Poco antes de salir al balcón el sábado a mediodía, Tomatito aguarda relajado con su familia, en presencia de ABC, en el salón noble del Ayuntamiento de Pamplona. El guitarrista pasea de un lado a otro con la guitarra entre las manos, hasta que se detiene y comenta a los que están a su lado: «Es que alucino cada vez que vengo con la cantidad de gente que viene. Mira que he recorrido teatros y auditorios por todo el mundo, pero es que llego aquí y mira… ¡uf!».El maestro señala a la Plaza Consistorial , allá abajo, donde no cabe un alfiler. Parece un 6 de julio minutos antes del chupinazo de San Fermín , pero no. Es la cuarta y penúltima jornada del Flamenco On Fire , el festival que cada verano recuerda y homenajea, desde hace 12 años, al gran Agustín Castellón, ‘Sabicas’, el guitarrista navarro que, desde su exilio forzado en Estados Unidos, se convirtió en el faro al que siguieron todos los guitarristas flamencos desde mediados del siglo XX hasta hoy, incluido Paco de Lucía . Hasta Enrique Morente reconoció que toda su generación aprendió de él «por correspondencia».Nada más sonar las campanadas de la 12.00 horas, Tomatito sale por fin al balcón acompañado de su hijo, el también guitarrista José del Tomate . Se lanzan con las primeras notas de ‘ La leyenda del tiempo ‘ y la plaza se revuelve como si el mismo Camarón se hubiera presentado junto a su antiguo compañero de batallas. Los vecinos y visitantes ovacionan después sus tangos y bulerías.Noticia Relacionada estandar Si Thurston Moore: «Sonic Youth éramos muy conocidos, pero nunca tuvimos un disco de oro» Israel Viana El líder del grupo neoyorquino acaba de publicar en España sus memorias, tituladas ‘Sonic Life’Cuando acompañamos a Tomatito a la salida del consistorio, tras esta breve actuación gratuita que el festival ofrece cada día, una veintena de guitarristas jóvenes, tanto chicas como chicos, le esperan emocionados para que les firme sus guitarras. El enésimo triunfo del flamenco más allá del sur, en esta edición que se clausuró anoche con una nueva actuación del almeriense en el Auditorio Baluarte, con las 1.500 entradas vendidas, y de la cantaora Rocío Márquez, en la sala Zentral, junto al productor de música electrónica Bronquio.Ese mismo espíritu explorador que ya Sabicas cultivó de niño en su Pamplona natal y, sobre todo, en su largo exilio americano –«si no hubiera sido por la Guerra Civil , hoy viviría en España», reconocía en 1989, un año antes de morir en Nueva York–, es el que impregna todo el festival. El guitarrista navarro, ausente durante tres décadas de nuestra escena, realizó al otro lado del charco desde fascinantes solos de guitarra a obras con orquesta, actuaciones con saxofones, álbumes acompañando a bailaores y cantaores históricos y hasta un encuentro con el guitarrista de rock Joe Beck.Cóctel de estilos y artistasComo si de un viaje desde la tradición a la modernidad se tratara, que arrancó el martes con el ciclo ‘Tandal 1830–1925’, centrado en los orígenes del arte jondo, en Flamenco On Fire uno puede cruzarse con Tomatito llevando a sus nietos al concierto que Los Planetas ofrecieron en el auditorio Baluarte, acompañados del pianista David Montañés y del guitarrista Edu Espín , hijo de Carmen Linares , y pocos minutos después ver a Jota llegar corriendo al concierto de La Macanita en el tablao de los Tres Reyes. Los Planetas fueron presentados recordando a El Planeta, el primer cantaor del que se tiene referencia, muerto en Málaga en 1856. Y Jota y los suyos se lanzaron a exprimir su vertiente más andaluza, como si el rock fuera un palo más del flamenco. El auditorio se mostró una vez más encantado ante esta vuelta de tuerca al ‘indie’ con sus particulares interpretaciones de los verdiales de Fosforito , los poemas de Lorca, los fandangos de Lucena o Morente y hasta, comenta Jota entre risas, un nuevo palo que se inventó junto a Espín: las alegrías de Granada.Uno también puede acercarse al Palacio Ezpeleta, del siglo XIII, para ver a Esperanza Rancapino o Manuel de la Tomasa dejándose la garganta a golpe de bulerías y alegrías de Cádiz y asistir después a una sesión de música experimental del productor Fernando Vacas , colaborador antaño de nombres como Rosalía o Sonic Youth, a base de samples extraídos de primeros discos de flamenco registrados a finales del siglo XIX. Y todo en perfecta armonía.Los Planetas, durante la actuación ABCMe cruzo con un matrimonio, nacidos ambos en Pamplona hace 70 años, que se dirigen al concierto de Fernando Canela ayer en el balcón del Ayuntamiento. La plaza está llena de vecinos un día más. El cantaor comienza con unas alegrías de Cádiz, su tierra, dedicadas a todo los pamploneses. El norte celebrando el sur, y el sur, agradeciendo al norte. El marido me comenta la vida que el festival le da cada año a esta ciudad «tan acostumbrada, desde siempre, a la cultura callejera».Lo mismo ocurrió el viernes con La Macanita , en el mismo epicentro del chupinazo, abarrotado y escuchando con atención a la cantaora jerezana, junto al guitarrista Manuel Valencia . Sonaron la seguiriya de Manuel Torre, unas bulerías y unas marianas. Se escucharon algunos «¡oles!», pero muchos más «¡qué chulo!» y un «¡dale, Macanita, dale!». Tomatito asiste a todos los conciertos cual periodista, casi siempre, escondido en una esquina del escenario, dando palmas y sonriendo cuando, por ejemplo, Manuel de la Tomasa y David de Arahal se arrancan por bamberas, granaínas o tangos extremeños en el Palacio de Ezpeleta. Hay aficionados subidos a la valla exterior tras haberse agotado el aforo. En la misma esquina estaba Tomatito también dando palmas y grabando algunos cantes con el móvil, al día siguiente, de su sobrina, Esmeralda Rancapino. A pesar del retraso de una hora por problemas técnicos, el sábado por la noche también se llenó el auditorio Baluarte para escuchar a Lela Soto, Ángeles Toledano y María Terremoto. Una afluencia de público que, quizá, Sabicas nunca hubiera imaginado en su ciudad a comienzos del siglo XX. Tampoco cuando, por fin, pudo regresar de Estados Unidos por primera vez y ser presentado en TVE en diciembre de 1968. El encargado fue el locutor de moda, Joaquín Prat , en absoluto ‘prime time’: «El programa ‘Galas del Sábado’ se honra en presentar ante ustedes, después de 31 años de ausencia, al primer guitarrista flamenco de nuestro tiempo. Un pamplonica universal: Sabicas». Poco antes de salir al balcón el sábado a mediodía, Tomatito aguarda relajado con su familia, en presencia de ABC, en el salón noble del Ayuntamiento de Pamplona. El guitarrista pasea de un lado a otro con la guitarra entre las manos, hasta que se detiene y comenta a los que están a su lado: «Es que alucino cada vez que vengo con la cantidad de gente que viene. Mira que he recorrido teatros y auditorios por todo el mundo, pero es que llego aquí y mira… ¡uf!».El maestro señala a la Plaza Consistorial , allá abajo, donde no cabe un alfiler. Parece un 6 de julio minutos antes del chupinazo de San Fermín , pero no. Es la cuarta y penúltima jornada del Flamenco On Fire , el festival que cada verano recuerda y homenajea, desde hace 12 años, al gran Agustín Castellón, ‘Sabicas’, el guitarrista navarro que, desde su exilio forzado en Estados Unidos, se convirtió en el faro al que siguieron todos los guitarristas flamencos desde mediados del siglo XX hasta hoy, incluido Paco de Lucía . Hasta Enrique Morente reconoció que toda su generación aprendió de él «por correspondencia».Nada más sonar las campanadas de la 12.00 horas, Tomatito sale por fin al balcón acompañado de su hijo, el también guitarrista José del Tomate . Se lanzan con las primeras notas de ‘ La leyenda del tiempo ‘ y la plaza se revuelve como si el mismo Camarón se hubiera presentado junto a su antiguo compañero de batallas. Los vecinos y visitantes ovacionan después sus tangos y bulerías.Noticia Relacionada estandar Si Thurston Moore: «Sonic Youth éramos muy conocidos, pero nunca tuvimos un disco de oro» Israel Viana El líder del grupo neoyorquino acaba de publicar en España sus memorias, tituladas ‘Sonic Life’Cuando acompañamos a Tomatito a la salida del consistorio, tras esta breve actuación gratuita que el festival ofrece cada día, una veintena de guitarristas jóvenes, tanto chicas como chicos, le esperan emocionados para que les firme sus guitarras. El enésimo triunfo del flamenco más allá del sur, en esta edición que se clausuró anoche con una nueva actuación del almeriense en el Auditorio Baluarte, con las 1.500 entradas vendidas, y de la cantaora Rocío Márquez, en la sala Zentral, junto al productor de música electrónica Bronquio.Ese mismo espíritu explorador que ya Sabicas cultivó de niño en su Pamplona natal y, sobre todo, en su largo exilio americano –«si no hubiera sido por la Guerra Civil , hoy viviría en España», reconocía en 1989, un año antes de morir en Nueva York–, es el que impregna todo el festival. El guitarrista navarro, ausente durante tres décadas de nuestra escena, realizó al otro lado del charco desde fascinantes solos de guitarra a obras con orquesta, actuaciones con saxofones, álbumes acompañando a bailaores y cantaores históricos y hasta un encuentro con el guitarrista de rock Joe Beck.Cóctel de estilos y artistasComo si de un viaje desde la tradición a la modernidad se tratara, que arrancó el martes con el ciclo ‘Tandal 1830–1925’, centrado en los orígenes del arte jondo, en Flamenco On Fire uno puede cruzarse con Tomatito llevando a sus nietos al concierto que Los Planetas ofrecieron en el auditorio Baluarte, acompañados del pianista David Montañés y del guitarrista Edu Espín , hijo de Carmen Linares , y pocos minutos después ver a Jota llegar corriendo al concierto de La Macanita en el tablao de los Tres Reyes. Los Planetas fueron presentados recordando a El Planeta, el primer cantaor del que se tiene referencia, muerto en Málaga en 1856. Y Jota y los suyos se lanzaron a exprimir su vertiente más andaluza, como si el rock fuera un palo más del flamenco. El auditorio se mostró una vez más encantado ante esta vuelta de tuerca al ‘indie’ con sus particulares interpretaciones de los verdiales de Fosforito , los poemas de Lorca, los fandangos de Lucena o Morente y hasta, comenta Jota entre risas, un nuevo palo que se inventó junto a Espín: las alegrías de Granada.Uno también puede acercarse al Palacio Ezpeleta, del siglo XIII, para ver a Esperanza Rancapino o Manuel de la Tomasa dejándose la garganta a golpe de bulerías y alegrías de Cádiz y asistir después a una sesión de música experimental del productor Fernando Vacas , colaborador antaño de nombres como Rosalía o Sonic Youth, a base de samples extraídos de primeros discos de flamenco registrados a finales del siglo XIX. Y todo en perfecta armonía.Los Planetas, durante la actuación ABCMe cruzo con un matrimonio, nacidos ambos en Pamplona hace 70 años, que se dirigen al concierto de Fernando Canela ayer en el balcón del Ayuntamiento. La plaza está llena de vecinos un día más. El cantaor comienza con unas alegrías de Cádiz, su tierra, dedicadas a todo los pamploneses. El norte celebrando el sur, y el sur, agradeciendo al norte. El marido me comenta la vida que el festival le da cada año a esta ciudad «tan acostumbrada, desde siempre, a la cultura callejera».Lo mismo ocurrió el viernes con La Macanita , en el mismo epicentro del chupinazo, abarrotado y escuchando con atención a la cantaora jerezana, junto al guitarrista Manuel Valencia . Sonaron la seguiriya de Manuel Torre, unas bulerías y unas marianas. Se escucharon algunos «¡oles!», pero muchos más «¡qué chulo!» y un «¡dale, Macanita, dale!». Tomatito asiste a todos los conciertos cual periodista, casi siempre, escondido en una esquina del escenario, dando palmas y sonriendo cuando, por ejemplo, Manuel de la Tomasa y David de Arahal se arrancan por bamberas, granaínas o tangos extremeños en el Palacio de Ezpeleta. Hay aficionados subidos a la valla exterior tras haberse agotado el aforo. En la misma esquina estaba Tomatito también dando palmas y grabando algunos cantes con el móvil, al día siguiente, de su sobrina, Esmeralda Rancapino. A pesar del retraso de una hora por problemas técnicos, el sábado por la noche también se llenó el auditorio Baluarte para escuchar a Lela Soto, Ángeles Toledano y María Terremoto. Una afluencia de público que, quizá, Sabicas nunca hubiera imaginado en su ciudad a comienzos del siglo XX. Tampoco cuando, por fin, pudo regresar de Estados Unidos por primera vez y ser presentado en TVE en diciembre de 1968. El encargado fue el locutor de moda, Joaquín Prat , en absoluto ‘prime time’: «El programa ‘Galas del Sábado’ se honra en presentar ante ustedes, después de 31 años de ausencia, al primer guitarrista flamenco de nuestro tiempo. Un pamplonica universal: Sabicas».
Poco antes de salir al balcón el sábado a mediodía, Tomatito aguarda relajado con su familia, en presencia de ABC, en el salón noble del Ayuntamiento de Pamplona. El guitarrista pasea de un lado a otro con la guitarra entre las manos, hasta que … se detiene y comenta a los que están a su lado: «Es que alucino cada vez que vengo con la cantidad de gente que viene. Mira que he recorrido teatros y auditorios por todo el mundo, pero es que llego aquí y mira… ¡uf!».
El maestro señala a la Plaza Consistorial, allá abajo, donde no cabe un alfiler. Parece un 6 de julio minutos antes del chupinazo de San Fermín, pero no. Es la cuarta y penúltima jornada del Flamenco On Fire, el festival que cada verano recuerda y homenajea, desde hace 12 años, al gran Agustín Castellón, ‘Sabicas’, el guitarrista navarro que, desde su exilio forzado en Estados Unidos, se convirtió en el faro al que siguieron todos los guitarristas flamencos desde mediados del siglo XX hasta hoy, incluido Paco de Lucía. Hasta Enrique Morente reconoció que toda su generación aprendió de él «por correspondencia».
Nada más sonar las campanadas de la 12.00 horas, Tomatito sale por fin al balcón acompañado de su hijo, el también guitarrista José del Tomate. Se lanzan con las primeras notas de ‘La leyenda del tiempo‘ y la plaza se revuelve como si el mismo Camarón se hubiera presentado junto a su antiguo compañero de batallas. Los vecinos y visitantes ovacionan después sus tangos y bulerías.
Cuando acompañamos a Tomatito a la salida del consistorio, tras esta breve actuación gratuita que el festival ofrece cada día, una veintena de guitarristas jóvenes, tanto chicas como chicos, le esperan emocionados para que les firme sus guitarras. El enésimo triunfo del flamenco más allá del sur, en esta edición que se clausuró anoche con una nueva actuación del almeriense en el Auditorio Baluarte, con las 1.500 entradas vendidas, y de la cantaora Rocío Márquez, en la sala Zentral, junto al productor de música electrónica Bronquio.
Ese mismo espíritu explorador que ya Sabicas cultivó de niño en su Pamplona natal y, sobre todo, en su largo exilio americano –«si no hubiera sido por la Guerra Civil, hoy viviría en España», reconocía en 1989, un año antes de morir en Nueva York–, es el que impregna todo el festival. El guitarrista navarro, ausente durante tres décadas de nuestra escena, realizó al otro lado del charco desde fascinantes solos de guitarra a obras con orquesta, actuaciones con saxofones, álbumes acompañando a bailaores y cantaores históricos y hasta un encuentro con el guitarrista de rock Joe Beck.
Cóctel de estilos y artistas
Como si de un viaje desde la tradición a la modernidad se tratara, que arrancó el martes con el ciclo ‘Tandal 1830–1925’, centrado en los orígenes del arte jondo, en Flamenco On Fire uno puede cruzarse con Tomatito llevando a sus nietos al concierto que Los Planetas ofrecieron en el auditorio Baluarte, acompañados del pianista David Montañés y del guitarrista Edu Espín, hijo de Carmen Linares, y pocos minutos después ver a Jota llegar corriendo al concierto de La Macanita en el tablao de los Tres Reyes.
Los Planetas fueron presentados recordando a El Planeta, el primer cantaor del que se tiene referencia, muerto en Málaga en 1856. Y Jota y los suyos se lanzaron a exprimir su vertiente más andaluza, como si el rock fuera un palo más del flamenco. El auditorio se mostró una vez más encantado ante esta vuelta de tuerca al ‘indie’ con sus particulares interpretaciones de los verdiales de Fosforito, los poemas de Lorca, los fandangos de Lucena o Morente y hasta, comenta Jota entre risas, un nuevo palo que se inventó junto a Espín: las alegrías de Granada.
Uno también puede acercarse al Palacio Ezpeleta, del siglo XIII, para ver a Esperanza Rancapino o Manuel de la Tomasa dejándose la garganta a golpe de bulerías y alegrías de Cádiz y asistir después a una sesión de música experimental del productor Fernando Vacas, colaborador antaño de nombres como Rosalía o Sonic Youth, a base de samples extraídos de primeros discos de flamenco registrados a finales del siglo XIX. Y todo en perfecta armonía.
ABC
Me cruzo con un matrimonio, nacidos ambos en Pamplona hace 70 años, que se dirigen al concierto de Fernando Canela ayer en el balcón del Ayuntamiento. La plaza está llena de vecinos un día más. El cantaor comienza con unas alegrías de Cádiz, su tierra, dedicadas a todo los pamploneses. El norte celebrando el sur, y el sur, agradeciendo al norte. El marido me comenta la vida que el festival le da cada año a esta ciudad «tan acostumbrada, desde siempre, a la cultura callejera».
Lo mismo ocurrió el viernes con La Macanita, en el mismo epicentro del chupinazo, abarrotado y escuchando con atención a la cantaora jerezana, junto al guitarrista Manuel Valencia. Sonaron la seguiriya de Manuel Torre, unas bulerías y unas marianas. Se escucharon algunos «¡oles!», pero muchos más «¡qué chulo!» y un «¡dale, Macanita, dale!».
Tomatito asiste a todos los conciertos cual periodista, casi siempre, escondido en una esquina del escenario, dando palmas y sonriendo cuando, por ejemplo, Manuel de la Tomasa y David de Arahal se arrancan por bamberas, granaínas o tangos extremeños en el Palacio de Ezpeleta. Hay aficionados subidos a la valla exterior tras haberse agotado el aforo. En la misma esquina estaba Tomatito también dando palmas y grabando algunos cantes con el móvil, al día siguiente, de su sobrina, Esmeralda Rancapino.
A pesar del retraso de una hora por problemas técnicos, el sábado por la noche también se llenó el auditorio Baluarte para escuchar a Lela Soto, Ángeles Toledano y María Terremoto. Una afluencia de público que, quizá, Sabicas nunca hubiera imaginado en su ciudad a comienzos del siglo XX. Tampoco cuando, por fin, pudo regresar de Estados Unidos por primera vez y ser presentado en TVE en diciembre de 1968. El encargado fue el locutor de moda, Joaquín Prat, en absoluto ‘prime time’: «El programa ‘Galas del Sábado’ se honra en presentar ante ustedes, después de 31 años de ausencia, al primer guitarrista flamenco de nuestro tiempo. Un pamplonica universal: Sabicas».
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