Tanto tiempo libre en verano no es bueno. Puede uno acabar por ordenar los armarios de la cocina, limpiar el trastero o arreglar aquella persiana que se rompió durante el confinamiento. Así que ya puestos, uno piensa: «mientras tanto pongo una serie de fondo para no hacer mucho caso y que me haga compañía». Ingenuidad en estado puro. Esa frase es el equivalente audiovisual de abrir una bolsa de anacardos: cuando te das cuenta, han desaparecido todos y tú sigues sentado, con las manos manchadas de sal y cero obligaciones resueltas. Estas son siete series que no solo te entretienen: parecen creadas específicamente para arruinar tu productividad.’Brooklyn Nine-Nine’: risas en bucleLa comedia ligera por excelencia para justificar tu dejadez. Pones un capítulo pensando: «esto me hace compañía mientras organizo el armario» y, a los cinco minutos, ya estás tirado en la cama riéndote de los chistes recurrentes de Peralta y compañía. La ropa se queda sin doblar, el armario sin ordenar y tú con la sensación de haber pasado la tarde con un grupo de amigos mucho más divertido que los tuyos. Lo bueno: veinte minutos por episodio. Lo malo: siempre caen seis seguidos.’Master of None’: perder el tiempo a lo intelectualAziz Ansari te vende una comedia romántica moderna, pero lo que ofrece es una trampa mortal para la productividad: conversaciones eternas, silencios incómodos, restaurantes de moda… y tú, paralizado, sin poder mirar otra cosa. Lo bueno es que puedes justificar la pérdida de tiempo diciendo que es «una reflexión sobre la vida urbana contemporánea» o algo por el estilo. Nadie se lo traga, pero tú te quedas tranquilo. Mientras tanto, el fregadero sigue pareciendo un experimento de ciencias.’Scrubs’: ver a otros trabajar, deporte nacionalNadie empieza ‘ Scrubs ‘ con la intención de maratonear, y sin embargo todos acabamos haciéndolo. Dices que verás un par de capítulos mientras doblas las sábanas, y terminas en un viaje emocional entre bromas absurdas, las fantasías de JD y algunos momentos dramáticos capaces de destrozarte el ánimo. Al final ni sábanas ni nada: solo tú, repitiendo a coro con la intro que ‘no eres Superman’. Una serie que enseña que, si hay que posponer responsabilidades, al menos que sea con con unas risas.’Fleabag’: procrastinación profundaPhoebe Waller-Bridge transforma la tragedia cotidiana en comedia irresistible. Empiezas viéndola para acompañar el cigarro de media mañana y terminas con dos temporadas consumidas, el paquete a medias y la conciencia tranquila porque «esto no es perder el tiempo, es ver arte». Es el epítome de la pérdida de tiempo meditabunda y pensativa.Noticia Relacionada Recomendaciones de ‘thrillers’ estandar No Asesinatos en una noche de verano: siete series para la España insomne Máximo Sentencia Desde ‘Crims’ a ‘Alcàsser’, con estas obras he aprendido que el calor no es lo único que puede mantenerte en vela. Hay miradas, silencios y voces que arden mucho más que cualquier viento del sur’Aquellos maravillosos 70′: nostalgia que para el tiempoCrees que será un fondo simpático mientras ordenas las facturas para mandar a la asesoría, pero a los cinco minutos estás atrapado en el sótano de Eric Forman con sus colegas, riéndote de chistes viejunos. Entre carcajadas adolescentes y cameos delirantes, las horas vuelan. La única conclusión posible es que procrastinar no duele tanto cuando lo que ves en pantalla es exactamente lo mismo que andas haciendo tú.’Cougar Town’: el vino como antídoto de la productividadLa serie de Courteney Cox empieza con la premisa de una cuarentona redescubriendo la vida, pero pronto se convierte en un festival de copas de vino gigantescas, amistades obsesivas y conversaciones interminables en la cocina. Dices que vas a verla «solo de fondo» pero a la tercera copa (de ellos, no tuya) ya te has olvidado de los recados. Lo único que queda claro es que, entre tanta charla y sacacorchos, tu agenda se evapora con la misma rapidez que una botella de Cigales bien fresquita.Noticia Relacionada estandar No Series mucho mejores que la que siempre te recomiendan Máximo Sentencia’El Rancho’: los veteranos mandanLo que atrapa de esta comedia no es tanto la trama —una familia rural de Colorado enfrentándose a problemas cotidianos— sino el elenco que sostiene la historia. Ver a Sam Elliott gruñir con ese bigote eterno es en sí mismo un espectáculo, una clase magistral de cómo robar cada escena con solo levantar una ceja. A su lado, Debra Winger demuestra que sigue teniendo el magnetismo que deslumbró en los ochenta, y la siempre sólida Kathy Baker completa un triángulo interpretativo que convierte cualquier diálogo costumbrista en oro puro. Uno entra pensando que será una sitcom ligera de fondo y acaba quedándose para ver cómo estos tres gigantes de la interpretación convierten la rutina del rancho en un festival de carisma y oficio.Las series no sólo sirven para entretener: han perfeccionado el arte de anular cualquier intento de productividad. Lo bueno es que siempre hay una excusa: «eran solo veinte minutos», «necesitaba desconectar», «mañana sí que me pongo»… Mañana nunca llega, pero tampoco pasa nada: si se hace, que sea con estilo: entre risas en una comisaría de Brooklyn, delirios médicos en un hospital o adolescentes setenteros en Wisconsin. Además, en el fondo todos sabemos que la respuesta a ese correo tan importante que al final no has mandado por estar maratoneando iba a ser un ‘fuera de la oficina’ de libro. Porque hasta septiembre aquí no trabaja ni Rita. Salvo un humilde servidor, claro. Tanto tiempo libre en verano no es bueno. Puede uno acabar por ordenar los armarios de la cocina, limpiar el trastero o arreglar aquella persiana que se rompió durante el confinamiento. Así que ya puestos, uno piensa: «mientras tanto pongo una serie de fondo para no hacer mucho caso y que me haga compañía». Ingenuidad en estado puro. Esa frase es el equivalente audiovisual de abrir una bolsa de anacardos: cuando te das cuenta, han desaparecido todos y tú sigues sentado, con las manos manchadas de sal y cero obligaciones resueltas. Estas son siete series que no solo te entretienen: parecen creadas específicamente para arruinar tu productividad.’Brooklyn Nine-Nine’: risas en bucleLa comedia ligera por excelencia para justificar tu dejadez. Pones un capítulo pensando: «esto me hace compañía mientras organizo el armario» y, a los cinco minutos, ya estás tirado en la cama riéndote de los chistes recurrentes de Peralta y compañía. La ropa se queda sin doblar, el armario sin ordenar y tú con la sensación de haber pasado la tarde con un grupo de amigos mucho más divertido que los tuyos. Lo bueno: veinte minutos por episodio. Lo malo: siempre caen seis seguidos.’Master of None’: perder el tiempo a lo intelectualAziz Ansari te vende una comedia romántica moderna, pero lo que ofrece es una trampa mortal para la productividad: conversaciones eternas, silencios incómodos, restaurantes de moda… y tú, paralizado, sin poder mirar otra cosa. Lo bueno es que puedes justificar la pérdida de tiempo diciendo que es «una reflexión sobre la vida urbana contemporánea» o algo por el estilo. Nadie se lo traga, pero tú te quedas tranquilo. Mientras tanto, el fregadero sigue pareciendo un experimento de ciencias.’Scrubs’: ver a otros trabajar, deporte nacionalNadie empieza ‘ Scrubs ‘ con la intención de maratonear, y sin embargo todos acabamos haciéndolo. Dices que verás un par de capítulos mientras doblas las sábanas, y terminas en un viaje emocional entre bromas absurdas, las fantasías de JD y algunos momentos dramáticos capaces de destrozarte el ánimo. Al final ni sábanas ni nada: solo tú, repitiendo a coro con la intro que ‘no eres Superman’. Una serie que enseña que, si hay que posponer responsabilidades, al menos que sea con con unas risas.’Fleabag’: procrastinación profundaPhoebe Waller-Bridge transforma la tragedia cotidiana en comedia irresistible. Empiezas viéndola para acompañar el cigarro de media mañana y terminas con dos temporadas consumidas, el paquete a medias y la conciencia tranquila porque «esto no es perder el tiempo, es ver arte». Es el epítome de la pérdida de tiempo meditabunda y pensativa.Noticia Relacionada Recomendaciones de ‘thrillers’ estandar No Asesinatos en una noche de verano: siete series para la España insomne Máximo Sentencia Desde ‘Crims’ a ‘Alcàsser’, con estas obras he aprendido que el calor no es lo único que puede mantenerte en vela. Hay miradas, silencios y voces que arden mucho más que cualquier viento del sur’Aquellos maravillosos 70′: nostalgia que para el tiempoCrees que será un fondo simpático mientras ordenas las facturas para mandar a la asesoría, pero a los cinco minutos estás atrapado en el sótano de Eric Forman con sus colegas, riéndote de chistes viejunos. Entre carcajadas adolescentes y cameos delirantes, las horas vuelan. La única conclusión posible es que procrastinar no duele tanto cuando lo que ves en pantalla es exactamente lo mismo que andas haciendo tú.’Cougar Town’: el vino como antídoto de la productividadLa serie de Courteney Cox empieza con la premisa de una cuarentona redescubriendo la vida, pero pronto se convierte en un festival de copas de vino gigantescas, amistades obsesivas y conversaciones interminables en la cocina. Dices que vas a verla «solo de fondo» pero a la tercera copa (de ellos, no tuya) ya te has olvidado de los recados. Lo único que queda claro es que, entre tanta charla y sacacorchos, tu agenda se evapora con la misma rapidez que una botella de Cigales bien fresquita.Noticia Relacionada estandar No Series mucho mejores que la que siempre te recomiendan Máximo Sentencia’El Rancho’: los veteranos mandanLo que atrapa de esta comedia no es tanto la trama —una familia rural de Colorado enfrentándose a problemas cotidianos— sino el elenco que sostiene la historia. Ver a Sam Elliott gruñir con ese bigote eterno es en sí mismo un espectáculo, una clase magistral de cómo robar cada escena con solo levantar una ceja. A su lado, Debra Winger demuestra que sigue teniendo el magnetismo que deslumbró en los ochenta, y la siempre sólida Kathy Baker completa un triángulo interpretativo que convierte cualquier diálogo costumbrista en oro puro. Uno entra pensando que será una sitcom ligera de fondo y acaba quedándose para ver cómo estos tres gigantes de la interpretación convierten la rutina del rancho en un festival de carisma y oficio.Las series no sólo sirven para entretener: han perfeccionado el arte de anular cualquier intento de productividad. Lo bueno es que siempre hay una excusa: «eran solo veinte minutos», «necesitaba desconectar», «mañana sí que me pongo»… Mañana nunca llega, pero tampoco pasa nada: si se hace, que sea con estilo: entre risas en una comisaría de Brooklyn, delirios médicos en un hospital o adolescentes setenteros en Wisconsin. Además, en el fondo todos sabemos que la respuesta a ese correo tan importante que al final no has mandado por estar maratoneando iba a ser un ‘fuera de la oficina’ de libro. Porque hasta septiembre aquí no trabaja ni Rita. Salvo un humilde servidor, claro.
Tanto tiempo libre en verano no es bueno. Puede uno acabar por ordenar los armarios de la cocina, limpiar el trastero o arreglar aquella persiana que se rompió durante el confinamiento. Así que ya puestos, uno piensa: «mientras tanto pongo una serie de fondo para no hacer mucho caso y que me haga compañía». Ingenuidad en estado puro. Esa frase es el equivalente audiovisual de abrir una bolsa de anacardos: cuando te das cuenta, han desaparecido todos y tú sigues sentado, con las manos manchadas de sal y cero obligaciones resueltas. Estas son siete series que no solo te entretienen: parecen creadas específicamente para arruinar tu productividad.
‘Brooklyn Nine-Nine’: risas en bucle
La comedia ligera por excelencia para justificar tu dejadez. Pones un capítulo pensando: «esto me hace compañía mientras organizo el armario» y, a los cinco minutos, ya estás tirado en la cama riéndote de los chistes recurrentes de Peralta y compañía. La ropa se queda sin doblar, el armario sin ordenar y tú con la sensación de haber pasado la tarde con un grupo de amigos mucho más divertido que los tuyos. Lo bueno: veinte minutos por episodio. Lo malo: siempre caen seis seguidos.
‘Master of None’: perder el tiempo a lo intelectual
Aziz Ansari te vende una comedia romántica moderna, pero lo que ofrece es una trampa mortal para la productividad: conversaciones eternas, silencios incómodos, restaurantes de moda… y tú, paralizado, sin poder mirar otra cosa. Lo bueno es que puedes justificar la pérdida de tiempo diciendo que es «una reflexión sobre la vida urbana contemporánea» o algo por el estilo. Nadie se lo traga, pero tú te quedas tranquilo. Mientras tanto, el fregadero sigue pareciendo un experimento de ciencias.
‘Scrubs’: ver a otros trabajar, deporte nacional
Nadie empieza ‘Scrubs‘ con la intención de maratonear, y sin embargo todos acabamos haciéndolo. Dices que verás un par de capítulos mientras doblas las sábanas, y terminas en un viaje emocional entre bromas absurdas, las fantasías de JD y algunos momentos dramáticos capaces de destrozarte el ánimo. Al final ni sábanas ni nada: solo tú, repitiendo a coro con la intro que ‘no eres Superman’. Una serie que enseña que, si hay que posponer responsabilidades, al menos que sea con con unas risas.
‘Fleabag’: procrastinación profunda
Phoebe Waller-Bridge transforma la tragedia cotidiana en comedia irresistible. Empiezas viéndola para acompañar el cigarro de media mañana y terminas con dos temporadas consumidas, el paquete a medias y la conciencia tranquila porque «esto no es perder el tiempo, es ver arte». Es el epítome de la pérdida de tiempo meditabunda y pensativa.
‘Aquellos maravillosos 70’: nostalgia que para el tiempo
Crees que será un fondo simpático mientras ordenas las facturas para mandar a la asesoría, pero a los cinco minutos estás atrapado en el sótano de Eric Forman con sus colegas, riéndote de chistes viejunos. Entre carcajadas adolescentes y cameos delirantes, las horas vuelan. La única conclusión posible es que procrastinar no duele tanto cuando lo que ves en pantalla es exactamente lo mismo que andas haciendo tú.
‘Cougar Town’: el vino como antídoto de la productividad
La serie de Courteney Cox empieza con la premisa de una cuarentona redescubriendo la vida, pero pronto se convierte en un festival de copas de vino gigantescas, amistades obsesivas y conversaciones interminables en la cocina. Dices que vas a verla «solo de fondo» pero a la tercera copa (de ellos, no tuya) ya te has olvidado de los recados. Lo único que queda claro es que, entre tanta charla y sacacorchos, tu agenda se evapora con la misma rapidez que una botella de Cigales bien fresquita.
‘El Rancho’: los veteranos mandan
Lo que atrapa de esta comedia no es tanto la trama —una familia rural de Colorado enfrentándose a problemas cotidianos— sino el elenco que sostiene la historia. Ver a Sam Elliott gruñir con ese bigote eterno es en sí mismo un espectáculo, una clase magistral de cómo robar cada escena con solo levantar una ceja. A su lado, Debra Winger demuestra que sigue teniendo el magnetismo que deslumbró en los ochenta, y la siempre sólida Kathy Baker completa un triángulo interpretativo que convierte cualquier diálogo costumbrista en oro puro. Uno entra pensando que será una sitcom ligera de fondo y acaba quedándose para ver cómo estos tres gigantes de la interpretación convierten la rutina del rancho en un festival de carisma y oficio.
Las series no sólo sirven para entretener: han perfeccionado el arte de anular cualquier intento de productividad. Lo bueno es que siempre hay una excusa: «eran solo veinte minutos», «necesitaba desconectar», «mañana sí que me pongo»… Mañana nunca llega, pero tampoco pasa nada: si se hace, que sea con estilo: entre risas en una comisaría de Brooklyn, delirios médicos en un hospital o adolescentes setenteros en Wisconsin. Además, en el fondo todos sabemos que la respuesta a ese correo tan importante que al final no has mandado por estar maratoneando iba a ser un ‘fuera de la oficina’ de libro. Porque hasta septiembre aquí no trabaja ni Rita. Salvo un humilde servidor, claro.
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