Está de dulce el hombre tarta, de tantas felicitaciones que lleva últimamente. José F. Peláez , el ‘Señor Jose’ para la Gladys de su columna condecorada, ganó el año pasado el premio Joaquín Romero Murube y ahora acaba de llevarse el premio de Periodismo David Gistau . «Una maravilla, imagínate. Me siento en Real Madrid ganando Copas de Europa y Ligas, haciendo dobletes. De hecho, el Romero Murube fue el primer premio que he ganado en mi vida. O sea, no literario, en general. Yo nunca he ganado nada, macho, no estoy acostumbrado», confiesa. Algo que también le pasó a Diego Garrocho, cuando ganó el Gistau en 2021. «Como una obra de caridad a columnistas perdidos, ya me sentí el Murakami del Gistau», replica entre risas. Su artículo triunfal se titula ‘ Un progreso de cercanía ‘, una observación humanista no «decadentista» de la tecnología, de las compras online y de adónde nos lleva todo esto si es que lo hace, claro, y con mucho surrealismo y la brisa de la risa. -Su columna recuerda a un titular de Hugh Grant reciente: «¿Sabes lo que echo de menos? Cuando no existía internet».-Sí. Lo que no quiero resultar es ni nostálgico ni decadentista, no lo soporto. Soy muy optimista, me encanta el tiempo en el que vivimos , y creo que a grandes rasgos todo va mejor. Pero eso no quiere decir que hay cosas que no han ido mejor. Y esa libertad que teníamos, el anonimato, la capacidad de perderte por una ciudad sin tener absolutamente ninguna referencia, ninguna manera de que te contactaran ni contactar, y conocer a una persona y no saber qué iba a pasar, y perderte por las calles… -Cuenta la pérdida del trato humano, del fin del comercio local… ¿Hay en su artículo anticapitalismo 2.0 o no tanto?-No creo que vaya por ahí. Reivindico la racionalidad, el sentido común y la humanidad. Tú puedes ser humano con el repartidor de Amazon también, si le tratas bien. Y puedes ser humano con la tienda de abajo. No creo que esté mejor la tienda de abajo que Amazon. Yo lo que quiero es hablarle a la gente por su nombre. Y ya está. Y no ser esclavos del móvil y de la tecnología. No quiero resultar un hombre enfadado con el mundo y que quiere volver a Trento y a la oscuridad de no sé qué y a la tienda de abajo. No quiero eso. Pero el progreso, si la tecnología se desboca, se vuelve lo contrario al progreso. Se vuelve una cosa antihumana. Todo lo que se aleje del humano no puede ser considerado progreso. Reivindico otra manera de progresar. Noticia Relacionada estandar No José F. Peláez, ganador de la V edición del premio de Periodismo David Gistau ABC El artículo ganador, ‘Un progreso de cercanía’, se publicó en ABC el 19 de noviembre de 2023- Ironiza con que la tecnología no se flipe tanto, que de los sms a los chats a los audios… y «al final vamos a inventar el teléfono». Pero los jóvenes ya no hablan por teléfono, ¿no?-Todos nos hemos construido un personaje, una especie de replicante nuestro en redes, en WhatsApp, en nuestra relación con el otro a través de pantallas, vamos a decir. Entonces, eso requiere un poco de pensar, de actuar, de pensar en el personaje. Y por eso funciona muchas veces ligar a través de Tinder. Y por eso la gente se da esos chascos. Porque todos somos brillantísimos si nos dan 5 segundos para responder. Y si nos dan 5 minutos, ni te cuento. Pero claro, cuando estás cara a cara con una chica y ve que no eres tan brillante… la vida es mucho más cruda. Y por eso a los jóvenes les da miedo mostrarse tal y como son. En el fondo tienen una presión de la leche que nosotros no hemos tenido, que es comportarse siempre en personaje. Es que no hay ningún actor que pueda hacerlo. -«Que la tecnología esté a nuestro servicio, no nosotros al suyo», escribe. Ahora llegamos a trabajar en el retrete, ¡qué progreso!-O la manera en que tenemos de viajar con el móvil delante, la ‘Lonely Planet’ y un vídeo que viste de un ‘influencer’ y ya sabes que en Sevilla el sitio típico es este, en Dublín hay que ir al Temple Bar y cuando te vayas a Nueva York la mejor hamburguesa es… A mí eso me pone muy nervioso, no poder ser yo mismo, no poder explorar el mundo con mis ojos, no poder perderme. Se ha perdido la capacidad de improvisar, que tácitamente es de ser tú mismo. Pero no es una crítica al futuro, al progreso, no va por ahí. Yo lo que quiero es levantar la mirada de la política, de Ábalos, de Koldo, etc. Estamos muy centrados en eso, como no puede ser de otro modo, pero están pasando más cosas. -En un mundo plagado de opinión, ¿qué debe tener una columna para sobresalir?-Yo no pretendo sobresalir, yo quiero ser libre. Quiero ser yo, sobre todo. Quiero trasladar mi punto de vista sabiendo que muchas veces no va a gustar. No escribo para agradar al lector de ABC. No estoy para eso. Tampoco quiero decir que escriba para desagradarle. Yo lo que no quiero ser es un rehén del lector. Porque cuando tú piensas en lo que el lector quiere leer, creo que eres un mal columnista y se nota. A mí me pagan, creo, para dar mi opinión sobre las cosas. Y mi opinión, la mía. Se requiere un punto de valentía para ser uno mismo. No quiero destacar, quiero ser yo mismo. En España la opinión está en un momento increíble pero noto miedo. Desde las reacciones en redes sociales, de los trolls, los comentarios de los lectores… Tú sabes que no puedes ir por aquí porque te van a dar. Hay que ser valientes. No solo en el contenido, también en la temática. Hay que seguir denunciando lo que está mal, pero hay que levantar la mirada y ser cronistas de nuestra época. El neocostumbrismo de mi artículo no es un género menor, me parece lo más importante. La actualidad no es solo política. La actualidad es mucho más grande que Pedro Sánchez .-¿El columnista considera competencia al tuitero? ¿Cree que la columna pueda verse como demodé?-Sin duda, y no por culpa de Twitter sino por culpa de la columna. Todos conocemos a muchos columnistas que a veces son tuiteros sin límite de espacio. Twitter es un algoritmo que prima unos temas sobre otros porque busca la polarización. Hay mucho columnista que busca tema mirando Twitter y, al final, cree que es libre, pero está hablando de lo que el algoritmo quiere que hable. Se trata de llevar el periódico a las redes, no las redes al periódico. No puede ser en ningún caso que la basura de Twitter y de otras redes se convierta en inspiración para contaminar el periódico y convertirlo en otra basurilla. Twitter no es normal. Y tiene un fin propagandístico. Sí veo que Twitter es una amenaza. Pero no por Twitter, sino por el columnista que elige temas mal.-Premio Gistau de Periodismo. ¿Se siente algo heredero de su estilo?- Yo no sé si mi estilo es parecido al de Gistau, honestamente. No lo sé. Ojalá lo fuera . A mí me interesa el punto de vista desde el que él escribe. El lugar en el mundo en el que está. Un lugar sin odio, no está enrabietado, no está de mala hostia, no escribe a la contra, no escribe para destruir, no escribe para reivindicar. Solo escribe como una extensión de su personalidad. De dar su opinión, ya está. Y de meter referencias culturales más modernas. Él hablaba de cine, de series, hablaba de cómic, de ‘Los Simpson’, de lo que fuera… ¿Tú te imaginas a los de antes hablando de ‘Los Simpson’? En vez de escribir en frac, escribir con vaqueros. Y eso me interesa mucho. Y su absoluta independencia. Yo escribo lo que creo. No escribo para agradar. Yo no soy un instrumento ni de ABC, ni de la derecha, ni de la Iglesia, ni de nadie. Está de dulce el hombre tarta, de tantas felicitaciones que lleva últimamente. José F. Peláez , el ‘Señor Jose’ para la Gladys de su columna condecorada, ganó el año pasado el premio Joaquín Romero Murube y ahora acaba de llevarse el premio de Periodismo David Gistau . «Una maravilla, imagínate. Me siento en Real Madrid ganando Copas de Europa y Ligas, haciendo dobletes. De hecho, el Romero Murube fue el primer premio que he ganado en mi vida. O sea, no literario, en general. Yo nunca he ganado nada, macho, no estoy acostumbrado», confiesa. Algo que también le pasó a Diego Garrocho, cuando ganó el Gistau en 2021. «Como una obra de caridad a columnistas perdidos, ya me sentí el Murakami del Gistau», replica entre risas. Su artículo triunfal se titula ‘ Un progreso de cercanía ‘, una observación humanista no «decadentista» de la tecnología, de las compras online y de adónde nos lleva todo esto si es que lo hace, claro, y con mucho surrealismo y la brisa de la risa. -Su columna recuerda a un titular de Hugh Grant reciente: «¿Sabes lo que echo de menos? Cuando no existía internet».-Sí. Lo que no quiero resultar es ni nostálgico ni decadentista, no lo soporto. Soy muy optimista, me encanta el tiempo en el que vivimos , y creo que a grandes rasgos todo va mejor. Pero eso no quiere decir que hay cosas que no han ido mejor. Y esa libertad que teníamos, el anonimato, la capacidad de perderte por una ciudad sin tener absolutamente ninguna referencia, ninguna manera de que te contactaran ni contactar, y conocer a una persona y no saber qué iba a pasar, y perderte por las calles… -Cuenta la pérdida del trato humano, del fin del comercio local… ¿Hay en su artículo anticapitalismo 2.0 o no tanto?-No creo que vaya por ahí. Reivindico la racionalidad, el sentido común y la humanidad. Tú puedes ser humano con el repartidor de Amazon también, si le tratas bien. Y puedes ser humano con la tienda de abajo. No creo que esté mejor la tienda de abajo que Amazon. Yo lo que quiero es hablarle a la gente por su nombre. Y ya está. Y no ser esclavos del móvil y de la tecnología. No quiero resultar un hombre enfadado con el mundo y que quiere volver a Trento y a la oscuridad de no sé qué y a la tienda de abajo. No quiero eso. Pero el progreso, si la tecnología se desboca, se vuelve lo contrario al progreso. Se vuelve una cosa antihumana. Todo lo que se aleje del humano no puede ser considerado progreso. Reivindico otra manera de progresar. Noticia Relacionada estandar No José F. Peláez, ganador de la V edición del premio de Periodismo David Gistau ABC El artículo ganador, ‘Un progreso de cercanía’, se publicó en ABC el 19 de noviembre de 2023- Ironiza con que la tecnología no se flipe tanto, que de los sms a los chats a los audios… y «al final vamos a inventar el teléfono». Pero los jóvenes ya no hablan por teléfono, ¿no?-Todos nos hemos construido un personaje, una especie de replicante nuestro en redes, en WhatsApp, en nuestra relación con el otro a través de pantallas, vamos a decir. Entonces, eso requiere un poco de pensar, de actuar, de pensar en el personaje. Y por eso funciona muchas veces ligar a través de Tinder. Y por eso la gente se da esos chascos. Porque todos somos brillantísimos si nos dan 5 segundos para responder. Y si nos dan 5 minutos, ni te cuento. Pero claro, cuando estás cara a cara con una chica y ve que no eres tan brillante… la vida es mucho más cruda. Y por eso a los jóvenes les da miedo mostrarse tal y como son. En el fondo tienen una presión de la leche que nosotros no hemos tenido, que es comportarse siempre en personaje. Es que no hay ningún actor que pueda hacerlo. -«Que la tecnología esté a nuestro servicio, no nosotros al suyo», escribe. Ahora llegamos a trabajar en el retrete, ¡qué progreso!-O la manera en que tenemos de viajar con el móvil delante, la ‘Lonely Planet’ y un vídeo que viste de un ‘influencer’ y ya sabes que en Sevilla el sitio típico es este, en Dublín hay que ir al Temple Bar y cuando te vayas a Nueva York la mejor hamburguesa es… A mí eso me pone muy nervioso, no poder ser yo mismo, no poder explorar el mundo con mis ojos, no poder perderme. Se ha perdido la capacidad de improvisar, que tácitamente es de ser tú mismo. Pero no es una crítica al futuro, al progreso, no va por ahí. Yo lo que quiero es levantar la mirada de la política, de Ábalos, de Koldo, etc. Estamos muy centrados en eso, como no puede ser de otro modo, pero están pasando más cosas. -En un mundo plagado de opinión, ¿qué debe tener una columna para sobresalir?-Yo no pretendo sobresalir, yo quiero ser libre. Quiero ser yo, sobre todo. Quiero trasladar mi punto de vista sabiendo que muchas veces no va a gustar. No escribo para agradar al lector de ABC. No estoy para eso. Tampoco quiero decir que escriba para desagradarle. Yo lo que no quiero ser es un rehén del lector. Porque cuando tú piensas en lo que el lector quiere leer, creo que eres un mal columnista y se nota. A mí me pagan, creo, para dar mi opinión sobre las cosas. Y mi opinión, la mía. Se requiere un punto de valentía para ser uno mismo. No quiero destacar, quiero ser yo mismo. En España la opinión está en un momento increíble pero noto miedo. Desde las reacciones en redes sociales, de los trolls, los comentarios de los lectores… Tú sabes que no puedes ir por aquí porque te van a dar. Hay que ser valientes. No solo en el contenido, también en la temática. Hay que seguir denunciando lo que está mal, pero hay que levantar la mirada y ser cronistas de nuestra época. El neocostumbrismo de mi artículo no es un género menor, me parece lo más importante. La actualidad no es solo política. La actualidad es mucho más grande que Pedro Sánchez .-¿El columnista considera competencia al tuitero? ¿Cree que la columna pueda verse como demodé?-Sin duda, y no por culpa de Twitter sino por culpa de la columna. Todos conocemos a muchos columnistas que a veces son tuiteros sin límite de espacio. Twitter es un algoritmo que prima unos temas sobre otros porque busca la polarización. Hay mucho columnista que busca tema mirando Twitter y, al final, cree que es libre, pero está hablando de lo que el algoritmo quiere que hable. Se trata de llevar el periódico a las redes, no las redes al periódico. No puede ser en ningún caso que la basura de Twitter y de otras redes se convierta en inspiración para contaminar el periódico y convertirlo en otra basurilla. Twitter no es normal. Y tiene un fin propagandístico. Sí veo que Twitter es una amenaza. Pero no por Twitter, sino por el columnista que elige temas mal.-Premio Gistau de Periodismo. ¿Se siente algo heredero de su estilo?- Yo no sé si mi estilo es parecido al de Gistau, honestamente. No lo sé. Ojalá lo fuera . A mí me interesa el punto de vista desde el que él escribe. El lugar en el mundo en el que está. Un lugar sin odio, no está enrabietado, no está de mala hostia, no escribe a la contra, no escribe para destruir, no escribe para reivindicar. Solo escribe como una extensión de su personalidad. De dar su opinión, ya está. Y de meter referencias culturales más modernas. Él hablaba de cine, de series, hablaba de cómic, de ‘Los Simpson’, de lo que fuera… ¿Tú te imaginas a los de antes hablando de ‘Los Simpson’? En vez de escribir en frac, escribir con vaqueros. Y eso me interesa mucho. Y su absoluta independencia. Yo escribo lo que creo. No escribo para agradar. Yo no soy un instrumento ni de ABC, ni de la derecha, ni de la Iglesia, ni de nadie.
El articulista de ABC ha sido distinguido con el premio de Periodismo David Gistau 2024
Está de dulce el hombre tarta, de tantas felicitaciones que lleva últimamente. José F. Peláez, el ‘Señor Jose’ para la Gladys de su columna condecorada, ganó el año pasado el premio Joaquín Romero Murube y ahora acaba de llevarse el premio de Periodismo …
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