La trayectoria creativa de Pepa Caballero (1943-2012) sale de las sombras y queda ahora iluminada con una muestra antológica, comisariada por dos profesoras de la Universidad de Málaga, que recorre más de 40 años de trabajo y experimentaciones. La propuesta expositiva destaca por un montaje limpio y bien estructurado que aprovecha a la perfección los espacios y salas del Claustrón Este del CAAC , distribuyendo los contenidos por agrupación de etapas y series desde su participación en el Colectivo Palmo hasta sus últimas creaciones.Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: ‘Tierra en blanco’, de Rosell Meseguer, en la Sala Verónicas: contrarrelatos telúricos Juan Francisco Rueda estandar Si CRÍTICA DE: Juana Francés y Rosario de Velasco, dos ‘excepcionales excepciones’ Juan Bautista PeiróEste grupo, activo desde fines de los 70 del siglo pasado hasta bien entrada la década siguiente, como años antes lo habían sido el Grupo Picasso o la Peña Montmartre, supuso otro hito en la búsqueda de lenguajes alternativos que renovaran un paisaje de periferia aún anclado en los academicismos. En este último caso no se trataba tanto de dar a conocer corrientes internacionales cuanto crear un dinamismo cultural interno que sacara a Málaga de su letargo, al tiempo que se visibilizaban dicciones personales casi todas muy cercanas al Informalismo. El grupo quedaría conformado por una serie de miembros fundadores – Dámaso Ruano, Jorge Lindell y la misma Caballero– a los que posterior- mente se unirían Manuel Barbadillo, Enrique Brinkmann o Stefan von Reiswitz, entre otros. Atención residualSe ha argumentado que la crítica y la historiografía han prestado una atención residual a las iniciativas plásticas surgidas lejos de los focos de los centros de poder cultural, y es posible que la razón de todo ello recaiga en una mirada en exceso centralista, pero no es menos cierto que quizá el hecho de orillar algunas de estas manifestaciones estuviese provocado por motivos mucho más prosaicos. Algunos de esos discursos individuales o colectivos no se ajustaban a las modas predominantes de recarga figurativa que estaban copando en los 80 los circuitos mercantiles. Y es que, si bien algunos miembros del colectivo optaron por la investigación de los múltiples caminos que permitía la abstracción, su valor primordial fue la heterogeneidad y la capacidad para aglutinar y promover diversas actividades artísticas, entre las que destacó la producción de obra gráfica. La producción primera de Caballero, marcada por l a reducción de la gama cromática y la aceptación de unos patrones geométricos que destilan, como en casi toda su obra, ciertas referencias arquitectónicas, dará paso, una vez se radique en Zamora durante una década, a una mirada fragmentada y repetitiva, tal y como puede constatarse en la serie ‘Después de la poda’ (1988-92). Es probable que la pincelada y la modularidad deriven de un estudio pormenorizado del léxico postimpresionista, aunque quizá la impronta de la adusta tierra castellana dejase en la pintora granadina la misma huella que décadas atrás marcase a Díaz-Caneja, Benjamín Palencia y la primera y segunda Escuela de Vallecas. A todo color. De arriba abajo, ‘Variaciones sobre la anunciación de Fra Angélico’; ‘Hacia la libertad’ (2002); y ‘Ofelia’ (2006) Pepa CaballeroA partir de aquí, las siguientes series, con independencia del cromatismo elegido, se hacen más claras y luminosas. La geometría alcanza unos niveles de pureza inusitados en su linealidad, delimitando franjas que se yuxtaponen y equilibran en un ejercicio de síntesis que recuerda tanto al racionalismo constructivo cuanto a la monumentalidad clásica. Surgirán así las series ‘Partenón’ (1992-1997) o ‘Mediterráneo’ (1999-2000), que pronto irán incluyendo efectos de transparencia, incluso de trampantojo, que recuerdan al primero y al tercero de los estilos pompeyanos de pintura, según la clasificación que August Mau estableció a fines del siglo XIX.Artista inquieta y viajera, gran lectora, amante de la poesía, la Historia y la cultura clásica, sus evocaciones a León Felipe (egregio zamorano exiliado) en ‘Más bajo poetas, más bajo’ (2002) o a Alberti (‘El mar la mar’, 2002), pronto se tornan en referencias para la experimentación plástica como la que le motiva la inquebrantable voluntad por regresar al hogar que emprende el héroe homérico en la serie ‘Ítaca’ (2006). También le resulta de interés la figura de Ofelia –en el políptico ‘Ofelia nº 2’ (2004) y el gran acrílico ‘Ofelia’ (2006)– dentro de la serie ‘Flotación’. En la imagen que traza Caballero, el personaje shakesperiano no se reivindica como sujeto fatal de la traición amorosa, sino que –a partir de la imagen generada por Millais y por Cabanel –, se explora su condición formal (y corporal) fronteriza, liminar, a medio camino entre dos estadios esenciales: lo aéreo y lo acuático.Revisando etapas sucesivas, se advierte su interés –como sucede con otros muchos pintores abstractos– por indagar en las propias claves genéticas de su dicción, buceando en la Historia del Arte pretérito como fuentes prístinas. Resulta muy singular el detenimiento con el cual analiza la obra de un ilustre representante del Renacimiento. En ‘Los ángeles de Fra Angélico tocan el laúd’ (2002), ‘Sobre la Anunciación de Fra Angélico’ (2009) o ‘Variaciones sobre la Anunciación de Fra Angélico’ (2011) aparece el dorado como color simbólico y, posteriormente, la diagonal como elemento proyectado hacia puntos de fuga y conformador de la tercera dimensión.Pepa Caballero ‘Constelaciones abstractas’. CAAC. Sevilla. Avda. Américo Vespuccio, s/n. Comisarias: Carmen Cortés e Isabel Garnelo. Hasta el 4 de mayo. Cuatro estrellas.Si pionera fue entre las creadoras femeninas en adoptar (y mantenerse en) las dicciones de la abstracción, también fue precursora trasladando sus formulaciones pictóricas a una dimensión pública y accesible a través de grandes murales urbanos. Siguiendo una estela más social y menos mercantil que la desarrollada en el mural cerámico de los Apartamentos Milán, en Fuengirola (1970), por Barbadillo, este empeño cristalizará en 1985 con una intervención en el malagueño barrio de El Palo, en un edificio donde ella misma residía. La trayectoria creativa de Pepa Caballero (1943-2012) sale de las sombras y queda ahora iluminada con una muestra antológica, comisariada por dos profesoras de la Universidad de Málaga, que recorre más de 40 años de trabajo y experimentaciones. La propuesta expositiva destaca por un montaje limpio y bien estructurado que aprovecha a la perfección los espacios y salas del Claustrón Este del CAAC , distribuyendo los contenidos por agrupación de etapas y series desde su participación en el Colectivo Palmo hasta sus últimas creaciones.Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: ‘Tierra en blanco’, de Rosell Meseguer, en la Sala Verónicas: contrarrelatos telúricos Juan Francisco Rueda estandar Si CRÍTICA DE: Juana Francés y Rosario de Velasco, dos ‘excepcionales excepciones’ Juan Bautista PeiróEste grupo, activo desde fines de los 70 del siglo pasado hasta bien entrada la década siguiente, como años antes lo habían sido el Grupo Picasso o la Peña Montmartre, supuso otro hito en la búsqueda de lenguajes alternativos que renovaran un paisaje de periferia aún anclado en los academicismos. En este último caso no se trataba tanto de dar a conocer corrientes internacionales cuanto crear un dinamismo cultural interno que sacara a Málaga de su letargo, al tiempo que se visibilizaban dicciones personales casi todas muy cercanas al Informalismo. El grupo quedaría conformado por una serie de miembros fundadores – Dámaso Ruano, Jorge Lindell y la misma Caballero– a los que posterior- mente se unirían Manuel Barbadillo, Enrique Brinkmann o Stefan von Reiswitz, entre otros. Atención residualSe ha argumentado que la crítica y la historiografía han prestado una atención residual a las iniciativas plásticas surgidas lejos de los focos de los centros de poder cultural, y es posible que la razón de todo ello recaiga en una mirada en exceso centralista, pero no es menos cierto que quizá el hecho de orillar algunas de estas manifestaciones estuviese provocado por motivos mucho más prosaicos. Algunos de esos discursos individuales o colectivos no se ajustaban a las modas predominantes de recarga figurativa que estaban copando en los 80 los circuitos mercantiles. Y es que, si bien algunos miembros del colectivo optaron por la investigación de los múltiples caminos que permitía la abstracción, su valor primordial fue la heterogeneidad y la capacidad para aglutinar y promover diversas actividades artísticas, entre las que destacó la producción de obra gráfica. La producción primera de Caballero, marcada por l a reducción de la gama cromática y la aceptación de unos patrones geométricos que destilan, como en casi toda su obra, ciertas referencias arquitectónicas, dará paso, una vez se radique en Zamora durante una década, a una mirada fragmentada y repetitiva, tal y como puede constatarse en la serie ‘Después de la poda’ (1988-92). Es probable que la pincelada y la modularidad deriven de un estudio pormenorizado del léxico postimpresionista, aunque quizá la impronta de la adusta tierra castellana dejase en la pintora granadina la misma huella que décadas atrás marcase a Díaz-Caneja, Benjamín Palencia y la primera y segunda Escuela de Vallecas. A todo color. De arriba abajo, ‘Variaciones sobre la anunciación de Fra Angélico’; ‘Hacia la libertad’ (2002); y ‘Ofelia’ (2006) Pepa CaballeroA partir de aquí, las siguientes series, con independencia del cromatismo elegido, se hacen más claras y luminosas. La geometría alcanza unos niveles de pureza inusitados en su linealidad, delimitando franjas que se yuxtaponen y equilibran en un ejercicio de síntesis que recuerda tanto al racionalismo constructivo cuanto a la monumentalidad clásica. Surgirán así las series ‘Partenón’ (1992-1997) o ‘Mediterráneo’ (1999-2000), que pronto irán incluyendo efectos de transparencia, incluso de trampantojo, que recuerdan al primero y al tercero de los estilos pompeyanos de pintura, según la clasificación que August Mau estableció a fines del siglo XIX.Artista inquieta y viajera, gran lectora, amante de la poesía, la Historia y la cultura clásica, sus evocaciones a León Felipe (egregio zamorano exiliado) en ‘Más bajo poetas, más bajo’ (2002) o a Alberti (‘El mar la mar’, 2002), pronto se tornan en referencias para la experimentación plástica como la que le motiva la inquebrantable voluntad por regresar al hogar que emprende el héroe homérico en la serie ‘Ítaca’ (2006). También le resulta de interés la figura de Ofelia –en el políptico ‘Ofelia nº 2’ (2004) y el gran acrílico ‘Ofelia’ (2006)– dentro de la serie ‘Flotación’. En la imagen que traza Caballero, el personaje shakesperiano no se reivindica como sujeto fatal de la traición amorosa, sino que –a partir de la imagen generada por Millais y por Cabanel –, se explora su condición formal (y corporal) fronteriza, liminar, a medio camino entre dos estadios esenciales: lo aéreo y lo acuático.Revisando etapas sucesivas, se advierte su interés –como sucede con otros muchos pintores abstractos– por indagar en las propias claves genéticas de su dicción, buceando en la Historia del Arte pretérito como fuentes prístinas. Resulta muy singular el detenimiento con el cual analiza la obra de un ilustre representante del Renacimiento. En ‘Los ángeles de Fra Angélico tocan el laúd’ (2002), ‘Sobre la Anunciación de Fra Angélico’ (2009) o ‘Variaciones sobre la Anunciación de Fra Angélico’ (2011) aparece el dorado como color simbólico y, posteriormente, la diagonal como elemento proyectado hacia puntos de fuga y conformador de la tercera dimensión.Pepa Caballero ‘Constelaciones abstractas’. CAAC. Sevilla. Avda. Américo Vespuccio, s/n. Comisarias: Carmen Cortés e Isabel Garnelo. Hasta el 4 de mayo. Cuatro estrellas.Si pionera fue entre las creadoras femeninas en adoptar (y mantenerse en) las dicciones de la abstracción, también fue precursora trasladando sus formulaciones pictóricas a una dimensión pública y accesible a través de grandes murales urbanos. Siguiendo una estela más social y menos mercantil que la desarrollada en el mural cerámico de los Apartamentos Milán, en Fuengirola (1970), por Barbadillo, este empeño cristalizará en 1985 con una intervención en el malagueño barrio de El Palo, en un edificio donde ella misma residía.
CRÍTICA DE:
SEVILLA
El deseo de revisar ‘la periferia de las periferias’ lleva al CAAC a recorrer de manera antológica la labor de esta maestra de la abstracción y el muralismo, más allá de los colectivos conocidos
La trayectoria creativa de Pepa Caballero (1943-2012) sale de las sombras y queda ahora iluminada con una muestra antológica, comisariada por dos profesoras de la Universidad de Málaga, que recorre más de 40 años de trabajo y experimentaciones.
La propuesta expositiva destaca …
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