Es un hallazgo «de ponernos nerviosos», admite el egiptólogo Miguel Ángel Molinero . La investigación de este profesor de la Universidad de La Laguna (ULL) y su colega Andrea Rodríguez para la exposición ‘ El Egipto de Eduard Toda. Un viaje al coleccionismo del siglo XIX ‘, inaugurada ayer en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), ha deparado un descubrimiento singular. Entre las 1.350 piezas de la colección del vicecónsul español en Egipto entre 1884 y 1886 que se conservan en el MAN, han encontrado dos bastones predinásticos , que habían pasado inadvertidos en sus almacenes. Creen que eran varas de mando de hace más de 5.000 años. «Estamos pendientes de darles todo su valor, porque no son astas de maza ya que están decorados, y la siguiente posibilidad es que sean insignias de poder. Sería realmente excepcional», indica Molinero, que aún investiga estas raras piezas junto a su compañera de la ULL, con la colaboración de las conservadoras del MAN Esther Pons e Isabel Olbés. Estos bastones comparten vitrina en la muestra con cerámicas, también predinásticas, que fueron adquiridas por Toda años antes de que se excavara por primera vez un yacimiento anterior a la época de los faraones y antes de que se supiera que databan del momento de formación del Estado egipcio. En las áreas de reserva del MAN «había una veintena de piezas de esa cronología , que no se han visto ni se han estudiado», según Molinero. Entre ellas, el egiptólogo llama la atención sobre una botella en forma de ave: «Solo hay dos semejantes en museos publicadas; de hecho, la investigadora que ha hecho la ficha (para el catálogo) me decía que esta pieza es del Met o del British». Noticia Relacionada estandar Si José Miguel Parra: «La idea de una gran ciudad bajo las pirámides de Guiza es ridícula» Mónica Arrizabalaga El historiador y activo divulgador publica una nueva obra en la que denosta las hipótesis de los «piramidiotas»: «Para conjeturar sobre las pirámides no hacen falta marcianos»« O del MAN », replica su directora Isabel Izquierdo , satisfecha de que, además del medio centenar de piezas procedentes de la colección permanente, en esta primera monográfica dedicada a Eduard Toda i Güell (Reus, 1855-Poblet, 1941) salgan a la luz otros 390 objetos ocultos hasta ahora en los almacenes , junto a préstamos de otras instituciones como un uniforme de diplomático y un sombrero del Museo del Traje o fotografías donadas por Toda a la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (Vilanova i la Geltrú). Izquierdo destaca que son «cuatro quintas partes» de las 455 piezas que hasta el 5 de octubre se reparten en la intimista escenografía diseñada por Ángel Rocamora. Los posibles bastones de mando junto a otras piezas predinásticas en la exposición y otras vistas de la muestra, que reúne una selección de más de 400 piezas MANEste viaje al coleccionismo del siglo XIX comienza con un divertido e icónico retrato del diplomático español, disfrazado de momia y apoyado con despreocupación sobre una estela en una sala del Museo de Bulaq. «Esa cabeza cubierta por una curiosa réplica de ‘nemes’, esas vendas anudadas sujetando unos cartonajes, evocan los demás tópicos que se han creado sobre el vicecónsul que «exploraba» yacimientos, «leía» documentos inéditos», «descubrió» la tumba de Sennedjem», señalan Molinero y Rodríguez. Medias verdadesEstas medias verdades sobre este fascinante personaje les llevaron a investigar en profundidad su figura para revelar cuál fue su papel en la egiptología española. «Empezamos de una manera un tanto negativa», confiesa Molinero, porque Toda «no descubrió la tumba de Sennedjem (en Deir el Medina, Luxor), como se repite en todas partes», sino un equipo egipcio «y él mismo lo dice». No viajó hasta Nubia ni fue el primer coleccionista español de piezas egipcias . En los siglos XVII y XVIII ya figuraban en poder de reyes y aristócratas objetos llegados en la Antigüedad y otros antes que él en el siglo XIX coleccionaron piezas llegadas de Egipto. En la exposición se exponen algunos precedentes, como la cabeza de granito de un joven faraón, tal vez Ptolomeo II, adquirida durante el viaje de la fragata Arapiles por el Mediterráneo en 1871.Al indagar sobre Toda, los investigadores fueron descubriendo, sin embargo, muchos aspectos positivos de este funcionario español. «Por Egipto pasaron centenares en el siglo XIX y sólo conocemos un individuo que haya formado una colección de estas características, con este número de piezas, y en un tiempo además muy limitado », explica Molinero, que llama la atención sobre la variedad de cuentas, amuletos, escarabeos que Toda adquirió, bien asesorado por amigos egiptólogos. Preocupado por la difusión del conocimiento y la educación, el vicecónsul publicó más de un centenar de artículos, así como varios libros. « Fue un gran divulgador de la cultura egipcia », anota Rodríguez. Recreación de la cámara funeraria de la tumba de Sennedjem, en la exposición sobre ‘El Egipto de Eduard Toda’ MANEn la exposición se recrea a tamaño natural la cámara funeraria de la tumba de Sennedjem , excavada durante el famoso viaje de inspección al Alto Egipto de 1886, al que fue invitado Toda. En ella se muestra la caja de ‘shabtis ‘ de madera policromada de su colección perteneciente a Khabekhent, hijo o padre de este artesano que trabajó en el Valle de los Reyes. «En la época vendieron piezas para pagar la limpieza del templo de Luxor», explica Molinero. Es la única del ajuar funerario de Sennedjem que se conserva en España y una de las más destacadas de esta importante colección que abarca desde el 3500 a.C. al siglo VII d.C. Noticia Relacionada reportaje Si Los falsos que son historia del Museo Arqueológico Nacional Mónica Arrizabalaga Un sarcófago que no era egipcio, modernas damas ibéricas, un Lord Byron de Alboraya, una moneda de Tartessos: ABC recorre las salas y almacenes donde se guardan falsificaciones que en su día pasaron (o no) por auténticasPara Esther Pons, conservadora jefa de Antigüedades Egipcias y de Próximo Oriente del MAN, esta exposición «es un sueño» que, además, ha permitido identificar piezas de sus almacenes que en la larga historia del museo perdieron sus etiquetas originales, y dar con algunas de interés, como los posibles bastones de mando. «Los estudios han demostrado que tienen una decoración, han revelado la época y su importancia, porque si realmente son bastones de mando, cambiaría un poco la idea de poder en el momento predinástico», señala. ¿Se incorporarán estos u otros objetos después a la muestra permanente del MAN? « Lo estamos estudiando », anuncia Isabel Izquierdo. Es un hallazgo «de ponernos nerviosos», admite el egiptólogo Miguel Ángel Molinero . La investigación de este profesor de la Universidad de La Laguna (ULL) y su colega Andrea Rodríguez para la exposición ‘ El Egipto de Eduard Toda. Un viaje al coleccionismo del siglo XIX ‘, inaugurada ayer en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), ha deparado un descubrimiento singular. Entre las 1.350 piezas de la colección del vicecónsul español en Egipto entre 1884 y 1886 que se conservan en el MAN, han encontrado dos bastones predinásticos , que habían pasado inadvertidos en sus almacenes. Creen que eran varas de mando de hace más de 5.000 años. «Estamos pendientes de darles todo su valor, porque no son astas de maza ya que están decorados, y la siguiente posibilidad es que sean insignias de poder. Sería realmente excepcional», indica Molinero, que aún investiga estas raras piezas junto a su compañera de la ULL, con la colaboración de las conservadoras del MAN Esther Pons e Isabel Olbés. Estos bastones comparten vitrina en la muestra con cerámicas, también predinásticas, que fueron adquiridas por Toda años antes de que se excavara por primera vez un yacimiento anterior a la época de los faraones y antes de que se supiera que databan del momento de formación del Estado egipcio. En las áreas de reserva del MAN «había una veintena de piezas de esa cronología , que no se han visto ni se han estudiado», según Molinero. Entre ellas, el egiptólogo llama la atención sobre una botella en forma de ave: «Solo hay dos semejantes en museos publicadas; de hecho, la investigadora que ha hecho la ficha (para el catálogo) me decía que esta pieza es del Met o del British». Noticia Relacionada estandar Si José Miguel Parra: «La idea de una gran ciudad bajo las pirámides de Guiza es ridícula» Mónica Arrizabalaga El historiador y activo divulgador publica una nueva obra en la que denosta las hipótesis de los «piramidiotas»: «Para conjeturar sobre las pirámides no hacen falta marcianos»« O del MAN », replica su directora Isabel Izquierdo , satisfecha de que, además del medio centenar de piezas procedentes de la colección permanente, en esta primera monográfica dedicada a Eduard Toda i Güell (Reus, 1855-Poblet, 1941) salgan a la luz otros 390 objetos ocultos hasta ahora en los almacenes , junto a préstamos de otras instituciones como un uniforme de diplomático y un sombrero del Museo del Traje o fotografías donadas por Toda a la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (Vilanova i la Geltrú). Izquierdo destaca que son «cuatro quintas partes» de las 455 piezas que hasta el 5 de octubre se reparten en la intimista escenografía diseñada por Ángel Rocamora. Los posibles bastones de mando junto a otras piezas predinásticas en la exposición y otras vistas de la muestra, que reúne una selección de más de 400 piezas MANEste viaje al coleccionismo del siglo XIX comienza con un divertido e icónico retrato del diplomático español, disfrazado de momia y apoyado con despreocupación sobre una estela en una sala del Museo de Bulaq. «Esa cabeza cubierta por una curiosa réplica de ‘nemes’, esas vendas anudadas sujetando unos cartonajes, evocan los demás tópicos que se han creado sobre el vicecónsul que «exploraba» yacimientos, «leía» documentos inéditos», «descubrió» la tumba de Sennedjem», señalan Molinero y Rodríguez. Medias verdadesEstas medias verdades sobre este fascinante personaje les llevaron a investigar en profundidad su figura para revelar cuál fue su papel en la egiptología española. «Empezamos de una manera un tanto negativa», confiesa Molinero, porque Toda «no descubrió la tumba de Sennedjem (en Deir el Medina, Luxor), como se repite en todas partes», sino un equipo egipcio «y él mismo lo dice». No viajó hasta Nubia ni fue el primer coleccionista español de piezas egipcias . En los siglos XVII y XVIII ya figuraban en poder de reyes y aristócratas objetos llegados en la Antigüedad y otros antes que él en el siglo XIX coleccionaron piezas llegadas de Egipto. En la exposición se exponen algunos precedentes, como la cabeza de granito de un joven faraón, tal vez Ptolomeo II, adquirida durante el viaje de la fragata Arapiles por el Mediterráneo en 1871.Al indagar sobre Toda, los investigadores fueron descubriendo, sin embargo, muchos aspectos positivos de este funcionario español. «Por Egipto pasaron centenares en el siglo XIX y sólo conocemos un individuo que haya formado una colección de estas características, con este número de piezas, y en un tiempo además muy limitado », explica Molinero, que llama la atención sobre la variedad de cuentas, amuletos, escarabeos que Toda adquirió, bien asesorado por amigos egiptólogos. Preocupado por la difusión del conocimiento y la educación, el vicecónsul publicó más de un centenar de artículos, así como varios libros. « Fue un gran divulgador de la cultura egipcia », anota Rodríguez. Recreación de la cámara funeraria de la tumba de Sennedjem, en la exposición sobre ‘El Egipto de Eduard Toda’ MANEn la exposición se recrea a tamaño natural la cámara funeraria de la tumba de Sennedjem , excavada durante el famoso viaje de inspección al Alto Egipto de 1886, al que fue invitado Toda. En ella se muestra la caja de ‘shabtis ‘ de madera policromada de su colección perteneciente a Khabekhent, hijo o padre de este artesano que trabajó en el Valle de los Reyes. «En la época vendieron piezas para pagar la limpieza del templo de Luxor», explica Molinero. Es la única del ajuar funerario de Sennedjem que se conserva en España y una de las más destacadas de esta importante colección que abarca desde el 3500 a.C. al siglo VII d.C. Noticia Relacionada reportaje Si Los falsos que son historia del Museo Arqueológico Nacional Mónica Arrizabalaga Un sarcófago que no era egipcio, modernas damas ibéricas, un Lord Byron de Alboraya, una moneda de Tartessos: ABC recorre las salas y almacenes donde se guardan falsificaciones que en su día pasaron (o no) por auténticasPara Esther Pons, conservadora jefa de Antigüedades Egipcias y de Próximo Oriente del MAN, esta exposición «es un sueño» que, además, ha permitido identificar piezas de sus almacenes que en la larga historia del museo perdieron sus etiquetas originales, y dar con algunas de interés, como los posibles bastones de mando. «Los estudios han demostrado que tienen una decoración, han revelado la época y su importancia, porque si realmente son bastones de mando, cambiaría un poco la idea de poder en el momento predinástico», señala. ¿Se incorporarán estos u otros objetos después a la muestra permanente del MAN? « Lo estamos estudiando », anuncia Isabel Izquierdo.
La primera exposición monográfica sobre la colección de Eduard Toda saca de los almacenes más de 300 piezas inéditas
Es un hallazgo «de ponernos nerviosos», admite el egiptólogo Miguel Ángel Molinero. La investigación de este profesor de la Universidad de La Laguna (ULL) y su colega Andrea Rodríguez para la exposición ‘El Egipto de Eduard Toda. Un viaje al coleccionismo del siglo XIX‘, inaugurada ayer en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), ha deparado un descubrimiento singular. Entre las 1.350 piezas de la colección del vicecónsul español en Egipto entre 1884 y 1886 que se conservan en el MAN, han encontrado dos bastones predinásticos, que habían pasado inadvertidos en sus almacenes. Creen que eran varas de mando de hace más de 5.000 años.
«Estamos pendientes de darles todo su valor, porque no son astas de maza ya que están decorados, y la siguiente posibilidad es que sean insignias de poder. Sería realmente excepcional», indica Molinero, que aún investiga estas raras piezas junto a su compañera de la ULL, con la colaboración de las conservadoras del MAN Esther Pons e Isabel Olbés.
Estos bastones comparten vitrina en la muestra con cerámicas, también predinásticas, que fueron adquiridas por Toda años antes de que se excavara por primera vez un yacimiento anterior a la época de los faraones y antes de que se supiera que databan del momento de formación del Estado egipcio. En las áreas de reserva del MAN «había una veintena de piezas de esa cronología, que no se han visto ni se han estudiado», según Molinero. Entre ellas, el egiptólogo llama la atención sobre una botella en forma de ave: «Solo hay dos semejantes en museos publicadas; de hecho, la investigadora que ha hecho la ficha (para el catálogo) me decía que esta pieza es del Met o del British».
«O del MAN», replica su directora Isabel Izquierdo, satisfecha de que, además del medio centenar de piezas procedentes de la colección permanente, en esta primera monográfica dedicada a Eduard Toda i Güell (Reus, 1855-Poblet, 1941) salgan a la luz otros 390 objetos ocultos hasta ahora en los almacenes, junto a préstamos de otras instituciones como un uniforme de diplomático y un sombrero del Museo del Traje o fotografías donadas por Toda a la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (Vilanova i la Geltrú). Izquierdo destaca que son «cuatro quintas partes» de las 455 piezas que hasta el 5 de octubre se reparten en la intimista escenografía diseñada por Ángel Rocamora.



MAN
Este viaje al coleccionismo del siglo XIX comienza con un divertido e icónico retrato del diplomático español, disfrazado de momia y apoyado con despreocupación sobre una estela en una sala del Museo de Bulaq. «Esa cabeza cubierta por una curiosa réplica de ‘nemes’, esas vendas anudadas sujetando unos cartonajes, evocan los demás tópicos que se han creado sobre el vicecónsul que «exploraba» yacimientos, «leía» documentos inéditos», «descubrió» la tumba de Sennedjem», señalan Molinero y Rodríguez.
Medias verdades
Estas medias verdades sobre este fascinante personaje les llevaron a investigar en profundidad su figura para revelar cuál fue su papel en la egiptología española. «Empezamos de una manera un tanto negativa», confiesa Molinero, porque Toda «no descubrió la tumba de Sennedjem (en Deir el Medina, Luxor), como se repite en todas partes», sino un equipo egipcio «y él mismo lo dice». No viajó hasta Nubia ni fue el primer coleccionista español de piezas egipcias. En los siglos XVII y XVIII ya figuraban en poder de reyes y aristócratas objetos llegados en la Antigüedad y otros antes que él en el siglo XIX coleccionaron piezas llegadas de Egipto. En la exposición se exponen algunos precedentes, como la cabeza de granito de un joven faraón, tal vez Ptolomeo II, adquirida durante el viaje de la fragata Arapiles por el Mediterráneo en 1871.
Al indagar sobre Toda, los investigadores fueron descubriendo, sin embargo, muchos aspectos positivos de este funcionario español. «Por Egipto pasaron centenares en el siglo XIX y sólo conocemos un individuo que haya formado una colección de estas características, con este número de piezas, y en un tiempo además muy limitado», explica Molinero, que llama la atención sobre la variedad de cuentas, amuletos, escarabeos que Toda adquirió, bien asesorado por amigos egiptólogos. Preocupado por la difusión del conocimiento y la educación, el vicecónsul publicó más de un centenar de artículos, así como varios libros. «Fue un gran divulgador de la cultura egipcia», anota Rodríguez.
MAN
En la exposición se recrea a tamaño natural la cámara funeraria de la tumba de Sennedjem, excavada durante el famoso viaje de inspección al Alto Egipto de 1886, al que fue invitado Toda. En ella se muestra la caja de ‘shabtis‘ de madera policromada de su colección perteneciente a Khabekhent, hijo o padre de este artesano que trabajó en el Valle de los Reyes. «En la época vendieron piezas para pagar la limpieza del templo de Luxor», explica Molinero. Es la única del ajuar funerario de Sennedjem que se conserva en España y una de las más destacadas de esta importante colección que abarca desde el 3500 a.C. al siglo VII d.C.
Para Esther Pons, conservadora jefa de Antigüedades Egipcias y de Próximo Oriente del MAN, esta exposición «es un sueño» que, además, ha permitido identificar piezas de sus almacenes que en la larga historia del museo perdieron sus etiquetas originales, y dar con algunas de interés, como los posibles bastones de mando. «Los estudios han demostrado que tienen una decoración, han revelado la época y su importancia, porque si realmente son bastones de mando, cambiaría un poco la idea de poder en el momento predinástico», señala. ¿Se incorporarán estos u otros objetos después a la muestra permanente del MAN? «Lo estamos estudiando», anuncia Isabel Izquierdo.
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