Todos hemos viajado alguna vez en el Orient Express. Al menos con la imaginación. He soñado que viajaba en un tren , detenido por una tormenta de nieve, en el que aparecía un millonario apuñalado en su compartimento. Agatha Christie se inspiró en este legendario expreso que unía París con Estambul para escribir su famosa novela ‘Asesinato en el Orient Express’, publicada en 1934 y llevada al cine.La década de los 30 fue la etapa de mayor esplendor de este trayecto, que duraba tres días, exactamente 68 horas . El servicio fue inaugurado en 1889. El tren salía de la Gare de l’Est de París y pasaba por Munich, Viena, Budapest, Belgrado y Sofía antes de llegar a Estambul. Había también la posibilidad de enlazar con Londres, aunque lógicamente los viajeros tenían que cruzar el Canal de la Mancha. El recorrido fue variando a lo largo del tiempo, pero sin afectar al destino final: la estación de Sirkeci de Estambul.Estuve hace más de 40 años en Sirkeci. Allí fue donde Hércules Poirot se subió al tren en el que Agatha Christie centra la trama de su novela. El millonario americano Samuel Ratchett es hallado asesinado con múltiples puñaladas. Poirot investiga el crimen que conecta con una trágica historia familiar del pasado. La estación de Sirkeci , que parece el palacio de un sultán, se mantiene hoy tal y como era hace un siglo. Entonces el Orient Express, arrastrado por una máquina de vapor, llevaba lujosos coches cama con compartimentos individuales o dobles. El mobiliario era de una suntuosa marquetería de madera con tapizados. Disponía de suites y varios restaurantes . El bar, decorado con estilo art déco, servía champagne y cócteles mientras los viajeros podían tocar el piano. A media tarde, se servía un té. La cena, de cuatro platos, exigía ir vestido de etiqueta. El servicio, con los camareros uniformados, era similar al de un hotel de lujo .Reyes y príncipes viajaron en el Orient Express. En uno de sus vagones, viajó el cadáver de Churchill. La capitulación de Francia ante Hitler se firmó en un viejo vagón de este expreso. Y Tolstoi, Mata Hari, Trotski, T. E. Lawrence y Clemenceau pisaron su moqueta. La historia de Europa del siglo pasado podría escribirse a través de este ferrocarril.El origen del Orient Express parte de una idea del belga Georges Nagelmackers, fundador y propietario de Wagons Lits. Esta empresa fue la primera en introducir coches cama y restaurantes en los trenes . En 1883, Wagons Lits explotaba el servicio entre París y Giurgiu (Rumania). Seis años después, la línea se extendió hasta Estambul.El 19 de mayo de 1977 partió el último tren entre París y Estambul, dado el declive en el número de viajeros y a la competencia del avión. A partir de 2001, el trayecto se redujo de París a Viena. Hay que subrayar que el recorrido del expreso experimentó variaciones y ofreció diversas alternativas. Había un servicio que enlazaba Bucarest con Estambul y el clásico, que paraba en Belgrado y Sofía. Tras el cierre de la línea, se creó en 1982 el Simplon Orient Express, que salía de Venecia. Fue clausurado en 2005.Pese a que dejó de transportar pasajeros hace décadas, el Oriente Express sobrevive gracias a la compañía británica Belmond, que explota algunos tramos con trenes de lujo para quienes pueden pagar los cerca de 20.000 euros que cuesta una cabina de dos camas desde Venecia a Estambul.El Orient Express es el símbolo de una época desaparecida para siempre, de un modo de compatibilizar el lujo con los viajes y de una estética que inspiró a Graham Greene y a Chanel Nº 5. Todavía hoy sigue fascinando el ‘glamour’ de un mito alimentado por el cine y los libros. Todos hemos viajado alguna vez en el Orient Express. Al menos con la imaginación. He soñado que viajaba en un tren , detenido por una tormenta de nieve, en el que aparecía un millonario apuñalado en su compartimento. Agatha Christie se inspiró en este legendario expreso que unía París con Estambul para escribir su famosa novela ‘Asesinato en el Orient Express’, publicada en 1934 y llevada al cine.La década de los 30 fue la etapa de mayor esplendor de este trayecto, que duraba tres días, exactamente 68 horas . El servicio fue inaugurado en 1889. El tren salía de la Gare de l’Est de París y pasaba por Munich, Viena, Budapest, Belgrado y Sofía antes de llegar a Estambul. Había también la posibilidad de enlazar con Londres, aunque lógicamente los viajeros tenían que cruzar el Canal de la Mancha. El recorrido fue variando a lo largo del tiempo, pero sin afectar al destino final: la estación de Sirkeci de Estambul.Estuve hace más de 40 años en Sirkeci. Allí fue donde Hércules Poirot se subió al tren en el que Agatha Christie centra la trama de su novela. El millonario americano Samuel Ratchett es hallado asesinado con múltiples puñaladas. Poirot investiga el crimen que conecta con una trágica historia familiar del pasado. La estación de Sirkeci , que parece el palacio de un sultán, se mantiene hoy tal y como era hace un siglo. Entonces el Orient Express, arrastrado por una máquina de vapor, llevaba lujosos coches cama con compartimentos individuales o dobles. El mobiliario era de una suntuosa marquetería de madera con tapizados. Disponía de suites y varios restaurantes . El bar, decorado con estilo art déco, servía champagne y cócteles mientras los viajeros podían tocar el piano. A media tarde, se servía un té. La cena, de cuatro platos, exigía ir vestido de etiqueta. El servicio, con los camareros uniformados, era similar al de un hotel de lujo .Reyes y príncipes viajaron en el Orient Express. En uno de sus vagones, viajó el cadáver de Churchill. La capitulación de Francia ante Hitler se firmó en un viejo vagón de este expreso. Y Tolstoi, Mata Hari, Trotski, T. E. Lawrence y Clemenceau pisaron su moqueta. La historia de Europa del siglo pasado podría escribirse a través de este ferrocarril.El origen del Orient Express parte de una idea del belga Georges Nagelmackers, fundador y propietario de Wagons Lits. Esta empresa fue la primera en introducir coches cama y restaurantes en los trenes . En 1883, Wagons Lits explotaba el servicio entre París y Giurgiu (Rumania). Seis años después, la línea se extendió hasta Estambul.El 19 de mayo de 1977 partió el último tren entre París y Estambul, dado el declive en el número de viajeros y a la competencia del avión. A partir de 2001, el trayecto se redujo de París a Viena. Hay que subrayar que el recorrido del expreso experimentó variaciones y ofreció diversas alternativas. Había un servicio que enlazaba Bucarest con Estambul y el clásico, que paraba en Belgrado y Sofía. Tras el cierre de la línea, se creó en 1982 el Simplon Orient Express, que salía de Venecia. Fue clausurado en 2005.Pese a que dejó de transportar pasajeros hace décadas, el Oriente Express sobrevive gracias a la compañía británica Belmond, que explota algunos tramos con trenes de lujo para quienes pueden pagar los cerca de 20.000 euros que cuesta una cabina de dos camas desde Venecia a Estambul.El Orient Express es el símbolo de una época desaparecida para siempre, de un modo de compatibilizar el lujo con los viajes y de una estética que inspiró a Graham Greene y a Chanel Nº 5. Todavía hoy sigue fascinando el ‘glamour’ de un mito alimentado por el cine y los libros.
Todos hemos viajado alguna vez en el Orient Express. Al menos con la imaginación. He soñado que viajaba en un tren, detenido por una tormenta de nieve, en el que aparecía un millonario apuñalado en su compartimento. Agatha Christie se inspiró en este … legendario expreso que unía París con Estambul para escribir su famosa novela ‘Asesinato en el Orient Express’, publicada en 1934 y llevada al cine.
La década de los 30 fue la etapa de mayor esplendor de este trayecto, que duraba tres días, exactamente 68 horas. El servicio fue inaugurado en 1889. El tren salía de la Gare de l’Est de París y pasaba por Munich, Viena, Budapest, Belgrado y Sofía antes de llegar a Estambul. Había también la posibilidad de enlazar con Londres, aunque lógicamente los viajeros tenían que cruzar el Canal de la Mancha. El recorrido fue variando a lo largo del tiempo, pero sin afectar al destino final: la estación de Sirkeci de Estambul.
Estuve hace más de 40 años en Sirkeci. Allí fue donde Hércules Poirot se subió al tren en el que Agatha Christie centra la trama de su novela. El millonario americano Samuel Ratchett es hallado asesinado con múltiples puñaladas. Poirot investiga el crimen que conecta con una trágica historia familiar del pasado. La estación de Sirkeci, que parece el palacio de un sultán, se mantiene hoy tal y como era hace un siglo.
Entonces el Orient Express, arrastrado por una máquina de vapor, llevaba lujosos coches cama con compartimentos individuales o dobles. El mobiliario era de una suntuosa marquetería de madera con tapizados. Disponía de suites y varios restaurantes. El bar, decorado con estilo art déco, servía champagne y cócteles mientras los viajeros podían tocar el piano. A media tarde, se servía un té. La cena, de cuatro platos, exigía ir vestido de etiqueta. El servicio, con los camareros uniformados, era similar al de un hotel de lujo.
Reyes y príncipes viajaron en el Orient Express. En uno de sus vagones, viajó el cadáver de Churchill. La capitulación de Francia ante Hitler se firmó en un viejo vagón de este expreso. Y Tolstoi, Mata Hari, Trotski, T. E. Lawrence y Clemenceau pisaron su moqueta. La historia de Europa del siglo pasado podría escribirse a través de este ferrocarril.
El origen del Orient Express parte de una idea del belga Georges Nagelmackers, fundador y propietario de Wagons Lits. Esta empresa fue la primera en introducir coches cama y restaurantes en los trenes. En 1883, Wagons Lits explotaba el servicio entre París y Giurgiu (Rumania). Seis años después, la línea se extendió hasta Estambul.
El 19 de mayo de 1977 partió el último tren entre París y Estambul, dado el declive en el número de viajeros y a la competencia del avión. A partir de 2001, el trayecto se redujo de París a Viena. Hay que subrayar que el recorrido del expreso experimentó variaciones y ofreció diversas alternativas. Había un servicio que enlazaba Bucarest con Estambul y el clásico, que paraba en Belgrado y Sofía. Tras el cierre de la línea, se creó en 1982 el Simplon Orient Express, que salía de Venecia. Fue clausurado en 2005.
Pese a que dejó de transportar pasajeros hace décadas, el Oriente Express sobrevive gracias a la compañía británica Belmond, que explota algunos tramos con trenes de lujo para quienes pueden pagar los cerca de 20.000 euros que cuesta una cabina de dos camas desde Venecia a Estambul.
El Orient Express es el símbolo de una época desaparecida para siempre, de un modo de compatibilizar el lujo con los viajes y de una estética que inspiró a Graham Greene y a Chanel Nº 5. Todavía hoy sigue fascinando el ‘glamour’ de un mito alimentado por el cine y los libros.
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