En el corazón de Pompeya , un rincón casi olvidado ha recuperado su esencia. La Casa del Jardín de Hércules, conocida también como la ‘Casa del Perfumista’ por la producción y comercialización de perfumes que aquí se realizaba, acaba de renacer con el aroma de 800 rosas antiguas, 1.200 violetas y mil plantas de ‘ruscus’ (perennes, apreciadas por sus hojas en forma de aguja y por su resistencia), junto a cerezos, vides y membrillos. No es solo una reconstrucción arqueológica: es un viaje sensorial a la vida cotidiana de una ciudad romana que combinaba comercio, arte y hedonismo . Después del terremoto del 62 dC, el propietario de la ‘Casa del Perfumista’ adquirió y demolió las domus vecinas para crear un gran jardín donde cultivar flores para el comercio. En las excavaciones, se encontraron diversos objetos y numerosos frascos de vidrio para perfumes. Originalmente, la casa constaba de ocho habitaciones y un huerto. La producción siguió activa en la época de la erupción del Vesubio , en el 79 dC.En el interior de algunas casas de Pompeya, era habitual tener el jardín. No era un mero adorno, sino una extensión vital del hogar. El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel , lo explica así: «En Pompeya, el paisaje natural y el arqueológico son todo uno. Esta fusión natural fue así en la antigüedad y ha vuelto a serlo hoy, gracias a los proyectos paisajísticos del Parque, que han restaurado y realzado esta mezcla».Noticia Relacionada Nuevo hallazgo estandar Si Descubren un espectacular fresco dionisíaco en Pompeya Ángel Gómez Fuentes | Corresponsal en Roma La emoción del director del Parque Arqueológico: «Cuando ya no estemos aquí, los historiadores del arte antiguo seguirán escribiendo sobre lo que estamos a punto de mostrar al mundo»La historia de esta casa y su jardín es fascinante, un eco de las vidas que allí transcurrieron. Se remonta al siglo III aC y debe su nombre a una pequeña estatua de mármol de Hércules , protector del hogar, hallada en el larario (altar familiar) del jardín. Era una casa típica «a schiera», una vivienda adosada. Pero lo que la hacía verdaderamente especial era su vocación productiva, de ahí su apodo: la ‘Casa del Perfumista’. Es famosa por la inscripción colocada en su entrada y que refleja el alma de la casa: ‘Cras credo’ (‘Mañana se fía’) . Una broma mercantil que revela el carácter práctico y desenfadado de sus dueños (la frase latina completa sería «Cras credo, hodie nihil», que se traduciría por «Mañana me fío, hoy nada».Recrear este jardín no fue cuestión de plantar al azar. El proyecto implicó la restauración de la plantación original y el antiguo sistema de riego, único en Pompeya; la reconstrucción de las pérgolas de vid y la plantación de especies botánicas documentadas desde la época romana. Las indicaciones para la selección de las plantas se basan en los estudios de la botánica Wilhelmina F. Jashemski, quien en la década de 1950, durante las primeras excavaciones de la zona, identificó polen, esporas y restos macrovegetales y reconoció una función productiva en el jardín. También se realizó una reproducción en terracota de la estatua de Hércules , ubicada en el larario junto al triclinio (comedor) de verano. En definitiva, la reconstrucción física del jardín ha vuelto a ser, como en la antigua ciudad romana, un espacio de contemplación y de sensaciones.En la antigüedad, los jardines de Pompeya no solo podían tener una función productiva, sino que también servían como lugares de esparcimiento y relajación. La ‘Casa del Perfumista’, con su jardín renacido, no es solo una ventana al pasado; es una inspiración para el presente, al recordarnos, como ha hecho el director del Parque, la importancia de la conexión con la naturaleza , la belleza de la sencillez y la capacidad de la humanidad para reconstruir y hacer florecer la vida. Desde ahora, este jardín será visitable todos los martes con la denominación «casa del día», una invitación a sumergirse en la historia, inhalar los aromas del pasado y sentir el pulso de una ciudad que, a pesar de su destino, sigue viva en cada detalle. En el corazón de Pompeya , un rincón casi olvidado ha recuperado su esencia. La Casa del Jardín de Hércules, conocida también como la ‘Casa del Perfumista’ por la producción y comercialización de perfumes que aquí se realizaba, acaba de renacer con el aroma de 800 rosas antiguas, 1.200 violetas y mil plantas de ‘ruscus’ (perennes, apreciadas por sus hojas en forma de aguja y por su resistencia), junto a cerezos, vides y membrillos. No es solo una reconstrucción arqueológica: es un viaje sensorial a la vida cotidiana de una ciudad romana que combinaba comercio, arte y hedonismo . Después del terremoto del 62 dC, el propietario de la ‘Casa del Perfumista’ adquirió y demolió las domus vecinas para crear un gran jardín donde cultivar flores para el comercio. En las excavaciones, se encontraron diversos objetos y numerosos frascos de vidrio para perfumes. Originalmente, la casa constaba de ocho habitaciones y un huerto. La producción siguió activa en la época de la erupción del Vesubio , en el 79 dC.En el interior de algunas casas de Pompeya, era habitual tener el jardín. No era un mero adorno, sino una extensión vital del hogar. El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel , lo explica así: «En Pompeya, el paisaje natural y el arqueológico son todo uno. Esta fusión natural fue así en la antigüedad y ha vuelto a serlo hoy, gracias a los proyectos paisajísticos del Parque, que han restaurado y realzado esta mezcla».Noticia Relacionada Nuevo hallazgo estandar Si Descubren un espectacular fresco dionisíaco en Pompeya Ángel Gómez Fuentes | Corresponsal en Roma La emoción del director del Parque Arqueológico: «Cuando ya no estemos aquí, los historiadores del arte antiguo seguirán escribiendo sobre lo que estamos a punto de mostrar al mundo»La historia de esta casa y su jardín es fascinante, un eco de las vidas que allí transcurrieron. Se remonta al siglo III aC y debe su nombre a una pequeña estatua de mármol de Hércules , protector del hogar, hallada en el larario (altar familiar) del jardín. Era una casa típica «a schiera», una vivienda adosada. Pero lo que la hacía verdaderamente especial era su vocación productiva, de ahí su apodo: la ‘Casa del Perfumista’. Es famosa por la inscripción colocada en su entrada y que refleja el alma de la casa: ‘Cras credo’ (‘Mañana se fía’) . Una broma mercantil que revela el carácter práctico y desenfadado de sus dueños (la frase latina completa sería «Cras credo, hodie nihil», que se traduciría por «Mañana me fío, hoy nada».Recrear este jardín no fue cuestión de plantar al azar. El proyecto implicó la restauración de la plantación original y el antiguo sistema de riego, único en Pompeya; la reconstrucción de las pérgolas de vid y la plantación de especies botánicas documentadas desde la época romana. Las indicaciones para la selección de las plantas se basan en los estudios de la botánica Wilhelmina F. Jashemski, quien en la década de 1950, durante las primeras excavaciones de la zona, identificó polen, esporas y restos macrovegetales y reconoció una función productiva en el jardín. También se realizó una reproducción en terracota de la estatua de Hércules , ubicada en el larario junto al triclinio (comedor) de verano. En definitiva, la reconstrucción física del jardín ha vuelto a ser, como en la antigua ciudad romana, un espacio de contemplación y de sensaciones.En la antigüedad, los jardines de Pompeya no solo podían tener una función productiva, sino que también servían como lugares de esparcimiento y relajación. La ‘Casa del Perfumista’, con su jardín renacido, no es solo una ventana al pasado; es una inspiración para el presente, al recordarnos, como ha hecho el director del Parque, la importancia de la conexión con la naturaleza , la belleza de la sencillez y la capacidad de la humanidad para reconstruir y hacer florecer la vida. Desde ahora, este jardín será visitable todos los martes con la denominación «casa del día», una invitación a sumergirse en la historia, inhalar los aromas del pasado y sentir el pulso de una ciudad que, a pesar de su destino, sigue viva en cada detalle.
En el corazón de Pompeya, un rincón casi olvidado ha recuperado su esencia. La Casa del Jardín de Hércules, conocida también como la ‘Casa del Perfumista’ por la producción y comercialización de perfumes que aquí se realizaba, acaba de renacer con el … aroma de 800 rosas antiguas, 1.200 violetas y mil plantas de ‘ruscus’ (perennes, apreciadas por sus hojas en forma de aguja y por su resistencia), junto a cerezos, vides y membrillos.
No es solo una reconstrucción arqueológica: es un viaje sensorial a la vida cotidiana de una ciudad romana que combinaba comercio, arte y hedonismo. Después del terremoto del 62 dC, el propietario de la ‘Casa del Perfumista’ adquirió y demolió las domus vecinas para crear un gran jardín donde cultivar flores para el comercio. En las excavaciones, se encontraron diversos objetos y numerosos frascos de vidrio para perfumes. Originalmente, la casa constaba de ocho habitaciones y un huerto. La producción siguió activa en la época de la erupción del Vesubio, en el 79 dC.
En el interior de algunas casas de Pompeya, era habitual tener el jardín. No era un mero adorno, sino una extensión vital del hogar. El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, lo explica así: «En Pompeya, el paisaje natural y el arqueológico son todo uno. Esta fusión natural fue así en la antigüedad y ha vuelto a serlo hoy, gracias a los proyectos paisajísticos del Parque, que han restaurado y realzado esta mezcla».
La historia de esta casa y su jardín es fascinante, un eco de las vidas que allí transcurrieron. Se remonta al siglo III aC y debe su nombre a una pequeña estatua de mármol de Hércules, protector del hogar, hallada en el larario (altar familiar) del jardín. Era una casa típica «a schiera», una vivienda adosada. Pero lo que la hacía verdaderamente especial era su vocación productiva, de ahí su apodo: la ‘Casa del Perfumista’.
Es famosa por la inscripción colocada en su entrada y que refleja el alma de la casa: ‘Cras credo’ (‘Mañana se fía’). Una broma mercantil que revela el carácter práctico y desenfadado de sus dueños (la frase latina completa sería «Cras credo, hodie nihil», que se traduciría por «Mañana me fío, hoy nada».
Recrear este jardín no fue cuestión de plantar al azar. El proyecto implicó la restauración de la plantación original y el antiguo sistema de riego, único en Pompeya; la reconstrucción de las pérgolas de vid y la plantación de especies botánicas documentadas desde la época romana. Las indicaciones para la selección de las plantas se basan en los estudios de la botánica Wilhelmina F. Jashemski, quien en la década de 1950, durante las primeras excavaciones de la zona, identificó polen, esporas y restos macrovegetales y reconoció una función productiva en el jardín.
También se realizó una reproducción en terracota de la estatua de Hércules, ubicada en el larario junto al triclinio (comedor) de verano. En definitiva, la reconstrucción física del jardín ha vuelto a ser, como en la antigua ciudad romana, un espacio de contemplación y de sensaciones.
En la antigüedad, los jardines de Pompeya no solo podían tener una función productiva, sino que también servían como lugares de esparcimiento y relajación. La ‘Casa del Perfumista’, con su jardín renacido, no es solo una ventana al pasado; es una inspiración para el presente, al recordarnos, como ha hecho el director del Parque, la importancia de la conexión con la naturaleza, la belleza de la sencillez y la capacidad de la humanidad para reconstruir y hacer florecer la vida. Desde ahora, este jardín será visitable todos los martes con la denominación «casa del día», una invitación a sumergirse en la historia, inhalar los aromas del pasado y sentir el pulso de una ciudad que, a pesar de su destino, sigue viva en cada detalle.
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