Costa-Gavras tiene cumplidos los noventa y dos años y aún es un hombre elegante y una cineasta con espíritu crítico. El director de ‘Z’, de ‘Missing’, ‘La confesión’, ‘Estado de sitio’ y tantas otras películas que han buscado y hurgado en los entresijos de la política y el mundo, estrena hoy ‘El último suspiro’, en la que se adentra con enorme lucidez y valor en el territorio espinoso de la muerte , de la aceptación o el rechazo cuando la ciencia médica ya no puede luchar contra la enfermedad.Noticia Relacionada estandar Si Costa-Gavras: «La muerte de Francisco ha sido impresionante. Un final de película» Fernando Muñoz A sus 92 años, el oscarizado cineasta estrena ‘El último suspiro’, en la que habla de despedirse de la vida con la mayor dignidad posiblePlantea bien sus dilemas y opiniones Costa-Gavras, que ha elaborado el guion a partir del libro de Régis Debray y Claude Grange, y utiliza a dos personajes para explicarse, un filósofo y un médico de paliativos experto en enfrentarse y acompañar a los pacientes para los que la medicina ya no tiene una solución. La película es el jugoso diálogo entre estos dos personajes y el aliño de unos cuantos casos que ayudan a esclarecer las confusiones que existen entre la llamada eutanasia activa y los cuidados paliativos. El actor que interpreta al médico, Kad Merad, aporta la información y reflexión al respecto a través de su humanísimo personaje: la práctica esencial de la medicina es curativa, y cuando eso es imposible, encuentra otro tipo de utilidad como acompañante y consuelo.’El último suspiro’ es una película recelosa con la eutanasia y muy comprensiva y sutil con la enfermedad, el dolor, el rechazo, la aceptación y la humanidad en los métodos para atravesar de modo natural, sin empujones pero también sin tormentos, el trayecto de la vida a la muerte.Noticia Relacionada Entrevista | Festival de San Sebastián estandar Si Costa-Gavras: «Ahora parece que cuando la gente llega a vieja le crea un problema a la sociedad» Fernando Muñoz El cineasta de 91 se convierte en un ejemplo de vitalidad en el Festival de San Sebastián, donde ha presentado ‘El último suspiro’Además de la seriedad y la sensatez de que Kad Merad le otorga a su personaje y la ironía con la que Denis Podalydès interpreta a su filósofo, aparece como uno de los ‘casos’ Ángela Molina, que llena de atractivo, gracia y tópicos gitanos su tramo de la película. Costa-Gavras tiene cumplidos los noventa y dos años y aún es un hombre elegante y una cineasta con espíritu crítico. El director de ‘Z’, de ‘Missing’, ‘La confesión’, ‘Estado de sitio’ y tantas otras películas que han buscado y hurgado en los entresijos de la política y el mundo, estrena hoy ‘El último suspiro’, en la que se adentra con enorme lucidez y valor en el territorio espinoso de la muerte , de la aceptación o el rechazo cuando la ciencia médica ya no puede luchar contra la enfermedad.Noticia Relacionada estandar Si Costa-Gavras: «La muerte de Francisco ha sido impresionante. Un final de película» Fernando Muñoz A sus 92 años, el oscarizado cineasta estrena ‘El último suspiro’, en la que habla de despedirse de la vida con la mayor dignidad posiblePlantea bien sus dilemas y opiniones Costa-Gavras, que ha elaborado el guion a partir del libro de Régis Debray y Claude Grange, y utiliza a dos personajes para explicarse, un filósofo y un médico de paliativos experto en enfrentarse y acompañar a los pacientes para los que la medicina ya no tiene una solución. La película es el jugoso diálogo entre estos dos personajes y el aliño de unos cuantos casos que ayudan a esclarecer las confusiones que existen entre la llamada eutanasia activa y los cuidados paliativos. El actor que interpreta al médico, Kad Merad, aporta la información y reflexión al respecto a través de su humanísimo personaje: la práctica esencial de la medicina es curativa, y cuando eso es imposible, encuentra otro tipo de utilidad como acompañante y consuelo.’El último suspiro’ es una película recelosa con la eutanasia y muy comprensiva y sutil con la enfermedad, el dolor, el rechazo, la aceptación y la humanidad en los métodos para atravesar de modo natural, sin empujones pero también sin tormentos, el trayecto de la vida a la muerte.Noticia Relacionada Entrevista | Festival de San Sebastián estandar Si Costa-Gavras: «Ahora parece que cuando la gente llega a vieja le crea un problema a la sociedad» Fernando Muñoz El cineasta de 91 se convierte en un ejemplo de vitalidad en el Festival de San Sebastián, donde ha presentado ‘El último suspiro’Además de la seriedad y la sensatez de que Kad Merad le otorga a su personaje y la ironía con la que Denis Podalydès interpreta a su filósofo, aparece como uno de los ‘casos’ Ángela Molina, que llena de atractivo, gracia y tópicos gitanos su tramo de la película.
Es una película recelosa con la eutanasia y muy comprensiva y sutil con la enfermedad, el dolor, el rechazo, la aceptación y la humanidad en los métodos para atravesar de modo natural
Costa-Gavras tiene cumplidos los noventa y dos años y aún es un hombre elegante y una cineasta con espíritu crítico. El director de ‘Z’, de ‘Missing’, ‘La confesión’, ‘Estado de sitio’ y tantas otras películas que han buscado y hurgado en los entresijos de … la política y el mundo, estrena hoy ‘El último suspiro’, en la que se adentra con enorme lucidez y valor en el territorio espinoso de la muerte, de la aceptación o el rechazo cuando la ciencia médica ya no puede luchar contra la enfermedad.
Plantea bien sus dilemas y opiniones Costa-Gavras, que ha elaborado el guion a partir del libro de Régis Debray y Claude Grange, y utiliza a dos personajes para explicarse, un filósofo y un médico de paliativos experto en enfrentarse y acompañar a los pacientes para los que la medicina ya no tiene una solución. La película es el jugoso diálogo entre estos dos personajes y el aliño de unos cuantos casos que ayudan a esclarecer las confusiones que existen entre la llamada eutanasia activa y los cuidados paliativos. El actor que interpreta al médico, Kad Merad, aporta la información y reflexión al respecto a través de su humanísimo personaje: la práctica esencial de la medicina es curativa, y cuando eso es imposible, encuentra otro tipo de utilidad como acompañante y consuelo.
‘El último suspiro’ es una película recelosa con la eutanasia y muy comprensiva y sutil con la enfermedad, el dolor, el rechazo, la aceptación y la humanidad en los métodos para atravesar de modo natural, sin empujones pero también sin tormentos, el trayecto de la vida a la muerte.
Además de la seriedad y la sensatez de que Kad Merad le otorga a su personaje y la ironía con la que Denis Podalydès interpreta a su filósofo, aparece como uno de los ‘casos’ Ángela Molina, que llena de atractivo, gracia y tópicos gitanos su tramo de la película.
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