Hace tres años, María Bertomeu (Oliva, Valencia, 26 años) grabó un vídeo con su móvil. En él cantaba Arranquem vinyes, inspirado en el canto tradicional valenciano. El tema se viralizó. Ella aparcó las oposiciones que preparaba para ser maestra y ahora el público la conoce como La María. “Aquello —dice— me permitió ser algo que yo no sabía que podía ser y que pueda vivir haciendo lo que me gusta. Eso es como estar en el cielo”. Por ese motivo tituló su primer álbum L’assumpció (La asunción). La María estudia en el conservatorio de Catarroja, uno de los pueblos arrasados por la dana que cayó sobre Valencia el 29 de octubre, en cuya limpieza ha colaborado en calidad de voluntaria.
Pregunta. Su actuación en La revuelta hace unos días, el 4 de noviembre, fue toda una catarsis emocional.
Respuesta. En ese momento estaba muy emocionada. Me venían a la cabeza las imágenes de esas calles, de esa gente. Fue un punto de encuentro a través del cual pudimos canalizar las emociones que nos está provocando lo ocurrido en Valencia. También fue muy bonito que el programa quisiera contar con una representación valenciana y que les diese igual la lengua en la que iba a cantar.
P. Estamos acostumbrados a escuchar canciones en inglés, pero si son en lenguas vernáculas de nuestro Estado, nos molesta.
R. Hubo comentarios de ese tipo tras la actuación en La revuelta, en plan “yo esto no lo entiendo”. Cantamos canciones en inglés o en otro idioma y no entendemos lo que dice la letra, pero no nos importa. Si te gusta el rock, te da igual que lo canten en valenciano, en euskera o en esperanto. Que alguien repudie una canción porque está cantada en otra lengua es de risa, pero es una cuestión de odio, y es real.
Programa COMPLETO con la actuación de @lamariabs_ https://t.co/bMUkZdek3N pic.twitter.com/dLW8JCYorU
— La Revuelta (@LaRevuelta_TVE) November 4, 2024
P. ¿Cómo es esa música tradicional valenciana que usted canta y estudia?
R. Refleja nuestro carácter, nuestras penurias. Aquí la gente humilde ha trabajado la tierra durante mucho tiempo y el canto servía como consuelo y también para denunciar injusticias. Habla del amor, la familia, de cosas implícitas al hecho de ser valenciano, pero sin folclorizarlas.
P. ¿Cómo se evita caer en eso?
R. Intentando no reducir la cultura a la frivolidad. Los esmorsarets, las tracas, la paelleta… Todo eso está muy bien, pero hay que ir mucho más allá. A veces desde fuera no se nos toma en serio, por eso sobreviene ese sentimiento de abandono. Es muy importante que nosotros mismos nos tomemos más en serio porque la cultura valenciana abarca mucho. Hay nombres muy importantes que deberían ser más conocidos fuera de aquí. Vicent Andrés Estellés, Carme Miquel, María Moliner, Joan Fuster, Pep Gimeno, Botifarra…
P. En España ha surgido una generación de artistas como Rodrigo Cuevas, Baiuca o Le Parody, que, al igual que usted, recuperan la música de raíces fusionándola con sonidos contemporáneos.
R. Es que estamos en una era de tecnología. La música tradicional es aquella que se da en un contexto social determinado. Es decir, cuando no había instrumentos se cantaba a capela, luego se inventaron los instrumentos de cuerda. No hay que ponerse la venda del purismo y decir que aplicar la tecnología a la música tradicional está mal: es música que siempre se ha hecho con los instrumentos que había en cada etapa de la historia.
P. La catástrofe de Valencia ha puesto de relieve el espíritu solidario de su generación.
R. Ha sido una buena lección para quienes piensan que los jóvenes estamos dormidos. Es cierto que hay gente deprimida porque vivimos momentos muy malos para conseguir trabajo, por el acceso a la vivienda, por todo. Estamos pagando los platos rotos. Tenemos motivos para quedarnos parados y no lo hemos hecho porque hay que sacar esto adelante.
P. ¿Ha visto usted el vídeo donde el investigador científico Antonio Turiel, con la voz rota, pide disculpas a los jóvenes por el nefasto legado que les estamos dejando?
R. Sí, y me tocó muchísimo. Justamente es el tipo de persona que no necesita pedir disculpas porque pertenece a esa gente que ha luchado para intentar que el mundo no sea así. Yo le doy las gracias. Y aunque quien realmente se tenga que disculpar no se disculpe, no pasa nada, nosotros vamos a coger igualmente este mundo y aprenderemos a hacerlo mejor. De lo que se trata es de reparar y crear, eso es.
Hace tres años, María Bertomeu (Oliva, Valencia, 26 años) grabó un vídeo con su móvil. En él cantaba Arranquem vinyes, inspirado en el canto tradicional valenciano. El tema se viralizó. Ella aparcó las oposiciones que preparaba para ser maestra y ahora el público la conoce como La María. “Aquello —dice— me permitió ser algo que yo no sabía que podía ser y que pueda vivir haciendo lo que me gusta. Eso es como estar en el cielo”. Por ese motivo tituló su primer álbum L’assumpció (La asunción). La María estudia en el conservatorio de Catarroja, uno de los pueblos arrasados por la dana que cayó sobre Valencia el 29 de octubre, en cuya limpieza ha colaborado en calidad de voluntaria.Pregunta. Su actuación en La revuelta hace unos días, el 4 de noviembre, fue toda una catarsis emocional.Respuesta. En ese momento estaba muy emocionada. Me venían a la cabeza las imágenes de esas calles, de esa gente. Fue un punto de encuentro a través del cual pudimos canalizar las emociones que nos está provocando lo ocurrido en Valencia. También fue muy bonito que el programa quisiera contar con una representación valenciana y que les diese igual la lengua en la que iba a cantar.P. Estamos acostumbrados a escuchar canciones en inglés, pero si son en lenguas vernáculas de nuestro Estado, nos molesta.R. Hubo comentarios de ese tipo tras la actuación en La revuelta, en plan “yo esto no lo entiendo”. Cantamos canciones en inglés o en otro idioma y no entendemos lo que dice la letra, pero no nos importa. Si te gusta el rock, te da igual que lo canten en valenciano, en euskera o en esperanto. Que alguien repudie una canción porque está cantada en otra lengua es de risa, pero es una cuestión de odio, y es real.Programa COMPLETO con la actuación de @lamariabs_ https://t.co/bMUkZdek3N pic.twitter.com/dLW8JCYorU— La Revuelta (@LaRevuelta_TVE) November 4, 2024P. ¿Cómo es esa música tradicional valenciana que usted canta y estudia?R. Refleja nuestro carácter, nuestras penurias. Aquí la gente humilde ha trabajado la tierra durante mucho tiempo y el canto servía como consuelo y también para denunciar injusticias. Habla del amor, la familia, de cosas implícitas al hecho de ser valenciano, pero sin folclorizarlas.P. ¿Cómo se evita caer en eso?R. Intentando no reducir la cultura a la frivolidad. Los esmorsarets, las tracas, la paelleta… Todo eso está muy bien, pero hay que ir mucho más allá. A veces desde fuera no se nos toma en serio, por eso sobreviene ese sentimiento de abandono. Es muy importante que nosotros mismos nos tomemos más en serio porque la cultura valenciana abarca mucho. Hay nombres muy importantes que deberían ser más conocidos fuera de aquí. Vicent Andrés Estellés, Carme Miquel, María Moliner, Joan Fuster, Pep Gimeno, Botifarra…P. En España ha surgido una generación de artistas como Rodrigo Cuevas, Baiuca o Le Parody, que, al igual que usted, recuperan la música de raíces fusionándola con sonidos contemporáneos.R. Es que estamos en una era de tecnología. La música tradicional es aquella que se da en un contexto social determinado. Es decir, cuando no había instrumentos se cantaba a capela, luego se inventaron los instrumentos de cuerda. No hay que ponerse la venda del purismo y decir que aplicar la tecnología a la música tradicional está mal: es música que siempre se ha hecho con los instrumentos que había en cada etapa de la historia.P. La catástrofe de Valencia ha puesto de relieve el espíritu solidario de su generación.R. Ha sido una buena lección para quienes piensan que los jóvenes estamos dormidos. Es cierto que hay gente deprimida porque vivimos momentos muy malos para conseguir trabajo, por el acceso a la vivienda, por todo. Estamos pagando los platos rotos. Tenemos motivos para quedarnos parados y no lo hemos hecho porque hay que sacar esto adelante.P. ¿Ha visto usted el vídeo donde el investigador científico Antonio Turiel, con la voz rota, pide disculpas a los jóvenes por el nefasto legado que les estamos dejando?R. Sí, y me tocó muchísimo. Justamente es el tipo de persona que no necesita pedir disculpas porque pertenece a esa gente que ha luchado para intentar que el mundo no sea así. Yo le doy las gracias. Y aunque quien realmente se tenga que disculpar no se disculpe, no pasa nada, nosotros vamos a coger igualmente este mundo y aprenderemos a hacerlo mejor. De lo que se trata es de reparar y crear, eso es. Seguir leyendo
Hace tres años, María Bertomeu (Oliva, Valencia, 26 años) grabó un vídeo con su móvil. En él cantaba Arranquem vinyes, inspirado en el canto tradicional valenciano. El tema se viralizó. Ella aparcó las oposiciones que preparaba para ser maestra y ahora el público la conoce como La María. “Aquello —dice— me permitió ser algo que yo no sabía que podía ser y que pueda vivir haciendo lo que me gusta. Eso es como estar en el cielo”. Por ese motivo tituló su primer álbum L’assumpció (La asunción). La María estudia en el conservatorio de Catarroja, uno de los pueblos arrasados por la dana que cayó sobre Valencia el 29 de octubre, en cuya limpieza ha colaborado en calidad de voluntaria.
Pregunta. Su actuación en La revuelta hace unos días, el 4 de noviembre, fue toda una catarsis emocional.
Respuesta. En ese momento estaba muy emocionada. Me venían a la cabeza las imágenes de esas calles, de esa gente. Fue un punto de encuentro a través del cual pudimos canalizar las emociones que nos está provocando lo ocurrido en Valencia. También fue muy bonito que el programa quisiera contar con una representación valenciana y que les diese igual la lengua en la que iba a cantar.
P. Estamos acostumbrados a escuchar canciones en inglés, pero si son en lenguas vernáculas de nuestro Estado, nos molesta.
R. Hubo comentarios de ese tipo tras la actuación en La revuelta, en plan “yo esto no lo entiendo”. Cantamos canciones en inglés o en otro idioma y no entendemos lo que dice la letra, pero no nos importa. Si te gusta el rock, te da igual que lo canten en valenciano, en euskera o en esperanto. Que alguien repudie una canción porque está cantada en otra lengua es de risa, pero es una cuestión de odio, y es real.
P. ¿Cómo es esa música tradicional valenciana que usted canta y estudia?
R. Refleja nuestro carácter, nuestras penurias. Aquí la gente humilde ha trabajado la tierra durante mucho tiempo y el canto servía como consuelo y también para denunciar injusticias. Habla del amor, la familia, de cosas implícitas al hecho de ser valenciano, pero sin folclorizarlas.
P. ¿Cómo se evita caer en eso?
R. Intentando no reducir la cultura a la frivolidad. Los esmorsarets, las tracas, la paelleta… Todo eso está muy bien, pero hay que ir mucho más allá. A veces desde fuera no se nos toma en serio, por eso sobreviene ese sentimiento de abandono. Es muy importante que nosotros mismos nos tomemos más en serio porque la cultura valenciana abarca mucho. Hay nombres muy importantes que deberían ser más conocidos fuera de aquí. Vicent Andrés Estellés, Carme Miquel, María Moliner, Joan Fuster, Pep Gimeno, Botifarra…
P. En España ha surgido una generación de artistas como Rodrigo Cuevas, Baiuca o Le Parody, que, al igual que usted, recuperan la música de raíces fusionándola con sonidos contemporáneos.
R. Es que estamos en una era de tecnología. La música tradicional es aquella que se da en un contexto social determinado. Es decir, cuando no había instrumentos se cantaba a capela, luego se inventaron los instrumentos de cuerda. No hay que ponerse la venda del purismo y decir que aplicar la tecnología a la música tradicional está mal: es música que siempre se ha hecho con los instrumentos que había en cada etapa de la historia.
P. La catástrofe de Valencia ha puesto de relieve el espíritu solidario de su generación.
R. Ha sido una buena lección para quienes piensan que los jóvenes estamos dormidos. Es cierto que hay gente deprimida porque vivimos momentos muy malos para conseguir trabajo, por el acceso a la vivienda, por todo. Estamos pagando los platos rotos. Tenemos motivos para quedarnos parados y no lo hemos hecho porque hay que sacar esto adelante.
P. ¿Ha visto usted el vídeo donde el investigador científico Antonio Turiel, con la voz rota, pide disculpas a los jóvenes por el nefasto legado que les estamos dejando?
R. Sí, y me tocó muchísimo. Justamente es el tipo de persona que no necesita pedir disculpas porque pertenece a esa gente que ha luchado para intentar que el mundo no sea así. Yo le doy las gracias. Y aunque quien realmente se tenga que disculpar no se disculpe, no pasa nada, nosotros vamos a coger igualmente este mundo y aprenderemos a hacerlo mejor. De lo que se trata es de reparar y crear, eso es.
Babelia
Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
EL PAÍS