A mediados del siglo XIX se construyó en el puerto del Callao, en la calle Zurumilla, en la Avenida Guardia Chalaca, el Cementerio Británico de Bella Vista . Un siglo después, ocupado en su totalidad y sin poder expandirse más, se levantó otro nuevo no muy lejos de aquel, en la Avenida Colonial. Es en este último donde está enterrado el periodista y escritor español, Corpus García de la Barga y Gómez de la Serna, tío de Ramón Gómez de la Serna . Corpus Barga (1887-1975) se exilió en Francia en 1939, y allí pasó la Segunda Guerra Mundial, pensando quizás que el triunfo de los aliados echaría a Franco del poder. Como sabemos y sufrimos, no fue así. Tras la finalización de esta contienda, en el año 1948, se trasladó a Lima, en principio, para dar varios cursos sobre periodismo. Tenía sesenta y un años. Lima entonces contaba tan solo con unos ochocientos mil habitantes, hoy ronda los diez millones. Su intención era, luego, instalarse en Buenos Aires dado que era desde hacía muchas décadas un colaborador asiduo de ‘La Nación’ de Buenos Aires, pero la presencia en el poder de Evita y Juan Domingo Perón lo hizo desistir . En Argentina esta dictadura militar fascista (aunque hoy ya se desconoce a qué ideología responde el peronismo) había impuesto la censura.Falta de afectoCorpus siempre se quejó de la falta de relación cultural entre nuestras culturas españolas e hispanoamericanas. El se había propuesto, y algo consiguió, acabar con esta distancia. En Lima coincidió con las estancias temporales de Alberti, María Teresa León, Gerardo Diego , Dámaso Alonso o Jorge Guillén. Su permanencia en la capital del Perú se prolongó indefinidamente cuando fue nombrado Director del Instituto de Periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la antigua Casona. Corpus, hasta la guerra civil, desarrolló una febril actividad periodística tanto en España como, sobre todo, fuera de ella. Fue corresponsal en Europa de muchas grandes cabeceras españolas e hispanoamericanas. En París conoció y trató a toda la intelectualidad de su tiempo, es decir, la del período de entreguerras, y tuvo la oportunidad de entrevistar a todos los grandes políticos de aquellos tiempos, totalitarios y demócratas. Durante la República regresó a España hasta el final de la Guerra civil. Como es bien conocido, fue una de las personas que ayudaron al salvamento del Museo del Prado; participó en el II Congreso Internacional de Escritores para la defensa de la cultura, en el mes de julio de 1937, en Valencia; así como acompañó al exilio a la familia Machado y asistió a la muerte de Antonio y su madre en Colliure, Francia. En este país siguió colaborando con el gobierno de la II República en el exilio y participó en la fundación de la Unión de Intelectuales Españoles en Francia. Desde Perú siguió colaborando con la prensa española del exilio y reanudó sus colaboraciones habituales en ‘La Nación’ de Buenos Aires, ‘El Nacional’ de Caracas o ‘El Expreso’ y ‘El Comercio’ de Lima. Su presencia en España fue a través de publicaciones culturales como ‘Revista de Occidente’, ‘Insula’, o ‘Papeles de Sons Armadans’ la publicación que, desde Palma de Mallorca, dirigía el que sería Premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela.Corpus descansa junto al mar, en el Callao, como si reposara en la plaza homónima de MadridCorpus fundó la ‘Gaceta San Marquina’, en el año 1964, y la dirigió hasta su jubilación de la docencia en el 1967. Se despidió de la Universidad con una conferencia titulada: ‘Mis años de periodista: una autobiografía comprendida entre los años más cruciales del siglo XX (1914-1945)’. También Corpus noveló su aventurera vida en los tomos que componen ‘Una vida a caballo entre dos siglos’, el cuarto de ellos titulado ‘Los galgos verdugos’ (1973) galardonado con el Premio de la crítica. Al final de su existencia tuvo algunos reconocimientos por parte de su país que estaba ya viviendo la agonía del dictador. Se le nombró socio de honor de la Asociación de la prensa de Madrid. Corpus, además de ser uno de los grandes maestros del periodismo hispanoamericano, f ue un extraordinario memorialista. Durante la Guerra civil calificó a Madrid como la «capital más indefensa de occidente» y también como el «Baluarte para la defensa de la cultura». Desde Francia, Corpus se había embarcado en el buque Margarita que arribó al Callao. Un año después lo acompañarían ya su mujer y sus dos hijos. En 1966 moriría su hijo Andrés y su nuera Simone en un accidente de coche, en Asía. Se salvaron sus tres nietos de los que se hizo cargo. Desde Lima realizó dos viajes: los más relevantes a la isla de Pascua y a Francia, este último en 1957. Corpus murió en 1975 a los ochenta y ocho años. Poco tiempo antes había fallecido su esposa. En Lima permaneció su hija Ninouche y sus nietos. Delante de su tumba pienso en la melancolía con la que debió vivir sus últimos años de existencia. A diferencia de Chile, Argentina, Uruguay, Venezuela o México, muy pocos exiliados españoles llegaron al Perú, por lo que Corpus quedó desconectado de sus compatriotas . España, como casi siempre, se portó muy mal con él, incluso estando ya en democracia. Fue un gran español que quiso y comprendió a Hispanoamérica como pocos.El escritor junto a Pedro Salinas, Jorge Guillén, García Lorca y Vicente Aleixandre, entre otros ABCAquí en Lima, con toda la gente con la que he hablado guarda un gran recuerdo suyo, por ejemplo, el novelista Alonso Cueto, quien lo conoció siendo muy joven, debido a que su padre era uno de los grandes amigos suyos. La Universidad de San Marcos lo tiene como uno de sus emblemas. Hace poco, la propia universidad, con la colaboración del Centro Cultural de España, publicó una antología de sus artículos (1949- 1964) bajo el título de ‘Fuegos fugitivos’. El compilador fue Marcel Velázquez Castro. En este volumen Corpus Barga vuelve a mostrar sus dotes como maestro del artículo periodístico ya cercano a la propia literatura. En ‘El artículo en España’, escribe: «Es un género literario que los historiadores de la literatura se niegan a reconocer (hasta que se publica en libro), no se si con razón o sin ella». En realidad, el artículo es un género periodístico hermano de los géneros literarios, que tiene un valor por sí mismo se publique donde se publique. Corpus lo eleva a ensayo la mayor parte de las veces. Su información, saber, conocimiento y estilo lo llevan a escribir multitud de artículos que devienen en pequeños ensayos. José Miguel Oviedo , que tuvo la oportunidad de entrevistarlo poco tiempo antes de su muerte para la revista ‘Triunfo’, dijo que era el más grande periodista del Perú en décadas. Y el elogio se quedó corto, lo era por supuesto del Perú, de España, y de la mayor parte de los países cuyos periódicos más importantes publicaban habitualmente sus colaboraciones. En Lima se atenuó su exilio debido a la integración en su estructura académica y social. Perú y Lima se portaron inmejorablemente bien con Corpus que fue respetado por el a veces difícil devenir político. Corpus imprimía a sus textos un ritmo vertiginoso, amplios conocimientos, buen humor e ironía, un gran conocimiento lingüístico, y un estilo y argumentario irrebatibles.«Gran Modernidad»Francisco Umbral dijo de él que tenía una prosa divagativa «llena de meandros, anécdotas, lirismos, siendo de una gran modernidad». José Miguel Oviedo calificó a su escritura de «discurso laberíntico», lleno de incisos, porque siempre quiso abarcarlo todo. Corpus fue un exiliado que echó «raíces sentimentales en una ciudad y en una cultura que guarda necesaria vinculación con la patria ausente», dice Marcel Velázquez. De entre todos los artículos incluidos en ‘Fuegos fugitivos’, hay uno muy interesante titulado ‘El nacimiento del periodismo’. Después de hablar de los orígenes del periodismo y su desarrollo en Europa, dedica un espacio importante a la llegada del mismo a América y al Perú: « Con los españoles, el primer periodismo que vino fue el de los conventos, las noticias que traían, en su continua renovación de personal, los dominicos, los franciscanos. Luego llegan las Relaciones y los Noticiarios, que eran los documentos y las Cartas o Mercurios. Corpus se quejó de la falta de relación entre las culturas españolas e hispanoamericanasMás tarde la Gazeta, el Diario, todavía en el virreinato. Las ideas de las Cortes de Cádiz, los conspiradores de la Independencia y el ejército libertador de San Martín trajeron el periodismo de opinión: oficial, de oposición, de partido, de polémica. Antes de la independencia , se asomaron tímidamente: ‘El Peruano Liberal’, ‘El Pensador del Perú’, ‘El Argos Constitucional’, ‘El Investigador’, ‘El Ramalazo’. Afianzada la República se dieron rienda suelta otros muchos: ‘La Verdad‘, ‘El Conciliador’, ‘El Limeño’… hasta que en el año 1839 se fundó ‘El Comercio’, fuera de los partidos políticos, periódico de empresa y de información, para vivir de los lectores y, por consecuencia, de la publicidad. ‘El Comercio’ arraigó tan hondo que se publica todavía hoy». Y así sigue a los inicios de la segunda década del siglo XXI.Corpus descansa aquí, junto al mar, en el Callao, como si estuviera reposando en la plaza homónima de Madrid donde estuvo el Hotel Florida, sede de todos los corresponsales del mundo que acudieron a narrar nuestra guerra civil. Corpus descansa en el Callao, frente al océano Pacífico, en su Lima que lo acogió «los gallos cantan ya a todas horas . En Lima, donde pocos días se ve despertarse al sol, pues suele salir de una nube fatigado…». (’Pizarro y su estatua’). Corpus aquí, en el Nuevo Cementerio Británico. Incluso hasta nuestros ancestrales enemigos nos han sabido tratar en los infortunios mejor que nosotros mismos A mediados del siglo XIX se construyó en el puerto del Callao, en la calle Zurumilla, en la Avenida Guardia Chalaca, el Cementerio Británico de Bella Vista . Un siglo después, ocupado en su totalidad y sin poder expandirse más, se levantó otro nuevo no muy lejos de aquel, en la Avenida Colonial. Es en este último donde está enterrado el periodista y escritor español, Corpus García de la Barga y Gómez de la Serna, tío de Ramón Gómez de la Serna . Corpus Barga (1887-1975) se exilió en Francia en 1939, y allí pasó la Segunda Guerra Mundial, pensando quizás que el triunfo de los aliados echaría a Franco del poder. Como sabemos y sufrimos, no fue así. Tras la finalización de esta contienda, en el año 1948, se trasladó a Lima, en principio, para dar varios cursos sobre periodismo. Tenía sesenta y un años. Lima entonces contaba tan solo con unos ochocientos mil habitantes, hoy ronda los diez millones. Su intención era, luego, instalarse en Buenos Aires dado que era desde hacía muchas décadas un colaborador asiduo de ‘La Nación’ de Buenos Aires, pero la presencia en el poder de Evita y Juan Domingo Perón lo hizo desistir . En Argentina esta dictadura militar fascista (aunque hoy ya se desconoce a qué ideología responde el peronismo) había impuesto la censura.Falta de afectoCorpus siempre se quejó de la falta de relación cultural entre nuestras culturas españolas e hispanoamericanas. El se había propuesto, y algo consiguió, acabar con esta distancia. En Lima coincidió con las estancias temporales de Alberti, María Teresa León, Gerardo Diego , Dámaso Alonso o Jorge Guillén. Su permanencia en la capital del Perú se prolongó indefinidamente cuando fue nombrado Director del Instituto de Periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la antigua Casona. Corpus, hasta la guerra civil, desarrolló una febril actividad periodística tanto en España como, sobre todo, fuera de ella. Fue corresponsal en Europa de muchas grandes cabeceras españolas e hispanoamericanas. En París conoció y trató a toda la intelectualidad de su tiempo, es decir, la del período de entreguerras, y tuvo la oportunidad de entrevistar a todos los grandes políticos de aquellos tiempos, totalitarios y demócratas. Durante la República regresó a España hasta el final de la Guerra civil. Como es bien conocido, fue una de las personas que ayudaron al salvamento del Museo del Prado; participó en el II Congreso Internacional de Escritores para la defensa de la cultura, en el mes de julio de 1937, en Valencia; así como acompañó al exilio a la familia Machado y asistió a la muerte de Antonio y su madre en Colliure, Francia. En este país siguió colaborando con el gobierno de la II República en el exilio y participó en la fundación de la Unión de Intelectuales Españoles en Francia. Desde Perú siguió colaborando con la prensa española del exilio y reanudó sus colaboraciones habituales en ‘La Nación’ de Buenos Aires, ‘El Nacional’ de Caracas o ‘El Expreso’ y ‘El Comercio’ de Lima. Su presencia en España fue a través de publicaciones culturales como ‘Revista de Occidente’, ‘Insula’, o ‘Papeles de Sons Armadans’ la publicación que, desde Palma de Mallorca, dirigía el que sería Premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela.Corpus descansa junto al mar, en el Callao, como si reposara en la plaza homónima de MadridCorpus fundó la ‘Gaceta San Marquina’, en el año 1964, y la dirigió hasta su jubilación de la docencia en el 1967. Se despidió de la Universidad con una conferencia titulada: ‘Mis años de periodista: una autobiografía comprendida entre los años más cruciales del siglo XX (1914-1945)’. También Corpus noveló su aventurera vida en los tomos que componen ‘Una vida a caballo entre dos siglos’, el cuarto de ellos titulado ‘Los galgos verdugos’ (1973) galardonado con el Premio de la crítica. Al final de su existencia tuvo algunos reconocimientos por parte de su país que estaba ya viviendo la agonía del dictador. Se le nombró socio de honor de la Asociación de la prensa de Madrid. Corpus, además de ser uno de los grandes maestros del periodismo hispanoamericano, f ue un extraordinario memorialista. Durante la Guerra civil calificó a Madrid como la «capital más indefensa de occidente» y también como el «Baluarte para la defensa de la cultura». Desde Francia, Corpus se había embarcado en el buque Margarita que arribó al Callao. Un año después lo acompañarían ya su mujer y sus dos hijos. En 1966 moriría su hijo Andrés y su nuera Simone en un accidente de coche, en Asía. Se salvaron sus tres nietos de los que se hizo cargo. Desde Lima realizó dos viajes: los más relevantes a la isla de Pascua y a Francia, este último en 1957. Corpus murió en 1975 a los ochenta y ocho años. Poco tiempo antes había fallecido su esposa. En Lima permaneció su hija Ninouche y sus nietos. Delante de su tumba pienso en la melancolía con la que debió vivir sus últimos años de existencia. A diferencia de Chile, Argentina, Uruguay, Venezuela o México, muy pocos exiliados españoles llegaron al Perú, por lo que Corpus quedó desconectado de sus compatriotas . España, como casi siempre, se portó muy mal con él, incluso estando ya en democracia. Fue un gran español que quiso y comprendió a Hispanoamérica como pocos.El escritor junto a Pedro Salinas, Jorge Guillén, García Lorca y Vicente Aleixandre, entre otros ABCAquí en Lima, con toda la gente con la que he hablado guarda un gran recuerdo suyo, por ejemplo, el novelista Alonso Cueto, quien lo conoció siendo muy joven, debido a que su padre era uno de los grandes amigos suyos. La Universidad de San Marcos lo tiene como uno de sus emblemas. Hace poco, la propia universidad, con la colaboración del Centro Cultural de España, publicó una antología de sus artículos (1949- 1964) bajo el título de ‘Fuegos fugitivos’. El compilador fue Marcel Velázquez Castro. En este volumen Corpus Barga vuelve a mostrar sus dotes como maestro del artículo periodístico ya cercano a la propia literatura. En ‘El artículo en España’, escribe: «Es un género literario que los historiadores de la literatura se niegan a reconocer (hasta que se publica en libro), no se si con razón o sin ella». En realidad, el artículo es un género periodístico hermano de los géneros literarios, que tiene un valor por sí mismo se publique donde se publique. Corpus lo eleva a ensayo la mayor parte de las veces. Su información, saber, conocimiento y estilo lo llevan a escribir multitud de artículos que devienen en pequeños ensayos. José Miguel Oviedo , que tuvo la oportunidad de entrevistarlo poco tiempo antes de su muerte para la revista ‘Triunfo’, dijo que era el más grande periodista del Perú en décadas. Y el elogio se quedó corto, lo era por supuesto del Perú, de España, y de la mayor parte de los países cuyos periódicos más importantes publicaban habitualmente sus colaboraciones. En Lima se atenuó su exilio debido a la integración en su estructura académica y social. Perú y Lima se portaron inmejorablemente bien con Corpus que fue respetado por el a veces difícil devenir político. Corpus imprimía a sus textos un ritmo vertiginoso, amplios conocimientos, buen humor e ironía, un gran conocimiento lingüístico, y un estilo y argumentario irrebatibles.«Gran Modernidad»Francisco Umbral dijo de él que tenía una prosa divagativa «llena de meandros, anécdotas, lirismos, siendo de una gran modernidad». José Miguel Oviedo calificó a su escritura de «discurso laberíntico», lleno de incisos, porque siempre quiso abarcarlo todo. Corpus fue un exiliado que echó «raíces sentimentales en una ciudad y en una cultura que guarda necesaria vinculación con la patria ausente», dice Marcel Velázquez. De entre todos los artículos incluidos en ‘Fuegos fugitivos’, hay uno muy interesante titulado ‘El nacimiento del periodismo’. Después de hablar de los orígenes del periodismo y su desarrollo en Europa, dedica un espacio importante a la llegada del mismo a América y al Perú: « Con los españoles, el primer periodismo que vino fue el de los conventos, las noticias que traían, en su continua renovación de personal, los dominicos, los franciscanos. Luego llegan las Relaciones y los Noticiarios, que eran los documentos y las Cartas o Mercurios. Corpus se quejó de la falta de relación entre las culturas españolas e hispanoamericanasMás tarde la Gazeta, el Diario, todavía en el virreinato. Las ideas de las Cortes de Cádiz, los conspiradores de la Independencia y el ejército libertador de San Martín trajeron el periodismo de opinión: oficial, de oposición, de partido, de polémica. Antes de la independencia , se asomaron tímidamente: ‘El Peruano Liberal’, ‘El Pensador del Perú’, ‘El Argos Constitucional’, ‘El Investigador’, ‘El Ramalazo’. Afianzada la República se dieron rienda suelta otros muchos: ‘La Verdad‘, ‘El Conciliador’, ‘El Limeño’… hasta que en el año 1839 se fundó ‘El Comercio’, fuera de los partidos políticos, periódico de empresa y de información, para vivir de los lectores y, por consecuencia, de la publicidad. ‘El Comercio’ arraigó tan hondo que se publica todavía hoy». Y así sigue a los inicios de la segunda década del siglo XXI.Corpus descansa aquí, junto al mar, en el Callao, como si estuviera reposando en la plaza homónima de Madrid donde estuvo el Hotel Florida, sede de todos los corresponsales del mundo que acudieron a narrar nuestra guerra civil. Corpus descansa en el Callao, frente al océano Pacífico, en su Lima que lo acogió «los gallos cantan ya a todas horas . En Lima, donde pocos días se ve despertarse al sol, pues suele salir de una nube fatigado…». (’Pizarro y su estatua’). Corpus aquí, en el Nuevo Cementerio Británico. Incluso hasta nuestros ancestrales enemigos nos han sabido tratar en los infortunios mejor que nosotros mismos
A mediados del siglo XIX se construyó en el puerto del Callao, en la calle Zurumilla, en la Avenida Guardia Chalaca, el Cementerio Británico de Bella Vista. Un siglo después, ocupado en su totalidad y sin poder expandirse más, se levantó otro nuevo no … muy lejos de aquel, en la Avenida Colonial. Es en este último donde está enterrado el periodista y escritor español, Corpus García de la Barga y Gómez de la Serna, tío de Ramón Gómez de la Serna.
Corpus Barga (1887-1975) se exilió en Francia en 1939, y allí pasó la Segunda Guerra Mundial, pensando quizás que el triunfo de los aliados echaría a Franco del poder. Como sabemos y sufrimos, no fue así. Tras la finalización de esta contienda, en el año 1948, se trasladó a Lima, en principio, para dar varios cursos sobre periodismo. Tenía sesenta y un años.
Lima entonces contaba tan solo con unos ochocientos mil habitantes, hoy ronda los diez millones. Su intención era, luego, instalarse en Buenos Aires dado que era desde hacía muchas décadas un colaborador asiduo de ‘La Nación’ de Buenos Aires, pero la presencia en el poder de Evita y Juan Domingo Perón lo hizo desistir. En Argentina esta dictadura militar fascista (aunque hoy ya se desconoce a qué ideología responde el peronismo) había impuesto la censura.
Falta de afecto
Corpus siempre se quejó de la falta de relación cultural entre nuestras culturas españolas e hispanoamericanas. El se había propuesto, y algo consiguió, acabar con esta distancia. En Lima coincidió con las estancias temporales de Alberti, María Teresa León, Gerardo Diego, Dámaso Alonso o Jorge Guillén. Su permanencia en la capital del Perú se prolongó indefinidamente cuando fue nombrado Director del Instituto de Periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la antigua Casona.
Corpus, hasta la guerra civil, desarrolló una febril actividad periodística tanto en España como, sobre todo, fuera de ella. Fue corresponsal en Europa de muchas grandes cabeceras españolas e hispanoamericanas. En París conoció y trató a toda la intelectualidad de su tiempo, es decir, la del período de entreguerras, y tuvo la oportunidad de entrevistar a todos los grandes políticos de aquellos tiempos, totalitarios y demócratas.
Durante la República regresó a España hasta el final de la Guerra civil. Como es bien conocido, fue una de las personas que ayudaron al salvamento del Museo del Prado; participó en el II Congreso Internacional de Escritores para la defensa de la cultura, en el mes de julio de 1937, en Valencia; así como acompañó al exilio a la familia Machado y asistió a la muerte de Antonio y su madre en Colliure, Francia. En este país siguió colaborando con el gobierno de la II República en el exilio y participó en la fundación de la Unión de Intelectuales Españoles en Francia.
Desde Perú siguió colaborando con la prensa española del exilio y reanudó sus colaboraciones habituales en ‘La Nación’ de Buenos Aires, ‘El Nacional’ de Caracas o ‘El Expreso’ y ‘El Comercio’ de Lima. Su presencia en España fue a través de publicaciones culturales como ‘Revista de Occidente’, ‘Insula’, o ‘Papeles de Sons Armadans’ la publicación que, desde Palma de Mallorca, dirigía el que sería Premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela.
Corpus descansa junto al mar, en el Callao, como si reposara en la plaza homónima de Madrid
Corpus fundó la ‘Gaceta San Marquina’, en el año 1964, y la dirigió hasta su jubilación de la docencia en el 1967. Se despidió de la Universidad con una conferencia titulada: ‘Mis años de periodista: una autobiografía comprendida entre los años más cruciales del siglo XX (1914-1945)’. También Corpus noveló su aventurera vida en los tomos que componen ‘Una vida a caballo entre dos siglos’, el cuarto de ellos titulado ‘Los galgos verdugos’ (1973) galardonado con el Premio de la crítica.
Al final de su existencia tuvo algunos reconocimientos por parte de su país que estaba ya viviendo la agonía del dictador. Se le nombró socio de honor de la Asociación de la prensa de Madrid. Corpus, además de ser uno de los grandes maestros del periodismo hispanoamericano, fue un extraordinario memorialista. Durante la Guerra civil calificó a Madrid como la «capital más indefensa de occidente» y también como el «Baluarte para la defensa de la cultura».
Desde Francia, Corpus se había embarcado en el buque Margarita que arribó al Callao. Un año después lo acompañarían ya su mujer y sus dos hijos. En 1966 moriría su hijo Andrés y su nuera Simone en un accidente de coche, en Asía. Se salvaron sus tres nietos de los que se hizo cargo. Desde Lima realizó dos viajes: los más relevantes a la isla de Pascua y a Francia, este último en 1957. Corpus murió en 1975 a los ochenta y ocho años. Poco tiempo antes había fallecido su esposa. En Lima permaneció su hija Ninouche y sus nietos.
Delante de su tumba pienso en la melancolía con la que debió vivir sus últimos años de existencia. A diferencia de Chile, Argentina, Uruguay, Venezuela o México, muy pocos exiliados españoles llegaron al Perú, por lo que Corpus quedó desconectado de sus compatriotas. España, como casi siempre, se portó muy mal con él, incluso estando ya en democracia. Fue un gran español que quiso y comprendió a Hispanoamérica como pocos.
ABC
Aquí en Lima, con toda la gente con la que he hablado guarda un gran recuerdo suyo, por ejemplo, el novelista Alonso Cueto, quien lo conoció siendo muy joven, debido a que su padre era uno de los grandes amigos suyos. La Universidad de San Marcos lo tiene como uno de sus emblemas. Hace poco, la propia universidad, con la colaboración del Centro Cultural de España, publicó una antología de sus artículos (1949- 1964) bajo el título de ‘Fuegos fugitivos’.
El compilador fue Marcel Velázquez Castro. En este volumen Corpus Barga vuelve a mostrar sus dotes como maestro del artículo periodístico ya cercano a la propia literatura. En ‘El artículo en España’, escribe: «Es un género literario que los historiadores de la literatura se niegan a reconocer (hasta que se publica en libro), no se si con razón o sin ella».
En realidad, el artículo es un género periodístico hermano de los géneros literarios, que tiene un valor por sí mismo se publique donde se publique. Corpus lo eleva a ensayo la mayor parte de las veces. Su información, saber, conocimiento y estilo lo llevan a escribir multitud de artículos que devienen en pequeños ensayos. José Miguel Oviedo, que tuvo la oportunidad de entrevistarlo poco tiempo antes de su muerte para la revista ‘Triunfo’, dijo que era el más grande periodista del Perú en décadas. Y el elogio se quedó corto, lo era por supuesto del Perú, de España, y de la mayor parte de los países cuyos periódicos más importantes publicaban habitualmente sus colaboraciones.
En Lima se atenuó su exilio debido a la integración en su estructura académica y social. Perú y Lima se portaron inmejorablemente bien con Corpus que fue respetado por el a veces difícil devenir político. Corpus imprimía a sus textos un ritmo vertiginoso, amplios conocimientos, buen humor e ironía, un gran conocimiento lingüístico, y un estilo y argumentario irrebatibles.
«Gran Modernidad»
Francisco Umbral dijo de él que tenía una prosa divagativa «llena de meandros, anécdotas, lirismos, siendo de una gran modernidad». José Miguel Oviedo calificó a su escritura de «discurso laberíntico», lleno de incisos, porque siempre quiso abarcarlo todo. Corpus fue un exiliado que echó «raíces sentimentales en una ciudad y en una cultura que guarda necesaria vinculación con la patria ausente», dice Marcel Velázquez.
De entre todos los artículos incluidos en ‘Fuegos fugitivos’, hay uno muy interesante titulado ‘El nacimiento del periodismo’.
Después de hablar de los orígenes del periodismo y su desarrollo en Europa, dedica un espacio importante a la llegada del mismo a América y al Perú: «Con los españoles, el primer periodismo que vino fue el de los conventos, las noticias que traían, en su continua renovación de personal, los dominicos, los franciscanos. Luego llegan las Relaciones y los Noticiarios, que eran los documentos y las Cartas o Mercurios.
Corpus se quejó de la falta de relación entre las culturas españolas e hispanoamericanas
Más tarde la Gazeta, el Diario, todavía en el virreinato. Las ideas de las Cortes de Cádiz, los conspiradores de la Independencia y el ejército libertador de San Martín trajeron el periodismo de opinión: oficial, de oposición, de partido, de polémica. Antes de la independencia, se asomaron tímidamente: ‘El Peruano Liberal’, ‘El Pensador del Perú’, ‘El Argos Constitucional’, ‘El Investigador’, ‘El Ramalazo’. Afianzada la República se dieron rienda suelta otros muchos: ‘La Verdad‘, ‘El Conciliador’, ‘El Limeño’… hasta que en el año 1839 se fundó ‘El Comercio’, fuera de los partidos políticos, periódico de empresa y de información, para vivir de los lectores y, por consecuencia, de la publicidad. ‘El Comercio’ arraigó tan hondo que se publica todavía hoy». Y así sigue a los inicios de la segunda década del siglo XXI.
Corpus descansa aquí, junto al mar, en el Callao, como si estuviera reposando en la plaza homónima de Madrid donde estuvo el Hotel Florida, sede de todos los corresponsales del mundo que acudieron a narrar nuestra guerra civil. Corpus descansa en el Callao, frente al océano Pacífico, en su Lima que lo acogió «los gallos cantan ya a todas horas. En Lima, donde pocos días se ve despertarse al sol, pues suele salir de una nube fatigado…». (’Pizarro y su estatua’). Corpus aquí, en el Nuevo Cementerio Británico. Incluso hasta nuestros ancestrales enemigos nos han sabido tratar en los infortunios mejor que nosotros mismos
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