El cine de Manuel Gómez Pereira suele ser desenfadado, ligero y con un vuelco hacia la comedia ya la frescura narrativa. En ‘Un funeral de locos’ coge el material de una película británica de éxito hace treinta años, ‘Un funeral de muerte’ (que ya tuvo un ‘remake’ americano un par de años después) y junto a su guionista habitual, Yolanda García Serrano (¿dónde está Joaquín Oristrell, la otra pata de ese equipo de tantas películas?), organizan un divertimento del que ya se conoce el sabor pero con ingredientes nuevos, un equipo actoral puramente de comedia que encarna la misma historia, pero a su manera.Noticia Relacionada estandar No ‘Sorda’ triunfa en el Festival de Málaga con la Biznaga de Oro ABC ‘El ladrón de perros’, de Vinko Tomicic, ha sido distinguida como la mejor película latinoamericanaA la manera de Ernesto Alterio, siempre hábil para encarnar a una golferas; a la de Quim Gutiérrez, seriote durante un rato; Inma Cuesta, a bordo de su perfil borde tan gracioso, y Gorka Otxoa, Hugo Silva, Belén Rueda, Secun de la Rosa, Esmeralda Pimental, Arturo Valls, que con tanto arte se pone un capirote, o Antonio Resines en un papel muy incómodo aunque esté siempre sentado. El argumento ya se sabe, familia y amigos en el lugar de los hechos, el último adiós al gran y honrado patriarca, y con una buena cantidad de imprevistos, secretos y fastidios que van a alterar la tranquilidad del finado y también la blancura de su recuerdo. La novedad en la historia está en la personalidad de los actores.Película sin mayor trascendencia y para estar un buen rato con unos personajes que lo pasan fatal, todos y casi todo el tiempo, pero sin traspasarle al espectador sus malos rollos. Al contrario, intenta que te rías mientras ellos sufren.En la contraportada de esta película (o viceversa) está ‘Muy lejos’, en la que Gerard Oms relata la atribulada historia de un hombre que quiere romper el papel de su vida, alejarse de su entorno, de su fracaso, de su imagen y de algunos corsés que le oprimían. Arranca muy animada, con un grupo de seguidores del español que viaja a Utrech para animar a su equipo en el partido que juega allí; entre ellos viaja Sergio, el protagonista, un tipo juerguista, animado y rodeado de amigos y familiares. A la mañana siguiente se despierta otro Sergio, abatido y triste que quiere romper el hilo de su cometa vital… Todos vuelven, menos él .La cámara de Gerard Oms se queda con Sergio y lo seguirá durante su tremenda desventura y desolación por la ciudad, donde emprende varias búsquedas, casa, trabajo y algunas otras relacionadas con su vida interior y no anterior. La película se enfoca en las dificultades de vivir como extranjero y sin recursos en la sociedad holandesa, a la que se le extirpan algunas de sus contradicciones, tan libre, tan cauta, tan limpia en su segregación con los extraños, tan rica y tan precaria… Todo eso lo sufre el protagonista y lo advierte al espectador, y ambos entienden la moral, quizás mejor moraleja, de la historia: a veces hay que perderse para encontrarse.Es destacable la interpretación de Mario Casas, un actor que crece y crece como si le hubieran puesto ascenso, y que consigue ir abriendo con esfuerzo actoral la ostra de su personaje. Y tiene algo de gracia, y más en una historia tristona, David Verdaguer en el papel de catalán seco, remirado, semisolidario y con la espuma justa. Nadie quiere hacerte reír en ‘Muy lejos’. El cine de Manuel Gómez Pereira suele ser desenfadado, ligero y con un vuelco hacia la comedia ya la frescura narrativa. En ‘Un funeral de locos’ coge el material de una película británica de éxito hace treinta años, ‘Un funeral de muerte’ (que ya tuvo un ‘remake’ americano un par de años después) y junto a su guionista habitual, Yolanda García Serrano (¿dónde está Joaquín Oristrell, la otra pata de ese equipo de tantas películas?), organizan un divertimento del que ya se conoce el sabor pero con ingredientes nuevos, un equipo actoral puramente de comedia que encarna la misma historia, pero a su manera.Noticia Relacionada estandar No ‘Sorda’ triunfa en el Festival de Málaga con la Biznaga de Oro ABC ‘El ladrón de perros’, de Vinko Tomicic, ha sido distinguida como la mejor película latinoamericanaA la manera de Ernesto Alterio, siempre hábil para encarnar a una golferas; a la de Quim Gutiérrez, seriote durante un rato; Inma Cuesta, a bordo de su perfil borde tan gracioso, y Gorka Otxoa, Hugo Silva, Belén Rueda, Secun de la Rosa, Esmeralda Pimental, Arturo Valls, que con tanto arte se pone un capirote, o Antonio Resines en un papel muy incómodo aunque esté siempre sentado. El argumento ya se sabe, familia y amigos en el lugar de los hechos, el último adiós al gran y honrado patriarca, y con una buena cantidad de imprevistos, secretos y fastidios que van a alterar la tranquilidad del finado y también la blancura de su recuerdo. La novedad en la historia está en la personalidad de los actores.Película sin mayor trascendencia y para estar un buen rato con unos personajes que lo pasan fatal, todos y casi todo el tiempo, pero sin traspasarle al espectador sus malos rollos. Al contrario, intenta que te rías mientras ellos sufren.En la contraportada de esta película (o viceversa) está ‘Muy lejos’, en la que Gerard Oms relata la atribulada historia de un hombre que quiere romper el papel de su vida, alejarse de su entorno, de su fracaso, de su imagen y de algunos corsés que le oprimían. Arranca muy animada, con un grupo de seguidores del español que viaja a Utrech para animar a su equipo en el partido que juega allí; entre ellos viaja Sergio, el protagonista, un tipo juerguista, animado y rodeado de amigos y familiares. A la mañana siguiente se despierta otro Sergio, abatido y triste que quiere romper el hilo de su cometa vital… Todos vuelven, menos él .La cámara de Gerard Oms se queda con Sergio y lo seguirá durante su tremenda desventura y desolación por la ciudad, donde emprende varias búsquedas, casa, trabajo y algunas otras relacionadas con su vida interior y no anterior. La película se enfoca en las dificultades de vivir como extranjero y sin recursos en la sociedad holandesa, a la que se le extirpan algunas de sus contradicciones, tan libre, tan cauta, tan limpia en su segregación con los extraños, tan rica y tan precaria… Todo eso lo sufre el protagonista y lo advierte al espectador, y ambos entienden la moral, quizás mejor moraleja, de la historia: a veces hay que perderse para encontrarse.Es destacable la interpretación de Mario Casas, un actor que crece y crece como si le hubieran puesto ascenso, y que consigue ir abriendo con esfuerzo actoral la ostra de su personaje. Y tiene algo de gracia, y más en una historia tristona, David Verdaguer en el papel de catalán seco, remirado, semisolidario y con la espuma justa. Nadie quiere hacerte reír en ‘Muy lejos’.
El primer largometraje de Gerard Oms, ‘Muy lejos’, y el último del veterano Manuel Gómez Pereira, ‘Un funeral de locos’, vienen a mostrar esas dos máscaras
El cine de Manuel Gómez Pereira suele ser desenfadado, ligero y con un vuelco hacia la comedia ya la frescura narrativa. En ‘Un funeral de locos’ coge el material de una película británica de éxito hace treinta años, ‘Un funeral de muerte’ (que ya tuvo un ‘remake’ americano un par de años después) y junto a su guionista habitual, Yolanda García Serrano (¿dónde está Joaquín Oristrell, la otra pata de ese equipo de tantas películas?), organizan un divertimento del que ya se conoce el sabor pero con ingredientes nuevos, un equipo actoral puramente de comedia que encarna la misma historia, pero a su manera.
A la manera de Ernesto Alterio, siempre hábil para encarnar a una golferas; a la de Quim Gutiérrez, seriote durante un rato; Inma Cuesta, a bordo de su perfil borde tan gracioso, y Gorka Otxoa, Hugo Silva, Belén Rueda, Secun de la Rosa, Esmeralda Pimental, Arturo Valls, que con tanto arte se pone un capirote, o Antonio Resines en un papel muy incómodo aunque esté siempre sentado. El argumento ya se sabe, familia y amigos en el lugar de los hechos, el último adiós al gran y honrado patriarca, y con una buena cantidad de imprevistos, secretos y fastidios que van a alterar la tranquilidad del finado y también la blancura de su recuerdo. La novedad en la historia está en la personalidad de los actores.
Película sin mayor trascendencia y para estar un buen rato con unos personajes que lo pasan fatal, todos y casi todo el tiempo, pero sin traspasarle al espectador sus malos rollos. Al contrario, intenta que te rías mientras ellos sufren.
En la contraportada de esta película (o viceversa) está ‘Muy lejos’, en la que Gerard Oms relata la atribulada historia de un hombre que quiere romper el papel de su vida, alejarse de su entorno, de su fracaso, de su imagen y de algunos corsés que le oprimían. Arranca muy animada, con un grupo de seguidores del español que viaja a Utrech para animar a su equipo en el partido que juega allí; entre ellos viaja Sergio, el protagonista, un tipo juerguista, animado y rodeado de amigos y familiares. A la mañana siguiente se despierta otro Sergio, abatido y triste que quiere romper el hilo de su cometa vital… Todos vuelven, menos él.
La cámara de Gerard Oms se queda con Sergio y lo seguirá durante su tremenda desventura y desolación por la ciudad, donde emprende varias búsquedas, casa, trabajo y algunas otras relacionadas con su vida interior y no anterior. La película se enfoca en las dificultades de vivir como extranjero y sin recursos en la sociedad holandesa, a la que se le extirpan algunas de sus contradicciones, tan libre, tan cauta, tan limpia en su segregación con los extraños, tan rica y tan precaria… Todo eso lo sufre el protagonista y lo advierte al espectador, y ambos entienden la moral, quizás mejor moraleja, de la historia: a veces hay que perderse para encontrarse.
Es destacable la interpretación de Mario Casas, un actor que crece y crece como si le hubieran puesto ascenso, y que consigue ir abriendo con esfuerzo actoral la ostra de su personaje. Y tiene algo de gracia, y más en una historia tristona, David Verdaguer en el papel de catalán seco, remirado, semisolidario y con la espuma justa. Nadie quiere hacerte reír en ‘Muy lejos’.
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