No es raro ver a Emma Suárez (Madrid, 1964) tocada con una boina -«desde pequeña me gusta ponerme cosas en la cabeza», sonríe divertida-, y así acude a la entrevista para hablar de ‘ El cuarto de atrás ‘, la función que estrena hoy en el Teatro de La Abadía, basada en una novela de Carmen Martín Gaite , cuyas imágenes más icónicas la muestran también tocada con una boina. Es casualidad, pero la actriz revela, apicarando su mirada, que cuando estuvo en junio del año pasado en la casa familiar de la escritora en El Boalo (Madrid), para asistir a un taller sobre su obra y la de la pintora Isabel Quintanilla , visitó la biblioteca que hay en la parte de arriba de la casa. «Allí hay un perchero lleno de gorras de Carmen Martín Gaite… Tuve la tentación de pedir una de aquellas boinas como símbolo, como amuleto».’El cuarto de atrás’ ha sido adaptada por María Folguera ; la función la dirige Rakel Camacho ; Alberto Iglesias y Nora Hernández son los compañeros de reparto de Emma Suárez.Su primer trabajo fue, precisamente, ‘Memorias de Leticia Valle’, adaptación cinematográfica de una novela de otra de las grandes autoras españolas del siglo XX, Rosa Chacel. ¿Hay alguna conexión entre ambos trabajos?Claro que me conectan. Hay otros trabajos que también lo han hecho, como ‘Fragmentos de interior’, ‘La ciudad de los prodigios’, ‘El perro del hortelano’, ‘Dama de Porto Pim’… En todas ellas está presente la literatura. Tuve la fortuna de conocer a Rosa Chacel durante el rodaje de ‘Memorias de Leticia Valle’. La recuerdo perfectamente. Era muy joven pero le confieso que la siento ahora muy presente en estos momentos.Rakel Camacho dice que el público ha de dejarse llevar por la función, que no intente entenderlo todo. Diríase que la obra es una nebulosa…Nebulosa es una buena palabra para definirla, porque presenta a una escritora, C, en una noche de insomnio mientras trata de escribir, y le vienen a su memoria retazos del pasado, de la infancia, de sus amistades; del miedo al desorden, al vértigo, a la confusión. Hay mucha necesidad de hablar, de contar, de compartir, de dialogar. Esa es también una de las claves de esta función: la búsqueda del interlocutor, la necesidad de conversar y compartir. Ella era una grandísima conversadora.Cuando estuvo en junio del año pasado en la casa familiar de la escritora en El Boalo (Madrid), Emma Suárez visitó la biblioteca que hay en la parte de arriba de la casa. «Allí hay un perchero lleno de gorras de Carmen Martín Gaite… Tuve la tentación de pedir una de aquellas boinas como símbolo, como amuleto»¿Y cómo se aborda el trabajo, es más difícil meterle mano al personaje?Ahora mismo estoy ya tan implicada, tan metida en C., que lo único que le puedo decir es que está siendo un proceso fantástico y que, literalmente, hacer ‘El cuarto de atrás’ se ha convertido para mí en un refugio. Estoy impregnada de la poética del texto, de su atmósfera.¿Y qué supone para usted el teatro? Hace diez años que no se sube al escenario…Un ritual. Compartir con el espectador el silencio y la escucha en un espacio tiene algo de ritual, algo muy especial; es efímero, sucede cada tarde y cada tarde es diferente. Es la necesidad también de seguir trabajando sobre el texto. Termina la función pero al día siguiente tienes la oportunidad de volver a hacer otra y volver a trabajar de nuevo. Una de las cosas que más me costaba cuando empecé a hacer teatro era salir al escenario después de un año haciendo una función y sentir que era la primera vez. De hecho, fui a una escuela de interpretación y le pregunté al profesor cómo se conseguía mantener la frescura del primer día. Ahora mismo me la respondo cada día, haciendo la función. Y cada día es diferente.Todos los personajes acaban de una manera u otra empapando a los actores. ¿Cómo está influyendo éste en usted? ¿Es consciente?Soy consciente de que estoy disfrutando mucho y estoy muy agradecida. Estoy absolutamente convencida de que lo que estamos haciendo es diferente, es original y está bien. A mí me gusta mucho, y solo por eso merece la pena hacerlo. Pero más allá de todo eso, el hecho de investigar, de leer a Carmen Martín Gaite, me está enriqueciendo mucho. Hay mucha profundidad en su literatura. Estoy ante una mujer brillante, ante una gran pensadora, ante una mujer que rompió muchos esquemas en su época, habló de su época con inteligencia y lucidez; con su personalidad rompió toda la educación patriarcal y lo hizo de manera valiente y admirable. No tuvo tampoco una vida fácil, vivió momentos dolorosos y, a pesar de ello, siempre permaneció en la luz; fue una mujer alegre, comunicadora, que siempre estaba rodeada de gente joven, una mujer muy vitalista.«Carmen Martín Gaite leyó ‘Introducción a la literatura fantástica’, de Todorov, y le sirve también de inspiración para hablar sobre la infancia, sobre la guerra y la posguerra, sobre ese momento en que desbloquea el tiempo como si jugara al escondite inglés; pero quiso rescatar esa memoria de una manera poética»Usted conoció a Carmen Martín Gaite, ¿qué recuerda de ella?La conocí en un día de rodaje de ‘Fragmentos de interior’ en El Boalo; el despacho de su padre se convirtió en un decorado de la serie. Un día vino a saludarnos al rodaje. Era peculiar, con mucha personalidad, una mirada muy inteligente y cierta picardía en la sonrisa. Rakel Camacho también ha dicho que llegó un momento en que les dijo que no leyeran más a Martín Gaite…Es que en el proceso de ensayos nos prestábamos libros, recomendábamos otros. Estábamos ávidos de leer a esta mujer, de conocerla más. Y Rakel nos dijo que no leyéramos más y nos centráramos en ‘El cuarto de atrás’Cuando se prepara un proyecto así, ¿es inevitable ir más allá del propio texto?Claro, pero es que, por ejemplo, en ‘Cuadernos de todo’ o en ‘Cuadernos de nunca acabar’, otras obras suyas, hay referencias a ‘El cuarto de atrás’, hay capítulos dedicados al momento en que ella está tratando de concebir este libro, al que quiere dar forma. Hay un libro clave como punto de partida para ‘El cuarto de atrás’, que es ‘Introducción a la literatura fantástica’, de Todorov. Carmen Martín Gaite leyó ese libro y le sirve también de inspiración para hablar sobre la infancia, sobre la guerra y la posguerra, sobre ese momento en que desbloquea el tiempo como si jugara al escondite inglés; pero quiere rescatar esa memoria de una manera poética. Quiere rescatar la poética de aquellos momentos, ese refugio; había bombardeos afuera, en la plaza, pero ella estaba en el cuarto de atrás recortando cartulinas. No es raro ver a Emma Suárez (Madrid, 1964) tocada con una boina -«desde pequeña me gusta ponerme cosas en la cabeza», sonríe divertida-, y así acude a la entrevista para hablar de ‘ El cuarto de atrás ‘, la función que estrena hoy en el Teatro de La Abadía, basada en una novela de Carmen Martín Gaite , cuyas imágenes más icónicas la muestran también tocada con una boina. Es casualidad, pero la actriz revela, apicarando su mirada, que cuando estuvo en junio del año pasado en la casa familiar de la escritora en El Boalo (Madrid), para asistir a un taller sobre su obra y la de la pintora Isabel Quintanilla , visitó la biblioteca que hay en la parte de arriba de la casa. «Allí hay un perchero lleno de gorras de Carmen Martín Gaite… Tuve la tentación de pedir una de aquellas boinas como símbolo, como amuleto».’El cuarto de atrás’ ha sido adaptada por María Folguera ; la función la dirige Rakel Camacho ; Alberto Iglesias y Nora Hernández son los compañeros de reparto de Emma Suárez.Su primer trabajo fue, precisamente, ‘Memorias de Leticia Valle’, adaptación cinematográfica de una novela de otra de las grandes autoras españolas del siglo XX, Rosa Chacel. ¿Hay alguna conexión entre ambos trabajos?Claro que me conectan. Hay otros trabajos que también lo han hecho, como ‘Fragmentos de interior’, ‘La ciudad de los prodigios’, ‘El perro del hortelano’, ‘Dama de Porto Pim’… En todas ellas está presente la literatura. Tuve la fortuna de conocer a Rosa Chacel durante el rodaje de ‘Memorias de Leticia Valle’. La recuerdo perfectamente. Era muy joven pero le confieso que la siento ahora muy presente en estos momentos.Rakel Camacho dice que el público ha de dejarse llevar por la función, que no intente entenderlo todo. Diríase que la obra es una nebulosa…Nebulosa es una buena palabra para definirla, porque presenta a una escritora, C, en una noche de insomnio mientras trata de escribir, y le vienen a su memoria retazos del pasado, de la infancia, de sus amistades; del miedo al desorden, al vértigo, a la confusión. Hay mucha necesidad de hablar, de contar, de compartir, de dialogar. Esa es también una de las claves de esta función: la búsqueda del interlocutor, la necesidad de conversar y compartir. Ella era una grandísima conversadora.Cuando estuvo en junio del año pasado en la casa familiar de la escritora en El Boalo (Madrid), Emma Suárez visitó la biblioteca que hay en la parte de arriba de la casa. «Allí hay un perchero lleno de gorras de Carmen Martín Gaite… Tuve la tentación de pedir una de aquellas boinas como símbolo, como amuleto»¿Y cómo se aborda el trabajo, es más difícil meterle mano al personaje?Ahora mismo estoy ya tan implicada, tan metida en C., que lo único que le puedo decir es que está siendo un proceso fantástico y que, literalmente, hacer ‘El cuarto de atrás’ se ha convertido para mí en un refugio. Estoy impregnada de la poética del texto, de su atmósfera.¿Y qué supone para usted el teatro? Hace diez años que no se sube al escenario…Un ritual. Compartir con el espectador el silencio y la escucha en un espacio tiene algo de ritual, algo muy especial; es efímero, sucede cada tarde y cada tarde es diferente. Es la necesidad también de seguir trabajando sobre el texto. Termina la función pero al día siguiente tienes la oportunidad de volver a hacer otra y volver a trabajar de nuevo. Una de las cosas que más me costaba cuando empecé a hacer teatro era salir al escenario después de un año haciendo una función y sentir que era la primera vez. De hecho, fui a una escuela de interpretación y le pregunté al profesor cómo se conseguía mantener la frescura del primer día. Ahora mismo me la respondo cada día, haciendo la función. Y cada día es diferente.Todos los personajes acaban de una manera u otra empapando a los actores. ¿Cómo está influyendo éste en usted? ¿Es consciente?Soy consciente de que estoy disfrutando mucho y estoy muy agradecida. Estoy absolutamente convencida de que lo que estamos haciendo es diferente, es original y está bien. A mí me gusta mucho, y solo por eso merece la pena hacerlo. Pero más allá de todo eso, el hecho de investigar, de leer a Carmen Martín Gaite, me está enriqueciendo mucho. Hay mucha profundidad en su literatura. Estoy ante una mujer brillante, ante una gran pensadora, ante una mujer que rompió muchos esquemas en su época, habló de su época con inteligencia y lucidez; con su personalidad rompió toda la educación patriarcal y lo hizo de manera valiente y admirable. No tuvo tampoco una vida fácil, vivió momentos dolorosos y, a pesar de ello, siempre permaneció en la luz; fue una mujer alegre, comunicadora, que siempre estaba rodeada de gente joven, una mujer muy vitalista.«Carmen Martín Gaite leyó ‘Introducción a la literatura fantástica’, de Todorov, y le sirve también de inspiración para hablar sobre la infancia, sobre la guerra y la posguerra, sobre ese momento en que desbloquea el tiempo como si jugara al escondite inglés; pero quiso rescatar esa memoria de una manera poética»Usted conoció a Carmen Martín Gaite, ¿qué recuerda de ella?La conocí en un día de rodaje de ‘Fragmentos de interior’ en El Boalo; el despacho de su padre se convirtió en un decorado de la serie. Un día vino a saludarnos al rodaje. Era peculiar, con mucha personalidad, una mirada muy inteligente y cierta picardía en la sonrisa. Rakel Camacho también ha dicho que llegó un momento en que les dijo que no leyeran más a Martín Gaite…Es que en el proceso de ensayos nos prestábamos libros, recomendábamos otros. Estábamos ávidos de leer a esta mujer, de conocerla más. Y Rakel nos dijo que no leyéramos más y nos centráramos en ‘El cuarto de atrás’Cuando se prepara un proyecto así, ¿es inevitable ir más allá del propio texto?Claro, pero es que, por ejemplo, en ‘Cuadernos de todo’ o en ‘Cuadernos de nunca acabar’, otras obras suyas, hay referencias a ‘El cuarto de atrás’, hay capítulos dedicados al momento en que ella está tratando de concebir este libro, al que quiere dar forma. Hay un libro clave como punto de partida para ‘El cuarto de atrás’, que es ‘Introducción a la literatura fantástica’, de Todorov. Carmen Martín Gaite leyó ese libro y le sirve también de inspiración para hablar sobre la infancia, sobre la guerra y la posguerra, sobre ese momento en que desbloquea el tiempo como si jugara al escondite inglés; pero quiere rescatar esa memoria de una manera poética. Quiere rescatar la poética de aquellos momentos, ese refugio; había bombardeos afuera, en la plaza, pero ella estaba en el cuarto de atrás recortando cartulinas. No es raro ver a Emma Suárez (Madrid, 1964) tocada con una boina -«desde pequeña me gusta ponerme cosas en la cabeza», sonríe divertida-, y así acude a la entrevista para hablar de ‘ El cuarto de atrás ‘, la función que estrena hoy en el Teatro de La Abadía, basada en una novela de Carmen Martín Gaite , cuyas imágenes más icónicas la muestran también tocada con una boina. Es casualidad, pero la actriz revela, apicarando su mirada, que cuando estuvo en junio del año pasado en la casa familiar de la escritora en El Boalo (Madrid), para asistir a un taller sobre su obra y la de la pintora Isabel Quintanilla , visitó la biblioteca que hay en la parte de arriba de la casa. «Allí hay un perchero lleno de gorras de Carmen Martín Gaite… Tuve la tentación de pedir una de aquellas boinas como símbolo, como amuleto».’El cuarto de atrás’ ha sido adaptada por María Folguera ; la función la dirige Rakel Camacho ; Alberto Iglesias y Nora Hernández son los compañeros de reparto de Emma Suárez.Su primer trabajo fue, precisamente, ‘Memorias de Leticia Valle’, adaptación cinematográfica de una novela de otra de las grandes autoras españolas del siglo XX, Rosa Chacel. ¿Hay alguna conexión entre ambos trabajos?Claro que me conectan. Hay otros trabajos que también lo han hecho, como ‘Fragmentos de interior’, ‘La ciudad de los prodigios’, ‘El perro del hortelano’, ‘Dama de Porto Pim’… En todas ellas está presente la literatura. Tuve la fortuna de conocer a Rosa Chacel durante el rodaje de ‘Memorias de Leticia Valle’. La recuerdo perfectamente. Era muy joven pero le confieso que la siento ahora muy presente en estos momentos.Rakel Camacho dice que el público ha de dejarse llevar por la función, que no intente entenderlo todo. Diríase que la obra es una nebulosa…Nebulosa es una buena palabra para definirla, porque presenta a una escritora, C, en una noche de insomnio mientras trata de escribir, y le vienen a su memoria retazos del pasado, de la infancia, de sus amistades; del miedo al desorden, al vértigo, a la confusión. Hay mucha necesidad de hablar, de contar, de compartir, de dialogar. Esa es también una de las claves de esta función: la búsqueda del interlocutor, la necesidad de conversar y compartir. Ella era una grandísima conversadora.Cuando estuvo en junio del año pasado en la casa familiar de la escritora en El Boalo (Madrid), Emma Suárez visitó la biblioteca que hay en la parte de arriba de la casa. «Allí hay un perchero lleno de gorras de Carmen Martín Gaite… Tuve la tentación de pedir una de aquellas boinas como símbolo, como amuleto»¿Y cómo se aborda el trabajo, es más difícil meterle mano al personaje?Ahora mismo estoy ya tan implicada, tan metida en C., que lo único que le puedo decir es que está siendo un proceso fantástico y que, literalmente, hacer ‘El cuarto de atrás’ se ha convertido para mí en un refugio. Estoy impregnada de la poética del texto, de su atmósfera.¿Y qué supone para usted el teatro? Hace diez años que no se sube al escenario…Un ritual. Compartir con el espectador el silencio y la escucha en un espacio tiene algo de ritual, algo muy especial; es efímero, sucede cada tarde y cada tarde es diferente. Es la necesidad también de seguir trabajando sobre el texto. Termina la función pero al día siguiente tienes la oportunidad de volver a hacer otra y volver a trabajar de nuevo. Una de las cosas que más me costaba cuando empecé a hacer teatro era salir al escenario después de un año haciendo una función y sentir que era la primera vez. De hecho, fui a una escuela de interpretación y le pregunté al profesor cómo se conseguía mantener la frescura del primer día. Ahora mismo me la respondo cada día, haciendo la función. Y cada día es diferente.Todos los personajes acaban de una manera u otra empapando a los actores. ¿Cómo está influyendo éste en usted? ¿Es consciente?Soy consciente de que estoy disfrutando mucho y estoy muy agradecida. Estoy absolutamente convencida de que lo que estamos haciendo es diferente, es original y está bien. A mí me gusta mucho, y solo por eso merece la pena hacerlo. Pero más allá de todo eso, el hecho de investigar, de leer a Carmen Martín Gaite, me está enriqueciendo mucho. Hay mucha profundidad en su literatura. Estoy ante una mujer brillante, ante una gran pensadora, ante una mujer que rompió muchos esquemas en su época, habló de su época con inteligencia y lucidez; con su personalidad rompió toda la educación patriarcal y lo hizo de manera valiente y admirable. No tuvo tampoco una vida fácil, vivió momentos dolorosos y, a pesar de ello, siempre permaneció en la luz; fue una mujer alegre, comunicadora, que siempre estaba rodeada de gente joven, una mujer muy vitalista.«Carmen Martín Gaite leyó ‘Introducción a la literatura fantástica’, de Todorov, y le sirve también de inspiración para hablar sobre la infancia, sobre la guerra y la posguerra, sobre ese momento en que desbloquea el tiempo como si jugara al escondite inglés; pero quiso rescatar esa memoria de una manera poética»Usted conoció a Carmen Martín Gaite, ¿qué recuerda de ella?La conocí en un día de rodaje de ‘Fragmentos de interior’ en El Boalo; el despacho de su padre se convirtió en un decorado de la serie. Un día vino a saludarnos al rodaje. Era peculiar, con mucha personalidad, una mirada muy inteligente y cierta picardía en la sonrisa. Rakel Camacho también ha dicho que llegó un momento en que les dijo que no leyeran más a Martín Gaite…Es que en el proceso de ensayos nos prestábamos libros, recomendábamos otros. Estábamos ávidos de leer a esta mujer, de conocerla más. Y Rakel nos dijo que no leyéramos más y nos centráramos en ‘El cuarto de atrás’Cuando se prepara un proyecto así, ¿es inevitable ir más allá del propio texto?Claro, pero es que, por ejemplo, en ‘Cuadernos de todo’ o en ‘Cuadernos de nunca acabar’, otras obras suyas, hay referencias a ‘El cuarto de atrás’, hay capítulos dedicados al momento en que ella está tratando de concebir este libro, al que quiere dar forma. Hay un libro clave como punto de partida para ‘El cuarto de atrás’, que es ‘Introducción a la literatura fantástica’, de Todorov. Carmen Martín Gaite leyó ese libro y le sirve también de inspiración para hablar sobre la infancia, sobre la guerra y la posguerra, sobre ese momento en que desbloquea el tiempo como si jugara al escondite inglés; pero quiere rescatar esa memoria de una manera poética. Quiere rescatar la poética de aquellos momentos, ese refugio; había bombardeos afuera, en la plaza, pero ella estaba en el cuarto de atrás recortando cartulinas. RSS de noticias de cultura