Plácido Domingo reconoce que debe a Giacomo Puccini «gran parte de mi carrera» -ha cantado todas sus óperas salvo una, ‘Suor Angelica’, y ha dirigido ocho-, y define al compositor fallecido en Bruselas el 29 de noviembre de 1924 (el viernes próximo hará cien años) como «un hombre brillante que nos dejó un legado inmenso e inmortal; le celebro con la fuerte esperanza de que los jóvenes se acerquen cada vez más a sus óperas, porque son de una modernidad increíble: deseando que en un mundo cada vez más virtual, que con demasiada frecuencia aísla en lugar de unir, vengan al teatro y se dejen conquistar y sorprender por Puccini ».Giacomo Puccini es uno de los grandes compositores de la historia de la ópera: ‘La bohème ‘, ‘ Tosca ‘ , ‘Madama Butterfly’, ‘ Turandot ‘… se encuentran entre los títulos más destacados del género. «Puccini es crucial en la historia de la ópera -dice Plácido Domingo-. Hace vibrar las cuerdas más íntimas de nuestra sensibilidad, conoce las más ‘recondite armonie’ (las armonías más ocultas) de nuestro alma. Nació en una familia de músicos -su padre era maestro de capilla del Duomo de Lucca-, conocía y apreciaba a los grandes compositores que lo precedieron, pero también fue muy abierto y curioso hacia los nuevos géneros musicales de su era. Inspirándose en Wagner , por ejemplo, utiliza el ‘leitmotiv’, que empezó a usar en ‘Manon Lescaut’. Y al final de su vida incluso escucha a Schönberg. Se lanza a nuevas experiencias sonoras; pienso por ejemplo en todo lo que escribe para la orquesta en ‘ La fanciulla del West ‘».Pero si algo destaca por encima de todo es la gran teatralidad de sus partituras. «Sabemos por sus cartas lo meticuloso que era, y que nunca estaba satisfecho, con los textos, hasta el punto de exasperar a sus libretistas: es genial su manera de fusionar sonido y palabra para crear emociones. Puccini decía: ‘Dadme un buen libreto y os daré una gran ópera’. Como ejemplo, nunca estuvo satisfecho con la debilidad del libreto de ‘ La Rondine’ . No se debe escatimar el crédito enorme que se merecen los libretistas con quienes Puccini tuvo la suerte de trabajar». Pero hay más: «Puccini también era un apasionado de la fotografía , algo nuevo en su época, y enviaba a veces imágenes de paisajes que hacía con su cámara Kodak a los escenógrafos de las primeras puestas en escena de sus óperas. También experimentó con la recién nacida cinematografía: en cuanto tuvo fama, hizo un corto documental sobre su vida, donde se le puede ver en Torre del Lago. En definitiva, Puccini absorbe, reelabora, crea y es siempre original, único y yo diría incluso ‘cinematográfico’ en la concepción de la ópera».Plácido Domingo junto a Katia Ricciarell en ‘La bohème’, junto a Renata Scotto en ‘Manon Lescaut’, y junto a Mirella Freni en ‘Madama Butterfly’ ABCHay quien afirma que con Puccini murió una manera de entender la ópera. «Es quizás el último gran compositor romántico italiano, pero no podemos definirlo ni como romántico ni como verista: ¡Puccini es Puccini! El editor Giulio Ricordi lo quería como heredero de Verdi y parece ser que fue precisamente escuchando ‘Aida’, la ópera de Verdi, cómo decidió el joven Puccini dedicarse a la composición. ¡Qué increíble paso del testigo entre estos dos titanes!»Cuando Puccini murió, víctima de un cáncer de garganta, tenía 65 años. «El fin de este gran genio es muy triste y ciertamente demasiado temprano -lamenta el tenor madrileño-. Su última ópera, una obra maestra inacabada, es ‘ Turandot ‘. Pensemos en lo que representa esta ópera. Pensemos en el dolor angustioso que sentimos en la escena de la muerte de Liù, lo último que compuso. ¿Qué pudo escribir Puccini para este papel de una mujercita, ‘una schiava mio signore’ (una esclava, mi Señor), que debería haber permanecido en las sombras y, en cambio, abre los ojos y los corazones de todos? ¡Quién sabe qué más podría haber creado! Sin embargo, los críticos de principios del siglo XX intentaron menospreciar sus obras maestras, incluso criticarlas, reduciéndolas a productos comerciales lacrimógenos. Realmente no entendieron la esencia de este genio, o tal vez sí… Y por eso lo denigraron. Se le ha acusado de ‘ manipulador de sentimientos ‘, pero yo le agradezco haberme hecho descubrir emociones desconocidas para mí». «Los críticos de principios del siglo XX intentaron menospreciar sus obras maestras, incluso criticarlas, reduciéndolas a productos comerciales lacrimógenos. Realmente no entendieron la esencia de este genio, o tal vez sí… Y por eso lo denigraron. Se le ha acusado de manipulador de sentimientos» Plácido Domingo¿Se atreve Plácido Domingo a nombrar al heredero -o herederos- de Puccini? «Es difícil pensar en un heredero frente a su extraordinaria modernidad. Creo que ha influido en varios campos culturales, no sólo en la música. Sin duda marcó un punto de inflexión interpretativo para nosotros los cantantes. Después de Puccini es difícil volver atrás , pero no creo que sea fácil avanzar tampoco… Sobre todo estar al día. Él experimentó la aceleración de los cambios históricos a finales del siglo XIX y, sobre todo, principios del siglo XX. Hoy vivimos en un mundo donde el cambio es aún más acelerado. Pensemos en el concepto mismo de ‘velocidad’; tal como en un siglo pasamos de los primeros coches al Concorde. El mundo cambia a una velocidad sorprendente -y a veces inquietante- y a menudo sucede que solamente después entendemos el significado completo de algunas innovaciones tecnológicas y culturales que hemos experimentado. Más que pensar en un heredero, sería fascinante imaginar lo que Puccini sería capaz de componer hoy, en un mundo lleno de fermento cultural, pero también de necesidad de homologación por miedo a ser excluido de la sociedad, y cómo Puccini habría tratado esta realidad virtual que, como una vida paralela, acompaña a muchos jóvenes».«Es extraordinario interpretar estos papeles -sigue Domingo-. Para Puccini no basta con tener un buen cantante: él quiere un verdadero actor en el escenario y rozar el teatro en prosa y casi el cine. Pensemos en lo que se sucede en ‘Tosca’: en Roma, en apenas unas horas, asistimos a dos homicidios y un suicidio. Suspenso, adrenalina y acción: no hay un momento en el que podamos perder de vista el escenario. Puccini dice, son sus propias palabras, haber puesto ‘grandes dolores en pequeñas almas’. Así, sus protagonistas son aún más reales y saben amar incondicionalmente hasta el extremo, y sus dramas son aún más atractivos e impactantes. Puccini y Verdi son los dos pilares de mi carrera».Plácido Domingo, junto a Raina Kabaivanska en ‘Tosca’; en ‘Gianni Schicchi’ y con Eva Marton en ‘Turandot’Tiene sus favoritos. «Cuando he tenido el privilegio de ensayarlas, ya sea porque las tenía que cantar o dirigir, ‘Manon Lescaut’, ‘Madama Butterfly’, ‘La fanciulla del West’ y ‘Turandot’. Siempre me sobrecoge la increíble belleza de las melodías y la riqueza de la orquestación. Me encantan las óperas de Puccini; Mario Cavaradossi (‘Tosca’) es el personaje que he interpretado más veces en mi carrera, y he tenido la suerte de trabajar en este papel con directores extraordinarios como Franco Zeffirelli en la histórica producción del Metropolitan, con Gianfranco De Bosio en la película sobre la ópera, y con Giuseppe Patroni-Griffi y Andrea Andermann en ‘Tosca, en los lugares y en las horas de Tosca’». «Como intérprete -sigue el cantante y director de orquesta- creo que es muy importante, independientemente de una puesta en escena más o menos moderna, no traicionar el pensamiento de Puccini cuando se lleva a escena: su música está eternamente conectada al significado de las palabras. Estar en sintonía con el autor sin duda nos ayuda a los intérpretes y creo que también es gratificante para el público».Noticias Relacionadas estandar No Robert Wilson: «No hay que tener miedo a repetirse» Julio Bravo estandar Si ópera La tragedia de ‘Butterfly’ en el Real se sobrepone a los abucheos Alberto González LapuentePlácido Domingo ha cantado a Puccini como tenor y como barítono. ¿Hay alguna cuerda para la que fuera más ‘generoso’? « Puccini es muy generoso pero también exigente con los cantante s. Ha captado mejor que nadie la sensibilidad y el encanto de las mujeres: la esencia de la femineidad. Quizás si la enfermedad no se lo hubiera llevado tan pronto, habría compuesto más para mezzosoprano y bajo, pero sin duda para el barítono creó papeles icónicos como Scarpia (‘Tosca’), el sheriff Jake Rance (‘La fanciulla del West’) o Gianni Schicchi en esa obra maestra del ingenio toscano. Para el tenor, los papeles se encuentran entre los más apasionantes y los más queridos. Pero sin duda le dio papeles extraordinarios a la soprano más que cualquier otro autor. Él, que vivió en una época en la que las mujeres prácticamente no tenían derechos, percibió que la sociedad estaba cambiando y representó de manera única la sensibilidad femenina, hasta el punto de ser considerado un provocador, como lo fue Verdi en su momento con ‘La traviata’. De la coquetería de Musetta (‘La bohème’) al sacrificio extremo de Liù (‘Turandot’), vivimos el drama del amor y los celos. Sus heroínas son mujeres muy alejadas de las heroínas puras, nobles y a menudo guerreras de Verdi; de Manon a Butterfly, de Tosca a Mimì, de Turandot a Liu, etcétera… Y si pensamos en ‘Suor Angelica’, ese nudo en la garganta que nos impacta escuchando ‘Senza mamma, o bimbo, tu sei morto’. ¡Esto es Puccini!», concluye. Plácido Domingo reconoce que debe a Giacomo Puccini «gran parte de mi carrera» -ha cantado todas sus óperas salvo una, ‘Suor Angelica’, y ha dirigido ocho-, y define al compositor fallecido en Bruselas el 29 de noviembre de 1924 (el viernes próximo hará cien años) como «un hombre brillante que nos dejó un legado inmenso e inmortal; le celebro con la fuerte esperanza de que los jóvenes se acerquen cada vez más a sus óperas, porque son de una modernidad increíble: deseando que en un mundo cada vez más virtual, que con demasiada frecuencia aísla en lugar de unir, vengan al teatro y se dejen conquistar y sorprender por Puccini ».Giacomo Puccini es uno de los grandes compositores de la historia de la ópera: ‘La bohème ‘, ‘ Tosca ‘ , ‘Madama Butterfly’, ‘ Turandot ‘… se encuentran entre los títulos más destacados del género. «Puccini es crucial en la historia de la ópera -dice Plácido Domingo-. Hace vibrar las cuerdas más íntimas de nuestra sensibilidad, conoce las más ‘recondite armonie’ (las armonías más ocultas) de nuestro alma. Nació en una familia de músicos -su padre era maestro de capilla del Duomo de Lucca-, conocía y apreciaba a los grandes compositores que lo precedieron, pero también fue muy abierto y curioso hacia los nuevos géneros musicales de su era. Inspirándose en Wagner , por ejemplo, utiliza el ‘leitmotiv’, que empezó a usar en ‘Manon Lescaut’. Y al final de su vida incluso escucha a Schönberg. Se lanza a nuevas experiencias sonoras; pienso por ejemplo en todo lo que escribe para la orquesta en ‘ La fanciulla del West ‘».Pero si algo destaca por encima de todo es la gran teatralidad de sus partituras. «Sabemos por sus cartas lo meticuloso que era, y que nunca estaba satisfecho, con los textos, hasta el punto de exasperar a sus libretistas: es genial su manera de fusionar sonido y palabra para crear emociones. Puccini decía: ‘Dadme un buen libreto y os daré una gran ópera’. Como ejemplo, nunca estuvo satisfecho con la debilidad del libreto de ‘ La Rondine’ . No se debe escatimar el crédito enorme que se merecen los libretistas con quienes Puccini tuvo la suerte de trabajar». Pero hay más: «Puccini también era un apasionado de la fotografía , algo nuevo en su época, y enviaba a veces imágenes de paisajes que hacía con su cámara Kodak a los escenógrafos de las primeras puestas en escena de sus óperas. También experimentó con la recién nacida cinematografía: en cuanto tuvo fama, hizo un corto documental sobre su vida, donde se le puede ver en Torre del Lago. En definitiva, Puccini absorbe, reelabora, crea y es siempre original, único y yo diría incluso ‘cinematográfico’ en la concepción de la ópera».Plácido Domingo junto a Katia Ricciarell en ‘La bohème’, junto a Renata Scotto en ‘Manon Lescaut’, y junto a Mirella Freni en ‘Madama Butterfly’ ABCHay quien afirma que con Puccini murió una manera de entender la ópera. «Es quizás el último gran compositor romántico italiano, pero no podemos definirlo ni como romántico ni como verista: ¡Puccini es Puccini! El editor Giulio Ricordi lo quería como heredero de Verdi y parece ser que fue precisamente escuchando ‘Aida’, la ópera de Verdi, cómo decidió el joven Puccini dedicarse a la composición. ¡Qué increíble paso del testigo entre estos dos titanes!»Cuando Puccini murió, víctima de un cáncer de garganta, tenía 65 años. «El fin de este gran genio es muy triste y ciertamente demasiado temprano -lamenta el tenor madrileño-. Su última ópera, una obra maestra inacabada, es ‘ Turandot ‘. Pensemos en lo que representa esta ópera. Pensemos en el dolor angustioso que sentimos en la escena de la muerte de Liù, lo último que compuso. ¿Qué pudo escribir Puccini para este papel de una mujercita, ‘una schiava mio signore’ (una esclava, mi Señor), que debería haber permanecido en las sombras y, en cambio, abre los ojos y los corazones de todos? ¡Quién sabe qué más podría haber creado! Sin embargo, los críticos de principios del siglo XX intentaron menospreciar sus obras maestras, incluso criticarlas, reduciéndolas a productos comerciales lacrimógenos. Realmente no entendieron la esencia de este genio, o tal vez sí… Y por eso lo denigraron. Se le ha acusado de ‘ manipulador de sentimientos ‘, pero yo le agradezco haberme hecho descubrir emociones desconocidas para mí». «Los críticos de principios del siglo XX intentaron menospreciar sus obras maestras, incluso criticarlas, reduciéndolas a productos comerciales lacrimógenos. Realmente no entendieron la esencia de este genio, o tal vez sí… Y por eso lo denigraron. Se le ha acusado de manipulador de sentimientos» Plácido Domingo¿Se atreve Plácido Domingo a nombrar al heredero -o herederos- de Puccini? «Es difícil pensar en un heredero frente a su extraordinaria modernidad. Creo que ha influido en varios campos culturales, no sólo en la música. Sin duda marcó un punto de inflexión interpretativo para nosotros los cantantes. Después de Puccini es difícil volver atrás , pero no creo que sea fácil avanzar tampoco… Sobre todo estar al día. Él experimentó la aceleración de los cambios históricos a finales del siglo XIX y, sobre todo, principios del siglo XX. Hoy vivimos en un mundo donde el cambio es aún más acelerado. Pensemos en el concepto mismo de ‘velocidad’; tal como en un siglo pasamos de los primeros coches al Concorde. El mundo cambia a una velocidad sorprendente -y a veces inquietante- y a menudo sucede que solamente después entendemos el significado completo de algunas innovaciones tecnológicas y culturales que hemos experimentado. Más que pensar en un heredero, sería fascinante imaginar lo que Puccini sería capaz de componer hoy, en un mundo lleno de fermento cultural, pero también de necesidad de homologación por miedo a ser excluido de la sociedad, y cómo Puccini habría tratado esta realidad virtual que, como una vida paralela, acompaña a muchos jóvenes».«Es extraordinario interpretar estos papeles -sigue Domingo-. Para Puccini no basta con tener un buen cantante: él quiere un verdadero actor en el escenario y rozar el teatro en prosa y casi el cine. Pensemos en lo que se sucede en ‘Tosca’: en Roma, en apenas unas horas, asistimos a dos homicidios y un suicidio. Suspenso, adrenalina y acción: no hay un momento en el que podamos perder de vista el escenario. Puccini dice, son sus propias palabras, haber puesto ‘grandes dolores en pequeñas almas’. Así, sus protagonistas son aún más reales y saben amar incondicionalmente hasta el extremo, y sus dramas son aún más atractivos e impactantes. Puccini y Verdi son los dos pilares de mi carrera».Plácido Domingo, junto a Raina Kabaivanska en ‘Tosca’; en ‘Gianni Schicchi’ y con Eva Marton en ‘Turandot’Tiene sus favoritos. «Cuando he tenido el privilegio de ensayarlas, ya sea porque las tenía que cantar o dirigir, ‘Manon Lescaut’, ‘Madama Butterfly’, ‘La fanciulla del West’ y ‘Turandot’. Siempre me sobrecoge la increíble belleza de las melodías y la riqueza de la orquestación. Me encantan las óperas de Puccini; Mario Cavaradossi (‘Tosca’) es el personaje que he interpretado más veces en mi carrera, y he tenido la suerte de trabajar en este papel con directores extraordinarios como Franco Zeffirelli en la histórica producción del Metropolitan, con Gianfranco De Bosio en la película sobre la ópera, y con Giuseppe Patroni-Griffi y Andrea Andermann en ‘Tosca, en los lugares y en las horas de Tosca’». «Como intérprete -sigue el cantante y director de orquesta- creo que es muy importante, independientemente de una puesta en escena más o menos moderna, no traicionar el pensamiento de Puccini cuando se lleva a escena: su música está eternamente conectada al significado de las palabras. Estar en sintonía con el autor sin duda nos ayuda a los intérpretes y creo que también es gratificante para el público».Noticias Relacionadas estandar No Robert Wilson: «No hay que tener miedo a repetirse» Julio Bravo estandar Si ópera La tragedia de ‘Butterfly’ en el Real se sobrepone a los abucheos Alberto González LapuentePlácido Domingo ha cantado a Puccini como tenor y como barítono. ¿Hay alguna cuerda para la que fuera más ‘generoso’? « Puccini es muy generoso pero también exigente con los cantante s. Ha captado mejor que nadie la sensibilidad y el encanto de las mujeres: la esencia de la femineidad. Quizás si la enfermedad no se lo hubiera llevado tan pronto, habría compuesto más para mezzosoprano y bajo, pero sin duda para el barítono creó papeles icónicos como Scarpia (‘Tosca’), el sheriff Jake Rance (‘La fanciulla del West’) o Gianni Schicchi en esa obra maestra del ingenio toscano. Para el tenor, los papeles se encuentran entre los más apasionantes y los más queridos. Pero sin duda le dio papeles extraordinarios a la soprano más que cualquier otro autor. Él, que vivió en una época en la que las mujeres prácticamente no tenían derechos, percibió que la sociedad estaba cambiando y representó de manera única la sensibilidad femenina, hasta el punto de ser considerado un provocador, como lo fue Verdi en su momento con ‘La traviata’. De la coquetería de Musetta (‘La bohème’) al sacrificio extremo de Liù (‘Turandot’), vivimos el drama del amor y los celos. Sus heroínas son mujeres muy alejadas de las heroínas puras, nobles y a menudo guerreras de Verdi; de Manon a Butterfly, de Tosca a Mimì, de Turandot a Liu, etcétera… Y si pensamos en ‘Suor Angelica’, ese nudo en la garganta que nos impacta escuchando ‘Senza mamma, o bimbo, tu sei morto’. ¡Esto es Puccini!», concluye.
Plácido Domingo, uno de los grandes intérpretes del músico italiano, evoca su figura y analiza su obra y su legado
Plácido Domingo reconoce que debe a Giacomo Puccini «gran parte de mi carrera» -ha cantado todas sus óperas salvo una, ‘Suor Angelica’, y ha dirigido ocho-, y define al compositor fallecido en Bruselas el 29 de noviembre de 1924 (el viernes próximo hará …
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