Hace 20 años, cuando el tenor Javier Camarena (Xalapa, Veracruz, 1976) estaba por hacer su debut en el Palacio de Bellas Artes para empezar a construir su carrera en el mundo de la ópera, su afición era ver videos de Plácido Domingo, Luciano Pavarotti o Alfredo Kraus. Estas leyendas del canto lírico fueron sus faros para establecerse él mismo, dos décadas más tarde, como una de las luces que guían a las nuevas generaciones. “Cada vez estoy en más producciones en las que llegan los jóvenes a decirme que crecieron viendo mis videos”, repasa con orgullo como uno de los grandes hitos de su trayectoria. Debido a su apretada agenda, Camarena atiende la entrevista por videoconferencia desde un hotel en Querétaro, donde ha arrancado una serie de conciertos por varias ciudades de México para festejar con su público las 20 primaveras que le han visto encumbrarse como una de las voces masculinas más demandadas y aplaudidas de la ópera mundial en la actualidad.
Esta última no es una apreciación subjetiva. En 2021, Camarena fue elegido como el mejor cantante masculino en los International Opera Awards (Premios Internacionales de la Ópera), que son el equivalente a los Oscar para su gremio. Con la pandemia de por medio, los galardones de aquel año reconocieron los logros de 2019, una temporada en la que el tenor mexicano se enfocó en conquistar los teatros más importantes del mundo. “Fue cuando hice las funciones de La hija del regimiento que quedaron grabadas en la historia del Met [Ópera de Nueva York], con ese bis y ese confeti dorado que se tiró desde los palcos y que fue precioso”, recuerda conmovido. Su paso arrollador también dejó huella en el Covent Garden, en Londres, y en el Teatro Real de Madrid, con su debut en la obra El pirata. Todos estos escenarios de talla mundial, acostumbrados a ver pasar por sus tarimas a los mayores talentos y las producciones más ambiciosas del género, llenaron de ovaciones y bises —la excepcional repetición de una escena a petición del público— a Camarena en 2019 y le consagraron como una de las nuevas leyendas de la ópera.
Pero lo más llamativo de su currículum es que, a pesar de haber recibido las máximas glorias de la ópera antes de haber cumplido los 50 años de edad, todavía mantiene el entusiasmo y los pies en la tierra. Desde fuera, podría parecer que todo el éxito que cosechó en la temporada 2019 solamente le llenó de alegrías; sin embargo, lo cierto es que Camarena también lo recuerda como un “período duro”, que le provocó un “burnout bastante, bastante fuerte”. “Participar en una producción de ópera implica, prácticamente, dos meses de trabajo. Si estás haciendo cuatro o cinco obras, ya se te fue un año”, explica. En otras palabras, un año lejos de casa y de la familia. Para remediarlo y poder mantener esa “gran pasión” que aún siente por su trabajo, ahora le da prioridad en su agenda a tomarse “dos meses prácticamente dedicados al descanso” y a estar con los suyos.
La segunda de sus victorias en estos 20 años de trayectoria ha sido su forma de gestionar los reconocimientos. En todas sus entrevistas, el tenor jalapeño insiste siempre con que su motivación “nunca ha sido la de recibir premios”. Más bien, cuando repasa todas las cosas positivas que le ha traído su carrera, hace lugar antes que nada para agradecer el apoyo de su familia, sus maestros y sus compañeros. Nombres como la soprano Rebeca Olvera, el director Enrique Patrón de Rueda, la mezzosoprano Cecilia Bartoli y los directores de orquesta Zubin Mehta y Claudio Abbado son algunos de los que salen rápidamente de su boca. También recuerda con cariño los personajes que le llevaron a la fama, especialmente el de Tonio, en La hija del regimiento —que ya no piensa volver a cantar—, y el de Arturo, en Los puritanos de Escocia. “Es un honor tener un legado dentro de la historia de la ópera”, resume, más con humildad que como un elogio a sí mismo.
Radicado en Europa desde finales de 2006 —primero en Suiza y, recientemente, en España—, Camarena pasa la mayor parte del año trabajando en producciones en los teatros más icónicos de Estados Unidos y del viejo continente. Aun así, no hay temporada que deje pasar sin hacerse el espacio para dar conciertos en México. “Amo a mi país y amo a mi público [mexicano]”, defiende, “y ha sido un vínculo que he procurado cuidar y mantener todos estos años dentro de mi agenda”. En un sentido más romántico y obedeciendo al alma bohemia que siempre ha reconocido en sí mismo, explica este sentimiento con una canción: “Mi relación con México es como en el bolero El tiempo que te quede libre, dedícalo a mí”.
Esta primera gira del año por el país también le servirá para presentar en vivo algunas de las canciones de su disco solista Sogno: Tosti Songs (2024). El álbum forma parte de una serie que Camarena ha dedicado a recuperar la obra de compositores y cantantes clásicos, y que cuenta hasta ahora con tres trabajos: uno, enfocado en Gaetano Donizetti (Signor Gaetano, 2022), el escritor de óperas de la tradición del bel canto que más alegrías le han traído al tenor mexicano, y otro en el español Manuel García (Contrabandista, 2018), “un personaje totalmente desconocido, pero que fue tan importante para la historia de la ópera”, afirma. Ambas grabaciones, por cierto, fueron nominadas en sus respectivos años a los International Opera Awards.
Ahora, este tercer volumen de la colección se centra en las canciones del italiano Francesco Paolo Tosti, a quien Camarena busca revalorizar entre el público que le ha encasillado como un compositor de segunda línea. “[A Tosti] se le atribuyen un puñado de canciones que, dicen los melómanos, son de pilón o de encore, y siento que él hizo un trabajo impresionante y muy interesante del que se conoce poco”. Estas piezas, junto con una selección de zarzuelas, canciones de cámara y un poco del repertorio de Italia y México, conforman el programa de su pequeña gira por el país, que culminó con un concierto en el Palacio de Bellas Artes, el 13 de abril.
El codiciado solista veracruzano visita México para festejar sus dos décadas de trayectoria con una serie de conciertos en diferentes ciudades
Hace 20 años, cuando el tenor Javier Camarena (Xalapa, Veracruz, 1976) estaba por hacer su debut en el Palacio de Bellas Artes para empezar a construir su carrera en el mundo de la ópera, su afición era ver videos de Plácido Domingo, Luciano Pavarotti o Alfredo Kraus. Estas leyendas del canto lírico fueron sus faros para establecerse él mismo, dos décadas más tarde, como una de las luces que guían a las nuevas generaciones. “Cada vez estoy en más producciones en las que llegan los jóvenes a decirme que crecieron viendo mis videos”, repasa con orgullo como uno de los grandes hitos de su trayectoria. Debido a su apretada agenda, Camarena atiende la entrevista por videoconferencia desde un hotel en Querétaro, donde ha arrancado una serie de conciertos por varias ciudades de México para festejar con su público las 20 primaveras que le han visto encumbrarse como una de las voces masculinas más demandadas y aplaudidas de la ópera mundial en la actualidad.
Esta última no es una apreciación subjetiva. En 2021, Camarena fue elegido como el mejor cantante masculino en los International Opera Awards (Premios Internacionales de la Ópera), que son el equivalente a los Oscar para su gremio. Con la pandemia de por medio, los galardones de aquel año reconocieron los logros de 2019, una temporada en la que el tenor mexicano se enfocó en conquistar los teatros más importantes del mundo. “Fue cuando hice las funciones de La hija del regimiento que quedaron grabadas en la historia del Met [Ópera de Nueva York], con ese bis y ese confeti dorado que se tiró desde los palcos y que fue precioso”, recuerda conmovido. Su paso arrollador también dejó huella en el Covent Garden, en Londres, y en el Teatro Real de Madrid, con su debut en la obra El pirata. Todos estos escenarios de talla mundial, acostumbrados a ver pasar por sus tarimas a los mayores talentos y las producciones más ambiciosas del género, llenaron de ovaciones y bises —la excepcional repetición de una escena a petición del público— a Camarena en 2019 y le consagraron como una de las nuevas leyendas de la ópera.
Pero lo más llamativo de su currículum es que, a pesar de haber recibido las máximas glorias de la ópera antes de haber cumplido los 50 años de edad, todavía mantiene el entusiasmo y los pies en la tierra. Desde fuera, podría parecer que todo el éxito que cosechó en la temporada 2019 solamente le llenó de alegrías; sin embargo, lo cierto es que Camarena también lo recuerda como un “período duro”, que le provocó un “burnout bastante, bastante fuerte”. “Participar en una producción de ópera implica, prácticamente, dos meses de trabajo. Si estás haciendo cuatro o cinco obras, ya se te fue un año”, explica. En otras palabras, un año lejos de casa y de la familia. Para remediarlo y poder mantener esa “gran pasión” que aún siente por su trabajo, ahora le da prioridad en su agenda a tomarse “dos meses prácticamente dedicados al descanso” y a estar con los suyos.
La segunda de sus victorias en estos 20 años de trayectoria ha sido su forma de gestionar los reconocimientos. En todas sus entrevistas, el tenor jalapeño insiste siempre con que su motivación “nunca ha sido la de recibir premios”. Más bien, cuando repasa todas las cosas positivas que le ha traído su carrera, hace lugar antes que nada para agradecer el apoyo de su familia, sus maestros y sus compañeros. Nombres como la soprano Rebeca Olvera, el director Enrique Patrón de Rueda, la mezzosoprano Cecilia Bartoli y los directores de orquesta Zubin Mehta y Claudio Abbado son algunos de los que salen rápidamente de su boca. También recuerda con cariño los personajes que le llevaron a la fama, especialmente el de Tonio, en La hija del regimiento —que ya no piensa volver a cantar—, y el de Arturo, en Los puritanos de Escocia. “Es un honor tener un legado dentro de la historia de la ópera”, resume, más con humildad que como un elogio a sí mismo.
Radicado en Europa desde finales de 2006 —primero en Suiza y, recientemente, en España—, Camarena pasa la mayor parte del año trabajando en producciones en los teatros más icónicos de Estados Unidos y del viejo continente. Aun así, no hay temporada que deje pasar sin hacerse el espacio para dar conciertos en México. “Amo a mi país y amo a mi público [mexicano]”, defiende, “y ha sido un vínculo que he procurado cuidar y mantener todos estos años dentro de mi agenda”. En un sentido más romántico y obedeciendo al alma bohemia que siempre ha reconocido en sí mismo, explica este sentimiento con una canción: “Mi relación con México es como en el bolero El tiempo que te quede libre, dedícalo a mí”.

Esta primera gira del año por el país también le servirá para presentar en vivo algunas de las canciones de su disco solista Sogno: Tosti Songs (2024). El álbum forma parte de una serie que Camarena ha dedicado a recuperar la obra de compositores y cantantes clásicos, y que cuenta hasta ahora con tres trabajos: uno, enfocado en Gaetano Donizetti (Signor Gaetano, 2022), el escritor de óperas de la tradición del bel canto que más alegrías le han traído al tenor mexicano, y otro en el español Manuel García (Contrabandista, 2018), “un personaje totalmente desconocido, pero que fue tan importante para la historia de la ópera”, afirma. Ambas grabaciones, por cierto, fueron nominadas en sus respectivos años a los International Opera Awards.
Ahora, este tercer volumen de la colección se centra en las canciones del italiano Francesco Paolo Tosti, a quien Camarena busca revalorizar entre el público que le ha encasillado como un compositor de segunda línea. “[A Tosti] se le atribuyen un puñado de canciones que, dicen los melómanos, son de pilón o de encore, y siento que él hizo un trabajo impresionante y muy interesante del que se conoce poco”. Estas piezas, junto con una selección de zarzuelas, canciones de cámara y un poco del repertorio de Italia y México, conforman el programa de su pequeña gira por el país, que culminó con un concierto en el Palacio de Bellas Artes, el 13 de abril.
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