Residente en España desde 2002, traductora, editora, escritora, María Fasce (Buenos Aires, 1969), es autora de una obra ya notable desde que publicase ‘El oficio de mentir’ en 1998, un libro de entrevistas, seguida de ‘La felicidad de las mujeres’, un libro de cuentos, género que alterna con la novela hasta esta su última narración, ‘El final del bosque’, con unos títulos que nos hablan si no de una evolución, esto solo se da en escritores que, erizos ellos, dan vueltas sobre un número muy determinado de temas, léase, obsesiones, sí de una mirada más reposada ante temas que ha tocado, que son múltiples. Así, en ‘La mujer de isla negra’ describe las relaciones de Pablo Neruda con dos mujeres, Delia y Matilde, aunque siempre desde una óptica un tanto evidente del asunto visto desde una mujer, calificativo que Fasces cambia por el de una temática del amor.NOVELA ‘El final del bosque’ Autora María Fasce Editorial Siruela Año 2025 Páginas 216 Precio 19,95 euros 3 Dotada de un estilo muy depurado sin asomo de retórica , hecho que probablemente le venga de una convivencia larga y sentida con ciertos autores anglosajones, desde John Cheever, Siri Hustvedt hasta Hemingway o Scott Fitzgerald, en cierta manera autores de relatos, es decir, que se caracterizan por decir mucho ocultándolo por razones de espacio y estilo en pocas líneas, en agudo contraste con la novela, que permite largas sesiones de siestas narrativas, a María Fasce le convienen los escenarios que cambian de continuo, como en el teatro y es entonces cuando su escritura brilla, al modo del relato corto, un artificio que otro autor, Vladimir Nabokov, lograba realizar con tarjetas de bibliotecario, de tal modo que bien podría decirse que las narraciones nabokovianas tienen la estructura de una serie de tarjetas embutidas en una caja de zapatos.’El final del bosque’ retoma el viejo escenario de éste como depositario de los problemas humanos: sería una suerte de Arcadia siguiendo los modelos clásicos aunque, finalmente, daría paso asimismo a lo que éste tiene de ancestral, su lado oscuro: el bosque como medidor, por tanto, de las reacciones humanas donde cada uno refleja sus obsesiones…. en todo caso el bosque como antítesis de lo urbano, de la cultura, algo que volvió a poner de relieve el espíritu romántico cuando a la dicotomía romana urbano-rural opuso lo habitado y el bosque.El bosque como medidor, por tanto, de las reacciones humanas donde cada uno refleja sus obsesiones La narración abunda en guiños sobre la literatura e, incluso, sobre la profesión : «El mono de ‘Informe para una Academia’ aprendió a hablar para salir de la jaula. Yo misma prefería las palabras a la naturaleza. Por eso me hice editora. Por eso escribo. Me aferro a mi libreta como a un salvavidas, pero escribir demasiado y demasiado rápido —el teclear frenético, la caligrafía espasmódica— no me libera, me devuelve a la jaula», incluso da pistas secretas: «Leí las primeras páginas de algunos manuscritos y también la noventa y nueve, como recomendaba Ford Madox Ford, cualquier escritor se esmera en el principio y el final, pero el estilo se exhibe cuando se descuidan, hacia la mitad del libro». María Fasce, en esta novela, recurre al viejo artificio de presentar a los personajes en cotos cerrados, aquí un bosque, en otros una isla, una mansión…. El resultado suele ser muy bueno, como es el caso, cuando se dispone de unos personajes bien perfilados y una muy notable capacidad psicológica, aunque es aquí donde el lenguaje resalta a veces como una joya solitaria. Residente en España desde 2002, traductora, editora, escritora, María Fasce (Buenos Aires, 1969), es autora de una obra ya notable desde que publicase ‘El oficio de mentir’ en 1998, un libro de entrevistas, seguida de ‘La felicidad de las mujeres’, un libro de cuentos, género que alterna con la novela hasta esta su última narración, ‘El final del bosque’, con unos títulos que nos hablan si no de una evolución, esto solo se da en escritores que, erizos ellos, dan vueltas sobre un número muy determinado de temas, léase, obsesiones, sí de una mirada más reposada ante temas que ha tocado, que son múltiples. Así, en ‘La mujer de isla negra’ describe las relaciones de Pablo Neruda con dos mujeres, Delia y Matilde, aunque siempre desde una óptica un tanto evidente del asunto visto desde una mujer, calificativo que Fasces cambia por el de una temática del amor.NOVELA ‘El final del bosque’ Autora María Fasce Editorial Siruela Año 2025 Páginas 216 Precio 19,95 euros 3 Dotada de un estilo muy depurado sin asomo de retórica , hecho que probablemente le venga de una convivencia larga y sentida con ciertos autores anglosajones, desde John Cheever, Siri Hustvedt hasta Hemingway o Scott Fitzgerald, en cierta manera autores de relatos, es decir, que se caracterizan por decir mucho ocultándolo por razones de espacio y estilo en pocas líneas, en agudo contraste con la novela, que permite largas sesiones de siestas narrativas, a María Fasce le convienen los escenarios que cambian de continuo, como en el teatro y es entonces cuando su escritura brilla, al modo del relato corto, un artificio que otro autor, Vladimir Nabokov, lograba realizar con tarjetas de bibliotecario, de tal modo que bien podría decirse que las narraciones nabokovianas tienen la estructura de una serie de tarjetas embutidas en una caja de zapatos.’El final del bosque’ retoma el viejo escenario de éste como depositario de los problemas humanos: sería una suerte de Arcadia siguiendo los modelos clásicos aunque, finalmente, daría paso asimismo a lo que éste tiene de ancestral, su lado oscuro: el bosque como medidor, por tanto, de las reacciones humanas donde cada uno refleja sus obsesiones…. en todo caso el bosque como antítesis de lo urbano, de la cultura, algo que volvió a poner de relieve el espíritu romántico cuando a la dicotomía romana urbano-rural opuso lo habitado y el bosque.El bosque como medidor, por tanto, de las reacciones humanas donde cada uno refleja sus obsesiones La narración abunda en guiños sobre la literatura e, incluso, sobre la profesión : «El mono de ‘Informe para una Academia’ aprendió a hablar para salir de la jaula. Yo misma prefería las palabras a la naturaleza. Por eso me hice editora. Por eso escribo. Me aferro a mi libreta como a un salvavidas, pero escribir demasiado y demasiado rápido —el teclear frenético, la caligrafía espasmódica— no me libera, me devuelve a la jaula», incluso da pistas secretas: «Leí las primeras páginas de algunos manuscritos y también la noventa y nueve, como recomendaba Ford Madox Ford, cualquier escritor se esmera en el principio y el final, pero el estilo se exhibe cuando se descuidan, hacia la mitad del libro». María Fasce, en esta novela, recurre al viejo artificio de presentar a los personajes en cotos cerrados, aquí un bosque, en otros una isla, una mansión…. El resultado suele ser muy bueno, como es el caso, cuando se dispone de unos personajes bien perfilados y una muy notable capacidad psicológica, aunque es aquí donde el lenguaje resalta a veces como una joya solitaria.
Residente en España desde 2002, traductora, editora, escritora, María Fasce (Buenos Aires, 1969), es autora de una obra ya notable desde que publicase ‘El oficio de mentir’ en 1998, un libro de entrevistas, seguida de ‘La felicidad de las mujeres’, un libro de … cuentos, género que alterna con la novela hasta esta su última narración, ‘El final del bosque’, con unos títulos que nos hablan si no de una evolución, esto solo se da en escritores que, erizos ellos, dan vueltas sobre un número muy determinado de temas, léase, obsesiones, sí de una mirada más reposada ante temas que ha tocado, que son múltiples.
Así, en ‘La mujer de isla negra’ describe las relaciones de Pablo Neruda con dos mujeres, Delia y Matilde, aunque siempre desde una óptica un tanto evidente del asunto visto desde una mujer, calificativo que Fasces cambia por el de una temática del amor.

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Autora
María Fasce -
Editorial
Siruela -
Año
2025 -
Páginas
216 -
Precio
19,95 euros
Dotada de un estilo muy depurado sin asomo de retórica, hecho que probablemente le venga de una convivencia larga y sentida con ciertos autores anglosajones, desde John Cheever, Siri Hustvedt hasta Hemingway o Scott Fitzgerald, en cierta manera autores de relatos, es decir, que se caracterizan por decir mucho ocultándolo por razones de espacio y estilo en pocas líneas, en agudo contraste con la novela, que permite largas sesiones de siestas narrativas, a María Fasce le convienen los escenarios que cambian de continuo, como en el teatro y es entonces cuando su escritura brilla, al modo del relato corto, un artificio que otro autor, Vladimir Nabokov, lograba realizar con tarjetas de bibliotecario, de tal modo que bien podría decirse que las narraciones nabokovianas tienen la estructura de una serie de tarjetas embutidas en una caja de zapatos.
‘El final del bosque’ retoma el viejo escenario de éste como depositario de los problemas humanos: sería una suerte de Arcadia siguiendo los modelos clásicos aunque, finalmente, daría paso asimismo a lo que éste tiene de ancestral, su lado oscuro: el bosque como medidor, por tanto, de las reacciones humanas donde cada uno refleja sus obsesiones…. en todo caso el bosque como antítesis de lo urbano, de la cultura, algo que volvió a poner de relieve el espíritu romántico cuando a la dicotomía romana urbano-rural opuso lo habitado y el bosque.
El bosque como medidor, por tanto, de las reacciones humanas donde cada uno refleja sus obsesiones
La narración abunda en guiños sobre la literatura e, incluso, sobre la profesión: «El mono de ‘Informe para una Academia’ aprendió a hablar para salir de la jaula. Yo misma prefería las palabras a la naturaleza. Por eso me hice editora. Por eso escribo. Me aferro a mi libreta como a un salvavidas, pero escribir demasiado y demasiado rápido —el teclear frenético, la caligrafía espasmódica— no me libera, me devuelve a la jaula», incluso da pistas secretas: «Leí las primeras páginas de algunos manuscritos y también la noventa y nueve, como recomendaba Ford Madox Ford, cualquier escritor se esmera en el principio y el final, pero el estilo se exhibe cuando se descuidan, hacia la mitad del libro».
María Fasce, en esta novela, recurre al viejo artificio de presentar a los personajes en cotos cerrados, aquí un bosque, en otros una isla, una mansión…. El resultado suele ser muy bueno, como es el caso, cuando se dispone de unos personajes bien perfilados y una muy notable capacidad psicológica, aunque es aquí donde el lenguaje resalta a veces como una joya solitaria.
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