El cantautor vasco Benito Lertxundi (Orio, Gipuzkoa) ha anunciado este miércoles que a sus 82 años da por finalizada su carrera musical en los escenarios tras la presentación de su último disco en directo, Gernika kontzertuan, grabado el pasado año durante un concierto en vivo en el frontón Jai-Alai de Gernika (Bizkaia). El conocido como el Bardo de Orio ha elegido este mismo escenario para presentar su último trabajo discográfico y anunciar su retirada tras sesenta años de carrera musical.
Lertxundi, distinguido con la Medalla de Oro de Gipuzkoa, ha explicado que ha llegado el momento de poner fin a los conciertos en directo, aunque ha indicado que no descarta continuar vinculado a la música y la creación artística. El músico vasco, con una veintena de discos editados, participó en el movimiento cultural Ez Dok Amairu a mediados de los 60 y en su trayectoria musical se ha distinguido por sus composiciones de amor, de protesta, el folklore de Zuberoa, los cantos épicos, las musicalizaciones de poetas vascos y sus propios temas.
En una entrevista concedida en octubre de 2018 a EL PAÍS, Lertxundi comentaba que no tenía planes de futuro: “No existe el futuro porque se nos escapa la realidad. Los trabajos se proyectan, pero la vida no se puede predecir. Me parece muy hermoso no tener nada previsto”. Al anunciar su retirada, ha querido remarcar que se siente “profundamente agradecido a su público por el cariño y el apoyo” recibidos durante todos estos años. Por esa razón, ha elegido un disco en directo, “que captura la esencia de la relación entre el artista y su público”,ha dicho hoy, para comunicar que abandona los escenarios.
El disco Gernika kontzertuan (un audio-libro con dos cedés) contiene 20 canciones y algunas piezas instrumentales. Rememora el concierto celebrado en 2000 en el frontón de la localidad vizcaína, donde el cantautor y su grupo interpretaron los temas más emblemáticos y conocidos de Lertxundi, como Bizkaia maite o Nere herriko neskatxa maite.
El cantautor vasco se despide con un nuevo disco grabado en directo, ‘Gernika kontzertuan’, con sus canciones más conocidas
El cantautor vasco Benito Lertxundi (Orio, Gipuzkoa) ha anunciado este miércoles que a sus 82 años da por finalizada su carrera musical en los escenarios tras la presentación de su último disco en directo, Gernika kontzertuan, grabado el pasado año durante un concierto en vivo en el frontón Jai-Alai de Gernika (Bizkaia). El conocido como el Bardo de Orio ha elegido este mismo escenario para presentar su último trabajo discográfico y anunciar su retirada tras sesenta años de carrera musical.
Lertxundi, distinguido con la Medalla de Oro de Gipuzkoa, ha explicado que ha llegado el momento de poner fin a los conciertos en directo, aunque ha indicado que no descarta continuar vinculado a la música y la creación artística. El músico vasco, con una veintena de discos editados, participó en el movimiento cultural Ez Dok Amairu a mediados de los 60 y en su trayectoria musical se ha distinguido por sus composiciones de amor, de protesta, el folklore de Zuberoa, los cantos épicos, las musicalizaciones de poetas vascos y sus propios temas.
En una entrevista concedida en octubre de 2018 a EL PAÍS, Lertxundi comentaba que no tenía planes de futuro: “No existe el futuro porque se nos escapa la realidad. Los trabajos se proyectan, pero la vida no se puede predecir. Me parece muy hermoso no tener nada previsto”. Al anunciar su retirada, ha querido remarcar que se siente “profundamente agradecido a su público por el cariño y el apoyo” recibidos durante todos estos años. Por esa razón, ha elegido un disco en directo, “que captura la esencia de la relación entre el artista y su público”,ha dicho hoy, para comunicar que abandona los escenarios.
El disco Gernika kontzertuan (un audio-libro con dos cedés) contiene 20 canciones y algunas piezas instrumentales. Rememora el concierto celebrado en 2000 en el frontón de la localidad vizcaína, donde el cantautor y su grupo interpretaron los temas más emblemáticos y conocidos de Lertxundi, como Bizkaia maite o Nere herriko neskatxa maite.
EL PAÍS