«No sé lo que significa ‘Securitate’; cuando se lo pregunté a papá me dijo que siempre que lo escuche haga como quien oye llover», dice la niña protagonista de la bellísima novela ‘La casa limón’, de la poeta y traductora Corina Oproae (Transilvania, Rumanía, 1973). Una escritora que ha alternado en su obra el catalán y el castellano, lengua esta por la que muy justamente ha ganado el Premio Tusquets de Novela de este año con una excelente ‘opera prima’ en el campo de la narrativa. Oproae, junto a la también poeta, narradora y ensayista Ioana Gruia, nacida en Bucarest, pero que escribe en español, representa a la nueva y brillante generación de autores rumanos de nacimiento que están escribiendo obras en lenguas de nuestro país distintas a la suya materna. Algo que igualmente sucede, por ejemplo, con otro creador de nuestros días como el dramaturgo rumano en lengua francesa Matei Visniec.NOVELA ‘La casa limón’ Autora Corina Oproae Editorial Tusquets Año 2024 Páginas 251 Precio 19 euros 4 Con una infancia pespunteada por enfermedades familiares, ocultas y vergonzosas, como es la locura; por abusos sufridos en silencio dentro del ámbito doméstico; por campamentos de pioneros y festivales en honor de «nuestro Gran Dirigente», o bien por sanciones fulminantes a niños de la escuela que desaparecen misteriosamente tras destrozar uno de los retratos del Conducator que presiden las aulas, la niña soñadora y fervorosa lectora de una casa que ya no existe, la añorada Casa Limón, «engullida y luego vomitada» por máquinas implacables del régimen, en favor de un minúsculo y triste apartamento obligatorio, vive varias realidades a la vez. Por un lado, está la realidad interna, propia, de niña solitaria, con percepciones y deducciones con las que poco a poco va encajando todo lo que llega desde el exterior, a la par que las lecturas de sus libros acumulados bajo la mesa del comedor, al modo de un castillo inexpugnable. Por otro lado, está la realidad de fuera, llena de incógnitas y de palabras «prohibidas» ; una realidad que «le aburre» y sobre la que enseguida intuye que no tiene que preguntar ni siquiera saber. Ese es el caso de la palabra ‘Securitate’, o bien de ‘soplón’, algo que la gente dice de uno de sus tíos. Se trata de una realidad amenazante, que tiene que adivinar a tientas, en la oscuridad de lo apenas dicho, mientras va apuntando un sinfín de palabras desconocidas y «cazadas al vuelo» en un cuaderno que tiene para no olvidarlas. En ese mundo irreal, plagado de sombras, al cual emerge en cuanto sale de su refugio del castillo hecho de libros para protegerse, la pequeña percibe el miedo y un temor difuso, constante, que sobrevuela sobre distintas catástrofes domésticas, dominando la vida secreta de los adultos. Hay un mundo, plagado de sombras, al cual emerge en cuanto sale de su refugio del castillo hecho de libros para protegerseEntre supersticiones y maldiciones ancestrales que aprende en los veranos pasados con sus abuelos en la casa de Transilvania («la abuela está convencida que es la tía la que atrae las desgracias a nuestra familia») la niña tratada de «rara» por sus compañeros de escuela , duda a cada paso sobre lo que tiene que saber o sobre lo que le conviene no conocer del todo para así no provocar un destino funesto que golpee nuevamente a sus seres queridos: «Me preocupa que mi vida empiece a ir mal ahora que sé lo que quiere decir ‘Securitate’», pensará invadida por el pánico. Como todo aquel que ha crecido, en cualquier parte del mundo, pero más en una dictadura, en la que entre susurros, presa del terror, «mamá dice constantemente: calla que esta niña se entera de todo», las cosas se acaban precipitando. La antigua niña que se ocultaba debajo de la mesa para abstraerse de un exterior sombrío y plagado de malos augurios, ese personaje extraordinario, entre el sueño y la vigilia, creado por la gran escritora, de soberbio y fascinante lenguaje poético , que es Oproae, verá cómo de un día para otro, ya adulta, el 21 de diciembre, el Más Amado de los Dirigentes habla pomposamente desde el balcón del Comité Central, dirigiéndose a los obreros, para cuatro días después tan solo acabar acribillado a balazos en el paredón , junto a su mujer, el día de Navidad. Un televisor encendido, que nadie ha apagado, retransmite incesantemente las imágenes de la ejecución, mientras muchos piensan que se les ha regalado «una muerte atroz, pero demasiado fácil». «No sé lo que significa ‘Securitate’; cuando se lo pregunté a papá me dijo que siempre que lo escuche haga como quien oye llover», dice la niña protagonista de la bellísima novela ‘La casa limón’, de la poeta y traductora Corina Oproae (Transilvania, Rumanía, 1973). Una escritora que ha alternado en su obra el catalán y el castellano, lengua esta por la que muy justamente ha ganado el Premio Tusquets de Novela de este año con una excelente ‘opera prima’ en el campo de la narrativa. Oproae, junto a la también poeta, narradora y ensayista Ioana Gruia, nacida en Bucarest, pero que escribe en español, representa a la nueva y brillante generación de autores rumanos de nacimiento que están escribiendo obras en lenguas de nuestro país distintas a la suya materna. Algo que igualmente sucede, por ejemplo, con otro creador de nuestros días como el dramaturgo rumano en lengua francesa Matei Visniec.NOVELA ‘La casa limón’ Autora Corina Oproae Editorial Tusquets Año 2024 Páginas 251 Precio 19 euros 4 Con una infancia pespunteada por enfermedades familiares, ocultas y vergonzosas, como es la locura; por abusos sufridos en silencio dentro del ámbito doméstico; por campamentos de pioneros y festivales en honor de «nuestro Gran Dirigente», o bien por sanciones fulminantes a niños de la escuela que desaparecen misteriosamente tras destrozar uno de los retratos del Conducator que presiden las aulas, la niña soñadora y fervorosa lectora de una casa que ya no existe, la añorada Casa Limón, «engullida y luego vomitada» por máquinas implacables del régimen, en favor de un minúsculo y triste apartamento obligatorio, vive varias realidades a la vez. Por un lado, está la realidad interna, propia, de niña solitaria, con percepciones y deducciones con las que poco a poco va encajando todo lo que llega desde el exterior, a la par que las lecturas de sus libros acumulados bajo la mesa del comedor, al modo de un castillo inexpugnable. Por otro lado, está la realidad de fuera, llena de incógnitas y de palabras «prohibidas» ; una realidad que «le aburre» y sobre la que enseguida intuye que no tiene que preguntar ni siquiera saber. Ese es el caso de la palabra ‘Securitate’, o bien de ‘soplón’, algo que la gente dice de uno de sus tíos. Se trata de una realidad amenazante, que tiene que adivinar a tientas, en la oscuridad de lo apenas dicho, mientras va apuntando un sinfín de palabras desconocidas y «cazadas al vuelo» en un cuaderno que tiene para no olvidarlas. En ese mundo irreal, plagado de sombras, al cual emerge en cuanto sale de su refugio del castillo hecho de libros para protegerse, la pequeña percibe el miedo y un temor difuso, constante, que sobrevuela sobre distintas catástrofes domésticas, dominando la vida secreta de los adultos. Hay un mundo, plagado de sombras, al cual emerge en cuanto sale de su refugio del castillo hecho de libros para protegerseEntre supersticiones y maldiciones ancestrales que aprende en los veranos pasados con sus abuelos en la casa de Transilvania («la abuela está convencida que es la tía la que atrae las desgracias a nuestra familia») la niña tratada de «rara» por sus compañeros de escuela , duda a cada paso sobre lo que tiene que saber o sobre lo que le conviene no conocer del todo para así no provocar un destino funesto que golpee nuevamente a sus seres queridos: «Me preocupa que mi vida empiece a ir mal ahora que sé lo que quiere decir ‘Securitate’», pensará invadida por el pánico. Como todo aquel que ha crecido, en cualquier parte del mundo, pero más en una dictadura, en la que entre susurros, presa del terror, «mamá dice constantemente: calla que esta niña se entera de todo», las cosas se acaban precipitando. La antigua niña que se ocultaba debajo de la mesa para abstraerse de un exterior sombrío y plagado de malos augurios, ese personaje extraordinario, entre el sueño y la vigilia, creado por la gran escritora, de soberbio y fascinante lenguaje poético , que es Oproae, verá cómo de un día para otro, ya adulta, el 21 de diciembre, el Más Amado de los Dirigentes habla pomposamente desde el balcón del Comité Central, dirigiéndose a los obreros, para cuatro días después tan solo acabar acribillado a balazos en el paredón , junto a su mujer, el día de Navidad. Un televisor encendido, que nadie ha apagado, retransmite incesantemente las imágenes de la ejecución, mientras muchos piensan que se les ha regalado «una muerte atroz, pero demasiado fácil».
Crítica De:
NARRATIVA
Afincada en Cataluña, la autora se ha alzado con el Premio Tusquets de Novela 2024 con esta historia de una niña, una familia y un país oprimido
«No sé lo que significa ‘Securitate’; cuando se lo pregunté a papá me dijo que siempre que lo escuche haga como quien oye llover», dice la niña protagonista de la bellísima novela ‘La casa limón’, de la poeta y traductora Corina Oproae (Transilvania, …
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