado a gozar de la ciudad. Para coger fuerzas, los festejos comenzaron con una ronda de ‘cicchetti’ y ‘ombre’ (tapas y vinos), seguido de un paseo digno de la Vuelta a España donde Karina y los suyos parecían competir por grados en la escala del síndrome de Stendhal: y es que no había detalle de los canales, los palacios y la gente que pasara por alto Karina, un verdadero portento de alegría y humanidad. Justo en San Marco, en la esquina del Palacio Ducal hacia la laguna, tuvo lugar un encuentro tan azaroso como feliz entre Karina, las directoras y Moisés Angola, uno de los protagonistas que vale como símbolo de la unión entre literatura y cine. ABCOtra marca que dice mucho sobre Karina es su relación especial –por no decir romántica– con el restaurante Estro, un paraíso de cocina local y vinos naturales con un toque moderno que se convierte en el centro de operaciones de nuestra compañera en cada expedición veneciana. Esta vez puede dar fe Manuel Vilas , que se encuentra en la ciudad en una residencia literaria y seguro que lo cuenta en alguno de sus próximos libros, porque –ya se sabe– algunos escritores son un peligro. El gran día del estreno tuvo de todo: tras acreditarse a la carrera entre la marea de personas con un badge rojo al cuello que invaden Venecia, hubo maratón de entrevistas, comida de confabulación y carreras para ponerse de gala. Pero las cosas hay que hacerlas bien: y Venecia se conoce y se vive de verdad desde el agua, por lo que el ‘Team Karina’ fue al Lido en taxi en un trayecto que personalmente recordaré para siempre. Y, tras la alfombra roja iluminada por una Karina de oro, ‘Aún es noche en Caracas’ cosechó una excelente acogida por parte del público y sobre todo curiosidad y mucha, mucha emoción.Noticia Relacionada estandar Si ‘La voz de Hind’, la niña palestina tiroteada por el Ejército israelí que conmueve al Festival de Venecia Ángel Gómez Fuentes Cuatro nervios que atraviesan Venecia 2025 y explican el año; de Bigelow a Ben Hania, pasando por Park y Assayas: el concurso como radiografía del presentePorque ‘Aún es de noche en Caracas’ es una película novelesca, si quieren una reescritura fílmica (o adaptación), pero es mucho más: es una historia ficcional, todo lo inventada que se quiera, pero representa una versión –de entre muchas posibles– de una tragedia colectiva, por lo que tiene una gran potencia política y simbólica. En breve, Adelaida (encarnada por una espectacular Natalia Reyes) tiene que ingeniárselas para sobrevivir como puede y escapar del país desde tras la ocupación de su piso por un comité revolucionario, en el contexto de caída libre de la degradación social de la Venezuela chavista. Por eso, la preocupación sobre el mensaje político de la película no existe, porque la historia habla por sí sola sin necesidad de moralinas: ‘Aún es de noche en Caracas’ es una gran película, un thriller que golpea al espectador una y otra vez sin caer en el riesgo de la propaganda gracias a la sabia decisión de ‘poner el foco en las víctimas, dejando a los monstruos como trasfondo’, según explica Edgar Ramírez , actor y productor del film. Y lo mismo puede decirse de todo el proyecto: es una película sobre el exilio hecha en el exilio por exiliados. Como Angola, que con la aceptación del papel dijo adiós a su familia. Más claro, agua. De eso hubo poco en la fiesta de rigor en la playa, pero esto lo dejo para la imaginación. El Lido de Venecia, esa isla que separa la laguna del mar Adriático, es un oasis de calma que sólo despierta con el verano y explota de vida con el Festival de Cine : entonces, se convierte en la meca del séptimo arte y en un desfile con mucho de feria de las vanidades donde las películas compiten por premios y por minutos de aplausos. Y este año también con el foco puesto en la demostración de compromiso político. Por si faltaba chispa, estos días se sumó Karina Sainz Borgo a la fiesta en su faceta de escritora, pues el jueves era el estreno mundial de la película ‘Aún es de noche en Caracas’ (dirigida por Mariana Rondón y Marité Ugás , 2025), basada en su novela ‘La hija de la española’ (2019). Como las estrellas, Karina llegó acompañada de su familia y de un grupo de amigos, lista para disfrutar de la experiencia y con los nervios de las primeras veces.Ahora, Karina jugaba en casa, porque ha venido a Venecia con frecuencia para participar en distintos festivales literarios, por lo que se ha dedicado a gozar de la ciudad. Para coger fuerzas, los festejos comenzaron con una ronda de ‘cicchetti’ y ‘ombre’ (tapas y vinos), seguido de un paseo digno de la Vuelta a España donde Karina y los suyos parecían competir por grados en la escala del síndrome de Stendhal: y es que no había detalle de los canales, los palacios y la gente que pasara por alto Karina, un verdadero portento de alegría y humanidad. Justo en San Marco, en la esquina del Palacio Ducal hacia la laguna, tuvo lugar un encuentro tan azaroso como feliz entre Karina, las directoras y Moisés Angola, uno de los protagonistas que vale como símbolo de la unión entre literatura y cine. ABCOtra marca que dice mucho sobre Karina es su relación especial –por no decir romántica– con el restaurante Estro, un paraíso de cocina local y vinos naturales con un toque moderno que se convierte en el centro de operaciones de nuestra compañera en cada expedición veneciana. Esta vez puede dar fe Manuel Vilas , que se encuentra en la ciudad en una residencia literaria y seguro que lo cuenta en alguno de sus próximos libros, porque –ya se sabe– algunos escritores son un peligro. El gran día del estreno tuvo de todo: tras acreditarse a la carrera entre la marea de personas con un badge rojo al cuello que invaden Venecia, hubo maratón de entrevistas, comida de confabulación y carreras para ponerse de gala. Pero las cosas hay que hacerlas bien: y Venecia se conoce y se vive de verdad desde el agua, por lo que el ‘Team Karina’ fue al Lido en taxi en un trayecto que personalmente recordaré para siempre. Y, tras la alfombra roja iluminada por una Karina de oro, ‘Aún es noche en Caracas’ cosechó una excelente acogida por parte del público y sobre todo curiosidad y mucha, mucha emoción.Noticia Relacionada estandar Si ‘La voz de Hind’, la niña palestina tiroteada por el Ejército israelí que conmueve al Festival de Venecia Ángel Gómez Fuentes Cuatro nervios que atraviesan Venecia 2025 y explican el año; de Bigelow a Ben Hania, pasando por Park y Assayas: el concurso como radiografía del presentePorque ‘Aún es de noche en Caracas’ es una película novelesca, si quieren una reescritura fílmica (o adaptación), pero es mucho más: es una historia ficcional, todo lo inventada que se quiera, pero representa una versión –de entre muchas posibles– de una tragedia colectiva, por lo que tiene una gran potencia política y simbólica. En breve, Adelaida (encarnada por una espectacular Natalia Reyes) tiene que ingeniárselas para sobrevivir como puede y escapar del país desde tras la ocupación de su piso por un comité revolucionario, en el contexto de caída libre de la degradación social de la Venezuela chavista. Por eso, la preocupación sobre el mensaje político de la película no existe, porque la historia habla por sí sola sin necesidad de moralinas: ‘Aún es de noche en Caracas’ es una gran película, un thriller que golpea al espectador una y otra vez sin caer en el riesgo de la propaganda gracias a la sabia decisión de ‘poner el foco en las víctimas, dejando a los monstruos como trasfondo’, según explica Edgar Ramírez , actor y productor del film. Y lo mismo puede decirse de todo el proyecto: es una película sobre el exilio hecha en el exilio por exiliados. Como Angola, que con la aceptación del papel dijo adiós a su familia. Más claro, agua. De eso hubo poco en la fiesta de rigor en la playa, pero esto lo dejo para la imaginación.
El Lido de Venecia, esa isla que separa la laguna del mar Adriático, es un oasis de calma que sólo despierta con el verano y explota de vida con el Festival de Cine: entonces, se convierte en la meca del séptimo arte y en … un desfile con mucho de feria de las vanidades donde las películas compiten por premios y por minutos de aplausos. Y este año también con el foco puesto en la demostración de compromiso político.
Por si faltaba chispa, estos días se sumó Karina Sainz Borgo a la fiesta en su faceta de escritora, pues el jueves era el estreno mundial de la película ‘Aún es de noche en Caracas’ (dirigida por Mariana Rondón y Marité Ugás, 2025), basada en su novela ‘La hija de la española’ (2019). Como las estrellas, Karina llegó acompañada de su familia y de un grupo de amigos, lista para disfrutar de la experiencia y con los nervios de las primeras veces.
Ahora, Karina jugaba en casa, porque ha venido a Venecia con frecuencia para participar en distintos festivales literarios, por lo que se ha dedicado a gozar de la ciudad. Para coger fuerzas, los festejos comenzaron con una ronda de ‘cicchetti’ y ‘ombre’ (tapas y vinos), seguido de un paseo digno de la Vuelta a España donde Karina y los suyos parecían competir por grados en la escala del síndrome de Stendhal: y es que no había detalle de los canales, los palacios y la gente que pasara por alto Karina, un verdadero portento de alegría y humanidad. Justo en San Marco, en la esquina del Palacio Ducal hacia la laguna, tuvo lugar un encuentro tan azaroso como feliz entre Karina, las directoras y Moisés Angola, uno de los protagonistas que vale como símbolo de la unión entre literatura y cine.
Otra marca que dice mucho sobre Karina es su relación especial –por no decir romántica– con el restaurante Estro, un paraíso de cocina local y vinos naturales con un toque moderno que se convierte en el centro de operaciones de nuestra compañera en cada expedición veneciana. Esta vez puede dar fe Manuel Vilas, que se encuentra en la ciudad en una residencia literaria y seguro que lo cuenta en alguno de sus próximos libros, porque –ya se sabe– algunos escritores son un peligro.
El gran día del estreno tuvo de todo: tras acreditarse a la carrera entre la marea de personas con un badge rojo al cuello que invaden Venecia, hubo maratón de entrevistas, comida de confabulación y carreras para ponerse de gala. Pero las cosas hay que hacerlas bien: y Venecia se conoce y se vive de verdad desde el agua, por lo que el ‘Team Karina’ fue al Lido en taxi en un trayecto que personalmente recordaré para siempre. Y, tras la alfombra roja iluminada por una Karina de oro, ‘Aún es noche en Caracas’ cosechó una excelente acogida por parte del público y sobre todo curiosidad y mucha, mucha emoción.
Porque ‘Aún es de noche en Caracas’ es una película novelesca, si quieren una reescritura fílmica (o adaptación), pero es mucho más: es una historia ficcional, todo lo inventada que se quiera, pero representa una versión –de entre muchas posibles– de una tragedia colectiva, por lo que tiene una gran potencia política y simbólica. En breve, Adelaida (encarnada por una espectacular Natalia Reyes) tiene que ingeniárselas para sobrevivir como puede y escapar del país desde tras la ocupación de su piso por un comité revolucionario, en el contexto de caída libre de la degradación social de la Venezuela chavista.
Por eso, la preocupación sobre el mensaje político de la película no existe, porque la historia habla por sí sola sin necesidad de moralinas: ‘Aún es de noche en Caracas’ es una gran película, un thriller que golpea al espectador una y otra vez sin caer en el riesgo de la propaganda gracias a la sabia decisión de ‘poner el foco en las víctimas, dejando a los monstruos como trasfondo’, según explica Edgar Ramírez, actor y productor del film. Y lo mismo puede decirse de todo el proyecto: es una película sobre el exilio hecha en el exilio por exiliados. Como Angola, que con la aceptación del papel dijo adiós a su familia. Más claro, agua. De eso hubo poco en la fiesta de rigor en la playa, pero esto lo dejo para la imaginación.
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