Imagina ser tan cutre como John Lennon. Imagina que ‘Imagine’, el himno pacifista por excelencia, naciera sobre un acto machista. Estoy leyendo la magnífica y recién publicada biografía de Yoko Ono, de David Sheef (ed. Cúpula), en donde el beatle explica él mismo su ruindad. Pero antes vayamos atrás. La artista viene de un linaje potentado tipo los Botín japos, y sus padres la trataron siempre con suma frialdad y chasco, lo que le marcó. Tampoco conectaba, en general, con la gente. Y desde este rascacielos de soledad nació una artista pionera y revolucionaria en arte conceptual, cine (‘Culos’) y música con sus vocalizaciones extremas entre el suspiro y la arcada. Asociada a los Fluxus de John Cage, La Monte Young y Maciunas, le costó que la valoraran por mujer. Su performance ‘Pieza corte’ desnudaba la violencia machista inconsciente. Ella sentada en el escenario, y el público le iba cortando en trocitos el vestido bajo su propio arbitrio hasta el violento desnudo, simulación de atacarla, etc. Y cuando por fin hizo una exposición propia, un día antes apareció Lennon. Y mordió una obra. Sí, una manzana que se debería ir pudriendo, reflejo del ciclo de la vida. A ella le fascinó su osadía. Y a partir de ahí se fueron conociendo hasta convertirse en pareja (la más famosa del planeta). Ella no rompió los Beatles, por más que diera por saco en el estudio su presencia. Pero era Lennon quien la necesitaba ahí. El biógrafo sostiene que, al revés, esto permitió dos discos más de los Beatles porque Lennon no hubiera aguantado sin ella. Y él le brindó, a una incomprendida mayor, un amor, comprensión y admiración profunda. Una artista de vanguardia genial, tan cursi como siniestra, que siempre será opacada por el rockero asesinado. Una opacación propiciada, pues ‘Imagine’ fue cosa de ambos. Él se la quedó y te lo cuenta: «No fui lo suficiente hombre para acreditarla. Fui lo bastante egoísta y desconsiderado como para aprovecharme de su ayuda y no reconocerlo públicamente». A la BBC le dijo: «Si hubiese sido con Bowie, hubiera puesto Lennon-Bowie. Pero cuando compusimos ‘Imagine’ solo puse ‘Lennon’ porque Yoko era mi mujer, y a las mujeres no se les incluye en los créditos, ¿no?». Imagina ser tan cutre como John Lennon. Imagina que ‘Imagine’, el himno pacifista por excelencia, naciera sobre un acto machista. Estoy leyendo la magnífica y recién publicada biografía de Yoko Ono, de David Sheef (ed. Cúpula), en donde el beatle explica él mismo su ruindad. Pero antes vayamos atrás. La artista viene de un linaje potentado tipo los Botín japos, y sus padres la trataron siempre con suma frialdad y chasco, lo que le marcó. Tampoco conectaba, en general, con la gente. Y desde este rascacielos de soledad nació una artista pionera y revolucionaria en arte conceptual, cine (‘Culos’) y música con sus vocalizaciones extremas entre el suspiro y la arcada. Asociada a los Fluxus de John Cage, La Monte Young y Maciunas, le costó que la valoraran por mujer. Su performance ‘Pieza corte’ desnudaba la violencia machista inconsciente. Ella sentada en el escenario, y el público le iba cortando en trocitos el vestido bajo su propio arbitrio hasta el violento desnudo, simulación de atacarla, etc. Y cuando por fin hizo una exposición propia, un día antes apareció Lennon. Y mordió una obra. Sí, una manzana que se debería ir pudriendo, reflejo del ciclo de la vida. A ella le fascinó su osadía. Y a partir de ahí se fueron conociendo hasta convertirse en pareja (la más famosa del planeta). Ella no rompió los Beatles, por más que diera por saco en el estudio su presencia. Pero era Lennon quien la necesitaba ahí. El biógrafo sostiene que, al revés, esto permitió dos discos más de los Beatles porque Lennon no hubiera aguantado sin ella. Y él le brindó, a una incomprendida mayor, un amor, comprensión y admiración profunda. Una artista de vanguardia genial, tan cursi como siniestra, que siempre será opacada por el rockero asesinado. Una opacación propiciada, pues ‘Imagine’ fue cosa de ambos. Él se la quedó y te lo cuenta: «No fui lo suficiente hombre para acreditarla. Fui lo bastante egoísta y desconsiderado como para aprovecharme de su ayuda y no reconocerlo públicamente». A la BBC le dijo: «Si hubiese sido con Bowie, hubiera puesto Lennon-Bowie. Pero cuando compusimos ‘Imagine’ solo puse ‘Lennon’ porque Yoko era mi mujer, y a las mujeres no se les incluye en los créditos, ¿no?».
anticasitodo
Imagina ser tan cutre como John Lennon. Imagina que ‘Imagine’, el himno pacifista por excelencia, naciera sobre un acto machista. Estoy leyendo la magnífica y recién publicada biografía de Yoko Ono, de David Sheef (ed. Cúpula), en donde el beatle explica él mismo su ruindad. … Pero antes vayamos atrás. La artista viene de un linaje potentado tipo los Botín japos, y sus padres la trataron siempre con suma frialdad y chasco, lo que le marcó. Tampoco conectaba, en general, con la gente. Y desde este rascacielos de soledad nació una artista pionera y revolucionaria en arte conceptual, cine (‘Culos’) y música con sus vocalizaciones extremas entre el suspiro y la arcada. Asociada a los Fluxus de John Cage, La Monte Young y Maciunas, le costó que la valoraran por mujer. Su performance ‘Pieza corte’ desnudaba la violencia machista inconsciente. Ella sentada en el escenario, y el público le iba cortando en trocitos el vestido bajo su propio arbitrio hasta el violento desnudo, simulación de atacarla, etc. Y cuando por fin hizo una exposición propia, un día antes apareció Lennon. Y mordió una obra. Sí, una manzana que se debería ir pudriendo, reflejo del ciclo de la vida. A ella le fascinó su osadía. Y a partir de ahí se fueron conociendo hasta convertirse en pareja (la más famosa del planeta). Ella no rompió los Beatles, por más que diera por saco en el estudio su presencia. Pero era Lennon quien la necesitaba ahí. El biógrafo sostiene que, al revés, esto permitió dos discos más de los Beatles porque Lennon no hubiera aguantado sin ella. Y él le brindó, a una incomprendida mayor, un amor, comprensión y admiración profunda. Una artista de vanguardia genial, tan cursi como siniestra, que siempre será opacada por el rockero asesinado. Una opacación propiciada, pues ‘Imagine’ fue cosa de ambos. Él se la quedó y te lo cuenta: «No fui lo suficiente hombre para acreditarla. Fui lo bastante egoísta y desconsiderado como para aprovecharme de su ayuda y no reconocerlo públicamente». A la BBC le dijo: «Si hubiese sido con Bowie, hubiera puesto Lennon-Bowie. Pero cuando compusimos ‘Imagine’ solo puse ‘Lennon’ porque Yoko era mi mujer, y a las mujeres no se les incluye en los créditos, ¿no?».
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de cultura