Los auriculares blancos con cable han vuelto. Sí, aquellos que se regalaron con el iPhone hasta 2020, y después no porque la empresa los eliminó para hacer una caja más pequeña y proteger el medio ambiente. De paso presionaba sutilmente para que invirtiéramos 150 euros o más en unos auriculares inalámbricos, pequeños y monísimos a los que llamaron Airpods, que se pierden con frecuencia, se oyen regular, dependen del bluetooth y, encima, hay que cargarlos.
La Generación zeta (nacida entre 1998 y 2010) los ha traído de vuelta como otro síntoma de su nostalgia por los primeros años 2000. La estética Y2K les fascina y un cable blanco sobrevolando cualquier indumentaria redondea el look y aporta varias capas de información sobre su portador como que el sujeto se resiste a perder autonomía y prefiere que algunos placeres como escuchar su música estén a salvo de los algoritmos de recomendación. “Estamos un poco hartos de los teléfonos siempre distrayendo con sus notificaciones. He visto en TikTok a mucha gente volviendo al iPod porque es un dispositivo que tiene un solo propósito y es independiente. Creo que los auriculares con cable son parte de esa tendencia unplugged (desconectada)”, expone Cynthia Pavón (24 años), y casi inmediatamente envía por Instagram Headphones on, el último single de Addison Rae. En el vídeoclip lanzado el pasado abril Rae se mueve sinuosa entre los cables de sus auriculares. Para esta generación la campaña del iPod firmada por Susan Alinsangan en 2003 es mágica: siluetas negras bailando sobre un fondo neón. Un cable blanquísimo e imparable es tan protagonista como el propio dispositivo.
Según Mashable, una publicación especializada en Tecnología los Airpods (los auriculares inalámbricos que Apple lanzó en 2016) son prácticos y funcionales, es decir, la antítesis de lo cool. “Es una estética (aesthetic dirían los centenials) propia de tecnobros y gente que trabaja en Finanzas, gente que afirma que Patagonia es la mejor marca de jerseys y usa en sus conversaciones palabras incomprensibles como sinergia”. El cable, en cambio, es una actitud y manda otro mensaje. “Una persona que se exhibe su cable se desliga de las tendencias y muestra su preferencia por tiempos más sencillos”, expone el artículo. Como alimento para la nostalgia dosmilera el cable blanco es el complemento que completa el look de la camiseta básica de tirantes y los vaqueros baggy.
Otros nostálgicos de la conexión por cable aluden más que razones estéticas. A principios de agosto Kamala Harris contó en el programa The Late Show de Stephen Colbert que no volvería a usar auriculares inalámbricos. Lo dijo mientras veía unas fotos de la carrera presidencial de 2024 cuando –contó– atendía hasta 100 llamadas diarias por sus auriculares por cable, en lugar de por unos Airpods con Bluetooth. Harris dijo que anteponía la seguridad al estilo aunque sabía que era por ello objeto de burlas. “He sido parte del Comité de Inteligencia del Senado…y os digo no vayan en el tren hablando por los Airpods pensando que nadie puede escuchar vuestras conversaciones”. El Ministerio de Justicia de Reino Unido también ha recomendado a sus empleados evitar el Bluetooh para tratar “materias sensibles”. Las vulnerabilidades de estos dispositivos wireless que se han encontrado también en marcas como Bose, Sony, Marshall y JBL explican que políticos, empresarios de alto nivel, ultrarricos y famosos hayan vuelto a la conexión por cable y no se escondan, de Paul Mescal a Bella Hadid, de Dua Lipa a Robert Pattinson.
En el universo de los creadores de TikTok e Instagram los auriculares sin cables han desparecido por razones técnicas, otra cosa es que lo que ellos digan. Al parecer con el cable se asegura la nitidez del sonido, se eliminan las interferencias con la app de la cámara y se evitan esos segundos de silencio al inicio de un vídeo que, según la Generación zeta, delata a los millenials.
De acuerdo con el análisis del mercado de auriculares de la consultora Future Marketing Insights los cableados representan un 34% de la industria y ofrecen una calidad superior de la señal de audio, cero problemas de latencia y un precio más bajo. “Europa y Norteamérica se mantienen fuertes en este segmento que sigue siendo el preferido de los gamers y los músicos profesionales por la reproducción precisa y estable del sonido”, dice el informe.
Por mimetismo o por conveniencia –ir conectado por la vida es mucho más barato– en Tiktok y en los reels de Instagram el cable es molón y omnipresente. Los expertos hablan de una tormenta perfecta que lo trae de vuelta compuesta por la nostalgia Y2K, los ciclos de las tendencias y el declive económico.
2021 fue el año oficial de la vuelta del cable como complemento de moda vintage. Ese año Lily Rose Depp y Zoe Kravitz, nepobabies por excelencia, y las mellizas Olsen, prescriptoras del lujo silencioso, aparecieron cableadas por el mundo aportando más desparpajo a su estudiado estilo effortless. El cable hablaba solo: no sé cómo ha pasado pero aquí estoy, he vuelto casual sobre una sudadera de 900 dólares.
En 2019 un artículo de Vogue había anunciado el nacimiento de la it girl con cable porque Bella Hadid había empezado a recuperar este accesorio muerto. El 30 de septiembre de 2021 la cuenta de TikTok @thedigifairy proclamó oficialmente los auriculares por cable como un artefacto vintage. Con más de dos millones de visualizaciones el vídeo se viralizó y desató un encendido debate en Twitter sobre si tenía o no sentido el regreso de un complemento engorroso y viejuno. Al día siguiente se creó en Instagram la cuenta @wireditgirl que documenta cada aparición de persona, cosa o materia cool de este mundo conectada por cable. La cuenta tiene 18,4 mil seguidores.
La vuelta de los auriculares por cable es un síntoma del ciclo de las tendencias, que salvo turbo aceleraciones de Internet, suele moverse en ciclos de 20 años. Los Airpod, lanzados al mercado en 2016, son suficientemente viejos para dejar de ser una novedad pero aún no para haber adquirido el encanto de lo vintage. En ese limbo de funcionalidad y mediana edad languidecen frente a los humildes auriculares cableados que ahora se asocian a tiempos luminosos, simples y seguros a los que querrían regresar incluso aquellos que apenas los vivieron. Cómo apuntaba un titular del diario The New York Times, Todo lo milenial es cool otra vez, desde Sexo en Nueva York hasta el photo dumb y los DVD … cómo no iba a volver el cable blanco más deseado de los 2000.
Los auriculares blancos con cable han vuelto. Sí, aquellos que se regalaron con el iPhone hasta 2020, y después no porque la empresa los eliminó para hacer una caja más pequeña y proteger el medio ambiente. De paso presionaba sutilmente para que invirtiéramos 150 euros o más en unos auriculares inalámbricos, pequeños y monísimos a los que llamaron Airpods, que se pierden con frecuencia, se oyen regular, dependen del bluetooth y, encima, hay que cargarlos. La Generación zeta (nacida entre 1998 y 2010) los ha traído de vuelta como otro síntoma de su nostalgia por los primeros años 2000. La estética Y2K les fascina y un cable blanco sobrevolando cualquier indumentaria redondea el look y aporta varias capas de información sobre su portador como que el sujeto se resiste a perder autonomía y prefiere que algunos placeres como escuchar su música estén a salvo de los algoritmos de recomendación. “Estamos un poco hartos de los teléfonos siempre distrayendo con sus notificaciones. He visto en TikTok a mucha gente volviendo al iPod porque es un dispositivo que tiene un solo propósito y es independiente. Creo que los auriculares con cable son parte de esa tendencia unplugged (desconectada)”, expone Cynthia Pavón (24 años), y casi inmediatamente envía por Instagram Headphones on, el último single de Addison Rae. En el vídeoclip lanzado el pasado abril Rae se mueve sinuosa entre los cables de sus auriculares. Para esta generación la campaña del iPod firmada por Susan Alinsangan en 2003 es mágica: siluetas negras bailando sobre un fondo neón. Un cable blanquísimo e imparable es tan protagonista como el propio dispositivo. Según Mashable, una publicación especializada en Tecnología los Airpods (los auriculares inalámbricos que Apple lanzó en 2016) son prácticos y funcionales, es decir, la antítesis de lo cool. “Es una estética (aesthetic dirían los centenials) propia de tecnobros y gente que trabaja en Finanzas, gente que afirma que Patagonia es la mejor marca de jerseys y usa en sus conversaciones palabras incomprensibles como sinergia”. El cable, en cambio, es una actitud y manda otro mensaje. “Una persona que se exhibe su cable se desliga de las tendencias y muestra su preferencia por tiempos más sencillos”, expone el artículo. Como alimento para la nostalgia dosmilera el cable blanco es el complemento que completa el look de la camiseta básica de tirantes y los vaqueros baggy. Otros nostálgicos de la conexión por cable aluden más que razones estéticas. A principios de agosto Kamala Harris contó en el programa The Late Show de Stephen Colbert que no volvería a usar auriculares inalámbricos. Lo dijo mientras veía unas fotos de la carrera presidencial de 2024 cuando –contó– atendía hasta 100 llamadas diarias por sus auriculares por cable, en lugar de por unos Airpods con Bluetooth. Harris dijo que anteponía la seguridad al estilo aunque sabía que era por ello objeto de burlas. “He sido parte del Comité de Inteligencia del Senado…y os digo no vayan en el tren hablando por los Airpods pensando que nadie puede escuchar vuestras conversaciones”. El Ministerio de Justicia de Reino Unido también ha recomendado a sus empleados evitar el Bluetooh para tratar “materias sensibles”. Las vulnerabilidades de estos dispositivos wireless que se han encontrado también en marcas como Bose, Sony, Marshall y JBL explican que políticos, empresarios de alto nivel, ultrarricos y famosos hayan vuelto a la conexión por cable y no se escondan, de Paul Mescal a Bella Hadid, de Dua Lipa a Robert Pattinson. En el universo de los creadores de TikTok e Instagram los auriculares sin cables han desparecido por razones técnicas, otra cosa es que lo que ellos digan. Al parecer con el cable se asegura la nitidez del sonido, se eliminan las interferencias con la app de la cámara y se evitan esos segundos de silencio al inicio de un vídeo que, según la Generación zeta, delata a los millenials. De acuerdo con el análisis del mercado de auriculares de la consultora Future Marketing Insights los cableados representan un 34% de la industria y ofrecen una calidad superior de la señal de audio, cero problemas de latencia y un precio más bajo. “Europa y Norteamérica se mantienen fuertes en este segmento que sigue siendo el preferido de los gamers y los músicos profesionales por la reproducción precisa y estable del sonido”, dice el informe. View this post on Instagram A post shared by WIREDITGIRLS (@wireditgirls)Por mimetismo o por conveniencia –ir conectado por la vida es mucho más barato– en Tiktok y en los reels de Instagram el cable es molón y omnipresente. Los expertos hablan de una tormenta perfecta que lo trae de vuelta compuesta por la nostalgia Y2K, los ciclos de las tendencias y el declive económico. 2021 fue el año oficial de la vuelta del cable como complemento de moda vintage. Ese año Lily Rose Depp y Zoe Kravitz, nepobabies por excelencia, y las mellizas Olsen, prescriptoras del lujo silencioso, aparecieron cableadas por el mundo aportando más desparpajo a su estudiado estilo effortless. El cable hablaba solo: no sé cómo ha pasado pero aquí estoy, he vuelto casual sobre una sudadera de 900 dólares. View this post on Instagram A post shared by WIREDITGIRLS (@wireditgirls)En 2019 un artículo de Vogue había anunciado el nacimiento de la it girl con cable porque Bella Hadid había empezado a recuperar este accesorio muerto. El 30 de septiembre de 2021 la cuenta de TikTok @thedigifairy proclamó oficialmente los auriculares por cable como un artefacto vintage. Con más de dos millones de visualizaciones el vídeo se viralizó y desató un encendido debate en Twitter sobre si tenía o no sentido el regreso de un complemento engorroso y viejuno. Al día siguiente se creó en Instagram la cuenta @wireditgirl que documenta cada aparición de persona, cosa o materia cool de este mundo conectada por cable. La cuenta tiene 18,4 mil seguidores. La vuelta de los auriculares por cable es un síntoma del ciclo de las tendencias, que salvo turbo aceleraciones de Internet, suele moverse en ciclos de 20 años. Los Airpod, lanzados al mercado en 2016, son suficientemente viejos para dejar de ser una novedad pero aún no para haber adquirido el encanto de lo vintage. En ese limbo de funcionalidad y mediana edad languidecen frente a los humildes auriculares cableados que ahora se asocian a tiempos luminosos, simples y seguros a los que querrían regresar incluso aquellos que apenas los vivieron. Cómo apuntaba un titular del diario The New York Times, Todo lo milenial es cool otra vez, desde Sexo en Nueva York hasta el photo dumb y los DVD … cómo no iba a volver el cable blanco más deseado de los 2000. Seguir leyendo
Los auriculares blancos con cable han vuelto. Sí, aquellos que se regalaron con el iPhone hasta 2020, y después no porque la empresa los eliminó para hacer una caja más pequeña y proteger el medio ambiente. De paso presionaba sutilmente para que invirtiéramos 150 euros o más en unos auriculares inalámbricos, pequeños y monísimos a los que llamaron Airpods, que se pierden con frecuencia, se oyen regular, dependen del bluetooth y, encima, hay que cargarlos.

La Generación zeta (nacida entre 1998 y 2010) los ha traído de vuelta como otro síntoma de su nostalgia por los primeros años 2000. La estética Y2K les fascina y un cable blanco sobrevolando cualquier indumentaria redondea el look y aporta varias capas de información sobre su portador como que el sujeto se resiste a perder autonomía y prefiere que algunos placeres como escuchar su música estén a salvo de los algoritmos de recomendación. “Estamos un poco hartos de los teléfonos siempre distrayendo con sus notificaciones. He visto en TikTok a mucha gente volviendo al iPod porque es un dispositivo que tiene un solo propósito y es independiente. Creo que los auriculares con cable son parte de esa tendencia unplugged (desconectada)”, expone Cynthia Pavón (24 años), y casi inmediatamente envía por Instagram Headphones on, el último single de Addison Rae. En el vídeoclip lanzado el pasado abril Rae se mueve sinuosa entre los cables de sus auriculares. Para esta generación la campaña del iPod firmada por Susan Alinsangan en 2003 es mágica: siluetas negras bailando sobre un fondo neón. Un cable blanquísimo e imparable es tan protagonista como el propio dispositivo.
Según Mashable, una publicación especializada en Tecnología los Airpods (los auriculares inalámbricos que Apple lanzó en 2016) son prácticos y funcionales, es decir, la antítesis de lo cool. “Es una estética (aesthetic dirían los centenials) propia de tecnobros y gente que trabaja en Finanzas, gente que afirma que Patagonia es la mejor marca de jerseys y usa en sus conversaciones palabras incomprensibles como sinergia”. El cable, en cambio, es una actitud y manda otro mensaje. “Una persona que se exhibe su cable se desliga de las tendencias y muestra su preferencia por tiempos más sencillos”, expone el artículo. Como alimento para la nostalgia dosmilera el cable blanco es el complemento que completa el look de la camiseta básica de tirantes y los vaqueros baggy.
Otros nostálgicos de la conexión por cable aluden más que razones estéticas. A principios de agosto Kamala Harris contó en el programa The Late Show de Stephen Colbert que no volvería a usar auriculares inalámbricos. Lo dijo mientras veía unas fotos de la carrera presidencial de 2024 cuando –contó– atendía hasta 100 llamadas diarias por sus auriculares por cable, en lugar de por unos Airpods con Bluetooth. Harris dijo que anteponía la seguridad al estilo aunque sabía que era por ello objeto de burlas. “He sido parte del Comité de Inteligencia del Senado…y os digo no vayan en el tren hablando por los Airpods pensando que nadie puede escuchar vuestras conversaciones”. El Ministerio de Justicia de Reino Unido también ha recomendado a sus empleados evitar el Bluetooh para tratar “materias sensibles”. Las vulnerabilidades de estos dispositivos wireless que se han encontrado también en marcas como Bose, Sony, Marshall y JBL explican que políticos, empresarios de alto nivel, ultrarricos y famosos hayan vuelto a la conexión por cable y no se escondan, de Paul Mescal a Bella Hadid, de Dua Lipa a Robert Pattinson.

En el universo de los creadores de TikTok e Instagram los auriculares sin cables han desparecido por razones técnicas, otra cosa es que lo que ellos digan. Al parecer con el cable se asegura la nitidez del sonido, se eliminan las interferencias con la app de la cámara y se evitan esos segundos de silencio al inicio de un vídeo que, según la Generación zeta, delata a los millenials.
De acuerdo con el análisis del mercado de auriculares de la consultora Future Marketing Insights los cableados representan un 34% de la industria y ofrecen una calidad superior de la señal de audio, cero problemas de latencia y un precio más bajo. “Europa y Norteamérica se mantienen fuertes en este segmento que sigue siendo el preferido de los gamers y los músicos profesionales por la reproducción precisa y estable del sonido”, dice el informe.
Por mimetismo o por conveniencia –ir conectado por la vida es mucho más barato– en Tiktok y en los reels de Instagram el cable es molón y omnipresente. Los expertos hablan de una tormenta perfecta que lo trae de vuelta compuesta por la nostalgia Y2K, los ciclos de las tendencias y el declive económico.
2021 fue el año oficial de la vuelta del cable como complemento de moda vintage. Ese año Lily Rose Depp y Zoe Kravitz, nepobabies por excelencia, y las mellizas Olsen, prescriptoras del lujo silencioso, aparecieron cableadas por el mundo aportando más desparpajo a su estudiado estilo effortless. El cable hablaba solo: no sé cómo ha pasado pero aquí estoy, he vuelto casual sobre una sudadera de 900 dólares.
En 2019 un artículo de Vogue había anunciado el nacimiento de la it girl con cable porque Bella Hadid había empezado a recuperar este accesorio muerto. El 30 de septiembre de 2021 la cuenta de TikTok @thedigifairy proclamó oficialmente los auriculares por cable como un artefacto vintage. Con más de dos millones de visualizaciones el vídeo se viralizó y desató un encendido debate en Twitter sobre si tenía o no sentido el regreso de un complemento engorroso y viejuno. Al día siguiente se creó en Instagram la cuenta @wireditgirl que documenta cada aparición de persona, cosa o materia cool de este mundo conectada por cable. La cuenta tiene 18,4 mil seguidores.
La vuelta de los auriculares por cable es un síntoma del ciclo de las tendencias, que salvo turbo aceleraciones de Internet, suele moverse en ciclos de 20 años. Los Airpod, lanzados al mercado en 2016, son suficientemente viejos para dejar de ser una novedad pero aún no para haber adquirido el encanto de lo vintage. En ese limbo de funcionalidad y mediana edad languidecen frente a los humildes auriculares cableados que ahora se asocian a tiempos luminosos, simples y seguros a los que querrían regresar incluso aquellos que apenas los vivieron. Cómo apuntaba un titular del diario The New York Times, Todo lo milenial es cool otra vez, desde Sexo en Nueva York hasta el photo dumb y los DVD … cómo no iba a volver el cable blanco más deseado de los 2000.
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