El lector termina preguntándose la razón del título de esta novela. Salvo que crear personajes y vidas, edificar una ficción, se asemeje a la brujería. Gonzalo Torné es un escritor brillante y puede asegurarse desde la lectura de varias páginas de esta novela, por ejemplo, en las que narra la excursión juvenil y montañera de Diego y Valeria, que pocos prosistas igualarían en calidad y plasticidad de imágenes. Sin embargo, no ha entrado en sus cualidades crear una trama que logre atrapar al lector, al menos en la proporción necesaria para sostener las cuatrocientas páginas que fluyen en conversaciones fundamentalmente de tres personajes: el protagonista, Diego, y las dos amigas Berta y Laura. Las primeras sesenta páginas pareciera que iban a reproducir la vida en verano de la que la novela llama irónicamente la ‘droit divine’, remedo especular de la que fue conocida como ‘gauche divine’, el grupo de amigos de la generación del cincuenta, veraneantes en la Costa catalana. NOVELA ‘Brujería’ Autor Gonzalo Torné Editorial Anagrama Año 2024 Páginas 400 Precio 19,90 euros 2Carlos Barral lo narró, también Esther Tusquets y aquellos rescoldos ventean todavía la narrativa de su hija Milena Busquets . Más apropiado parece que resulta que aquello que el narrador llama Cogollito y reúne en un pueblo costero que llama Poblet , se denomine ‘derecha divina’ y no izquierda, pues todo parece encaminado en realidad a desmontar la nadería asfixiante de gentes burguesas, algunos más adinerados que otros, que poco tienen que hacer, salvo hablar los unos de los otros en interminables encuentros, más de wiskis sucesivos que de barbacoas. Considero, o eso quiero explicarme, que la finalidad real que sostiene el proyecto narrativo de ‘Brujería’ es el desmontaje, más irónico que impío, de esta burguesía atrapada en micromundos de amor y casi seducción con un no atreverse a amar o seducir del todo porque habría llevado a infringir leyes no escritas de tal tribu social.Torné es brillante pero no ha entrado entre sus cualidades hacer una trama que atrape al lector Entendido el propósito de la novela, que por otra parte la haría oportuna, considero que hay dos elecciones que impiden su logro, al menos el interés sostenido del lector. La primera de esas condiciones ha sido elegir la conversación de los personajes como elemento discursivo predominante. Hablan y hablan Diego con Laura o con Berta, quienes son muy distintas, pero el contenido de su conversación son la familia Pons o los amigos (Álvaro, Valeria, Clara y un poeta denominado Bodel del que solo se sabe que proporciona algunos versos agudos que la novela reproduce). Pero al lector le ocurre que asiste a conversaciones sobre personas que apenas le han presentado. Es difícil evitar el aburrimiento, por importantes que sean los amores y desamores que en la conversación se suceden, comentando lo que este o tal otro debía hacer o evitar haber hecho. Sería injusto si no dijera que hay mucha sutileza en las posiciones orquestadas de personajes que, por lo que dicen y observan, te parecen muy inteligentes, pero, a la postre, es poco lo que puede armarse sobre la vida de relaciones de noviazgo o de pareja narradas en conversación, si fluyen sin que haya algún dispositivo que las haga sobrepasar lo que cada micromundo contiene. Corruptelas y enchufesPorque al final se trata de mundos pequeños. Hay otra elección de Gonzalo Torné que juega en contra de su novela : concede muy poco espacio al friso social de influencias de una sociedad catalana que gira en torno al que se denomina el partido. Da por supuesto que el lector los reconocerá, y a ciertos cargos culturales de designación política (como es el que regenta Diego). Este es un mundo con fondo real que la novela, siendo tan extensa, reduce a unas cuantas alusiones de corruptelas, enriquecimientos y enchufes. Claro que habría que hacer una disección novelística de la política cultural nacionalista. Pero dejar que quede en conversaciones amorosas de menos monta (aunque sutiles) entre sus protagonistas, puede resultar una ironía que se ha comido la novela , hasta convertirla en una oportunidad perdida. Mucho más cuando hay talento de escritura para haber cuajado una sátira social con calado. El lector termina preguntándose la razón del título de esta novela. Salvo que crear personajes y vidas, edificar una ficción, se asemeje a la brujería. Gonzalo Torné es un escritor brillante y puede asegurarse desde la lectura de varias páginas de esta novela, por ejemplo, en las que narra la excursión juvenil y montañera de Diego y Valeria, que pocos prosistas igualarían en calidad y plasticidad de imágenes. Sin embargo, no ha entrado en sus cualidades crear una trama que logre atrapar al lector, al menos en la proporción necesaria para sostener las cuatrocientas páginas que fluyen en conversaciones fundamentalmente de tres personajes: el protagonista, Diego, y las dos amigas Berta y Laura. Las primeras sesenta páginas pareciera que iban a reproducir la vida en verano de la que la novela llama irónicamente la ‘droit divine’, remedo especular de la que fue conocida como ‘gauche divine’, el grupo de amigos de la generación del cincuenta, veraneantes en la Costa catalana. NOVELA ‘Brujería’ Autor Gonzalo Torné Editorial Anagrama Año 2024 Páginas 400 Precio 19,90 euros 2Carlos Barral lo narró, también Esther Tusquets y aquellos rescoldos ventean todavía la narrativa de su hija Milena Busquets . Más apropiado parece que resulta que aquello que el narrador llama Cogollito y reúne en un pueblo costero que llama Poblet , se denomine ‘derecha divina’ y no izquierda, pues todo parece encaminado en realidad a desmontar la nadería asfixiante de gentes burguesas, algunos más adinerados que otros, que poco tienen que hacer, salvo hablar los unos de los otros en interminables encuentros, más de wiskis sucesivos que de barbacoas. Considero, o eso quiero explicarme, que la finalidad real que sostiene el proyecto narrativo de ‘Brujería’ es el desmontaje, más irónico que impío, de esta burguesía atrapada en micromundos de amor y casi seducción con un no atreverse a amar o seducir del todo porque habría llevado a infringir leyes no escritas de tal tribu social.Torné es brillante pero no ha entrado entre sus cualidades hacer una trama que atrape al lector Entendido el propósito de la novela, que por otra parte la haría oportuna, considero que hay dos elecciones que impiden su logro, al menos el interés sostenido del lector. La primera de esas condiciones ha sido elegir la conversación de los personajes como elemento discursivo predominante. Hablan y hablan Diego con Laura o con Berta, quienes son muy distintas, pero el contenido de su conversación son la familia Pons o los amigos (Álvaro, Valeria, Clara y un poeta denominado Bodel del que solo se sabe que proporciona algunos versos agudos que la novela reproduce). Pero al lector le ocurre que asiste a conversaciones sobre personas que apenas le han presentado. Es difícil evitar el aburrimiento, por importantes que sean los amores y desamores que en la conversación se suceden, comentando lo que este o tal otro debía hacer o evitar haber hecho. Sería injusto si no dijera que hay mucha sutileza en las posiciones orquestadas de personajes que, por lo que dicen y observan, te parecen muy inteligentes, pero, a la postre, es poco lo que puede armarse sobre la vida de relaciones de noviazgo o de pareja narradas en conversación, si fluyen sin que haya algún dispositivo que las haga sobrepasar lo que cada micromundo contiene. Corruptelas y enchufesPorque al final se trata de mundos pequeños. Hay otra elección de Gonzalo Torné que juega en contra de su novela : concede muy poco espacio al friso social de influencias de una sociedad catalana que gira en torno al que se denomina el partido. Da por supuesto que el lector los reconocerá, y a ciertos cargos culturales de designación política (como es el que regenta Diego). Este es un mundo con fondo real que la novela, siendo tan extensa, reduce a unas cuantas alusiones de corruptelas, enriquecimientos y enchufes. Claro que habría que hacer una disección novelística de la política cultural nacionalista. Pero dejar que quede en conversaciones amorosas de menos monta (aunque sutiles) entre sus protagonistas, puede resultar una ironía que se ha comido la novela , hasta convertirla en una oportunidad perdida. Mucho más cuando hay talento de escritura para haber cuajado una sátira social con calado.
CRítica De:
narrativa
Claro que habría que hacer una disección novelística de la política cultural nacionalista pero resulta una oportunidad perdida
El lector termina preguntándose la razón del título de esta novela. Salvo que crear personajes y vidas, edificar una ficción, se asemeje a la brujería. Gonzalo Torné es un escritor brillante y puede asegurarse desde la lectura de varias páginas de esta novela, por …
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