No entiendo cómo el público de la Maestranza no se arrancó a pedir la vuelta al ruedo para este toro de Victoriano del Río que embistió como sueñan los ganaderos, siempre a más, ganando en profundidad y entrega, con una forma de meter la cara sobre todo por el pitón izquierdo que hasta con un carretón es difícil igualar.Tan bien embestía ‘Manisero’ que imagino que su matador pensaría… «este no se me puede ir». Y claro que no se le fue . Roca pudo con la presión de encontrarse con un toro que lo veía hasta el que vende las almendras.Cuando una vaca es buena de verdad la ve hasta la cocinera que está haciendo el guiso, decían los Núñez. Y lo cuajó el peruano de principio a fin, templado y profundo y con unos pases de pecho monumentales.Dos orejas rotundas para Roca Rey y gloria en silencio para ‘Manisero’. No entiendo cómo el público de la Maestranza no se arrancó a pedir la vuelta al ruedo para este toro de Victoriano del Río que embistió como sueñan los ganaderos, siempre a más, ganando en profundidad y entrega, con una forma de meter la cara sobre todo por el pitón izquierdo que hasta con un carretón es difícil igualar.Tan bien embestía ‘Manisero’ que imagino que su matador pensaría… «este no se me puede ir». Y claro que no se le fue . Roca pudo con la presión de encontrarse con un toro que lo veía hasta el que vende las almendras.Cuando una vaca es buena de verdad la ve hasta la cocinera que está haciendo el guiso, decían los Núñez. Y lo cuajó el peruano de principio a fin, templado y profundo y con unos pases de pecho monumentales.Dos orejas rotundas para Roca Rey y gloria en silencio para ‘Manisero’.
No entiendo cómo el público de la Maestranza no se arrancó a pedir la vuelta al ruedo para este toro de Victoriano del Río que embistió como sueñan los ganaderos, siempre a más, ganando en profundidad y entrega, con una forma de meter la cara … sobre todo por el pitón izquierdo que hasta con un carretón es difícil igualar.
Tan bien embestía ‘Manisero’ que imagino que su matador pensaría… «este no se me puede ir». Y claro que no se le fue . Roca pudo con la presión de encontrarse con un toro que lo veía hasta el que vende las almendras.
Cuando una vaca es buena de verdad la ve hasta la cocinera que está haciendo el guiso, decían los Núñez. Y lo cuajó el peruano de principio a fin, templado y profundo y con unos pases de pecho monumentales.
Dos orejas rotundas para Roca Rey y gloria en silencio para ‘Manisero’.
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