‘La moderna’ cierra sus puertas este viernes y pone fin así a una etapa de luces, sombras, retos y victorias en La 1. El final abrupto de esta serie diaria ha sido una sorpresa para la audiencia y también para su equipo. «Esperábamos más capítulos y un final más ponderado», reconoce Joaquín Santamaría, uno de los creadores y guionistas principales de la serie a ABC. La audiencia estuvo a la altura y se ha mantenido a lo largo de las tres temporadas y de emisión desde el principio con un 9,9% de cuota de pantalla en septiembre de 2023 y en enero de 2025. La remodelación de las tardes por parte de la nueva RTVE que está reformulando José Pablo López es una de las razones principales por las que este salón de té se despedirá de los espectadores . Dar vida a todo un universo exige tanto trabajo y delicadeza como el saber poner fin a todo un entramado de historias y no fracasar en el intento. Es un reto al que se ha tenido que enfrentar el equipo creativo de ‘La Moderna’, que ha tratado de dar vida a lo que era una novela y despedirse de sus personajes a la altura de lo que esperan los seguidores.Noticia Relacionada estandar No Adiós a la ‘La Moderna’: RTVE confirma su final y avanza la muerte de un protagonista Patricia Marcos’La Moderna’ no es fruto de una inspiración sin más. Es el resultado de una serie de certezas que Joaquín Santamaría, uno de los creadores de la serie, fue recogiendo a lo largo del tiempo. Primero llegó la novela ‘Tea rooms’, de Luisa Carnés, a sus manos. La historia, las tramas, los personajes y su temática social conquistó al creador y sabía que ahí había un tesoro escondido. Pero a esa certeza se sumó la obra de teatro que vio en un teatro de Madrid. Fue en ese momento cuando una bombilla terminó de encenderse y junto a Humberto Miró, se pusieron manos a la obra. «Eran como aquellas novelas de época de Benito Pérez Galdós que tanto nos inspiraron para hacer las series diarias que han triunfado tanto. Veíamos un potencial interesantísimo que apenas se había contado, es una época poco explorada en una diaria y reunía muchos elementos clave», reconoce Humberto Miró, el productor ejecutivo de Boomerang TV y director de la primera temporada de la serie. Lo que se convirtió en una especie de visión poco a poco fue cobrando forma. «La ‘primera Biblia’ que escribimos era un mamotreto para sesenta capítulos, muy fiel a la novela, sin salirnos ni un pelo. Los personajes vivían cosas muy fuertes . Es una novela de realismo social donde las condiciones de trabajo en esa época eran muy duras, queríamos transmitirlo tal cual», asegura Joaquín Santamaría. ‘La Moderna’ cuenta la historia de varias empleadas de un distinguido salón de té cercano a la Puerta del Sol en el Madrid de 1930. Una de las trabajadoras es Matilde, una joven de familia humilde que vive con su madre, Rosario y sus tres hermanos. Llega buscando trabajo a La Moderna, uno de los cafés más elegantes de Madrid. Antes de entrar se encuentra con Iñigo, su amor de adolescencia, un joven al que no ve desde hace ocho años, cuando la trágica muerte del padre de Matilde interrumpió su recién nacida historia de amor. Iñigo es ahora un joven bien situado, mano derecha de don Jaime, uno de los empresarios más importantes de la ciudad. El resto de la historia es algo que ya pueden imaginar. «Había que transformar todas esas cuestiones sociales, porque es un asunto social sobre la igualdad en condiciones de trabajo, en un tono melodramático, propio de las diarias. Ese fue el gran reto», reconoce Santamaría. Cuando la serie irrumpió en La 1, ‘La promesa’ ya estaba siendo líder de su franja en muchas ocasiones. No es fácil encajar una serie diaria después de otra que ya había arrasado entre la audiencia. Pero ‘La Moderna’ reunía una serie de factores que poco a poco se hicieron con los espectadores. «Se plantean muchos conflictos que estaban vigentes en la sociedad, desde la precariedad laboral a las relaciones imposibles y es fácil que la gente se identifique con ello», asegura el productor. Crear nuevos microuniversosDurante la primera temporada velaron por trasladar la vida de los personajes que habían leído en las páginas de Carnés a los actores de carne y hueso. Una cosa son las vidas de Matilde e Íñigo en el papel y otra en la pantalla. «En la primera temporada desarrollamos la vida de los protagonistas que había en la novela, pero tuvimos que crear nuevos microuniversos inexistentes en el libro. La novela es más limitada y para hacer una serie diaria teníamos que expandirnos», explica Santamaría. El mejor ejemplo es la casa de la protagonista, Matilde. «Vive en una pequeña corrala donde vivían otras compañeras, como Antonia, que es un personaje muy querido tanto en la serie como en la novela. En el libro apenas aparece su familia, pero aquí decidimos ampliar ese microuniverso y nos inventamos que tenía una hermana que se enamoraba de un vecino de la corrala. Salen ramificaciones y nuevas tramas para no quemar a los personajes».La serie no ha dejado indiferente a la audiencia y fruto de su éxito la cadena decidió apostar por otra serie diaria más como es ‘Valle Salvaje’, que también enmarca una época completamente distinta a las dos anteriores. «Decidimos que en esta segunda temporada íbamos a subir más la intensidad de las historias para poder fidelizar al público», explica Santamaría. Lo que desconocían en ese momento era que RTVE iba a poner fin a la serie de forma abrupta. Poner fin a una serie diaria es un arte y hacerlo de golpe y sin tenerlo previsto aún más. ‘Amar es para siempre’ estuvo preparando su final durante un año, ‘La moderna’ tuvo que hacerlo en meses y en un tiempo récord. «Éramos optimistas. Pensábamos que íbamos a tener todavía más capítulos porque el desarrollo de los personajes tenía un largo recorrido. Cuando recibimos la noticia, efectivamente, había cierta precipitación, pero al mismo tiempo tratamos de hacerlo de la mejor forma posible», asegura el guionista. La clave, según Santamaría, fue cerrar todas las historias y no dejar ningún cabo suelto. «Nos hubiera gustado tener más capítulos, pero hemos conseguido hacerlo a través de algunos recursos como una voz en off para mostrar el eco que deja todo lo que han vivido los personajes, aunque el secreto es cerrar por completo las historias». ‘La moderna’ cierra sus puertas este viernes y pone fin así a una etapa de luces, sombras, retos y victorias en La 1. El final abrupto de esta serie diaria ha sido una sorpresa para la audiencia y también para su equipo. «Esperábamos más capítulos y un final más ponderado», reconoce Joaquín Santamaría, uno de los creadores y guionistas principales de la serie a ABC. La audiencia estuvo a la altura y se ha mantenido a lo largo de las tres temporadas y de emisión desde el principio con un 9,9% de cuota de pantalla en septiembre de 2023 y en enero de 2025. La remodelación de las tardes por parte de la nueva RTVE que está reformulando José Pablo López es una de las razones principales por las que este salón de té se despedirá de los espectadores . Dar vida a todo un universo exige tanto trabajo y delicadeza como el saber poner fin a todo un entramado de historias y no fracasar en el intento. Es un reto al que se ha tenido que enfrentar el equipo creativo de ‘La Moderna’, que ha tratado de dar vida a lo que era una novela y despedirse de sus personajes a la altura de lo que esperan los seguidores.Noticia Relacionada estandar No Adiós a la ‘La Moderna’: RTVE confirma su final y avanza la muerte de un protagonista Patricia Marcos’La Moderna’ no es fruto de una inspiración sin más. Es el resultado de una serie de certezas que Joaquín Santamaría, uno de los creadores de la serie, fue recogiendo a lo largo del tiempo. Primero llegó la novela ‘Tea rooms’, de Luisa Carnés, a sus manos. La historia, las tramas, los personajes y su temática social conquistó al creador y sabía que ahí había un tesoro escondido. Pero a esa certeza se sumó la obra de teatro que vio en un teatro de Madrid. Fue en ese momento cuando una bombilla terminó de encenderse y junto a Humberto Miró, se pusieron manos a la obra. «Eran como aquellas novelas de época de Benito Pérez Galdós que tanto nos inspiraron para hacer las series diarias que han triunfado tanto. Veíamos un potencial interesantísimo que apenas se había contado, es una época poco explorada en una diaria y reunía muchos elementos clave», reconoce Humberto Miró, el productor ejecutivo de Boomerang TV y director de la primera temporada de la serie. Lo que se convirtió en una especie de visión poco a poco fue cobrando forma. «La ‘primera Biblia’ que escribimos era un mamotreto para sesenta capítulos, muy fiel a la novela, sin salirnos ni un pelo. Los personajes vivían cosas muy fuertes . Es una novela de realismo social donde las condiciones de trabajo en esa época eran muy duras, queríamos transmitirlo tal cual», asegura Joaquín Santamaría. ‘La Moderna’ cuenta la historia de varias empleadas de un distinguido salón de té cercano a la Puerta del Sol en el Madrid de 1930. Una de las trabajadoras es Matilde, una joven de familia humilde que vive con su madre, Rosario y sus tres hermanos. Llega buscando trabajo a La Moderna, uno de los cafés más elegantes de Madrid. Antes de entrar se encuentra con Iñigo, su amor de adolescencia, un joven al que no ve desde hace ocho años, cuando la trágica muerte del padre de Matilde interrumpió su recién nacida historia de amor. Iñigo es ahora un joven bien situado, mano derecha de don Jaime, uno de los empresarios más importantes de la ciudad. El resto de la historia es algo que ya pueden imaginar. «Había que transformar todas esas cuestiones sociales, porque es un asunto social sobre la igualdad en condiciones de trabajo, en un tono melodramático, propio de las diarias. Ese fue el gran reto», reconoce Santamaría. Cuando la serie irrumpió en La 1, ‘La promesa’ ya estaba siendo líder de su franja en muchas ocasiones. No es fácil encajar una serie diaria después de otra que ya había arrasado entre la audiencia. Pero ‘La Moderna’ reunía una serie de factores que poco a poco se hicieron con los espectadores. «Se plantean muchos conflictos que estaban vigentes en la sociedad, desde la precariedad laboral a las relaciones imposibles y es fácil que la gente se identifique con ello», asegura el productor. Crear nuevos microuniversosDurante la primera temporada velaron por trasladar la vida de los personajes que habían leído en las páginas de Carnés a los actores de carne y hueso. Una cosa son las vidas de Matilde e Íñigo en el papel y otra en la pantalla. «En la primera temporada desarrollamos la vida de los protagonistas que había en la novela, pero tuvimos que crear nuevos microuniversos inexistentes en el libro. La novela es más limitada y para hacer una serie diaria teníamos que expandirnos», explica Santamaría. El mejor ejemplo es la casa de la protagonista, Matilde. «Vive en una pequeña corrala donde vivían otras compañeras, como Antonia, que es un personaje muy querido tanto en la serie como en la novela. En el libro apenas aparece su familia, pero aquí decidimos ampliar ese microuniverso y nos inventamos que tenía una hermana que se enamoraba de un vecino de la corrala. Salen ramificaciones y nuevas tramas para no quemar a los personajes».La serie no ha dejado indiferente a la audiencia y fruto de su éxito la cadena decidió apostar por otra serie diaria más como es ‘Valle Salvaje’, que también enmarca una época completamente distinta a las dos anteriores. «Decidimos que en esta segunda temporada íbamos a subir más la intensidad de las historias para poder fidelizar al público», explica Santamaría. Lo que desconocían en ese momento era que RTVE iba a poner fin a la serie de forma abrupta. Poner fin a una serie diaria es un arte y hacerlo de golpe y sin tenerlo previsto aún más. ‘Amar es para siempre’ estuvo preparando su final durante un año, ‘La moderna’ tuvo que hacerlo en meses y en un tiempo récord. «Éramos optimistas. Pensábamos que íbamos a tener todavía más capítulos porque el desarrollo de los personajes tenía un largo recorrido. Cuando recibimos la noticia, efectivamente, había cierta precipitación, pero al mismo tiempo tratamos de hacerlo de la mejor forma posible», asegura el guionista. La clave, según Santamaría, fue cerrar todas las historias y no dejar ningún cabo suelto. «Nos hubiera gustado tener más capítulos, pero hemos conseguido hacerlo a través de algunos recursos como una voz en off para mostrar el eco que deja todo lo que han vivido los personajes, aunque el secreto es cerrar por completo las historias».
La serie diaria de La 1 se despide de su audiencia este viernes y ABC habla con su equipo para descubrir cómo se gestó este fenómeno y al mismo tiempo conocer cuáles son las claves para cerrar las historias de los personajes y no morir en el intento
‘La moderna’ cierra sus puertas este viernes y pone fin así a una etapa de luces, sombras, retos y victorias en La 1. El final abrupto de esta serie diaria ha sido una sorpresa para la audiencia y también para su equipo. «Esperábamos más capítulos y un final más ponderado», reconoce Joaquín Santamaría, uno de los creadores y guionistas principales de la serie a ABC. La audiencia estuvo a la altura y se ha mantenido a lo largo de las tres temporadas y de emisión desde el principio con un 9,9% de cuota de pantalla en septiembre de 2023 y en enero de 2025. La remodelación de las tardes por parte de la nueva RTVE que está reformulando José Pablo López es una de las razones principales por las que este salón de té se despedirá de los espectadores. Dar vida a todo un universo exige tanto trabajo y delicadeza como el saber poner fin a todo un entramado de historias y no fracasar en el intento. Es un reto al que se ha tenido que enfrentar el equipo creativo de ‘La Moderna’, que ha tratado de dar vida a lo que era una novela y despedirse de sus personajes a la altura de lo que esperan los seguidores.
‘La Moderna’ no es fruto de una inspiración sin más. Es el resultado de una serie de certezas que Joaquín Santamaría, uno de los creadores de la serie, fue recogiendo a lo largo del tiempo. Primero llegó la novela ‘Tea rooms’, de Luisa Carnés, a sus manos. La historia, las tramas, los personajes y su temática social conquistó al creador y sabía que ahí había un tesoro escondido. Pero a esa certeza se sumó la obra de teatro que vio en un teatro de Madrid. Fue en ese momento cuando una bombilla terminó de encenderse y junto a Humberto Miró, se pusieron manos a la obra. «Eran como aquellas novelas de época de Benito Pérez Galdós que tanto nos inspiraron para hacer las series diarias que han triunfado tanto. Veíamos un potencial interesantísimo que apenas se había contado, es una época poco explorada en una diaria y reunía muchos elementos clave», reconoce Humberto Miró, el productor ejecutivo de Boomerang TV y director de la primera temporada de la serie.
Lo que se convirtió en una especie de visión poco a poco fue cobrando forma. «La ‘primera Biblia’ que escribimos era un mamotreto para sesenta capítulos, muy fiel a la novela, sin salirnos ni un pelo. Los personajes vivían cosas muy fuertes. Es una novela de realismo social donde las condiciones de trabajo en esa época eran muy duras, queríamos transmitirlo tal cual», asegura Joaquín Santamaría. ‘La Moderna’ cuenta la historia de varias empleadas de un distinguido salón de té cercano a la Puerta del Sol en el Madrid de 1930. Una de las trabajadoras es Matilde, una joven de familia humilde que vive con su madre, Rosario y sus tres hermanos. Llega buscando trabajo a La Moderna, uno de los cafés más elegantes de Madrid. Antes de entrar se encuentra con Iñigo, su amor de adolescencia, un joven al que no ve desde hace ocho años, cuando la trágica muerte del padre de Matilde interrumpió su recién nacida historia de amor. Iñigo es ahora un joven bien situado, mano derecha de don Jaime, uno de los empresarios más importantes de la ciudad. El resto de la historia es algo que ya pueden imaginar. «Había que transformar todas esas cuestiones sociales, porque es un asunto social sobre la igualdad en condiciones de trabajo, en un tono melodramático, propio de las diarias. Ese fue el gran reto», reconoce Santamaría.
Cuando la serie irrumpió en La 1, ‘La promesa’ ya estaba siendo líder de su franja en muchas ocasiones. No es fácil encajar una serie diaria después de otra que ya había arrasado entre la audiencia. Pero ‘La Moderna’ reunía una serie de factores que poco a poco se hicieron con los espectadores. «Se plantean muchos conflictos que estaban vigentes en la sociedad, desde la precariedad laboral a las relaciones imposibles y es fácil que la gente se identifique con ello», asegura el productor.
Crear nuevos microuniversos
Durante la primera temporada velaron por trasladar la vida de los personajes que habían leído en las páginas de Carnés a los actores de carne y hueso. Una cosa son las vidas de Matilde e Íñigo en el papel y otra en la pantalla. «En la primera temporada desarrollamos la vida de los protagonistas que había en la novela, pero tuvimos que crear nuevos microuniversos inexistentes en el libro. La novela es más limitada y para hacer una serie diaria teníamos que expandirnos», explica Santamaría. El mejor ejemplo es la casa de la protagonista, Matilde. «Vive en una pequeña corrala donde vivían otras compañeras, como Antonia, que es un personaje muy querido tanto en la serie como en la novela. En el libro apenas aparece su familia, pero aquí decidimos ampliar ese microuniverso y nos inventamos que tenía una hermana que se enamoraba de un vecino de la corrala. Salen ramificaciones y nuevas tramas para no quemar a los personajes».
La serie no ha dejado indiferente a la audiencia y fruto de su éxito la cadena decidió apostar por otra serie diaria más como es ‘Valle Salvaje’, que también enmarca una época completamente distinta a las dos anteriores. «Decidimos que en esta segunda temporada íbamos a subir más la intensidad de las historias para poder fidelizar al público», explica Santamaría. Lo que desconocían en ese momento era que RTVE iba a poner fin a la serie de forma abrupta.
Poner fin a una serie diaria es un arte y hacerlo de golpe y sin tenerlo previsto aún más. ‘Amar es para siempre’ estuvo preparando su final durante un año, ‘La moderna’ tuvo que hacerlo en meses y en un tiempo récord. «Éramos optimistas. Pensábamos que íbamos a tener todavía más capítulos porque el desarrollo de los personajes tenía un largo recorrido. Cuando recibimos la noticia, efectivamente, había cierta precipitación, pero al mismo tiempo tratamos de hacerlo de la mejor forma posible», asegura el guionista. La clave, según Santamaría, fue cerrar todas las historias y no dejar ningún cabo suelto. «Nos hubiera gustado tener más capítulos, pero hemos conseguido hacerlo a través de algunos recursos como una voz en off para mostrar el eco que deja todo lo que han vivido los personajes, aunque el secreto es cerrar por completo las historias».
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