Casi con toda seguridad, el esfuerzo realizado y el mérito demostrado por la terna no le sirva para firmar contratos este año. Los tres estuvieron muy por encima de la mansa, aplomada y descastada corrida de Fuente Ymbro, con muy escaso fuelle en las entrañas y sin una gota de bravura en sus venas. Pero tal desgraciada circunstancia no arredró a los jóvenes toreros, que demostraron no solo su capacidad a pesar de lo poco que torean, sino el buen concepto artístico que los tres atesoran.
Destacaron con el capote, no perdonaron un solo quite y se lucieron a la verónica y por chicuelinas; Lama esperó a su segundo toro de rodillas en los medios, y Navalón a los dos, y ambos salieron airosos del aprieto. Los tres hicieron gala de un valor sobrado para escalar puestos en el escalafón, pero el buen sabor de boca que han dejado en la plaza no les servirá más que para seguir esperando una nueva oportunidad.
Y si a alguien le parece pesimista esta conclusión, que recuerde que Lama cortó una oreja en la feria del año pasado y dos Calerito en la misma corrida, y ambos hicieron tres veces el paseíllo en toda la temporada.
El que resista, tiene serias opciones de ganar. El que espere que se jubilen los veteranos del escalafón, que copan los buenos puestos de las ferias, puede soñar con sustituirlos en el futuro, pero no ahora.
Abrió la tarde Lama de Góngora, un fino torero sevillano que volvió con el ferviente deseo de superar lo que se le pusiera por delante a pesar de la poca experiencia que atesora. Y no decepcionó. Reservón, aplomado y rebrincado fue su primero, al que recibió con dos verónicas de buen gusto, y robó naturales muy estimables a pesar de la nula calidad de su oponente. Aprovechó la movilidad del cuarto, el único que lo hizo; lo había esperado de rodillas con una larga cambiada y aceleradas verónicas, y lo muleteó después en cuatro tandas con la mano derecha en las que hubo temple, pundonor y buenas maneras, de tal modo que sonó la música. Alargó la faena sin necesidad, el toro no fue el mismo por el pitón izquierdo, pero una buena estocada le permitió cortar la única oreja de la tarde.
Calerito acabó en la enfermería después de que el quinto, un toro muy astifino, lo levantara por los aires, en los primeros compases de la faena de muleta, y se diera un costalazo contra el albero, y, en las postrimerías de su labor, sufriera un posible traumatismo en la rodilla derecha. Pero ninguna de las dos aplacaron su afán de triunfo. Permaneció en el ruedo a pesar de estar visiblemente mermado hasta matar el toro, pero un pinchazo le cerró la posibilidad de pasear un trofeo. Antes, había vuelto a demostrar que maneja con soltura, con gracia y hondura capote y muleta. Su primero solo aguantó las dos primeras tandas con la mano derecha, y se jugó el tipo en el quinto al que robó una emocionante tanda de naturales y dos más de derechazos templados antes del accidente final.
Y Navalón tampoco vino a pasearse a La Maestranza. Recibió a sus dos toros de rodillas frente a chiqueros, capoteó con galanura de recibo y en quites por chicuelinas y tafalleras, y evidenció que su concepto bebe en las fuentes de la hondura y el temple. Hizo lo mejor que pudo con un lote poco propicio.
En fin, meritoria la actuación de la terna; toreros, los tres, con un futuro más que prometedor, pero los tres deben armarse de paciencia. El que resista, gana. El que aguante hasta que se jubilen los veteranos.
Casi con toda seguridad, el esfuerzo realizado y el mérito demostrado por la terna no le sirva para firmar contratos este año. Los tres estuvieron muy por encima de la mansa, aplomada y descastada corrida de Fuente Ymbro, con muy escaso fuelle en las entrañas y sin una gota de bravura en sus venas. Pero tal desgraciada circunstancia no arredró a los jóvenes toreros, que demostraron no solo su capacidad a pesar de lo poco que torean, sino el buen concepto artístico que los tres atesoran.Destacaron con el capote, no perdonaron un solo quite y se lucieron a la verónica y por chicuelinas; Lama esperó a su segundo toro de rodillas en los medios, y Navalón a los dos, y ambos salieron airosos del aprieto. Los tres hicieron gala de un valor sobrado para escalar puestos en el escalafón, pero el buen sabor de boca que han dejado en la plaza no les servirá más que para seguir esperando una nueva oportunidad.Y si a alguien le parece pesimista esta conclusión, que recuerde que Lama cortó una oreja en la feria del año pasado y dos Calerito en la misma corrida, y ambos hicieron tres veces el paseíllo en toda la temporada.El que resista, tiene serias opciones de ganar. El que espere que se jubilen los veteranos del escalafón, que copan los buenos puestos de las ferias, puede soñar con sustituirlos en el futuro, pero no ahora.Abrió la tarde Lama de Góngora, un fino torero sevillano que volvió con el ferviente deseo de superar lo que se le pusiera por delante a pesar de la poca experiencia que atesora. Y no decepcionó. Reservón, aplomado y rebrincado fue su primero, al que recibió con dos verónicas de buen gusto, y robó naturales muy estimables a pesar de la nula calidad de su oponente. Aprovechó la movilidad del cuarto, el único que lo hizo; lo había esperado de rodillas con una larga cambiada y aceleradas verónicas, y lo muleteó después en cuatro tandas con la mano derecha en las que hubo temple, pundonor y buenas maneras, de tal modo que sonó la música. Alargó la faena sin necesidad, el toro no fue el mismo por el pitón izquierdo, pero una buena estocada le permitió cortar la única oreja de la tarde.Calerito acabó en la enfermería después de que el quinto, un toro muy astifino, lo levantara por los aires, en los primeros compases de la faena de muleta, y se diera un costalazo contra el albero, y, en las postrimerías de su labor, sufriera un posible traumatismo en la rodilla derecha. Pero ninguna de las dos aplacaron su afán de triunfo. Permaneció en el ruedo a pesar de estar visiblemente mermado hasta matar el toro, pero un pinchazo le cerró la posibilidad de pasear un trofeo. Antes, había vuelto a demostrar que maneja con soltura, con gracia y hondura capote y muleta. Su primero solo aguantó las dos primeras tandas con la mano derecha, y se jugó el tipo en el quinto al que robó una emocionante tanda de naturales y dos más de derechazos templados antes del accidente final.Y Navalón tampoco vino a pasearse a La Maestranza. Recibió a sus dos toros de rodillas frente a chiqueros, capoteó con galanura de recibo y en quites por chicuelinas y tafalleras, y evidenció que su concepto bebe en las fuentes de la hondura y el temple. Hizo lo mejor que pudo con un lote poco propicio.En fin, meritoria la actuación de la terna; toreros, los tres, con un futuro más que prometedor, pero los tres deben armarse de paciencia. El que resista, gana. El que aguante hasta que se jubilen los veteranos. Seguir leyendo
Texto informativo con interpretación
Lama de Góngora corta una oreja, y muy meritorios Calerito, que resultó cogido, y Samuel Navalón ante una mansa, blanda, aplomada y descastada corrida de Fuente Ymbro
Casi con toda seguridad, el esfuerzo realizado y el mérito demostrado por la terna no le sirva para firmar contratos este año. Los tres estuvieron muy por encima de la mansa, aplomada y descastada corrida de Fuente Ymbro, con muy escaso fuelle en las entrañas y sin una gota de bravura en sus venas. Pero tal desgraciada circunstancia no arredró a los jóvenes toreros, que demostraron no solo su capacidad a pesar de lo poco que torean, sino el buen concepto artístico que los tres atesoran.
Destacaron con el capote, no perdonaron un solo quite y se lucieron a la verónica y por chicuelinas; Lama esperó a su segundo toro de rodillas en los medios, y Navalón a los dos, y ambos salieron airosos del aprieto. Los tres hicieron gala de un valor sobrado para escalar puestos en el escalafón, pero el buen sabor de boca que han dejado en la plaza no les servirá más que para seguir esperando una nueva oportunidad.
Y si a alguien le parece pesimista esta conclusión, que recuerde que Lama cortó una oreja en la feria del año pasado y dos Calerito en la misma corrida, y ambos hicieron tres veces el paseíllo en toda la temporada.
El que resista, tiene serias opciones de ganar. El que espere que se jubilen los veteranos del escalafón, que copan los buenos puestos de las ferias, puede soñar con sustituirlos en el futuro, pero no ahora.
Abrió la tarde Lama de Góngora, un fino torero sevillano que volvió con el ferviente deseo de superar lo que se le pusiera por delante a pesar de la poca experiencia que atesora. Y no decepcionó. Reservón, aplomado y rebrincado fue su primero, al que recibió con dos verónicas de buen gusto, y robó naturales muy estimables a pesar de la nula calidad de su oponente. Aprovechó la movilidad del cuarto, el único que lo hizo; lo había esperado de rodillas con una larga cambiada y aceleradas verónicas, y lo muleteó después en cuatro tandas con la mano derecha en las que hubo temple, pundonor y buenas maneras, de tal modo que sonó la música. Alargó la faena sin necesidad, el toro no fue el mismo por el pitón izquierdo, pero una buena estocada le permitió cortar la única oreja de la tarde.
Calerito acabó en la enfermería después de que el quinto, un toro muy astifino, lo levantara por los aires, en los primeros compases de la faena de muleta, y se diera un costalazo contra el albero, y, en las postrimerías de su labor, sufriera un posible traumatismo en la rodilla derecha. Pero ninguna de las dos aplacaron su afán de triunfo. Permaneció en el ruedo a pesar de estar visiblemente mermado hasta matar el toro, pero un pinchazo le cerró la posibilidad de pasear un trofeo. Antes, había vuelto a demostrar que maneja con soltura, con gracia y hondura capote y muleta. Su primero solo aguantó las dos primeras tandas con la mano derecha, y se jugó el tipo en el quinto al que robó una emocionante tanda de naturales y dos más de derechazos templados antes del accidente final.
Y Navalón tampoco vino a pasearse a La Maestranza. Recibió a sus dos toros de rodillas frente a chiqueros, capoteó con galanura de recibo y en quites por chicuelinas y tafalleras, y evidenció que su concepto bebe en las fuentes de la hondura y el temple. Hizo lo mejor que pudo con un lote poco propicio.
En fin, meritoria la actuación de la terna; toreros, los tres, con un futuro más que prometedor, pero los tres deben armarse de paciencia. El que resista, gana. El que aguante hasta que se jubilen los veteranos.
Fuente Ymbro/De Góngora, Calerito, Navalón
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, muy mansos, blandos, aplomados y descastados.
Lama de Góngora: estocada tendida y algo contraria (ovación); estocada (oreja).
Calerito: estocada baja y muy tendida y estocada (ovación); pinchazo y estocada caída (petición y vuelta). Parte facultativo: Traumatismo a nivel de rodilla derecha, sin deformidad ni signos inflamatorios. Se recomienda estudio radiológico. Pronóstico grave.
Samuel Navalón: _aviso_ estocada (vuelta al ruedo); dos pinchazos y estocada baja (silencio).
Plaza de La Maestranza. 27 de abril. Segunda corrida de abono de la Feria de Abril. Media entrada.
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Sobre la firma
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en ‘El Correo de Andalucía’ y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
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