Literatura dentro de la literatura. Dos escritores en la casa que concibió y construyó una referencia de las letras españolas, utilizada a su vez como personaje de ficción por uno de estos visitantes; y acompañada en esta novelesca resurrección por una de sus propias creaciones, exhumada del olvido por el segundo de los escritores. Todo parece un embrollo pero empieza con Emilia Pardo Bazán y la visita al Pazo de Meirás de Carmen Posadas, en compañía del profesor José María Paz Gago y una curiosa comitiva. La autora ha convertido a doña Emilia en detective en su última novela ‘El misterioso caso del impostor del Titanic’ (Espasa), flanqueada en sus pesquisas por Selvita, el Ignacio Selva que el catedrático de la UDC editó por primera vez hace un par de años (‘Los misterios de Selva’, Ézaro), en una valiosísima recuperación de una obra perdida de Pardo Bazán. Y en este juego de letras ambos parecen transmutarse en los personajes de ficción para la visita a ese Meirás vinculado -a su pesar- con los casi 80 años de controvertida propiedad de Francisco Franco y sus descendientes. Otra pareja más de ‘sabuesos’, como Holmes y Watson, Poirot y el capitán Hastings, o nuestros Chamorro y Bevilacqua. ¿Qué tiene el ‘noir’ que a casi todos seduce? «Permite dos tipos de lecturas», reflexiona Posadas, «la de alguien que quiere pasar un buen rato y averiguar quién es el asesino», pero también «otra mucho más literaria, para un lector más cómplice, más avisado», incidiendo «en el relato psicológico de los personajes», chapoteando «en la sátira social». «Es un género muy agradecido en ese sentido», que permite afilar distintos estilos. «Se ha vuelto tan amplio que hay desde realismo sucio hasta novela histórica, o incluso ciencia ficción. Es tan amplio que tienes que adaptar el lenguaje a la historia que quieras contar, y mi reto era escribir una novela con el estilo y el lenguaje de principios del s. XX, pero que no fuera farragoso de leer» y que «el lector no se perdiera en los matices».«El género ‘noir’ se ha vuelto tan amplio que hay desde realismo sucio hasta novela histórica, o incluso ciencia ficción»De estilo sabe un rato Paz Gago, con abundancia. «El don de Carmen es lograr ese estilo de época, tanto en la ambientación como en el lenguaje. Y en estos momentos en que la literatura pide un estilo neutro y pobre, ella destila uno elegante y atractivo». ¿Sería capaz de reproducirlo Chat GPT? «Supongo que ahora no, pero a lo mejor más adelante». En un «ataque de narcisismo», Posadas se buscó en esta herramienta de IA. «Me dijo que era una escritora uruguaya, me quitaron diez años de edad y que uno de mis dos matrimonios había sido con Antonio Gala », confiesa entre risas, «parece que ahora ha aprendido la verdad».Posadas confiesa que redescubrió a Pardo Bazán en pandemia, a través del audiolibro. «Primero ‘Los Pazos de Ulloa’, y de ahí a ‘Insolación’, ‘Morriña’ o ‘El tesoro de Gastón’». Su admiración por la autora se multiplicó. «A las mujeres hay que estarlas redescubriendo periódicamente, porque si no se olvidan», señala. Paz Gago recuerda cómo sufrió lo indecible para ser socia de número del Ateneo de Madrid, el boicot que padeció como profesora de la Universidad Central y la «asignatura pendiente» de la Real Academia , en la que nunca llegó a ingresar. «Una escritora como Carmen Posadas podía bien ser una forma de remediar aquella injusticia». Y la aludida recoge el guante. «Es algo que me encantaría, pero no sé si doy el perfil», aunque «tengo algunas ventajas, soy mujer y ‘sudaca’», replica con mordacidad. Ser una autora ‘best seller’ ya no es un desdoro para aspirar a un sillón en la Docta Casa: «Hay algún académico que lo es». En el ejercicio de ficcionar a una de las figuras del naturalismo decimonónico Posadas admite haberle puesto «un poco de cara dura». «Tienes que jugártela; esta novela podía salir muy bien o muy mal, porque podían reprocharme que me hubiera atrevido a meterme en la piel de doña Emilia». Paz Gago le resuelve la duda. «Yo reconozco a la Pardo Bazán, cuando habla, cuando se mueve, lo que dice siempre es propio de ella». Y no solo: «También reconozco a Selva, aquí sigue siendo ese dandi reconvertido, pero ha madurado, es menos superficial» que en ‘La gota de sangre’.Noticia Relacionada LIBROS estandar Si Carmen Posadas: «Lo políticamente correcto es como la Inquisición» Carmen R. Santos La escritora publica ‘El misterioso caso del impostor del Titanic’ (Espasa), homenaje a la novela de detectives clásica. En ella se embarca en el trasatlántico pero no naufragaHay un empeño en que Meirás siga oliendo a dictadura en lugar de que respire literatura. La simbología que evoca a Franco se mantiene intacta, pendiente de que el Tribunal Supremo dictamine definitivamente si el inmueble es del Estado -que ostenta su posesión, tras ganar los dos primeros pleitos- o debe ser devuelto a los Martínez-Bordiú. Sin embargo el Gobierno no oculta su intención de convertirlo en un recinto dedicado a la memoria democrática. Posadas discrepa. «Las circunstancias políticas pasan, el talento permanece; tarde o temprano esto va a ser considerado la casa de doña Emilia». Paz Gago es más beligerante. «Esta fue una casa concebida al modo de las grandes casas de escritores, como las de Dumas o Walter Scott; hay que olvidar el pasado tétrico [en referencia a la etapa de los Franco] y reivindicar la figura de una grandísima escritora».A pocos metros, la condesa de Pardo Bazán, Carmen Colmeiro, asiente. «No me entra en la cabeza el empeño en vincularlo» con el dictador y que se convierta «en un mausoleo». «Doña Emilia querría que esto estuviera activo, con visitas, con congresos, con estudios universitarios». Posadas se marcha impresionada, con recuerdos de su propio pasado. «Mi casa de Uruguay era del estilo; y me evoca el olor, los árboles, el paisaje… De alguna manera me lo imaginaba así», hasta el punto de que sitúa su historia en una Casa de los Torreones, que tiene un aire a Meirás. «La literatura tiene eso de mágico, de anticipatorio».El pleito en el Supremo reduce la visita a Meirás a un suspiro, apenas el recibidor, la capilla y los jardines. No se puede acceder a las plantas superiores, donde se conserva parte de la biblioteca de Pardo Bazán, ni tampoco adorar su viejo escritorio o asomarse a su balcón de las Musas, en cuyos capiteles hizo esculpir los títulos de algunas de sus obras. Obligará a Carmen Posadas a volver algún día, quién sabe si con toga de académica. Literatura dentro de la literatura. Dos escritores en la casa que concibió y construyó una referencia de las letras españolas, utilizada a su vez como personaje de ficción por uno de estos visitantes; y acompañada en esta novelesca resurrección por una de sus propias creaciones, exhumada del olvido por el segundo de los escritores. Todo parece un embrollo pero empieza con Emilia Pardo Bazán y la visita al Pazo de Meirás de Carmen Posadas, en compañía del profesor José María Paz Gago y una curiosa comitiva. La autora ha convertido a doña Emilia en detective en su última novela ‘El misterioso caso del impostor del Titanic’ (Espasa), flanqueada en sus pesquisas por Selvita, el Ignacio Selva que el catedrático de la UDC editó por primera vez hace un par de años (‘Los misterios de Selva’, Ézaro), en una valiosísima recuperación de una obra perdida de Pardo Bazán. Y en este juego de letras ambos parecen transmutarse en los personajes de ficción para la visita a ese Meirás vinculado -a su pesar- con los casi 80 años de controvertida propiedad de Francisco Franco y sus descendientes. Otra pareja más de ‘sabuesos’, como Holmes y Watson, Poirot y el capitán Hastings, o nuestros Chamorro y Bevilacqua. ¿Qué tiene el ‘noir’ que a casi todos seduce? «Permite dos tipos de lecturas», reflexiona Posadas, «la de alguien que quiere pasar un buen rato y averiguar quién es el asesino», pero también «otra mucho más literaria, para un lector más cómplice, más avisado», incidiendo «en el relato psicológico de los personajes», chapoteando «en la sátira social». «Es un género muy agradecido en ese sentido», que permite afilar distintos estilos. «Se ha vuelto tan amplio que hay desde realismo sucio hasta novela histórica, o incluso ciencia ficción. Es tan amplio que tienes que adaptar el lenguaje a la historia que quieras contar, y mi reto era escribir una novela con el estilo y el lenguaje de principios del s. XX, pero que no fuera farragoso de leer» y que «el lector no se perdiera en los matices».«El género ‘noir’ se ha vuelto tan amplio que hay desde realismo sucio hasta novela histórica, o incluso ciencia ficción»De estilo sabe un rato Paz Gago, con abundancia. «El don de Carmen es lograr ese estilo de época, tanto en la ambientación como en el lenguaje. Y en estos momentos en que la literatura pide un estilo neutro y pobre, ella destila uno elegante y atractivo». ¿Sería capaz de reproducirlo Chat GPT? «Supongo que ahora no, pero a lo mejor más adelante». En un «ataque de narcisismo», Posadas se buscó en esta herramienta de IA. «Me dijo que era una escritora uruguaya, me quitaron diez años de edad y que uno de mis dos matrimonios había sido con Antonio Gala », confiesa entre risas, «parece que ahora ha aprendido la verdad».Posadas confiesa que redescubrió a Pardo Bazán en pandemia, a través del audiolibro. «Primero ‘Los Pazos de Ulloa’, y de ahí a ‘Insolación’, ‘Morriña’ o ‘El tesoro de Gastón’». Su admiración por la autora se multiplicó. «A las mujeres hay que estarlas redescubriendo periódicamente, porque si no se olvidan», señala. Paz Gago recuerda cómo sufrió lo indecible para ser socia de número del Ateneo de Madrid, el boicot que padeció como profesora de la Universidad Central y la «asignatura pendiente» de la Real Academia , en la que nunca llegó a ingresar. «Una escritora como Carmen Posadas podía bien ser una forma de remediar aquella injusticia». Y la aludida recoge el guante. «Es algo que me encantaría, pero no sé si doy el perfil», aunque «tengo algunas ventajas, soy mujer y ‘sudaca’», replica con mordacidad. Ser una autora ‘best seller’ ya no es un desdoro para aspirar a un sillón en la Docta Casa: «Hay algún académico que lo es». En el ejercicio de ficcionar a una de las figuras del naturalismo decimonónico Posadas admite haberle puesto «un poco de cara dura». «Tienes que jugártela; esta novela podía salir muy bien o muy mal, porque podían reprocharme que me hubiera atrevido a meterme en la piel de doña Emilia». Paz Gago le resuelve la duda. «Yo reconozco a la Pardo Bazán, cuando habla, cuando se mueve, lo que dice siempre es propio de ella». Y no solo: «También reconozco a Selva, aquí sigue siendo ese dandi reconvertido, pero ha madurado, es menos superficial» que en ‘La gota de sangre’.Noticia Relacionada LIBROS estandar Si Carmen Posadas: «Lo políticamente correcto es como la Inquisición» Carmen R. Santos La escritora publica ‘El misterioso caso del impostor del Titanic’ (Espasa), homenaje a la novela de detectives clásica. En ella se embarca en el trasatlántico pero no naufragaHay un empeño en que Meirás siga oliendo a dictadura en lugar de que respire literatura. La simbología que evoca a Franco se mantiene intacta, pendiente de que el Tribunal Supremo dictamine definitivamente si el inmueble es del Estado -que ostenta su posesión, tras ganar los dos primeros pleitos- o debe ser devuelto a los Martínez-Bordiú. Sin embargo el Gobierno no oculta su intención de convertirlo en un recinto dedicado a la memoria democrática. Posadas discrepa. «Las circunstancias políticas pasan, el talento permanece; tarde o temprano esto va a ser considerado la casa de doña Emilia». Paz Gago es más beligerante. «Esta fue una casa concebida al modo de las grandes casas de escritores, como las de Dumas o Walter Scott; hay que olvidar el pasado tétrico [en referencia a la etapa de los Franco] y reivindicar la figura de una grandísima escritora».A pocos metros, la condesa de Pardo Bazán, Carmen Colmeiro, asiente. «No me entra en la cabeza el empeño en vincularlo» con el dictador y que se convierta «en un mausoleo». «Doña Emilia querría que esto estuviera activo, con visitas, con congresos, con estudios universitarios». Posadas se marcha impresionada, con recuerdos de su propio pasado. «Mi casa de Uruguay era del estilo; y me evoca el olor, los árboles, el paisaje… De alguna manera me lo imaginaba así», hasta el punto de que sitúa su historia en una Casa de los Torreones, que tiene un aire a Meirás. «La literatura tiene eso de mágico, de anticipatorio».El pleito en el Supremo reduce la visita a Meirás a un suspiro, apenas el recibidor, la capilla y los jardines. No se puede acceder a las plantas superiores, donde se conserva parte de la biblioteca de Pardo Bazán, ni tampoco adorar su viejo escritorio o asomarse a su balcón de las Musas, en cuyos capiteles hizo esculpir los títulos de algunas de sus obras. Obligará a Carmen Posadas a volver algún día, quién sabe si con toga de académica.
En su última novela, la escritora uruguaya convierte a la autora española en una peculiar investigadora
Literatura dentro de la literatura. Dos escritores en la casa que concibió y construyó una referencia de las letras españolas, utilizada a su vez como personaje de ficción por uno de estos visitantes; y acompañada en esta novelesca resurrección por una de sus propias creaciones, …
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