La Historia y la Literatura han recorrido caminos divergentes. «Los historiadores deberían leer más novelas y las novelas pueden ayudar a los historiadores a escribir mejor», advierte Jordi Canal . Los historiadores españoles y latinoamericanos, recalca, «escriben normalmente bastante mal, aunque ya no vivamos por fortuna, a principios del siglo XXI, en épocas de feísmo extremo y total dejadez estilística». La vieja máxima de que las novelas «no velas» presidió el frontispicio de escuelas historiográficas como la marxista: se priorizaban los guarismos económicos sobre las letras bien encadenadas. Tampoco las obras literarias que aportaban imágenes de la memoria colectiva a los hechos históricos interesaban mucho. «Más que una ciencia, la Historia es una disciplina que debería ocuparse más de los individuos. Se ha hablado mucho de clases sociales, pero no de individuos. El boticario Homais de ‘Madame Bovary’ es un personaje, pero gracias a esa creación literaria de Flaubert pueden entender con más claridad la Francia de provincias. Una Historia más humana es una mejor Historia», asegura Canal.«Una novela puede iluminar más adecuadamente, en ocasiones, un aspecto del pasado que cien documentos», añade. El autor de ‘Contar España’ (Ladera Norte) comparte el consejo que Carlo Ginzburg dirigió a historiadores, estudiantes y lectores interesados en la Historia: «Leer novelas, muchas novelas». Y no se refería a la «novela histórica», señala Canal: «La novela está también hecha de tiempo. Las denominadas novelas históricas resultan, casi siempre, las menos interesantes para el historiador lector de novelas».’Contar España’ Autor Jordi Canal Editorial Ladera Norte Precio 19,90 euros Número de páginas 224El historiador y profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París recorre la historia contemporánea de España en doce novelas. En los ‘Episodios Nacionales’ de Benito Pérez Galdós se halla la crónica del tumultuoso XIX español. Canal ha escogido ‘El 19 de marzo y el 2 de mayo’ (1873): «Es uno de los episodios más interesantes de la primera serie… El año 1808 es el origen de la España contemporánea y la nación española». ‘Paz en la guerra’, publicada por Miguel de Unamuno en 1897, nos acerca a las tres guerras civiles de liberales y carlistas que asolaron la España decimonónica. Autor de estudios sobre el carlismo, Canal lo escogió «porque es el libro que más me ayudó a entenderlo».Si el carlismo impugnaba la sociedad urbana e industrial, el caciquismo rural transpira en ‘Los pazos de Ulloa’ (1886) de Emilia Pardo Bazán : «La escritora gallega encarna un feminismo muy interesante. La España de finales del siglo XIX era un país inacabado, como también lo eran Francia e Italia: un Estado-nación no se puede hacer de un día para otro», observa Canal. La España del Antiguo Régimen queda retratada por el padre Luis Coloma en ‘Pequeñeces’ (1891): «Es una novela que ya nadie lee, pero en su época fue un ‘bestseller’ de la literatura católica. La recupero porque no es una mala novela y por la mirada del autor sobre la alta sociedad de principios de la Restauración». Historiador «Más que una ciencia, la Historia es una disciplina que debería ocuparse más de los individuos»El mundo obrero y el anarquismo cotejan pensamiento y dinamita en la trilogía de Pío Baroja ‘La lucha por la vida’ con ‘La busca’, ‘Mala hierba’ y ‘Aurora roja’ (1904). Canal subraya esta última por su paralelismo con novelas de aquel momento como ‘El agente secreto’ de Joseph Conrad’ o ‘El hombre que fue Jueves’ de Chesterton: «Baroja explica muy bien la tendencia a la violencia del anarquismo mediante lo que se llamó la propaganda por el hecho». La pesadilla de la guerra marroquí está en ‘Imán’ (1930) de Ramón J. Sender . «Su experiencia norteafricana se encuentra en la base de la novela. Es el Desastre de Annual visto por un soldado, el aragonés Viance. Proviene del mundo rural y vive una experiencia terrible en un lugar que no conoce». Aunque Sender es un escritor desigual, matiza Canal, ha dejado títulos tan inolvidables como útiles para la Historia: además de ‘Imán’, el ‘Réquiem por un campesino español’ o ‘La aventura equinoccial de Lope de Aguirre’. Los años republicanos inspiran ‘Los cipreses creen en Dios’ (1953) de José María Gironella . Para evitar un canon presentista, Canal recupera esta novela. «Fue una de las más vendidas de la historia, pero, al igual que sucede con ‘Pequeñeces’, cayó en el olvido. En el canon de la Guerra Civil se impuso más la visión republicana de izquierdas. La virtud de Gironella es que no contentó a ninguno de los dos bandos. Su defecto, cierta pobreza literaria que no menoscaba su capacidad narrativa», acota Canal.Revisitar novelas «’Patria’ cambió la visión sobre las víctimas, las grandes olvidadas en los largos años del terrorismo etarra»Gironella comenzó a escribir sus ‘cipreses’ después de leer un texto de Max Aub , recuerda Canal. Su ‘Campo francés’ es la novela del exilio republicano. «Todos los personajes, menos los protagonistas, son reales», informa Aub en la nota introductoria: «Es un autor fascinante; en esta obra conjuga novela y guion cinematográfico para plasmar con descripciones muy visuales el momento en que los derrotados atraviesan la frontera». Para comprender los años del franquismo Canal propone ‘Veinte años y un día’ (2003) de Jorge Semprún . La acción transcurre en 1956 con una mirada retrospectiva a 1936. «Semprún es uno de mis autores predilectos; en esta novela refleja los ambientes del franquismo y el antifranquismo».’Anatomía de un instante’ (2009) de Javier Cercas ha quedado como la gran novela del 23-F: «Los historiadores discuten si es un buen libro de historia, los periodistas si es un reportaje y los novelistas si es una novela. Para mí es la Transición revisitada a partir de personajes concretos. El impacto fue tal cuando la leí que me la acabé en un fin de semana», apunta Canal.’Crematorio’ (2007) de Rafael Chirbes se relaciona con el boom inmobiliario y sus corrupciones, pero Canal amplía la lectura: «Además de eso, es la historia de una generación frustrada de izquierda y extrema izquierda que esperaba que tras el franquismo llegara la revolución. Eso no ocurrió; unos se acomodaron en los Transición y otros, como Chirbes, fueron unos inadaptados», afirma.Fernando Aramburu y su monumental ‘Patria’ (2026) cierran el canon de novelas que cuentan España. «Fue un fenómeno literario y social que cambió la visión sobre las víctimas, las grandes olvidadas en los largos años del terrorismo etarra», explica Canal. Antes, Aramburu había dado el primer paso con ‘Los peces de la amargura’: «’Patria’ es como aquel libro de relatos, orientado a un público más amplio», concluye el historiador. Y ahora, a leer más novelas para seguir contando España. La Historia y la Literatura han recorrido caminos divergentes. «Los historiadores deberían leer más novelas y las novelas pueden ayudar a los historiadores a escribir mejor», advierte Jordi Canal . Los historiadores españoles y latinoamericanos, recalca, «escriben normalmente bastante mal, aunque ya no vivamos por fortuna, a principios del siglo XXI, en épocas de feísmo extremo y total dejadez estilística». La vieja máxima de que las novelas «no velas» presidió el frontispicio de escuelas historiográficas como la marxista: se priorizaban los guarismos económicos sobre las letras bien encadenadas. Tampoco las obras literarias que aportaban imágenes de la memoria colectiva a los hechos históricos interesaban mucho. «Más que una ciencia, la Historia es una disciplina que debería ocuparse más de los individuos. Se ha hablado mucho de clases sociales, pero no de individuos. El boticario Homais de ‘Madame Bovary’ es un personaje, pero gracias a esa creación literaria de Flaubert pueden entender con más claridad la Francia de provincias. Una Historia más humana es una mejor Historia», asegura Canal.«Una novela puede iluminar más adecuadamente, en ocasiones, un aspecto del pasado que cien documentos», añade. El autor de ‘Contar España’ (Ladera Norte) comparte el consejo que Carlo Ginzburg dirigió a historiadores, estudiantes y lectores interesados en la Historia: «Leer novelas, muchas novelas». Y no se refería a la «novela histórica», señala Canal: «La novela está también hecha de tiempo. Las denominadas novelas históricas resultan, casi siempre, las menos interesantes para el historiador lector de novelas».’Contar España’ Autor Jordi Canal Editorial Ladera Norte Precio 19,90 euros Número de páginas 224El historiador y profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París recorre la historia contemporánea de España en doce novelas. En los ‘Episodios Nacionales’ de Benito Pérez Galdós se halla la crónica del tumultuoso XIX español. Canal ha escogido ‘El 19 de marzo y el 2 de mayo’ (1873): «Es uno de los episodios más interesantes de la primera serie… El año 1808 es el origen de la España contemporánea y la nación española». ‘Paz en la guerra’, publicada por Miguel de Unamuno en 1897, nos acerca a las tres guerras civiles de liberales y carlistas que asolaron la España decimonónica. Autor de estudios sobre el carlismo, Canal lo escogió «porque es el libro que más me ayudó a entenderlo».Si el carlismo impugnaba la sociedad urbana e industrial, el caciquismo rural transpira en ‘Los pazos de Ulloa’ (1886) de Emilia Pardo Bazán : «La escritora gallega encarna un feminismo muy interesante. La España de finales del siglo XIX era un país inacabado, como también lo eran Francia e Italia: un Estado-nación no se puede hacer de un día para otro», observa Canal. La España del Antiguo Régimen queda retratada por el padre Luis Coloma en ‘Pequeñeces’ (1891): «Es una novela que ya nadie lee, pero en su época fue un ‘bestseller’ de la literatura católica. La recupero porque no es una mala novela y por la mirada del autor sobre la alta sociedad de principios de la Restauración». Historiador «Más que una ciencia, la Historia es una disciplina que debería ocuparse más de los individuos»El mundo obrero y el anarquismo cotejan pensamiento y dinamita en la trilogía de Pío Baroja ‘La lucha por la vida’ con ‘La busca’, ‘Mala hierba’ y ‘Aurora roja’ (1904). Canal subraya esta última por su paralelismo con novelas de aquel momento como ‘El agente secreto’ de Joseph Conrad’ o ‘El hombre que fue Jueves’ de Chesterton: «Baroja explica muy bien la tendencia a la violencia del anarquismo mediante lo que se llamó la propaganda por el hecho». La pesadilla de la guerra marroquí está en ‘Imán’ (1930) de Ramón J. Sender . «Su experiencia norteafricana se encuentra en la base de la novela. Es el Desastre de Annual visto por un soldado, el aragonés Viance. Proviene del mundo rural y vive una experiencia terrible en un lugar que no conoce». Aunque Sender es un escritor desigual, matiza Canal, ha dejado títulos tan inolvidables como útiles para la Historia: además de ‘Imán’, el ‘Réquiem por un campesino español’ o ‘La aventura equinoccial de Lope de Aguirre’. Los años republicanos inspiran ‘Los cipreses creen en Dios’ (1953) de José María Gironella . Para evitar un canon presentista, Canal recupera esta novela. «Fue una de las más vendidas de la historia, pero, al igual que sucede con ‘Pequeñeces’, cayó en el olvido. En el canon de la Guerra Civil se impuso más la visión republicana de izquierdas. La virtud de Gironella es que no contentó a ninguno de los dos bandos. Su defecto, cierta pobreza literaria que no menoscaba su capacidad narrativa», acota Canal.Revisitar novelas «’Patria’ cambió la visión sobre las víctimas, las grandes olvidadas en los largos años del terrorismo etarra»Gironella comenzó a escribir sus ‘cipreses’ después de leer un texto de Max Aub , recuerda Canal. Su ‘Campo francés’ es la novela del exilio republicano. «Todos los personajes, menos los protagonistas, son reales», informa Aub en la nota introductoria: «Es un autor fascinante; en esta obra conjuga novela y guion cinematográfico para plasmar con descripciones muy visuales el momento en que los derrotados atraviesan la frontera». Para comprender los años del franquismo Canal propone ‘Veinte años y un día’ (2003) de Jorge Semprún . La acción transcurre en 1956 con una mirada retrospectiva a 1936. «Semprún es uno de mis autores predilectos; en esta novela refleja los ambientes del franquismo y el antifranquismo».’Anatomía de un instante’ (2009) de Javier Cercas ha quedado como la gran novela del 23-F: «Los historiadores discuten si es un buen libro de historia, los periodistas si es un reportaje y los novelistas si es una novela. Para mí es la Transición revisitada a partir de personajes concretos. El impacto fue tal cuando la leí que me la acabé en un fin de semana», apunta Canal.’Crematorio’ (2007) de Rafael Chirbes se relaciona con el boom inmobiliario y sus corrupciones, pero Canal amplía la lectura: «Además de eso, es la historia de una generación frustrada de izquierda y extrema izquierda que esperaba que tras el franquismo llegara la revolución. Eso no ocurrió; unos se acomodaron en los Transición y otros, como Chirbes, fueron unos inadaptados», afirma.Fernando Aramburu y su monumental ‘Patria’ (2026) cierran el canon de novelas que cuentan España. «Fue un fenómeno literario y social que cambió la visión sobre las víctimas, las grandes olvidadas en los largos años del terrorismo etarra», explica Canal. Antes, Aramburu había dado el primer paso con ‘Los peces de la amargura’: «’Patria’ es como aquel libro de relatos, orientado a un público más amplio», concluye el historiador. Y ahora, a leer más novelas para seguir contando España. La Historia y la Literatura han recorrido caminos divergentes. «Los historiadores deberían leer más novelas y las novelas pueden ayudar a los historiadores a escribir mejor», advierte Jordi Canal . Los historiadores españoles y latinoamericanos, recalca, «escriben normalmente bastante mal, aunque ya no vivamos por fortuna, a principios del siglo XXI, en épocas de feísmo extremo y total dejadez estilística». La vieja máxima de que las novelas «no velas» presidió el frontispicio de escuelas historiográficas como la marxista: se priorizaban los guarismos económicos sobre las letras bien encadenadas. Tampoco las obras literarias que aportaban imágenes de la memoria colectiva a los hechos históricos interesaban mucho. «Más que una ciencia, la Historia es una disciplina que debería ocuparse más de los individuos. Se ha hablado mucho de clases sociales, pero no de individuos. El boticario Homais de ‘Madame Bovary’ es un personaje, pero gracias a esa creación literaria de Flaubert pueden entender con más claridad la Francia de provincias. Una Historia más humana es una mejor Historia», asegura Canal.«Una novela puede iluminar más adecuadamente, en ocasiones, un aspecto del pasado que cien documentos», añade. El autor de ‘Contar España’ (Ladera Norte) comparte el consejo que Carlo Ginzburg dirigió a historiadores, estudiantes y lectores interesados en la Historia: «Leer novelas, muchas novelas». Y no se refería a la «novela histórica», señala Canal: «La novela está también hecha de tiempo. Las denominadas novelas históricas resultan, casi siempre, las menos interesantes para el historiador lector de novelas».’Contar España’ Autor Jordi Canal Editorial Ladera Norte Precio 19,90 euros Número de páginas 224El historiador y profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París recorre la historia contemporánea de España en doce novelas. En los ‘Episodios Nacionales’ de Benito Pérez Galdós se halla la crónica del tumultuoso XIX español. Canal ha escogido ‘El 19 de marzo y el 2 de mayo’ (1873): «Es uno de los episodios más interesantes de la primera serie… El año 1808 es el origen de la España contemporánea y la nación española». ‘Paz en la guerra’, publicada por Miguel de Unamuno en 1897, nos acerca a las tres guerras civiles de liberales y carlistas que asolaron la España decimonónica. Autor de estudios sobre el carlismo, Canal lo escogió «porque es el libro que más me ayudó a entenderlo».Si el carlismo impugnaba la sociedad urbana e industrial, el caciquismo rural transpira en ‘Los pazos de Ulloa’ (1886) de Emilia Pardo Bazán : «La escritora gallega encarna un feminismo muy interesante. La España de finales del siglo XIX era un país inacabado, como también lo eran Francia e Italia: un Estado-nación no se puede hacer de un día para otro», observa Canal. La España del Antiguo Régimen queda retratada por el padre Luis Coloma en ‘Pequeñeces’ (1891): «Es una novela que ya nadie lee, pero en su época fue un ‘bestseller’ de la literatura católica. La recupero porque no es una mala novela y por la mirada del autor sobre la alta sociedad de principios de la Restauración». Historiador «Más que una ciencia, la Historia es una disciplina que debería ocuparse más de los individuos»El mundo obrero y el anarquismo cotejan pensamiento y dinamita en la trilogía de Pío Baroja ‘La lucha por la vida’ con ‘La busca’, ‘Mala hierba’ y ‘Aurora roja’ (1904). Canal subraya esta última por su paralelismo con novelas de aquel momento como ‘El agente secreto’ de Joseph Conrad’ o ‘El hombre que fue Jueves’ de Chesterton: «Baroja explica muy bien la tendencia a la violencia del anarquismo mediante lo que se llamó la propaganda por el hecho». La pesadilla de la guerra marroquí está en ‘Imán’ (1930) de Ramón J. Sender . «Su experiencia norteafricana se encuentra en la base de la novela. Es el Desastre de Annual visto por un soldado, el aragonés Viance. Proviene del mundo rural y vive una experiencia terrible en un lugar que no conoce». Aunque Sender es un escritor desigual, matiza Canal, ha dejado títulos tan inolvidables como útiles para la Historia: además de ‘Imán’, el ‘Réquiem por un campesino español’ o ‘La aventura equinoccial de Lope de Aguirre’. Los años republicanos inspiran ‘Los cipreses creen en Dios’ (1953) de José María Gironella . Para evitar un canon presentista, Canal recupera esta novela. «Fue una de las más vendidas de la historia, pero, al igual que sucede con ‘Pequeñeces’, cayó en el olvido. En el canon de la Guerra Civil se impuso más la visión republicana de izquierdas. La virtud de Gironella es que no contentó a ninguno de los dos bandos. Su defecto, cierta pobreza literaria que no menoscaba su capacidad narrativa», acota Canal.Revisitar novelas «’Patria’ cambió la visión sobre las víctimas, las grandes olvidadas en los largos años del terrorismo etarra»Gironella comenzó a escribir sus ‘cipreses’ después de leer un texto de Max Aub , recuerda Canal. Su ‘Campo francés’ es la novela del exilio republicano. «Todos los personajes, menos los protagonistas, son reales», informa Aub en la nota introductoria: «Es un autor fascinante; en esta obra conjuga novela y guion cinematográfico para plasmar con descripciones muy visuales el momento en que los derrotados atraviesan la frontera». Para comprender los años del franquismo Canal propone ‘Veinte años y un día’ (2003) de Jorge Semprún . La acción transcurre en 1956 con una mirada retrospectiva a 1936. «Semprún es uno de mis autores predilectos; en esta novela refleja los ambientes del franquismo y el antifranquismo».’Anatomía de un instante’ (2009) de Javier Cercas ha quedado como la gran novela del 23-F: «Los historiadores discuten si es un buen libro de historia, los periodistas si es un reportaje y los novelistas si es una novela. Para mí es la Transición revisitada a partir de personajes concretos. El impacto fue tal cuando la leí que me la acabé en un fin de semana», apunta Canal.’Crematorio’ (2007) de Rafael Chirbes se relaciona con el boom inmobiliario y sus corrupciones, pero Canal amplía la lectura: «Además de eso, es la historia de una generación frustrada de izquierda y extrema izquierda que esperaba que tras el franquismo llegara la revolución. Eso no ocurrió; unos se acomodaron en los Transición y otros, como Chirbes, fueron unos inadaptados», afirma.Fernando Aramburu y su monumental ‘Patria’ (2026) cierran el canon de novelas que cuentan España. «Fue un fenómeno literario y social que cambió la visión sobre las víctimas, las grandes olvidadas en los largos años del terrorismo etarra», explica Canal. Antes, Aramburu había dado el primer paso con ‘Los peces de la amargura’: «’Patria’ es como aquel libro de relatos, orientado a un público más amplio», concluye el historiador. Y ahora, a leer más novelas para seguir contando España. RSS de noticias de cultura