Una silla es una silla dentro de una habitación poblada. Si no se le da el protagonismo que merece, se pierde en los comedores, en los salones, en un rincón cualquiera de una estancia. Una silla se creó para sentarse, para darle al cuerpo un espacio de confort, la calma, el relax, la pausa. Una silla tiene su papel protagonista en una comida, en las sobremesas y en las horas de estudio o trabajo. Una silla, en ocasiones, sirve para dejar la ropa usa del día anterior, para posar los olvidos, para rescatar los recuerdos o simplemente como objeto ornamental. Pero una silla puede transformar un escenario vacío. Ella sola, fuera de su contexto, significa otra cosa, adquiere significado, relieve, importancia. Y si a una silla, en ese escenario vacío, le aplicas una luz cambiante, en cada paso de ese halo de luz, a buen seguro, nos narrará una historia diferente.
“El hecho de sentarse es la antesala de algo que va a pasar (…) Decenas de escenas de nuestra vida y recuerdos perdurables en la memoria acontecen sentados”, escriben el periodista Álvaro Castro y el arquitecto Ramón Úbeda en el libro Comer bien sentado (Planeta Gastro). Ambos nos hacen entender la importancia de la silla dentro de un espacio de restauración, el papel que juega dentro de un storytelling culinario. El leitmotiv: seguir la estela de las sillas diseñadas por la compañía Andreu World. Así, nos invitan a recorrer los mejores restaurantes del país, nos incitan a sentarnos en sus sillas en torno a una mesa y preparar al cuerpo para lo que va a suceder: el gran espectáculo de la gastronomía. “Cada asiento tiene su razón de ser” y cada capítulo de este libro es una invitación al viaje. “No es una guía, sino una relación de lugares recomendados donde los comensales no solo acuden a comer, sino a sentarse en una silla diseñada por una de las principales empresas familiares del sector mobiliario”, aseguran. El libro lo publicó en 2019 Planeta Gastro y para quienes quieran seguir indagando sobre la silla como concepto y plenitud, la editorial Lunwerg ha editado una serie de continuación bajo los títulos: Trabajar bien sentado y, el recientemente aparecido, Viajar bien sentado.
El diseño en la mesa. El diseño en el bocado. En la composición en un plato. El diseño como ingrediente de transformación. Más allá del acto de comer se encuentra el instinto de la contemplación, de la belleza de las formas y la seducción de los aromas, el perfume de la tentación. En ocasiones, los platos culminan su historia en una mesa, acompañados de un diseño creado ad hoc para ese concepto. Así fue la sinergia entre el diseñador Luki Huber y el equipo de elBulli, y el motor que, años más tarde, dio como resultado Diseños y esbozos para elBulli (Planeta Gastro). “Mi colaboración con elBulli se desarrolló a lo largo de cinco años, durante los cuales, pienso que fuimos capaces de crear una simbiosis entre un restaurante de alta gastronomía de vanguardia (…) y un diseñador industrial”, dice Huber al comienzo del libro. De ese trabajo en conjunto nacieron diseños imprescindibles para entender y disfrutar platos del restaurante de Cala Montjoi como la cuchara colador y las latas para las esferificaciones, el tubo de aluminio para el praliné de cacahuete, la pinza para emplatar, el globo de aroma (para atrapar las esencias del azahar que acompañaban a los sorbetes de nitro de naranja), la pipeta, el espray cóctel o la cuchara de café, entre otras muchas genialidades que han sido capaces de salir del laboratorio de la alta cocina para incorporarse en la cotidianeidad de las casas.
El diseño y la palabra escrita. Escribir el pensamiento, ordenarlo con una caligrafía legible, dejando a los conceptos plasmar su significado y su significante en ese lienzo en blanco que es un libro. Los recetarios gastronómicos brotan de la búsqueda de querer dejar constancia del ayer, de las tendencias y las tradiciones, de la genialidad y el acierto. Los recetarios gastronómicos necesitan de esa grafía que aporta belleza, pero también de la fotografía y/o ilustración que refuerce el contenido. Así, raros son los libros de cocina que no alteren nuestro apetito a través de unas infografías e imágenes espectaculares. Esa necesidad de la búsqueda de la belleza en un plato impulsó el nacimiento de nuevas profesiones donde la gastronomía y el diseño se han unido creando los artistas de la gastronomía, los llamados food stylist u home economist. Uno de los mejores títulos que nos puede hacer entender el trabajo de un estilista de cocina, que nos ayude a encontrar técnicas para potenciar el ingrediente, para ensalzar un plato, para cautivar en una mesa con una fotografía, es Food styling. The art of preparing food for the camera (Wiley Editors) de la estilista Delores Custer. Por ahora, solo se encuentra en inglés, pero aquellos que quieran entender sobre la teoría del color, la composición armónica en un plato, la búsqueda de la mejor iluminación para una fotografía profesional, esta es la mejor opción.
“Una imagen que emplea el vocabulario de la infografía suele combinar elementos de diseño, ilustración y/o fotografías y unas pocas palabras”, escribe Simone Klabin, en la introducción su libro Food & drink infographics. A visual guide to culinary pleasures (Taschen). “Las infografías, o grafismos informativos, ofrecen un modo visual directo y sistemático de transmitir información. La visualización de datos puede servir como herramienta de comunicación eficaz e incluso transcender las barreras lingüísticas”. El libro es una joya, editada en inglés, español e italiano, con unas espectaculares ilustraciones, donde se recopilan infografías sobre el chocolate, el queso, el helado, la comida, los sentidos gustativos… Un libro para estudiosos del diseño, ilustradores o apasionados del arte. En esta línea, acaba de publicarse un didáctico, curioso e interesante volumen sobre el diseño de los objetos que nos rodean: Food Design. La guía del diseño alimentario (RBA). Una obra, escrita a seis manos (Sergi Freixes, Elsa Yranzo e Iván Merino), estructurada en tres partes: el diseño y los alimentos, donde se analiza la raíz, el origen, lo primitivo; las metodologías y herramientas, es decir, las técnicas y los utensilios más interesantes y experimentados en el ámbito educativo; y en el diseño de las experiencias, donde los autores profundizan en cómo crear experiencias alimentarias únicas e innovadoras.
Libros que analizan los alimentos, profundizan sobre el sentido de los muebles que nos rodean y dibujan la historia de gastronomía en didácticas infografías
Una silla es una silla dentro de una habitación poblada. Si no se le da el protagonismo que merece, se pierde en los comedores, en los salones, en un rincón cualquiera de una estancia. Una silla se creó para sentarse, para darle al cuerpo un espacio de confort, la calma, el relax, la pausa. Una silla tiene su papel protagonista en una comida, en las sobremesas y en las horas de estudio o trabajo. Una silla, en ocasiones, sirve para dejar la ropa usa del día anterior, para posar los olvidos, para rescatar los recuerdos o simplemente como objeto ornamental. Pero una silla puede transformar un escenario vacío. Ella sola, fuera de su contexto, significa otra cosa, adquiere significado, relieve, importancia. Y si a una silla, en ese escenario vacío, le aplicas una luz cambiante, en cada paso de ese halo de luz, a buen seguro, nos narrará una historia diferente.
“El hecho de sentarse es la antesala de algo que va a pasar (…) Decenas de escenas de nuestra vida y recuerdos perdurables en la memoria acontecen sentados”, escriben el periodista Álvaro Castro y el arquitecto Ramón Úbeda en el libro Comer bien sentado (Planeta Gastro). Ambos nos hacen entender la importancia de la silla dentro de un espacio de restauración, el papel que juega dentro de un storytelling culinario. El leitmotiv: seguir la estela de las sillas diseñadas por la compañía Andreu World. Así, nos invitan a recorrer los mejores restaurantes del país, nos incitan a sentarnos en sus sillas en torno a una mesa y preparar al cuerpo para lo que va a suceder: el gran espectáculo de la gastronomía. “Cada asiento tiene su razón de ser” y cada capítulo de este libro es una invitación al viaje. “No es una guía, sino una relación de lugares recomendados donde los comensales no solo acuden a comer, sino a sentarse en una silla diseñada por una de las principales empresas familiares del sector mobiliario”, aseguran. El libro lo publicó en 2019 Planeta Gastro y para quienes quieran seguir indagando sobre la silla como concepto y plenitud, la editorial Lunwerg ha editado una serie de continuación bajo los títulos: Trabajar bien sentado y, el recientemente aparecido, Viajar bien sentado.
El diseño en la mesa. El diseño en el bocado. En la composición en un plato. El diseño como ingrediente de transformación. Más allá del acto de comer se encuentra el instinto de la contemplación, de la belleza de las formas y la seducción de los aromas, el perfume de la tentación. En ocasiones, los platos culminan su historia en una mesa, acompañados de un diseño creado ad hoc para ese concepto. Así fue la sinergia entre el diseñador Luki Huber y el equipo de elBulli, y el motor que, años más tarde, dio como resultado Diseños y esbozos para elBulli (Planeta Gastro). “Mi colaboración con elBulli se desarrolló a lo largo de cinco años, durante los cuales, pienso que fuimos capaces de crear una simbiosis entre un restaurante de alta gastronomía de vanguardia (…) y un diseñador industrial”, dice Huber al comienzo del libro. De ese trabajo en conjunto nacieron diseños imprescindibles para entender y disfrutar platos del restaurante de Cala Montjoi como la cuchara colador y las latas para las esferificaciones, el tubo de aluminio para el praliné de cacahuete, la pinza para emplatar, el globo de aroma (para atrapar las esencias del azahar que acompañaban a los sorbetes de nitro de naranja), la pipeta, el espray cóctel o la cuchara de café, entre otras muchas genialidades que han sido capaces de salir del laboratorio de la alta cocina para incorporarse en la cotidianeidad de las casas.
El diseño y la palabra escrita. Escribir el pensamiento, ordenarlo con una caligrafía legible, dejando a los conceptos plasmar su significado y su significante en ese lienzo en blanco que es un libro. Los recetarios gastronómicos brotan de la búsqueda de querer dejar constancia del ayer, de las tendencias y las tradiciones, de la genialidad y el acierto. Los recetarios gastronómicos necesitan de esa grafía que aporta belleza, pero también de la fotografía y/o ilustración que refuerce el contenido. Así, raros son los libros de cocina que no alteren nuestro apetito a través de unas infografías e imágenes espectaculares. Esa necesidad de la búsqueda de la belleza en un plato impulsó el nacimiento de nuevas profesiones donde la gastronomía y el diseño se han unido creando los artistas de la gastronomía, los llamados food stylist u home economist. Uno de los mejores títulos que nos puede hacer entender el trabajo de un estilista de cocina, que nos ayude a encontrar técnicas para potenciar el ingrediente, para ensalzar un plato, para cautivar en una mesa con una fotografía, es Food styling. The art of preparing food for the camera (Wiley Editors) de la estilista Delores Custer. Por ahora, solo se encuentra en inglés, pero aquellos que quieran entender sobre la teoría del color, la composición armónica en un plato, la búsqueda de la mejor iluminación para una fotografía profesional, esta es la mejor opción.
“Una imagen que emplea el vocabulario de la infografía suele combinar elementos de diseño, ilustración y/o fotografías y unas pocas palabras”, escribe Simone Klabin, en la introducción su libro Food & drink infographics. A visual guide to culinary pleasures (Taschen). “Las infografías, o grafismos informativos, ofrecen un modo visual directo y sistemático de transmitir información. La visualización de datos puede servir como herramienta de comunicación eficaz e incluso transcender las barreras lingüísticas”. El libro es una joya, editada en inglés, español e italiano, con unas espectaculares ilustraciones, donde se recopilan infografías sobre el chocolate, el queso, el helado, la comida, los sentidos gustativos… Un libro para estudiosos del diseño, ilustradores o apasionados del arte. En esta línea, acaba de publicarse un didáctico, curioso e interesante volumen sobre el diseño de los objetos que nos rodean: Food Design. La guía del diseño alimentario (RBA). Una obra, escrita a seis manos (Sergi Freixes, Elsa Yranzo e Iván Merino), estructurada en tres partes: el diseño y los alimentos, donde se analiza la raíz, el origen, lo primitivo; las metodologías y herramientas, es decir, las técnicas y los utensilios más interesantes y experimentados en el ámbito educativo; y en el diseño de las experiencias, donde los autores profundizan en cómo crear experiencias alimentarias únicas e innovadoras.
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