Hay una escena, casi al final de ‘A real pain’, la segunda película como director de Jesse Eisenberg, en la que él y el coprotagonista del filme, Kieran Culkin, que acaba de ganar un Globo de Oro al mejor actor de reparto en una comedia por interpretar a su desastrado pero carismático primo, depositan una piedra en la puerta de la casa donde vivió su abuela judía, en Polonia, que acaba de morir y les propuso, a modo de obituario, un viaje turístico por la memoria del Holocausto. Al verlos desde el balcón de enfrente, unos vecinos les llaman la atención por considerarlo una afrenta: en ese edificio vive una anciana que puede tropezarse y caer con la piedra. La línea entre la risa y el llanto es tan fina que a veces se ríe de alegría y otras se llora de pena. Para su segunda película como director, una oda al pasado desde la comedia negra, el actor Jesse Eisenberg escarba en el dolor, hurga en la llaga, para exprimir la chispa detrás de cada trauma. Todo es susceptible de chiste en la semiautobiográfica ‘A real pain’, que se estrena este viernes en España: el genocidio de los judíos, el turismo a su costa, el dolor como algo casi genético, que se hereda. Así es ‘A real pain’, te baja a la tierra con un golpe de realidad en cualquier momento. «Me gusta derribar las cosas que esperamos, las expectativas, con una situación real. Mostrar también las limitaciones de las lágrimas, del honor, de la reverencia. Podemos sentir todo eso por nuestros antepasados y sus problemas, pero intentar hacer algo en el mundo real para homenajear eso es imposible, de la misma manera que la gente dice que no se puede hacer una buena película sobre el holocausto porque no hay manera de grabar de forma adecuada algo tan horrible. Siempre es difícil y aburrido intentar honrar algo con reverencia en un mundo moderno al que no le importa nada la legitimidad de tu propio sufrimiento», explica Eisenberg. Noticia Relacionada estandar No ‘Fleishman en apuros’: Otra sátira sobre ricos Jesse Eisenberg, Claire Danes, Lizzy Caplan y Adam Brody protagonizan esta miniserie de ocho episodiosEl filme, una ‘road movie’ al más puro estilo Alexander Payne o ‘Mejor solo que mal acompañado’ –una de las películas favoritas de Emma Stone, productora de ‘A real pain’– por una de las heridas más incómodas del pasado reciente de Europa, explora desde el humor el vínculo de los estadounidenses judíos con el legado de la Shoá. Los primos a los que dan vida Eisenberg y Culkin, polos opuestos, se unen a una expedición turística para intentar reconocerse en el sufrimiento de sus antepasados, fotografiándose en monumentos a las víctimas, reviviendo o recreando escenas bélicas o negándose a viajar en primera clase en un tren que se dirige a un campo de concentración. Ironía judía«No sé si se puede atribuir a algo como el humor judío, creo que mi sentido del humor es más propio de la ciudad de Nueva York, a una cultura nómada, asimiladora, pero también crecí en una familia en la que si querías decir algo en hebreo, tenía que ser divertido, y si hacías una broma que era mala, alguien te diría que no era divertido. Sí, puede que sea humor judío ese tipo de mirada irónica de la vida», cuenta el director en una entrevista con ABC.Esta tragicomedia es, también, una especie de terapia del propio Jesse Eisenberg, que utiliza al terremoto de Culkin para purgar sus propias inseguridades: «No me censuro cuando escribo porque asumo que nadie va a leerlo. Así escribo y escribo todo lo que se me ocurre o está sucediendo. Grabamos en todas las ciudades en las que vivió mi familia, incluso en la casa en la que estuvieron hasta 1939, pero la parte más personal de ‘A real pain’ es la que muestra cómo me siento en cuanto a mi forma de relacionarme con otras personas, algo que recreo en el personaje ficticio de Kieran Culkin, alguien a quien envidio, alguien a quien me quiero parecer y también a quien quiero evitar. Alguien a quien amo y odio». Más allá de su ingenio en el guión, irrebatible, en el Eisenberg actor están todos los tics de un intérprete que ha hecho carrera de sus maniáticos gestos. El ceño fruncido, la incomodidad de estorbar en cada plano, el tartamudeo de la casa y los hombros siempre queriendo ganarle terreno a la cabeza. Frente a la introversión de uno, la expansión de su compañero. Culkin, que ya demostró su capacidad para improvisar como el benjamín del clan Roy en ‘Succession’, vuelve aquí a deslumbrar en todo su esplendor como un ser catártico, extrovertido. «Kieran es un actor de método. Hubo un intercambio entre lo genuino de su personaje y la forma en la que vivió los dos meses de rodaje en Polonia. Como director, solo puedo dar gracias a Dios por poder trabajar con alguien tan espontáneo y emocionalmente abierto a todo, sarcástico conmigo», alaba Eisenberg. Culkin, durante todo el encuentro apostillando con ironía las respuestas del director, abunda en esta ocasión en el paralelismo: «No creo que Benji sepa lo que va a hacer en cada momento, cómo va a reaccionar. Me pareció muy atractivo y divertido no saber lo que iba a hacer o decir. Simplemente traté de no pensar en nada, solo ir y hacerlo. Fui liberador». Hay una escena, casi al final de ‘A real pain’, la segunda película como director de Jesse Eisenberg, en la que él y el coprotagonista del filme, Kieran Culkin, que acaba de ganar un Globo de Oro al mejor actor de reparto en una comedia por interpretar a su desastrado pero carismático primo, depositan una piedra en la puerta de la casa donde vivió su abuela judía, en Polonia, que acaba de morir y les propuso, a modo de obituario, un viaje turístico por la memoria del Holocausto. Al verlos desde el balcón de enfrente, unos vecinos les llaman la atención por considerarlo una afrenta: en ese edificio vive una anciana que puede tropezarse y caer con la piedra. La línea entre la risa y el llanto es tan fina que a veces se ríe de alegría y otras se llora de pena. Para su segunda película como director, una oda al pasado desde la comedia negra, el actor Jesse Eisenberg escarba en el dolor, hurga en la llaga, para exprimir la chispa detrás de cada trauma. Todo es susceptible de chiste en la semiautobiográfica ‘A real pain’, que se estrena este viernes en España: el genocidio de los judíos, el turismo a su costa, el dolor como algo casi genético, que se hereda. Así es ‘A real pain’, te baja a la tierra con un golpe de realidad en cualquier momento. «Me gusta derribar las cosas que esperamos, las expectativas, con una situación real. Mostrar también las limitaciones de las lágrimas, del honor, de la reverencia. Podemos sentir todo eso por nuestros antepasados y sus problemas, pero intentar hacer algo en el mundo real para homenajear eso es imposible, de la misma manera que la gente dice que no se puede hacer una buena película sobre el holocausto porque no hay manera de grabar de forma adecuada algo tan horrible. Siempre es difícil y aburrido intentar honrar algo con reverencia en un mundo moderno al que no le importa nada la legitimidad de tu propio sufrimiento», explica Eisenberg. Noticia Relacionada estandar No ‘Fleishman en apuros’: Otra sátira sobre ricos Jesse Eisenberg, Claire Danes, Lizzy Caplan y Adam Brody protagonizan esta miniserie de ocho episodiosEl filme, una ‘road movie’ al más puro estilo Alexander Payne o ‘Mejor solo que mal acompañado’ –una de las películas favoritas de Emma Stone, productora de ‘A real pain’– por una de las heridas más incómodas del pasado reciente de Europa, explora desde el humor el vínculo de los estadounidenses judíos con el legado de la Shoá. Los primos a los que dan vida Eisenberg y Culkin, polos opuestos, se unen a una expedición turística para intentar reconocerse en el sufrimiento de sus antepasados, fotografiándose en monumentos a las víctimas, reviviendo o recreando escenas bélicas o negándose a viajar en primera clase en un tren que se dirige a un campo de concentración. Ironía judía«No sé si se puede atribuir a algo como el humor judío, creo que mi sentido del humor es más propio de la ciudad de Nueva York, a una cultura nómada, asimiladora, pero también crecí en una familia en la que si querías decir algo en hebreo, tenía que ser divertido, y si hacías una broma que era mala, alguien te diría que no era divertido. Sí, puede que sea humor judío ese tipo de mirada irónica de la vida», cuenta el director en una entrevista con ABC.Esta tragicomedia es, también, una especie de terapia del propio Jesse Eisenberg, que utiliza al terremoto de Culkin para purgar sus propias inseguridades: «No me censuro cuando escribo porque asumo que nadie va a leerlo. Así escribo y escribo todo lo que se me ocurre o está sucediendo. Grabamos en todas las ciudades en las que vivió mi familia, incluso en la casa en la que estuvieron hasta 1939, pero la parte más personal de ‘A real pain’ es la que muestra cómo me siento en cuanto a mi forma de relacionarme con otras personas, algo que recreo en el personaje ficticio de Kieran Culkin, alguien a quien envidio, alguien a quien me quiero parecer y también a quien quiero evitar. Alguien a quien amo y odio». Más allá de su ingenio en el guión, irrebatible, en el Eisenberg actor están todos los tics de un intérprete que ha hecho carrera de sus maniáticos gestos. El ceño fruncido, la incomodidad de estorbar en cada plano, el tartamudeo de la casa y los hombros siempre queriendo ganarle terreno a la cabeza. Frente a la introversión de uno, la expansión de su compañero. Culkin, que ya demostró su capacidad para improvisar como el benjamín del clan Roy en ‘Succession’, vuelve aquí a deslumbrar en todo su esplendor como un ser catártico, extrovertido. «Kieran es un actor de método. Hubo un intercambio entre lo genuino de su personaje y la forma en la que vivió los dos meses de rodaje en Polonia. Como director, solo puedo dar gracias a Dios por poder trabajar con alguien tan espontáneo y emocionalmente abierto a todo, sarcástico conmigo», alaba Eisenberg. Culkin, durante todo el encuentro apostillando con ironía las respuestas del director, abunda en esta ocasión en el paralelismo: «No creo que Benji sepa lo que va a hacer en cada momento, cómo va a reaccionar. Me pareció muy atractivo y divertido no saber lo que iba a hacer o decir. Simplemente traté de no pensar en nada, solo ir y hacerlo. Fui liberador».
Kieran Culkin protagoniza la tragicomedia ‘A real pain’, la segunda película del director
Hay una escena, casi al final de ‘A real pain’, la segunda película como director de Jesse Eisenberg, en la que él y el coprotagonista del filme, Kieran Culkin, que acaba de ganar un Globo de Oro al mejor actor de reparto en una …
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