Juan Echanove ha celebrado su cumpleaños (el 1 de abril) sentado en el patio de butacas del Teatro de la Zarzuela , dirigiendo los ensayos del programa doble de género chico que se estrena la semana que viene en ese escenario, y con el que se va a rendir homenaje a la mezzosoprano Ana María Iriarte , recientemente fallecida, y que grabó el papel de Mari Pepa en un registro histórico dirigido por Ataúlfo Argenta . Es la segunda vez que Echanove se pone al frente de un espectáculo lírico después de ‘Pan y toros’ de Barbieri. ‘ El bateo’, con música de Federico Chueca y libreto de Antonio Paso y Antonio Domínguez; y ‘ La revoltosa ‘, con música de Ruperto Chapí y libreto de José Luis López Silva y Carlos Fernández Shaw, son los dos títulos que suben a escena. La dirección musical es de Oliver Díaz y Lara Diloy (18 y 24 de abril). En el reparto, nombres como Berna Perles, Sofía Esparza, Gerardo Bullón, Javier Franco, José Manuel Zapata, María Rodríguez, Milagros Martín o José Julián Frontal.«Tanto ‘El bateo’ como ‘La revoltosa’ rinden culto a un barrio -dice el director-; el protagonista es fundamentalmente el barrio de Lavapiés, un barrio especial en todo momento. Siempre me planteé que hacer una reconstrucción naturalista de un sainete costumbrista, en los tiempos en que vivimos, tenía poco sentido». Su puesta en escena opta por la ‘transtemporalidad’, «un término que en el teatro me apasiona», dice. «A las tramas, a los argumentos, al ‘cuentito’, como decía Alfredo Alcón , les podríamos buscar connotaciones hoy en día: una huelga de organilleros, una mala gestión del servicio de limpiezas, un Ayuntamiento que ha descuidado el barrio… Pero a mí me parecía atractivo darle un toque ‘transtemporal’ y he querido hacer una reconstrucción del sainete, entendiéndolo como el impulso de un fenómeno modernista, que tiene más que ver con Valle-Inclán y menos con una reconstrucción televisiva de los chistes de una pareja mal avenida en una cama».Hay otros dos nombres que aparecen en el imaginario de Echanove: Luis García Berlanga y Rafael Azcona . «Y no se trata de hacer cosas berlanguianas, no hace falta para entender esa especie de ADN que tiene nuestro país -y que expresa a través de su arte-, que es reflejar los conflictos que puede tener un barrio o una ciudad».Juan Echanove tiene una cosa muy clara: «El público acude al teatro a disfrutar y, si se le propone un ejercicio de disfrute, evidentemente lo van a seguir. Otra cosa es que te salga bien, ese es el riesgo. Pero la premisa sobre la que tienes que trabajar es esa». El director ha planteado la puesta en escena de ‘El bateo’ «como una reconstrucción ‘transtemporal ‘ que se puede entender por vestuario, por escenografía, por luz… casi como en un cómic en el que se han mezclado todas las épocas». No ha quitado, añade, el costumbrismo a todos los personajes, pero sí ha tratado de que los actores huyan del estereotipo, de esa cosa «cantada y rengloneada que a mí, desde luego, no me interesa». ‘La revoltosa’ es uno de los títulos más populares del género. «Es -dice Echanove- una historia de pasiones encontradas: todo el mundo quiere tener lo que no tiene. Felipe y Mari Pepa son dos personajes bipolares que, en el fondo, quieren amar pero no saben cómo hacerlo; tienen un comportamiento pero les gustaría tener otro; les pasa a ellos y también a Atenodoro, a Cándido, al señor Candelas, a todo el mundo… Se disputan el amor de una mujer al tiempo que les hace escapar de su realidad cotidiana».La historia original se desarrolla en una corrala de vecinos madrileña, pero a Juan Echanove le venía a la cabeza la estética, de alguna manera, del neorrealismo italiano : «Noche de verano, celebración, golferío, seducción, excitación. Y creo que funciona, que tiene un aire enormemente limpio y atractivo, donde se puede lucir esa expresividad que tienen las cosas que se dicen. Todo el mundo está dispuesto a dar la vida por el amor de una mujer o por el amor de un hombre». Con un ‘joker’, añade Echanove, y es que el final es feliz. «Con lo cual hay que tender a que todo vaya escalando una cumbre de dificultades hasta una cima en la que hay un fuego de artificio que lo inunda todo».« ¡Ay, Felipe de mi alma! ¡Mari Pepa de mi vida! » El dúo entre los dos protagonistas de ‘La revoltosa’ es un fragmento que conoce «hasta la gente a la que no le gusta la zarzuela o que no ha visto nunca una zarzuela; hay algo que está inscrito ya en nuestro ADN; si tuviéramos que mandar al espacio una cápsula con la que explicar la cultura española, el dúo maravilloso de Mari Pepa y Felipe tendría que estar sin duda alguna». La principal novedad de esta puesta en escena, explica Echanove, es un terceto musical de las tres ‘rivales’ de Mari Pepa: Gorgonia, Soledad y Encarnación. «Al parecer no llegaron los arreglos para el estreno, y este fragmento se quedó en un cajón». «Se trata de un número breve, de apenas 171 compases y que interpretado no alcanzaría los tres minutos de duración -explican en el programa de mano Enrique Mejías y Juan de Udaeta . Su vínculo con ‘Las bravías’ tiene que ver en la manera en que Chapí dispone los medios musicales con el fin de caracterizar la ira y fiereza de las tres mujeres. El resultado, por supuesto, no deja de ser puramente cómico».Noticia Relacionada estandar Si Crítica de ‘La reina de la belleza de Leenane’, una obra que no ha perdido vigencia Diego Doncel La obra no solo no ha envejecido lo más mínimo, sino que continúa siendo una de las más sobresalientes aportaciones del teatro de nuestro tiempo.«Yo soy un hiperactivo nato -concluye Juan Echanove-, yo no sé estar sin hacer nada; me he metido en mil fregados, mil historias… A lo mejor puedo prescindir de ello. Pero interpretar es algo a lo que nunca voy a renunciar». Tampoco a dirigir. «Me apasiona tanto como la interpretación». Pero tiene claro que no va a hacer las dos cosas al mismo tiempo. «Cuando lo he hecho ha sido porque un criterio de producción así lo señalaba, no por mi voluntad. Pero cuando terminé ‘Ser o no ser’, me dije: «Nunca más volveré a interpretar y dirigir al mismo tiempo». Porque me pierdo lo mejor de las dos cosas». Y el hecho de dirigir le ha hecho recordar «muchas más experiencias que están en mi mente, en los recuerdos, y a las que a lo mejor no les eché tanta cuenta en el momento en que se produjeron». Juan Echanove ha celebrado su cumpleaños (el 1 de abril) sentado en el patio de butacas del Teatro de la Zarzuela , dirigiendo los ensayos del programa doble de género chico que se estrena la semana que viene en ese escenario, y con el que se va a rendir homenaje a la mezzosoprano Ana María Iriarte , recientemente fallecida, y que grabó el papel de Mari Pepa en un registro histórico dirigido por Ataúlfo Argenta . Es la segunda vez que Echanove se pone al frente de un espectáculo lírico después de ‘Pan y toros’ de Barbieri. ‘ El bateo’, con música de Federico Chueca y libreto de Antonio Paso y Antonio Domínguez; y ‘ La revoltosa ‘, con música de Ruperto Chapí y libreto de José Luis López Silva y Carlos Fernández Shaw, son los dos títulos que suben a escena. La dirección musical es de Oliver Díaz y Lara Diloy (18 y 24 de abril). En el reparto, nombres como Berna Perles, Sofía Esparza, Gerardo Bullón, Javier Franco, José Manuel Zapata, María Rodríguez, Milagros Martín o José Julián Frontal.«Tanto ‘El bateo’ como ‘La revoltosa’ rinden culto a un barrio -dice el director-; el protagonista es fundamentalmente el barrio de Lavapiés, un barrio especial en todo momento. Siempre me planteé que hacer una reconstrucción naturalista de un sainete costumbrista, en los tiempos en que vivimos, tenía poco sentido». Su puesta en escena opta por la ‘transtemporalidad’, «un término que en el teatro me apasiona», dice. «A las tramas, a los argumentos, al ‘cuentito’, como decía Alfredo Alcón , les podríamos buscar connotaciones hoy en día: una huelga de organilleros, una mala gestión del servicio de limpiezas, un Ayuntamiento que ha descuidado el barrio… Pero a mí me parecía atractivo darle un toque ‘transtemporal’ y he querido hacer una reconstrucción del sainete, entendiéndolo como el impulso de un fenómeno modernista, que tiene más que ver con Valle-Inclán y menos con una reconstrucción televisiva de los chistes de una pareja mal avenida en una cama».Hay otros dos nombres que aparecen en el imaginario de Echanove: Luis García Berlanga y Rafael Azcona . «Y no se trata de hacer cosas berlanguianas, no hace falta para entender esa especie de ADN que tiene nuestro país -y que expresa a través de su arte-, que es reflejar los conflictos que puede tener un barrio o una ciudad».Juan Echanove tiene una cosa muy clara: «El público acude al teatro a disfrutar y, si se le propone un ejercicio de disfrute, evidentemente lo van a seguir. Otra cosa es que te salga bien, ese es el riesgo. Pero la premisa sobre la que tienes que trabajar es esa». El director ha planteado la puesta en escena de ‘El bateo’ «como una reconstrucción ‘transtemporal ‘ que se puede entender por vestuario, por escenografía, por luz… casi como en un cómic en el que se han mezclado todas las épocas». No ha quitado, añade, el costumbrismo a todos los personajes, pero sí ha tratado de que los actores huyan del estereotipo, de esa cosa «cantada y rengloneada que a mí, desde luego, no me interesa». ‘La revoltosa’ es uno de los títulos más populares del género. «Es -dice Echanove- una historia de pasiones encontradas: todo el mundo quiere tener lo que no tiene. Felipe y Mari Pepa son dos personajes bipolares que, en el fondo, quieren amar pero no saben cómo hacerlo; tienen un comportamiento pero les gustaría tener otro; les pasa a ellos y también a Atenodoro, a Cándido, al señor Candelas, a todo el mundo… Se disputan el amor de una mujer al tiempo que les hace escapar de su realidad cotidiana».La historia original se desarrolla en una corrala de vecinos madrileña, pero a Juan Echanove le venía a la cabeza la estética, de alguna manera, del neorrealismo italiano : «Noche de verano, celebración, golferío, seducción, excitación. Y creo que funciona, que tiene un aire enormemente limpio y atractivo, donde se puede lucir esa expresividad que tienen las cosas que se dicen. Todo el mundo está dispuesto a dar la vida por el amor de una mujer o por el amor de un hombre». Con un ‘joker’, añade Echanove, y es que el final es feliz. «Con lo cual hay que tender a que todo vaya escalando una cumbre de dificultades hasta una cima en la que hay un fuego de artificio que lo inunda todo».« ¡Ay, Felipe de mi alma! ¡Mari Pepa de mi vida! » El dúo entre los dos protagonistas de ‘La revoltosa’ es un fragmento que conoce «hasta la gente a la que no le gusta la zarzuela o que no ha visto nunca una zarzuela; hay algo que está inscrito ya en nuestro ADN; si tuviéramos que mandar al espacio una cápsula con la que explicar la cultura española, el dúo maravilloso de Mari Pepa y Felipe tendría que estar sin duda alguna». La principal novedad de esta puesta en escena, explica Echanove, es un terceto musical de las tres ‘rivales’ de Mari Pepa: Gorgonia, Soledad y Encarnación. «Al parecer no llegaron los arreglos para el estreno, y este fragmento se quedó en un cajón». «Se trata de un número breve, de apenas 171 compases y que interpretado no alcanzaría los tres minutos de duración -explican en el programa de mano Enrique Mejías y Juan de Udaeta . Su vínculo con ‘Las bravías’ tiene que ver en la manera en que Chapí dispone los medios musicales con el fin de caracterizar la ira y fiereza de las tres mujeres. El resultado, por supuesto, no deja de ser puramente cómico».Noticia Relacionada estandar Si Crítica de ‘La reina de la belleza de Leenane’, una obra que no ha perdido vigencia Diego Doncel La obra no solo no ha envejecido lo más mínimo, sino que continúa siendo una de las más sobresalientes aportaciones del teatro de nuestro tiempo.«Yo soy un hiperactivo nato -concluye Juan Echanove-, yo no sé estar sin hacer nada; me he metido en mil fregados, mil historias… A lo mejor puedo prescindir de ello. Pero interpretar es algo a lo que nunca voy a renunciar». Tampoco a dirigir. «Me apasiona tanto como la interpretación». Pero tiene claro que no va a hacer las dos cosas al mismo tiempo. «Cuando lo he hecho ha sido porque un criterio de producción así lo señalaba, no por mi voluntad. Pero cuando terminé ‘Ser o no ser’, me dije: «Nunca más volveré a interpretar y dirigir al mismo tiempo». Porque me pierdo lo mejor de las dos cosas». Y el hecho de dirigir le ha hecho recordar «muchas más experiencias que están en mi mente, en los recuerdos, y a las que a lo mejor no les eché tanta cuenta en el momento en que se produjeron».
Juan Echanove ha celebrado su cumpleaños (el 1 de abril) sentado en el patio de butacas del Teatro de la Zarzuela, dirigiendo los ensayos del programa doble de género chico que se estrena la semana que viene en ese escenario, y con el … que se va a rendir homenaje a la mezzosoprano Ana María Iriarte, recientemente fallecida, y que grabó el papel de Mari Pepa en un registro histórico dirigido por Ataúlfo Argenta. Es la segunda vez que Echanove se pone al frente de un espectáculo lírico después de ‘Pan y toros’ de Barbieri. ‘El bateo’, con música de Federico Chueca y libreto de Antonio Paso y Antonio Domínguez; y ‘La revoltosa‘, con música de Ruperto Chapí y libreto de José Luis López Silva y Carlos Fernández Shaw, son los dos títulos que suben a escena. La dirección musical es de Oliver Díaz y Lara Diloy (18 y 24 de abril). En el reparto, nombres como Berna Perles, Sofía Esparza, Gerardo Bullón, Javier Franco, José Manuel Zapata, María Rodríguez, Milagros Martín o José Julián Frontal.
«Tanto ‘El bateo’ como ‘La revoltosa’ rinden culto a un barrio -dice el director-; el protagonista es fundamentalmente el barrio de Lavapiés, un barrio especial en todo momento. Siempre me planteé que hacer una reconstrucción naturalista de un sainete costumbrista, en los tiempos en que vivimos, tenía poco sentido». Su puesta en escena opta por la ‘transtemporalidad’, «un término que en el teatro me apasiona», dice. «A las tramas, a los argumentos, al ‘cuentito’, como decía Alfredo Alcón, les podríamos buscar connotaciones hoy en día: una huelga de organilleros, una mala gestión del servicio de limpiezas, un Ayuntamiento que ha descuidado el barrio… Pero a mí me parecía atractivo darle un toque ‘transtemporal’ y he querido hacer una reconstrucción del sainete, entendiéndolo como el impulso de un fenómeno modernista, que tiene más que ver con Valle-Inclán y menos con una reconstrucción televisiva de los chistes de una pareja mal avenida en una cama».
Hay otros dos nombres que aparecen en el imaginario de Echanove: Luis García Berlanga y Rafael Azcona. «Y no se trata de hacer cosas berlanguianas, no hace falta para entender esa especie de ADN que tiene nuestro país -y que expresa a través de su arte-, que es reflejar los conflictos que puede tener un barrio o una ciudad».
Juan Echanove tiene una cosa muy clara: «El público acude al teatro a disfrutar y, si se le propone un ejercicio de disfrute, evidentemente lo van a seguir. Otra cosa es que te salga bien, ese es el riesgo. Pero la premisa sobre la que tienes que trabajar es esa». El director ha planteado la puesta en escena de ‘El bateo’ «como una reconstrucción ‘transtemporal‘ que se puede entender por vestuario, por escenografía, por luz… casi como en un cómic en el que se han mezclado todas las épocas». No ha quitado, añade, el costumbrismo a todos los personajes, pero sí ha tratado de que los actores huyan del estereotipo, de esa cosa «cantada y rengloneada que a mí, desde luego, no me interesa».
‘La revoltosa’ es uno de los títulos más populares del género. «Es -dice Echanove- una historia de pasiones encontradas: todo el mundo quiere tener lo que no tiene. Felipe y Mari Pepa son dos personajes bipolares que, en el fondo, quieren amar pero no saben cómo hacerlo; tienen un comportamiento pero les gustaría tener otro; les pasa a ellos y también a Atenodoro, a Cándido, al señor Candelas, a todo el mundo… Se disputan el amor de una mujer al tiempo que les hace escapar de su realidad cotidiana».
La historia original se desarrolla en una corrala de vecinos madrileña, pero a Juan Echanove le venía a la cabeza la estética, de alguna manera, del neorrealismo italiano: «Noche de verano, celebración, golferío, seducción, excitación. Y creo que funciona, que tiene un aire enormemente limpio y atractivo, donde se puede lucir esa expresividad que tienen las cosas que se dicen. Todo el mundo está dispuesto a dar la vida por el amor de una mujer o por el amor de un hombre». Con un ‘joker’, añade Echanove, y es que el final es feliz. «Con lo cual hay que tender a que todo vaya escalando una cumbre de dificultades hasta una cima en la que hay un fuego de artificio que lo inunda todo».
«¡Ay, Felipe de mi alma! ¡Mari Pepa de mi vida!» El dúo entre los dos protagonistas de ‘La revoltosa’ es un fragmento que conoce «hasta la gente a la que no le gusta la zarzuela o que no ha visto nunca una zarzuela; hay algo que está inscrito ya en nuestro ADN; si tuviéramos que mandar al espacio una cápsula con la que explicar la cultura española, el dúo maravilloso de Mari Pepa y Felipe tendría que estar sin duda alguna».
La principal novedad de esta puesta en escena, explica Echanove, es un terceto musical de las tres ‘rivales’ de Mari Pepa: Gorgonia, Soledad y Encarnación. «Al parecer no llegaron los arreglos para el estreno, y este fragmento se quedó en un cajón». «Se trata de un número breve, de apenas 171 compases y que interpretado no alcanzaría los tres minutos de duración -explican en el programa de mano Enrique Mejías y Juan de Udaeta. Su vínculo con ‘Las bravías’ tiene que ver en la manera en que Chapí dispone los medios musicales con el fin de caracterizar la ira y fiereza de las tres mujeres. El resultado, por supuesto, no deja de ser puramente cómico».
«Yo soy un hiperactivo nato -concluye Juan Echanove-, yo no sé estar sin hacer nada; me he metido en mil fregados, mil historias… A lo mejor puedo prescindir de ello. Pero interpretar es algo a lo que nunca voy a renunciar». Tampoco a dirigir. «Me apasiona tanto como la interpretación». Pero tiene claro que no va a hacer las dos cosas al mismo tiempo. «Cuando lo he hecho ha sido porque un criterio de producción así lo señalaba, no por mi voluntad. Pero cuando terminé ‘Ser o no ser’, me dije: «Nunca más volveré a interpretar y dirigir al mismo tiempo». Porque me pierdo lo mejor de las dos cosas». Y el hecho de dirigir le ha hecho recordar «muchas más experiencias que están en mi mente, en los recuerdos, y a las que a lo mejor no les eché tanta cuenta en el momento en que se produjeron».
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