Juan Cueto, crítico cultural con una perspicacia que hacía recordar a Umberto Eco, sugiere que eso que se popularizo como ‘Movida’, incluso por parte del ‘viejo profesor’ devenido alcalde que animaba al personal a ‘colocarse’, no era otra cosa que el momento en que Madrid hizo ‘pop’. Efectivamente, los ochenta quedaron bautizados con la visita de Warhol con sus cruces y pistolas, aunque ya había una joven e inquieta tropa dispuesta a comerse el mundo y, sobre todo, a divertirse sin freno. Javier de Juan (1958) surfeó ese momento como uno de los protagonistas más brillantes y eso, en un contexto tan cainita como el muestro, le ha reportado no pocos rencores.Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: ‘Máscara y compás’, en el Centro Botín, la segunda emancipación de Maruja Mallo Javier Díaz-Guardiola estandar Si CRÍTICA DE: ‘Posters’, de Andy Warhol: celebración de la inteligencia (y el éxito) Javier Rubio NomblotLa exposición en el Museo de Arte Nacional de Artes Decorativas demuestra que De Juan no es, ni mucho menos, una burbuja festiva del pasado; al contrario: se trata de un artista que ha articulado un lenguaje muy personal y, sobre todo, ha sabido moverse entre la pintura, el cómic, el diseño de carteles, las tipografías, el mundo del grabado –en el que es un maestro–, hasta las imágenes en movimiento. Su extraordinaria facilidad para el dibujo le ha permitido salir airoso de toda clase de proyectos, transmitiendo siempre un exuberante sentimiento de vitalidad.Los ojos llenos de imágenes«Tengo lo ojos llenos de imágenes», declara, algo que se comprueba contemplando las páginas de sus cuadernos de artista que son en sí mismos un laboratorio que desearíamos explorar a fondo. En cierto sentido, su modo de mirar es el del ‘flaneur’, pero no aquel decimonónico que estaba dominado por una melancolía estetizante, sino ese personaje con gabardina que va ‘pisando fuerte’ en la revista ‘Madriz’. Era, justamente hace cuarenta años, cuando veranear en la capital era una experiencia glamurosa, con camareros impecables y la impresión de que, aunque las calles ardieran, había infinidad de posibilidades para disfrutar. Aun estando bastante documentado sobre la obra de Javier de Juan, sorprende la enorme cantidad de carteles (desde el de Madrid Flamenco hasta el de los Veranos de la Villa, las fiestas del 2 de Mayo, San Isidro o el Carnaval del Círculo ) que ha realizado, demostrando su maestría para acertar en la imagen, la tipografía y la composición general. Múltiples historias. De arriba abajo, ‘Bonjour’, lienzo de 2017; ‘¿Es el Apocalipsis? Dile que pase’, novela digital de 2013; y ‘Tiempos raros’, obra reciente ABCFue una de las figuras más brillantes en las revistas ochenteras, dejando su impronta en ‘La Luna de Madrid’, ‘Madrid me Mata’, ‘Sur Express’ o la mencionada ‘Madriz’, pero también en estupendas colaboraciones en diarios como ABC y ‘El País’. La ciudad y los amores que en ella afloran son siempre los protagonistas, en una búsqueda de complicidad que conduce hasta los ‘tiempos raros’ que vivimos, cuando parece que lo único que proporcionara placer sería el narcisismo patético de la viralización en las redes.Aunque Javier podría ser descrito como un neo-castizo que, como comprobamos en un audiovisual de 2025, considera que «el gin-tonic tiene que ser perfecto», en realidad, su imaginario es el de un cosmopolita que sabe emprender el vuelo. Javier de Juan ‘En el corazón de la ciudad’. Museo Nacional de Artes Decorativas. Madrid. C/ Montalbán, 12. Hasta el 19 de octubre. Cuatro estrellas.Su magnífico mural para el aeropuerto de Barajas, realizado en 2000, con todos esos sujetos que se atreven a viajar sobre las alas del avión, sedimenta el apasionante imaginario de este «cazador de instantes», tal y como lo ha calificado Julieta de Haro, la comisaria. Los sueños siguen pisando fuerte en su mirada, sabedor de que lo prodigioso, como sucedía en ‘El principito’, que ilustró en 2025 para la editorial Reino de Cordelia, está a la vuelta de la esquina. Juan Cueto, crítico cultural con una perspicacia que hacía recordar a Umberto Eco, sugiere que eso que se popularizo como ‘Movida’, incluso por parte del ‘viejo profesor’ devenido alcalde que animaba al personal a ‘colocarse’, no era otra cosa que el momento en que Madrid hizo ‘pop’. Efectivamente, los ochenta quedaron bautizados con la visita de Warhol con sus cruces y pistolas, aunque ya había una joven e inquieta tropa dispuesta a comerse el mundo y, sobre todo, a divertirse sin freno. Javier de Juan (1958) surfeó ese momento como uno de los protagonistas más brillantes y eso, en un contexto tan cainita como el muestro, le ha reportado no pocos rencores.Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: ‘Máscara y compás’, en el Centro Botín, la segunda emancipación de Maruja Mallo Javier Díaz-Guardiola estandar Si CRÍTICA DE: ‘Posters’, de Andy Warhol: celebración de la inteligencia (y el éxito) Javier Rubio NomblotLa exposición en el Museo de Arte Nacional de Artes Decorativas demuestra que De Juan no es, ni mucho menos, una burbuja festiva del pasado; al contrario: se trata de un artista que ha articulado un lenguaje muy personal y, sobre todo, ha sabido moverse entre la pintura, el cómic, el diseño de carteles, las tipografías, el mundo del grabado –en el que es un maestro–, hasta las imágenes en movimiento. Su extraordinaria facilidad para el dibujo le ha permitido salir airoso de toda clase de proyectos, transmitiendo siempre un exuberante sentimiento de vitalidad.Los ojos llenos de imágenes«Tengo lo ojos llenos de imágenes», declara, algo que se comprueba contemplando las páginas de sus cuadernos de artista que son en sí mismos un laboratorio que desearíamos explorar a fondo. En cierto sentido, su modo de mirar es el del ‘flaneur’, pero no aquel decimonónico que estaba dominado por una melancolía estetizante, sino ese personaje con gabardina que va ‘pisando fuerte’ en la revista ‘Madriz’. Era, justamente hace cuarenta años, cuando veranear en la capital era una experiencia glamurosa, con camareros impecables y la impresión de que, aunque las calles ardieran, había infinidad de posibilidades para disfrutar. Aun estando bastante documentado sobre la obra de Javier de Juan, sorprende la enorme cantidad de carteles (desde el de Madrid Flamenco hasta el de los Veranos de la Villa, las fiestas del 2 de Mayo, San Isidro o el Carnaval del Círculo ) que ha realizado, demostrando su maestría para acertar en la imagen, la tipografía y la composición general. Múltiples historias. De arriba abajo, ‘Bonjour’, lienzo de 2017; ‘¿Es el Apocalipsis? Dile que pase’, novela digital de 2013; y ‘Tiempos raros’, obra reciente ABCFue una de las figuras más brillantes en las revistas ochenteras, dejando su impronta en ‘La Luna de Madrid’, ‘Madrid me Mata’, ‘Sur Express’ o la mencionada ‘Madriz’, pero también en estupendas colaboraciones en diarios como ABC y ‘El País’. La ciudad y los amores que en ella afloran son siempre los protagonistas, en una búsqueda de complicidad que conduce hasta los ‘tiempos raros’ que vivimos, cuando parece que lo único que proporcionara placer sería el narcisismo patético de la viralización en las redes.Aunque Javier podría ser descrito como un neo-castizo que, como comprobamos en un audiovisual de 2025, considera que «el gin-tonic tiene que ser perfecto», en realidad, su imaginario es el de un cosmopolita que sabe emprender el vuelo. Javier de Juan ‘En el corazón de la ciudad’. Museo Nacional de Artes Decorativas. Madrid. C/ Montalbán, 12. Hasta el 19 de octubre. Cuatro estrellas.Su magnífico mural para el aeropuerto de Barajas, realizado en 2000, con todos esos sujetos que se atreven a viajar sobre las alas del avión, sedimenta el apasionante imaginario de este «cazador de instantes», tal y como lo ha calificado Julieta de Haro, la comisaria. Los sueños siguen pisando fuerte en su mirada, sabedor de que lo prodigioso, como sucedía en ‘El principito’, que ilustró en 2025 para la editorial Reino de Cordelia, está a la vuelta de la esquina.
Juan Cueto, crítico cultural con una perspicacia que hacía recordar a Umberto Eco, sugiere que eso que se popularizo como ‘Movida’, incluso por parte del ‘viejo profesor’ devenido alcalde que animaba al personal a ‘colocarse’, no era otra cosa que el momento en … que Madrid hizo ‘pop’.
Efectivamente, los ochenta quedaron bautizados con la visita de Warhol con sus cruces y pistolas, aunque ya había una joven e inquieta tropa dispuesta a comerse el mundo y, sobre todo, a divertirse sin freno. Javier de Juan (1958) surfeó ese momento como uno de los protagonistas más brillantes y eso, en un contexto tan cainita como el muestro, le ha reportado no pocos rencores.
La exposición en el Museo de Arte Nacional de Artes Decorativas demuestra que De Juan no es, ni mucho menos, una burbuja festiva del pasado; al contrario: se trata de un artista que ha articulado un lenguaje muy personal y, sobre todo, ha sabido moverse entre la pintura, el cómic, el diseño de carteles, las tipografías, el mundo del grabado –en el que es un maestro–, hasta las imágenes en movimiento. Su extraordinaria facilidad para el dibujo le ha permitido salir airoso de toda clase de proyectos, transmitiendo siempre un exuberante sentimiento de vitalidad.
Los ojos llenos de imágenes
«Tengo lo ojos llenos de imágenes», declara, algo que se comprueba contemplando las páginas de sus cuadernos de artista que son en sí mismos un laboratorio que desearíamos explorar a fondo. En cierto sentido, su modo de mirar es el del ‘flaneur’, pero no aquel decimonónico que estaba dominado por una melancolía estetizante, sino ese personaje con gabardina que va ‘pisando fuerte’ en la revista ‘Madriz’. Era, justamente hace cuarenta años, cuando veranear en la capital era una experiencia glamurosa, con camareros impecables y la impresión de que, aunque las calles ardieran, había infinidad de posibilidades para disfrutar.
Aun estando bastante documentado sobre la obra de Javier de Juan, sorprende la enorme cantidad de carteles (desde el de Madrid Flamenco hasta el de los Veranos de la Villa, las fiestas del 2 de Mayo, San Isidro o el Carnaval del Círculo) que ha realizado, demostrando su maestría para acertar en la imagen, la tipografía y la composición general.
De arriba abajo, ‘Bonjour’, lienzo de 2017; ‘¿Es el Apocalipsis? Dile que pase’, novela digital de 2013; y ‘Tiempos raros’, obra reciente
ABC
Fue una de las figuras más brillantes en las revistas ochenteras, dejando su impronta en ‘La Luna de Madrid’, ‘Madrid me Mata’, ‘Sur Express’ o la mencionada ‘Madriz’, pero también en estupendas colaboraciones en diarios como ABC y ‘El País’. La ciudad y los amores que en ella afloran son siempre los protagonistas, en una búsqueda de complicidad que conduce hasta los ‘tiempos raros’ que vivimos, cuando parece que lo único que proporcionara placer sería el narcisismo patético de la viralización en las redes.
Aunque Javier podría ser descrito como un neo-castizo que, como comprobamos en un audiovisual de 2025, considera que «el gin-tonic tiene que ser perfecto», en realidad, su imaginario es el de un cosmopolita que sabe emprender el vuelo.
Javier de Juan
‘En el corazón de la ciudad’. Museo Nacional de Artes Decorativas. Madrid. C/ Montalbán, 12. Hasta el 19 de octubre. Cuatro estrellas.
Su magnífico mural para el aeropuerto de Barajas, realizado en 2000, con todos esos sujetos que se atreven a viajar sobre las alas del avión, sedimenta el apasionante imaginario de este «cazador de instantes», tal y como lo ha calificado Julieta de Haro, la comisaria. Los sueños siguen pisando fuerte en su mirada, sabedor de que lo prodigioso, como sucedía en ‘El principito’, que ilustró en 2025 para la editorial Reino de Cordelia, está a la vuelta de la esquina.
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