Esta semana, en medio de los fastos del cincuentenario de la muerte del dictador Francisco Franco, el periodista Jaime G. Mora informó que el Gobierno ha vetado la aplicación de exenciones fiscales para el apoyo a la celebración de otras efemérides como el año jubilar Jacobeo o el centenario de la Generación del 27. Según las razones aludidas por el Ejecutivo, la aprobación de la proposición que favorece estas vías de financiación puede de producir una disminución de ingresos presupuestarios. Visto en perspectiva, se trata de un argumento especialmente estrambótico, considerando que la muerte del dictador Franco es culturalmente más importante y merecedora de un tratamiento aún más excepcional que la reunión histórica de figuras como Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda o Rafael Alberti . ¿Memoria histórica versus relevancia cultural? El Gobierno también vetó ayudas a la declaración de acontecimiento excepcional del octavo centenario de la Catedral gótica de Toledo; el año Buñuel 2025, en recuerdo del director de ‘El perro andaluz’, así como el centenario de la Exposición Iberoamericana del 29 en Sevilla. A eso se suma un asunto más. Este 2025, la obra del escritor Manuel Chaves Nogales ha pasado a ser dominio público a partir de este 1 de enero de 2025, lo cual marca la aparición de nuevos e importantes lanzamientos. Se mire por donde se mire, la concepción cultural que tiene el poder Ejecutivo del mundo es excluyente. En otras palabras: aquello que considera de interés público tiene una disparatada brújula que privilegia lo estrictamente político, es decir, el cincuenta aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, pero desecha y aparca episodios cuya importancia merece ser resaltada. Su política es binaria y desquiciada. A la cultura se le trata como un juguete o un accesorio. Así lo ha sido para políticos y gestores. Incluso al mundo cultural le ha faltado valentía para pelear por sus derechos. Muchos se han dejado usar como escaparate de cuanta reivindicación plañidera exista, gente que opina de lo que no sabe y calla aquellas cosas que sí conoce. La proliferación de gabinetes de la inquisición no garantiza el acceso de los ciudadanos a la cultura, sólo su indefensión. Esta semana, en medio de los fastos del cincuentenario de la muerte del dictador Francisco Franco, el periodista Jaime G. Mora informó que el Gobierno ha vetado la aplicación de exenciones fiscales para el apoyo a la celebración de otras efemérides como el año jubilar Jacobeo o el centenario de la Generación del 27. Según las razones aludidas por el Ejecutivo, la aprobación de la proposición que favorece estas vías de financiación puede de producir una disminución de ingresos presupuestarios. Visto en perspectiva, se trata de un argumento especialmente estrambótico, considerando que la muerte del dictador Franco es culturalmente más importante y merecedora de un tratamiento aún más excepcional que la reunión histórica de figuras como Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda o Rafael Alberti . ¿Memoria histórica versus relevancia cultural? El Gobierno también vetó ayudas a la declaración de acontecimiento excepcional del octavo centenario de la Catedral gótica de Toledo; el año Buñuel 2025, en recuerdo del director de ‘El perro andaluz’, así como el centenario de la Exposición Iberoamericana del 29 en Sevilla. A eso se suma un asunto más. Este 2025, la obra del escritor Manuel Chaves Nogales ha pasado a ser dominio público a partir de este 1 de enero de 2025, lo cual marca la aparición de nuevos e importantes lanzamientos. Se mire por donde se mire, la concepción cultural que tiene el poder Ejecutivo del mundo es excluyente. En otras palabras: aquello que considera de interés público tiene una disparatada brújula que privilegia lo estrictamente político, es decir, el cincuenta aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, pero desecha y aparca episodios cuya importancia merece ser resaltada. Su política es binaria y desquiciada. A la cultura se le trata como un juguete o un accesorio. Así lo ha sido para políticos y gestores. Incluso al mundo cultural le ha faltado valentía para pelear por sus derechos. Muchos se han dejado usar como escaparate de cuanta reivindicación plañidera exista, gente que opina de lo que no sabe y calla aquellas cosas que sí conoce. La proliferación de gabinetes de la inquisición no garantiza el acceso de los ciudadanos a la cultura, sólo su indefensión.
la barbitúrica de la semana
La concepción cultural del Ejecutivo es binaria y desquiciada
Esta semana, en medio de los fastos del cincuentenario de la muerte del dictador Francisco Franco, el periodista Jaime G. Mora informó que el Gobierno ha vetado la aplicación de exenciones fiscales para el apoyo a la celebración de otras efemérides como el año …
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