El 16 de septiembre de 1802, el Mentor , con bandera británica, una tripulación de doce navegantes y capitaneado por el capitán Eglen, partió del puerto griego de El Pireo con destino a la isla de Malta. En sus bodegas transportaban 17 contenedores de madera repletos de objetos artísticos que el diplomático británico Lord Elgin había arrancado del friso del Partenón : esculturas del templo de Atenea Niké, así como partes de estatuas de bulto redondo y de columnas recuperadas en las excavaciones realizadas en los alrededores del Partenón por el colaborador de Elgin, G.B. Lusieri. En las entrañas del navío también había almacenados papiros egipcios y otros pequeños objetos de arte que se perdieron para siempre. Con viento favorable, el viaje del Mentor se desarrolló sin percances hasta las 18 horas de aquel fatídico jueves cuando, tras llegar al cabo Ténaro, la tripulación tuvo que hacer frente a un fuerte viento que arrastró al Mentor a más de 40 millas al sur. Con mucho esfuerzo, la tripulación consiguió llegar a Avlemonas, en la isla de Citera, donde intentaron, sin éxito, fondear. Finalmente, las olas arrastraron la embarcación hacia unas rocas que provocaron su hundimiento. Por fortuna para Elgin, el naufragio se había producido en un país con fuerte tradición náutica y con expertos buzos que eran capaces de descender a pulmón hasta los 24 metros de profundidad en los que se encontraba el pecio, por lo que poco después del hundimiento, los hombres de Elgin cerraron un acuerdo con los buzos más famosos del Mediterráneo: los pescadores de esponjas de la isla de Kalimnos . Descendiendo a más de 20 metros de profundidad, estos consiguieron rescatar cinco contenedores antes de que el invierno se les echase encima. Noticia Relacionada estandar Si Grecia devuelve a Turquía un millar de monedas antiguas expoliadas Marta Cañete La colección numismática repatriada comprende 61 estateros de plata y 994 tetradracmas«Los buzos llegados de Kalimnos cobraron importantes cantidades económicas porque hay que recordar que en aquella época aún no existía la escafandra y las inmersiones se realizaban a pulmón, sin equipo . Los pescadores de esponjas ataban a un cabo las piezas que querían llevar a tierra firme para ser después remolcadas», explica a este diario Dimitris Kurkumelis , jefe de las excavaciones arqueológicas sistemáticas que se llevan a cabo desde el año 2011 en el lugar del naufragio del Mentor. Poco después de la tragedia, Elgin también pidió al cónsul británico de Citera que le ayudase a recuperar los objetos que había perdido en el naufragio y que describió como «piedras sin valor en sí mismas» pero con importancia para él, puntualiza la jurista y autora del libro ‘Los mármoles del Partenón y el Derecho Internacional’, Catharine Titi. La ayuda le fue denegada y tuvo que costear de su propio bolsillo la expedición, que duró dos años. « Elgin mintió y sus palabras son el claro ejemplo de cómo se realizaba el expolio del patrimonio», explica Kurkumelis. «Parece ser que el gobierno británico no mostró ningún interés. El propio Elgin intentó convencerlo de que enviara a alguien en su ayuda, ya que consideraba los mármoles de su propiedad y el naufragio le causó una pérdida», señala Titi. «Como era de esperar, Londres tampoco se ha interesado durante estos años por el Mentor a pesar de que la nave era propiedad de Elgin», explica Kurkumelis. Las labores de rescate continuaron en el verano de 1803. Se consiguieron recuperar once contenedores, y en 1804 los buzos de Kalimnos dieron por finalizada la misión tras sacar a flote el resto del cargamento. «A medida que se rescataban las cajas con los mármoles, se enterraban en la playa bajo algas y maleza, y se cubrían con grandes piedras en un intento de protegerlas de la erosión. Pero sí se produjo erosión», explica Tití. Una vez llegaron a Inglaterra, los mármoles fueron trasladados a la residencia londinense del Elgin y no a su villa en Broomhall; los enormes costes de las labores de rescate de los mármoles le habían dejado arruinado y pensó abrir un museo donde, previo pago de entrada, los visitantes pudieran disfrutar de los exóticos objetos. Poco después, viéndose obligado a vender el inmueble, decidió buscar un comprador para los mármoles. El resto de la historia es de sobra conocida por todos. Jacques CousteauEn el año 1975 el oceanógrafo francés Jacques Cousteau realizó una inmersión a las entrañas del Mentor y, 180 años después del hundimiento, en 1980, una expedición del Ministerio de Cultura de Grecia realizó las primeras labores arqueológicas, recuperando algunos restos de metal en forma de T dispersos en el fondo marítimo, así como infinidad de balas esféricas que formarían parte del pertrecho en caso de un temido ataque pirata, un fenómeno frecuente en la época. Desde el año 2009 el Ministerio de Cultura heleno lleva a cabo excavaciones submarinas sistemáticas que están sacando a la luz interesantísima información acerca de las condiciones en las que se produjo el hundimiento y las características del navío así como recuperando objetos. Entre ellos hay algunos relacionados con la navegación y el equipo del barco, o con la vida a bordo –vajillas esmaltadas, botellas de vino o una brújula–, y efectos personales de los pasajeros y la tripulación, como jeringuillas para el rapé, peones de ajedrez, varios relojes de bolsillo, dos cepillos de dientes, frascos de perfume y una moneda de oro española de Fernando VI (1758). Hallazgos en el Mentor Fragmento de un relieve egipcio, una moneda antigua de Utrecht (1756) y un reloj de bolsilloOtros están vinculados a la defensa del barco o tal vez formaban parte de su carga. Destacan diecinueve monedas antiguas, entre ellas una de Alejandro Magno , un anillo de oro bizantino y dos pendientes de oro renacentistas. Mención especial merecen multitud de fragmentos de mandos sellados de ánforas procedentes de la isla de Rodas y dos enormes fragmentos de esculturas egipcias : uno perteneciente al período del III Faraón Amenofis, de la XVIII dinastía (1386-1349 a. C.) y el segundo de una estela en relieve del dios Ra que data del período ptolemaico tardío (siglo I a. C.).«Este tipo de hallazgos ejemplifican muy bien la poca ética de las praxis de aquella época . Como los barcos que transportaban las antigüedades expoliadas en Grecia solían hacer parada en Alejandría, los usurpadores solían comprar allí a los contrabandistas restos de esculturas del Egipto faraónico que, gracias a su descomunal peso, servían de lastre durante la navegación y que, una vez llegado al puerto de destino o a uno intermedio, solían vender a coleccionistas», explica Kurkumelis. «Por otro lado, sabemos por los registros que uno de los miembros de la tripulación del Mentor vendió años más tarde a una institución británica varias centenas de mangos sellados de vasijas de Rodas. En este tipo de expediciones eran muchos los que se llenaban los bolsillos gracias al expolio de antigüedades », añade. Según explica el jefe de las excavaciones, todos los objetos recuperados, incluso restos orgánicos, como fragmentos de madera del casco, están siendo restaurados y en un futuro se espera que sean mostrados en una exposición temporal e itinerante, para después ser expuestos de forma permanente en el nuevo museo de El Pireo dedicado al patrimonio subacuático heleno. «Creo que es importante que más gente conozca sobre el naufragio porque es otro ejemplo de cómo sufrieron los mármoles al ser retirados y transportados», afirma Titi. « Los restos del Mentor forman parte de la historia del expolio de la Acrópolis . Las labores realizadas en el Mentor por el Eforato de Antigüedades Marinas demuestran que Grecia es un país que se interesa, investiga y protege su patrimonio histórico-cultural», afirma Kurkumelis en contraposición de los argumentos que durante años han sostenido desde el Museo Británico sobre la incapacidad del país heleno de custodiar de forma adecuada los mármoles del Partenón conservados en la institución británica desde hace más de 200 años. El 16 de septiembre de 1802, el Mentor , con bandera británica, una tripulación de doce navegantes y capitaneado por el capitán Eglen, partió del puerto griego de El Pireo con destino a la isla de Malta. En sus bodegas transportaban 17 contenedores de madera repletos de objetos artísticos que el diplomático británico Lord Elgin había arrancado del friso del Partenón : esculturas del templo de Atenea Niké, así como partes de estatuas de bulto redondo y de columnas recuperadas en las excavaciones realizadas en los alrededores del Partenón por el colaborador de Elgin, G.B. Lusieri. En las entrañas del navío también había almacenados papiros egipcios y otros pequeños objetos de arte que se perdieron para siempre. Con viento favorable, el viaje del Mentor se desarrolló sin percances hasta las 18 horas de aquel fatídico jueves cuando, tras llegar al cabo Ténaro, la tripulación tuvo que hacer frente a un fuerte viento que arrastró al Mentor a más de 40 millas al sur. Con mucho esfuerzo, la tripulación consiguió llegar a Avlemonas, en la isla de Citera, donde intentaron, sin éxito, fondear. Finalmente, las olas arrastraron la embarcación hacia unas rocas que provocaron su hundimiento. Por fortuna para Elgin, el naufragio se había producido en un país con fuerte tradición náutica y con expertos buzos que eran capaces de descender a pulmón hasta los 24 metros de profundidad en los que se encontraba el pecio, por lo que poco después del hundimiento, los hombres de Elgin cerraron un acuerdo con los buzos más famosos del Mediterráneo: los pescadores de esponjas de la isla de Kalimnos . Descendiendo a más de 20 metros de profundidad, estos consiguieron rescatar cinco contenedores antes de que el invierno se les echase encima. Noticia Relacionada estandar Si Grecia devuelve a Turquía un millar de monedas antiguas expoliadas Marta Cañete La colección numismática repatriada comprende 61 estateros de plata y 994 tetradracmas«Los buzos llegados de Kalimnos cobraron importantes cantidades económicas porque hay que recordar que en aquella época aún no existía la escafandra y las inmersiones se realizaban a pulmón, sin equipo . Los pescadores de esponjas ataban a un cabo las piezas que querían llevar a tierra firme para ser después remolcadas», explica a este diario Dimitris Kurkumelis , jefe de las excavaciones arqueológicas sistemáticas que se llevan a cabo desde el año 2011 en el lugar del naufragio del Mentor. Poco después de la tragedia, Elgin también pidió al cónsul británico de Citera que le ayudase a recuperar los objetos que había perdido en el naufragio y que describió como «piedras sin valor en sí mismas» pero con importancia para él, puntualiza la jurista y autora del libro ‘Los mármoles del Partenón y el Derecho Internacional’, Catharine Titi. La ayuda le fue denegada y tuvo que costear de su propio bolsillo la expedición, que duró dos años. « Elgin mintió y sus palabras son el claro ejemplo de cómo se realizaba el expolio del patrimonio», explica Kurkumelis. «Parece ser que el gobierno británico no mostró ningún interés. El propio Elgin intentó convencerlo de que enviara a alguien en su ayuda, ya que consideraba los mármoles de su propiedad y el naufragio le causó una pérdida», señala Titi. «Como era de esperar, Londres tampoco se ha interesado durante estos años por el Mentor a pesar de que la nave era propiedad de Elgin», explica Kurkumelis. Las labores de rescate continuaron en el verano de 1803. Se consiguieron recuperar once contenedores, y en 1804 los buzos de Kalimnos dieron por finalizada la misión tras sacar a flote el resto del cargamento. «A medida que se rescataban las cajas con los mármoles, se enterraban en la playa bajo algas y maleza, y se cubrían con grandes piedras en un intento de protegerlas de la erosión. Pero sí se produjo erosión», explica Tití. Una vez llegaron a Inglaterra, los mármoles fueron trasladados a la residencia londinense del Elgin y no a su villa en Broomhall; los enormes costes de las labores de rescate de los mármoles le habían dejado arruinado y pensó abrir un museo donde, previo pago de entrada, los visitantes pudieran disfrutar de los exóticos objetos. Poco después, viéndose obligado a vender el inmueble, decidió buscar un comprador para los mármoles. El resto de la historia es de sobra conocida por todos. Jacques CousteauEn el año 1975 el oceanógrafo francés Jacques Cousteau realizó una inmersión a las entrañas del Mentor y, 180 años después del hundimiento, en 1980, una expedición del Ministerio de Cultura de Grecia realizó las primeras labores arqueológicas, recuperando algunos restos de metal en forma de T dispersos en el fondo marítimo, así como infinidad de balas esféricas que formarían parte del pertrecho en caso de un temido ataque pirata, un fenómeno frecuente en la época. Desde el año 2009 el Ministerio de Cultura heleno lleva a cabo excavaciones submarinas sistemáticas que están sacando a la luz interesantísima información acerca de las condiciones en las que se produjo el hundimiento y las características del navío así como recuperando objetos. Entre ellos hay algunos relacionados con la navegación y el equipo del barco, o con la vida a bordo –vajillas esmaltadas, botellas de vino o una brújula–, y efectos personales de los pasajeros y la tripulación, como jeringuillas para el rapé, peones de ajedrez, varios relojes de bolsillo, dos cepillos de dientes, frascos de perfume y una moneda de oro española de Fernando VI (1758). Hallazgos en el Mentor Fragmento de un relieve egipcio, una moneda antigua de Utrecht (1756) y un reloj de bolsilloOtros están vinculados a la defensa del barco o tal vez formaban parte de su carga. Destacan diecinueve monedas antiguas, entre ellas una de Alejandro Magno , un anillo de oro bizantino y dos pendientes de oro renacentistas. Mención especial merecen multitud de fragmentos de mandos sellados de ánforas procedentes de la isla de Rodas y dos enormes fragmentos de esculturas egipcias : uno perteneciente al período del III Faraón Amenofis, de la XVIII dinastía (1386-1349 a. C.) y el segundo de una estela en relieve del dios Ra que data del período ptolemaico tardío (siglo I a. C.).«Este tipo de hallazgos ejemplifican muy bien la poca ética de las praxis de aquella época . Como los barcos que transportaban las antigüedades expoliadas en Grecia solían hacer parada en Alejandría, los usurpadores solían comprar allí a los contrabandistas restos de esculturas del Egipto faraónico que, gracias a su descomunal peso, servían de lastre durante la navegación y que, una vez llegado al puerto de destino o a uno intermedio, solían vender a coleccionistas», explica Kurkumelis. «Por otro lado, sabemos por los registros que uno de los miembros de la tripulación del Mentor vendió años más tarde a una institución británica varias centenas de mangos sellados de vasijas de Rodas. En este tipo de expediciones eran muchos los que se llenaban los bolsillos gracias al expolio de antigüedades », añade. Según explica el jefe de las excavaciones, todos los objetos recuperados, incluso restos orgánicos, como fragmentos de madera del casco, están siendo restaurados y en un futuro se espera que sean mostrados en una exposición temporal e itinerante, para después ser expuestos de forma permanente en el nuevo museo de El Pireo dedicado al patrimonio subacuático heleno. «Creo que es importante que más gente conozca sobre el naufragio porque es otro ejemplo de cómo sufrieron los mármoles al ser retirados y transportados», afirma Titi. « Los restos del Mentor forman parte de la historia del expolio de la Acrópolis . Las labores realizadas en el Mentor por el Eforato de Antigüedades Marinas demuestran que Grecia es un país que se interesa, investiga y protege su patrimonio histórico-cultural», afirma Kurkumelis en contraposición de los argumentos que durante años han sostenido desde el Museo Británico sobre la incapacidad del país heleno de custodiar de forma adecuada los mármoles del Partenón conservados en la institución británica desde hace más de 200 años.
En el bergantín, los hombres de Lord Elgin, diplomático británico ante la Sagrada Puerta, trataron de transportar a Londres 17 contenedores con mármoles expoliados del Partenón y del templo de Atenea Niké
El 16 de septiembre de 1802, el Mentor, con bandera británica, una tripulación de doce navegantes y capitaneado por el capitán Eglen, partió del puerto griego de El Pireo con destino a la isla de Malta. En sus bodegas transportaban 17 contenedores de madera …
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