Leemos en el ‘ Poema del mío Cid’ , hallándose éste camino de Burgos: «Allí piensan de aguijar, allí sueltan las[riendas. A la exida de Vivar, ovieron al corneja[diestra, e entrando a Burgos oviéronla siniestra. Meció mio Cid los hombros y engrameó la [tiesta.» ¡Ay, la hermosa palabra ‘engramear’, que significaba sacudir o mover, la hemos perdido ya!; pero de ponerla en movimiento, puede ser el primer eslabón de una sutil cadena que nos lleve a inusitados parajes lingüísticos, desde la región que atañe a los animales hasta a la de los vegetales, y la del hombre. Si nos atenemos a estos cuatro versos —y me pregunto: ¿no habrá preparado el Cid [‘trough the looking glass’] la vía para el personaje del ‘Quijote’ ?—, nos queda ‘aguijar’, cuyo sentido se mueve fácilmente en tiempos pasados: avivar a los bueyes, mulas o caballos, u aguijonear, pinchar, picar, arrear, azuzar, espolear, apretar, puyar. Son palabras hirientes, si bien cara al hombre se apaciguan : aguzar el paso, estimular… Sin duda el Cid movió la cabeza, pero también debió volver el talón contra los ijares del caballo para picarlo, es decir, avivarlo con la espuela. Esto es, lo “picaría”, y la cadena de palabras engarza ese “picar” e inyecta facetas en la mente —como pinchar, punzar, agujerear—, que tiran de “corte” o dividen en trozos menudos, trituran, golpean con pico, piqueta u otro instrumento adecuado, como para labrar las piedras, o revocar las paredes.¡Ay, la hermosa palabra ‘engramear’, que significaba sacudir o mover, la hemos perdido ya!Ahora bien, pongámosla junto a un animal y éste irá a atraparla, a morderla o herir con la boca o el aguijón —de ser ave—, o tomarla con el pico —de ser pez—, es decir, morder el anzuelo. ¿ Y si nuestro héroe pensara en el ataque y, hambriento, le asaltara la palabra ‘pella’ que remite a las cabezuelas o grumos blancos de una coliflor, y a la vez a esa suerte de pelota compuesta, que en la artillería antigua se arrojaba para incendiar? Lo que es indudable es que Rodrigo Díaz de Vivar montaba un caballo, un macho, voz que se choca con “machón” y no se detiene ahí, sino que lleva a varón, semental, y a la par significa pilar de fábrica, columna, una columna románica. ¿Qué diría el Cid, si de pronto uniéramos el sentido de su caballo, macho, con ‘románico’, cuya etimología, al parecer, deriva del francés ‘romanesque’, y remite a algo «que tiene carácter de romance, y en italiano, desde el siglo XVI, se traduce por romanesco», lo que, según el diccionario de la lengua española, significaría acertadamente «característico de la novela de pura invención»? Tal vez, serio, espada en alto, sencillamente se santiguaría. Leemos en el ‘ Poema del mío Cid’ , hallándose éste camino de Burgos: «Allí piensan de aguijar, allí sueltan las[riendas. A la exida de Vivar, ovieron al corneja[diestra, e entrando a Burgos oviéronla siniestra. Meció mio Cid los hombros y engrameó la [tiesta.» ¡Ay, la hermosa palabra ‘engramear’, que significaba sacudir o mover, la hemos perdido ya!; pero de ponerla en movimiento, puede ser el primer eslabón de una sutil cadena que nos lleve a inusitados parajes lingüísticos, desde la región que atañe a los animales hasta a la de los vegetales, y la del hombre. Si nos atenemos a estos cuatro versos —y me pregunto: ¿no habrá preparado el Cid [‘trough the looking glass’] la vía para el personaje del ‘Quijote’ ?—, nos queda ‘aguijar’, cuyo sentido se mueve fácilmente en tiempos pasados: avivar a los bueyes, mulas o caballos, u aguijonear, pinchar, picar, arrear, azuzar, espolear, apretar, puyar. Son palabras hirientes, si bien cara al hombre se apaciguan : aguzar el paso, estimular… Sin duda el Cid movió la cabeza, pero también debió volver el talón contra los ijares del caballo para picarlo, es decir, avivarlo con la espuela. Esto es, lo “picaría”, y la cadena de palabras engarza ese “picar” e inyecta facetas en la mente —como pinchar, punzar, agujerear—, que tiran de “corte” o dividen en trozos menudos, trituran, golpean con pico, piqueta u otro instrumento adecuado, como para labrar las piedras, o revocar las paredes.¡Ay, la hermosa palabra ‘engramear’, que significaba sacudir o mover, la hemos perdido ya!Ahora bien, pongámosla junto a un animal y éste irá a atraparla, a morderla o herir con la boca o el aguijón —de ser ave—, o tomarla con el pico —de ser pez—, es decir, morder el anzuelo. ¿ Y si nuestro héroe pensara en el ataque y, hambriento, le asaltara la palabra ‘pella’ que remite a las cabezuelas o grumos blancos de una coliflor, y a la vez a esa suerte de pelota compuesta, que en la artillería antigua se arrojaba para incendiar? Lo que es indudable es que Rodrigo Díaz de Vivar montaba un caballo, un macho, voz que se choca con “machón” y no se detiene ahí, sino que lleva a varón, semental, y a la par significa pilar de fábrica, columna, una columna románica. ¿Qué diría el Cid, si de pronto uniéramos el sentido de su caballo, macho, con ‘románico’, cuya etimología, al parecer, deriva del francés ‘romanesque’, y remite a algo «que tiene carácter de romance, y en italiano, desde el siglo XVI, se traduce por romanesco», lo que, según el diccionario de la lengua española, significaría acertadamente «característico de la novela de pura invención»? Tal vez, serio, espada en alto, sencillamente se santiguaría.
UNA MIRADA ACADÉMICA
¿Qué diría el Cid, si de pronto uniéramos el sentido de su caballo, macho, con ‘románico’, cuya etimología, al parecer, deriva del francés ‘romanesque’?
Leemos en el ‘Poema del mío Cid’, hallándose éste camino de Burgos:
«Allí piensan de aguijar, allí sueltan las
[riendas.
A la exida de Vivar, ovieron al corneja
[diestra,
e entrando a Burgos oviéronla siniestra.
Meció mio Cid los hombros y …
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de cultura