Esto empieza con una obertura. En la escena aparece un director poco conocido con el guion de una película de tres horas y 35 minutos por el que todo el mundo le felicita pero nadie quiere financiar. Le dicen, recuerda ahora Brady Corbet en una entrevista con ABC, que «es fantástico», aunque sabe que los elogios sin un cheque que los respalden no sirven para nada. Le dicen, y hoy lo rememora con una sonrisa, que la historia está muy bien pero que aborda demasiados asuntos y que mejor se centre en un solo tema. No puede. Ha escrito ‘ The Brutalist ‘ y cree que, como en una gran catedral moderna, cabe todo. Así que se mantiene firme en sus ideas con la historia de un arquitecto judío de la Bauhaus que sobrevive a un campo de concentración, emigra en 1945 a Estados Unidos y allí trata de sobrevivir como puede sin que nadie sepa quien es. Ese podría ser el tema: el resurgir, el hombre hecho a sí mismo, la trascendencia de la obra sobre la persona… Si no fuera porque dentro de esos muros de hormigón de ‘The Brutalist’ está decidido a meter todo : el amor incondicional, la pobreza que se impregna en los poros del que la sufrió, la ambición, el perdón, la enfermedad, el uso y abuso de las drogas, la amistad como tabla de salvación, los lazos corruptos de la sangre, los vínculos sagrados de profesar una religión, la maldición de ser repudiado por tu religión, el postureo de las clases altas, la impostura de las bajas, la humanidad, la empatía, el fracaso, la necesidad de amar… «Estoy harto de las películas en las que a los cinco minutos ya sabes de qué van y qué va a pasar», se ríe Brady Corbet, que además de guionista y director también es productor de la película. Está en Madrid junto a su protagonista, Adrien Brody, que interpreta, otra vez, a un superviviente del holocausto, solo que ahora la cámara lo recoge cuando llega a Nueva York.Noticia Relacionada estandar Si Hollywood se pasa al ‘indie’ en el camino hasta los Oscar Fernando Muñoz Las películas ‘alternativas’ triunfan en la temporada de premios, que tendrá su colofón en los Oscar del 3 de marzo’The Brutalist’, en realidad, no es una catedral de la Bauhaus, es una ópera sin arias ni tenores pero con una música instrumental que da acompaña a sus personajes en cada uno de los tres actos -incluido un descanso que es parte de la película- y solo cambia de estilo en el epílogo, cuando el guion viaja a 1980, a la primera Bienal de Venecia, donde el director cambia hasta el tipo de cámara, de planos y de color. Entre medias descubrimos la vida de un arquitecto llamado Laszlo Toth , un tipo de ficción nacido a partir de las estrellas de la arquitectura de la época y por las que Corbet siente fascinación: Marcel Breuer, Mies van der Rohe, Louis Kahn o Frank Lloyd Wright. Su vida es lo de menos, lo de más es que el personaje de Adrien Brody sirve de vehículo para contar en forma de epopeya la historia de EE.UU.; esto es, de Occidente. Arte salvadorAdrien Brody toma la palabra para hablar de «su» arquitecto: «La arquitectura consiste en crear algo tangible, lo que no me resulta ajeno porque yo soy pintor y mi madre es fotógrafa o sea, vengo de una familia de artistas. Hay que crear obras de arte que sirvan para representar las luchas de otros que no siempre son accesibles con palabras. En este caso, yo puedo tirar del archivo propio porque mi familia tuvo que huir de Hungría en los años 50 y a la hora de retratar las dificultades de esos momentos me he podido inspirar en lo que yo vivía. Por eso me he identificado mucho con todas las complejidades y con las luchas de mi personaje», remata.Sentado en el salón de una suite de un lujoso hotel del centro de Madrid, Adrien Brody aparece como todo lo opuesto a sus personajes . Viste un arriesgado traje nada clásico, sonríe con cada interacción y habla con una pausa exasperante. Y se ríe. Mucho. Vacila en varias ocasiones al director, que está sentado a su izquierda. Tiene ese aura de estrella que solo unos pocos son capaces de sostener, tanto que cuando sonríe eclipsa su nariz en cuarto creciente que es marca de la casa. Una sonrisa que solo pierde cuando se le pregunta por sus papeles del holocausto. Mira al vacío y sus ojos parecen revivir un horror ancestral , aunque quizá solo está pensando en todas las veces que le ha tocado decir que es algo más que el ganador más joven de un Oscar por su papel de ‘El pianista’, un trabajo que nunca ha llegado a igualar… hasta ahora, con ‘The Brutalist’. Fotogramas de ‘The Brutalist’, donde Adrien Brody da vida a Laszlo Toth. Ese nombre, escogido por el director y guionista de ‘The Brutalist’, es el del hombre que atacó la Piedad de Miguel Ángel en 1972«Hay ciertos paralelismos que pueden existir [entre el personaje de esta película] con una gran película de mi filmografía. Pero he estado trabajando desde que tenía 12 años y ha habido muchos papeles entre medias», se defiende, para asegurar que lo que le «llamó» para aceptar el personaje de este arquitecto superviviente del Holocausto es «trabajar en proyectos que tengan significado y significancia y den voz a las luchas de otros en unos tiempos de la historia que llevaron a una gran cantidad de pérdidas humanas en este mundo. Y esto es algo que… Soy solo un actor », culmina, con una coletilla que tiene imposible repregunta y solo la posibilidad de dar un dato: desde el Oscar en 2002 ha rodado 38 películas (en la última etapa varias chinas, canadienses o casi ‘serie B’) y de no ser por las series ‘Succession’ y ‘Tiempo de victoria’ estaría desaparecido… Hasta esta resurrección cinematográfica con un papel que ya le ha dado un Globo de Oro y que lo mantiene como favorito al Oscar. Camino al OscarLa obertura de ‘The Brutalist’ empieza con una cita clásica de Goethe, «nadie es tan esclavo como quien se cree libre sin serlo», y termina con un epílogo en forma de discurso que desentraña dos obras, la que se construye dentro de la película y la propia película en sí. Y no es un ‘spoiler’ porque es imposible estropear lo que sucede en esos 215 minutos desbordantes de ambición (en este caso, de la propia película) donde se radiografía el alma de los hombres y mujeres que construyeron el EE.UU. que nos trajo hasta aquí. Noticia Relacionada estandar Si Sorteamos 5 entradas dobles para ver el estreno ‘The Brutalist’ ABC Por ser suscriptor ABC Cultural Premium te invitamos a disfrutar del estreno en tu cine«Solo hay una cosa que es única en los jóvenes de ahora: la generación de mi madre adoraba a artistas, músicos, cineastas, pensadores alternativos… Ahora me fascina cuántos jóvenes adoran a Jeff Bezos . Los CEO son los ‘rockstars’ de esta generación», asegura Brady Corbet. «No soy pesimista, en realidad. Creo que en los próximos años las cosas se van a desmadrar pero es verdad que muchas veces el péndulo se tiene que ir muy lejos para que luego vuelva… Aunque ese es un tema muy complicado y una película solo puede explorar estos temas, no es un manifiesto», remata el cineasta. Esto empieza con una obertura. En la escena aparece un director poco conocido con el guion de una película de tres horas y 35 minutos por el que todo el mundo le felicita pero nadie quiere financiar. Le dicen, recuerda ahora Brady Corbet en una entrevista con ABC, que «es fantástico», aunque sabe que los elogios sin un cheque que los respalden no sirven para nada. Le dicen, y hoy lo rememora con una sonrisa, que la historia está muy bien pero que aborda demasiados asuntos y que mejor se centre en un solo tema. No puede. Ha escrito ‘ The Brutalist ‘ y cree que, como en una gran catedral moderna, cabe todo. Así que se mantiene firme en sus ideas con la historia de un arquitecto judío de la Bauhaus que sobrevive a un campo de concentración, emigra en 1945 a Estados Unidos y allí trata de sobrevivir como puede sin que nadie sepa quien es. Ese podría ser el tema: el resurgir, el hombre hecho a sí mismo, la trascendencia de la obra sobre la persona… Si no fuera porque dentro de esos muros de hormigón de ‘The Brutalist’ está decidido a meter todo : el amor incondicional, la pobreza que se impregna en los poros del que la sufrió, la ambición, el perdón, la enfermedad, el uso y abuso de las drogas, la amistad como tabla de salvación, los lazos corruptos de la sangre, los vínculos sagrados de profesar una religión, la maldición de ser repudiado por tu religión, el postureo de las clases altas, la impostura de las bajas, la humanidad, la empatía, el fracaso, la necesidad de amar… «Estoy harto de las películas en las que a los cinco minutos ya sabes de qué van y qué va a pasar», se ríe Brady Corbet, que además de guionista y director también es productor de la película. Está en Madrid junto a su protagonista, Adrien Brody, que interpreta, otra vez, a un superviviente del holocausto, solo que ahora la cámara lo recoge cuando llega a Nueva York.Noticia Relacionada estandar Si Hollywood se pasa al ‘indie’ en el camino hasta los Oscar Fernando Muñoz Las películas ‘alternativas’ triunfan en la temporada de premios, que tendrá su colofón en los Oscar del 3 de marzo’The Brutalist’, en realidad, no es una catedral de la Bauhaus, es una ópera sin arias ni tenores pero con una música instrumental que da acompaña a sus personajes en cada uno de los tres actos -incluido un descanso que es parte de la película- y solo cambia de estilo en el epílogo, cuando el guion viaja a 1980, a la primera Bienal de Venecia, donde el director cambia hasta el tipo de cámara, de planos y de color. Entre medias descubrimos la vida de un arquitecto llamado Laszlo Toth , un tipo de ficción nacido a partir de las estrellas de la arquitectura de la época y por las que Corbet siente fascinación: Marcel Breuer, Mies van der Rohe, Louis Kahn o Frank Lloyd Wright. Su vida es lo de menos, lo de más es que el personaje de Adrien Brody sirve de vehículo para contar en forma de epopeya la historia de EE.UU.; esto es, de Occidente. Arte salvadorAdrien Brody toma la palabra para hablar de «su» arquitecto: «La arquitectura consiste en crear algo tangible, lo que no me resulta ajeno porque yo soy pintor y mi madre es fotógrafa o sea, vengo de una familia de artistas. Hay que crear obras de arte que sirvan para representar las luchas de otros que no siempre son accesibles con palabras. En este caso, yo puedo tirar del archivo propio porque mi familia tuvo que huir de Hungría en los años 50 y a la hora de retratar las dificultades de esos momentos me he podido inspirar en lo que yo vivía. Por eso me he identificado mucho con todas las complejidades y con las luchas de mi personaje», remata.Sentado en el salón de una suite de un lujoso hotel del centro de Madrid, Adrien Brody aparece como todo lo opuesto a sus personajes . Viste un arriesgado traje nada clásico, sonríe con cada interacción y habla con una pausa exasperante. Y se ríe. Mucho. Vacila en varias ocasiones al director, que está sentado a su izquierda. Tiene ese aura de estrella que solo unos pocos son capaces de sostener, tanto que cuando sonríe eclipsa su nariz en cuarto creciente que es marca de la casa. Una sonrisa que solo pierde cuando se le pregunta por sus papeles del holocausto. Mira al vacío y sus ojos parecen revivir un horror ancestral , aunque quizá solo está pensando en todas las veces que le ha tocado decir que es algo más que el ganador más joven de un Oscar por su papel de ‘El pianista’, un trabajo que nunca ha llegado a igualar… hasta ahora, con ‘The Brutalist’. Fotogramas de ‘The Brutalist’, donde Adrien Brody da vida a Laszlo Toth. Ese nombre, escogido por el director y guionista de ‘The Brutalist’, es el del hombre que atacó la Piedad de Miguel Ángel en 1972«Hay ciertos paralelismos que pueden existir [entre el personaje de esta película] con una gran película de mi filmografía. Pero he estado trabajando desde que tenía 12 años y ha habido muchos papeles entre medias», se defiende, para asegurar que lo que le «llamó» para aceptar el personaje de este arquitecto superviviente del Holocausto es «trabajar en proyectos que tengan significado y significancia y den voz a las luchas de otros en unos tiempos de la historia que llevaron a una gran cantidad de pérdidas humanas en este mundo. Y esto es algo que… Soy solo un actor », culmina, con una coletilla que tiene imposible repregunta y solo la posibilidad de dar un dato: desde el Oscar en 2002 ha rodado 38 películas (en la última etapa varias chinas, canadienses o casi ‘serie B’) y de no ser por las series ‘Succession’ y ‘Tiempo de victoria’ estaría desaparecido… Hasta esta resurrección cinematográfica con un papel que ya le ha dado un Globo de Oro y que lo mantiene como favorito al Oscar. Camino al OscarLa obertura de ‘The Brutalist’ empieza con una cita clásica de Goethe, «nadie es tan esclavo como quien se cree libre sin serlo», y termina con un epílogo en forma de discurso que desentraña dos obras, la que se construye dentro de la película y la propia película en sí. Y no es un ‘spoiler’ porque es imposible estropear lo que sucede en esos 215 minutos desbordantes de ambición (en este caso, de la propia película) donde se radiografía el alma de los hombres y mujeres que construyeron el EE.UU. que nos trajo hasta aquí. Noticia Relacionada estandar Si Sorteamos 5 entradas dobles para ver el estreno ‘The Brutalist’ ABC Por ser suscriptor ABC Cultural Premium te invitamos a disfrutar del estreno en tu cine«Solo hay una cosa que es única en los jóvenes de ahora: la generación de mi madre adoraba a artistas, músicos, cineastas, pensadores alternativos… Ahora me fascina cuántos jóvenes adoran a Jeff Bezos . Los CEO son los ‘rockstars’ de esta generación», asegura Brady Corbet. «No soy pesimista, en realidad. Creo que en los próximos años las cosas se van a desmadrar pero es verdad que muchas veces el péndulo se tiene que ir muy lejos para que luego vuelva… Aunque ese es un tema muy complicado y una película solo puede explorar estos temas, no es un manifiesto», remata el cineasta.
El actor visita Madrid junto a Brady Corbet, director de la película favorita al Oscar, una epopeya de 215 minutos
Da vida a un arquitecto superviviente del Holocausto en una obra llena de ambición que recorre cuarenta años
Esto empieza con una obertura. En la escena aparece un director poco conocido con el guion de una película de tres horas y 35 minutos por el que todo el mundo le felicita pero nadie quiere financiar. Le dicen, recuerda ahora Brady Corbet …
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de play