Autoría: Jordi Casanovas. Dirección: Miguel del Arco. Reparto: Quim Àvila, Artur Busquets, Ángela Cervantes, Francesc Cuéllar, Carlos Cuevas y David Menéndez. Nave 10 (Matadero), Madrid. Hasta el 24 de noviembre.
]]> El creador canadiense llega a Madrid con una «maratón» de siete horas en la que repasa las «epidemias» que asolaron el siglo XX, como la bomba de Hiroshima o la crisis del sida
Autoría: Jordi Casanovas. Dirección: Miguel del Arco. Reparto: Quim Àvila, Artur Busquets, Ángela Cervantes, Francesc Cuéllar, Carlos Cuevas y David Menéndez. Nave 10 (Matadero), Madrid. Hasta el 24 de noviembre.
Es poco frecuente, por no decir rarísimo, que un director de teatro quiera volver a montar, tan solo cinco años después y con un elenco completamente diferente, una obra que mantiene aún frescos en la memoria del público los aplausos, los premios y las críticas elogiosas que generó en su primer estreno. Cualquiera puede pensar que no ha pasado el tiempo suficiente para que el texto de ‘Jauría’ necesite una revisión literaria o un enfoque diferente en su lenguaje puramente escénico. Asegura Miguel del Arco que él sí ha sentido como director esa necesidad de introducir algunos pequeños cambios que tienen que ver con la distancia que ahora podemos tomar a la hora de reflexionar sobre unos hechos, los del mediático juicio a La Manada por violación, que estaban demasiado recientes cuando la obra vio por primera vez la luz.
No obstante, sin poner en duda que esos cambios estén presentes en la nueva propuesta, deben de ser tan sutiles que dudo que ningún espectador llegue a advertirlos por sí mismo. Yo, desde luego, no fui capaz. No solo me parece exacta la función en su contenido, brillante, profundo y demoledor en la dramaturgia que Jordi Casanovas hizo a partir de la transcripción de los testimonios reales durante el juicio, sino también en la inteligente y excepcionalmente creativa manera en que Del Arco vuelve a poner en escena ese contenido, aportando al texto numerosas capas de significación mediante el movimiento, la corporeidad de los personajes e incluso la mera posición que ocupan en el espacio. En este nuevo espectáculo, que transcurre, igual que el anterior, a un ritmo tan encarnizado como el de los tristes acontecimientos que se evocan y se recrean, también sigue estando presente el poético y revelador modo de colectivizar y uniformar a los acusados en sus conductas –de ahí el acertado título de ‘Jauría’–, sin que eso impida mantener la individualidad de sus caracteres.
La única diferencia perceptible entre ambos montajes estriba en el reparto, que no es del todo tan feliz en esta ocasión a pesar de su intachable corrección.
- Lo mejor: La forma en que el director añade belleza y significado al texto con el movimiento y el lenguaje corporal.
- Lo peor: Aunque es una obra muy coral, hay momentos de gran intensidad que permitían un mayor lucimiento individual en las interpretaciones.
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