Eva Martínez (Madrid, 1974) lleva trabajando en el Museo del Prado desde 2012. Licenciada en Historia del Arte y formada como restauradora en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, ha trabajado para el Museo de Historia de Madrid, Patrimonio Nacional y la Fundación Casa de Alba. En 2019 estuvo un mes en la National Gallery de Londres, como profesional del Prado, dentro del Getty Canvas Project. Entre las principales obras que ha restaurado en el Prado, el retrato ecuestre de la Reina Cristina de Suecia pintado por Sébastien Bourdon; ‘La predicación de San Juan Bautista’, de Massimo Stanzione, y ‘La Transfiguración’, de Penni, el cuadro más pesado de la pinacoteca. «Fue un trabajo complejo por la dificultad que supone trabajar en una obra de gran formato, por los problemas de nivelado que presentaba el soporte y por la delicadeza de la película pictórica, muy fina y transparente», comenta vía mail desde Japón . El 16 de julio comenzó la restauración de ‘La Anunciación’, de El Greco, del Museo Ohara . Finalizó el 9 de agosto, «tiempo suficiente para poder llevarlo a cabo con plenas garantías, aunque trabajando a buen ritmo»». Se prevé que vuelva a colgar en las salas del museo entre finales de septiembre y principios de octubre. Ha trabajado en el taller del museo japonés, instalado recientemente. «Es un espacio pequeño pero con todo lo necesario para poder trabajar, con un buen sistema de iluminación, extracción de aire, control de temperatura y humedad y diversos equipos y utensilios de restauración». Explica Eva Martínez que «los estudios técnicos de la pintura se realizaron antes de empezar el trabajo: fotografías con luz ultravioleta, reflectografía de infrarrojos, estratigrafías y analíticas de los pigmentos y análisis de los mismos mediante XRF (fluorescencia de rayos X)».¿Por qué una restauradora del Prado se ha ocupado de ello? ¿Es algo habitual? «No, no es habitual. He realizado el trabajo a nivel particular, como profesional autónoma, si bien el origen de este proyecto vino desde el Prado y, evidentemente, el interés de contar conmigo como restauradora por parte del Museo Ohara viene determinado por mi pertenencia al equipo de restauradores del Prado. La sugerencia de la necesidad de restaurar la pintura, que es un proyecto que arrancó en 2019, vino de Leticia Ruiz , jefa de Pintura Española del Renacimiento del Prado. Después de ver la obra con el objetivo de incluirla en su catálogo razonado , aconsejó a los conservadores del Museo Ohara realizar una restauración de la obra para que se viera en perfectas condiciones. Ella fue quien sugirió la posibilidad de encomendar el trabajo a un restaurador del Prado, ya que en la Fundación Ohara no disponen de personal especializado en pintura antigua que pudiera llevar a cabo el trabajo, y porque es muy importante el conocimiento de la obra de un autor para poder llevar a cabo una buena restauración, de manera que los restauradores más próximos a la obra de El Greco son los del Prado». Eva Martínez no había restaurado antes ninguna pintura de este artista en el Prado. Se han ocupado de ello Rafael Alonso y Almudena Sánchez . Pero explica que «hubo acuerdo entre ambos y Leticia Ruiz para que yo asumiera el proyecto. Iniciado en 2019, quedó paralizado con la pandemia de Covid y finalmente se pudo retomar este año».Esta ‘Anunciación’, cuenta la restauradora, «llegó al Museo Ohara en 1922 y es el único Greco de su colección, fundamentalmente compuesta por pintura europea de finales del XIX y principios del XX. Es, también, el primer Greco que llegó a Japón . Hasta donde yo sé, en el país hay solamente dos pinturas de El Greco: ‘La Anunciación’ del Museo Ohara y ‘Cristo en la Cruz’ del Museo Nacional de Arte Occidental de Tokio. La obra de El Greco se encuentra fundamentalmente conservada en España, especialmente en Toledo y en el Prado. No obstante, es un pintor bien representado en museos de todo el mundo a través de adquisiciones privadas que se produjeron sobre todo a comienzos del siglo XX. Empezó a haber un gran interés por su obra y ser un pintor muy valorado por los críticos y los artistas de las primeras vanguardias, siendo entonces vendidas muchas de sus obras procedentes de iglesias y conventos, que salieron así fuera de España en un momento en el que nuestro patrimonio no estaba protegido, Lo positivo de esa salida, sin embargo, fue la difusión y el conocimiento de la obra de El Greco y su consiguiente puesta en valor».Eva Martínez, durante la restauración de ‘La Anunciación’ de El Greco Museo Ohara. Kurashiki, Japón¿Es El Greco un pintor que guste al público japonés? «Sí, es un pintor muy valorado por el público japonés , al que admiran mucho en sus visitas a España y a otros museos del mundo. Su estética, colorido y concepción del espacio y de las figuras son muy de su gusto. Creo que las imágenes creadas por El Greco son muy bien comprendidas por ellos. Es un pintor que, además, ha influido mucho en sus artistas modernos, y es para ellos un referente del arte occidental» .Sobre el estado de conservación de ‘La Anunciación’, advierte Eva Martínez que «era bueno a nivel estructural, pero tenía daños estéticos derivados del paso del tiempo desde que se realizó la última restauración, hace más de cien años . Fue un trabajo muy bien realizado, hecho muy posiblemente en España por un buen profesional, tal vez también relacionado con el Prado o con la Colección Real. En ella, se reenteló el cuadro (se le adhirió por el reverso una tela nueva por encima de la original) con muy buen resultado y quedó perfectamente estabilizado. El problema es que los barnices aplicados en aquella restauración y los retoques llevados a cabo en las pérdidas de pintura y desgastes que tenía la capa pictórica, pequeños pero numerosos, se habían oxidado y se habían desajustado de color. El barniz se había vuelto amarillento y había perdido transparencia, y los retoques se habían oscurecido . Además, en muchas ocasiones estos retoques cubrían parte de la pintura original y habían confundido elementos de la técnica de El Greco (como el hecho de dejar a la vista la preparación de fondo de la pintura en los contornos) con desgastes que habían tapado. Todo ello le daba a la pintura un aspecto oscurecido y pesado y le restaba viveza a los colores, siendo necesario recuperar la frescura y la transparencia de la pintura original». Antes de la restauración Después de la restauración Museo Ohara, Kurashiki, Japón«Lo más complicado –añade– es la limpieza, ya que es el único proceso de la restauración que no tiene vuelta atrás. Es necesario tener muy claro hasta qué punto se quiere llegar y que materiales y técnicas hay que emplear en la limpieza, para nunca dañar la pintura original y respetar la armonía y el equilibrio tonal de la pintura. Nunca hay que limpiar en exceso y esto no significa solamente que haya que evitar por encima de todo el daño de las partes más delicadas de la pintura, como las veladuras y los toques finales, sino también saber cuál es el valor de cada color y ajustar el nivel de limpieza a cada uno de ellos para mantener ese equilibrio y armonía».A partir del nuevo modelo creado en ‘La Anunciación’ del retablo de doña María de Aragón (hoy en el Prado), El Greco pintó en pequeño formato una serie de ‘Anunciaciones’. «Ésta se halla entre las tres mejores , junto con la del Museo de Toledo (Ohio) y la del Museo de Bellas Artes de Budapest», advierte la restauradora. El cuadro, dice, «fue comprado en 1922 por Kojima Torajiro , un pintor originario de Kurashiki, en un anticuario de París. Sabemos que estuvo en una colección privada de Madrid, la del marqués de Pidal , hasta al menos 1908. Después de esa fecha y en un momento indeterminado, fue vendida fuera de España pasando por la aduana de Suiza , llegando a la galería de Goupil en París y después a la de Berheim Jeune, también en París, donde fue comprada por Kojima. No sabemos para qué cliente, aunque sin duda fue realizada en el taller de El Greco en Toledo y, por su tamaño, pudo tener como destino algún pequeño oratorio o altar privado».El Museo Ohara, en Kurashiki, Japón ABCEl Museo Ohara es el museo de arte occidental privado más antiguo de Japón y la primera institución nipona dedicada al arte occidental. Inaugurado en 1930, fue fundado por el empresario Magosaburo Ohara «por su interés por la pintura occidental y para dar a Kojima Torajiro, el pintor más reconocido de la zona y que tenía un gran interés por la pintura impresionista, la oportunidad de viajar por Europa para conocer la obra de estos artistas y comprar pinturas europeas de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Ohara comisionó a Kojima para poder adquirir y formar su colección y éste realizó una buena selección de obras que hoy constituyen el museo, con una buena representación del impresionismo francés , además de otras corrientes de finales de siglo, como el fauvismo, el simbolismo o el expresionismo alemán, y con obras de Picasso y las primeras vanguardias . Es una colección pequeña pero muy completa. La obra de El Greco es una excepción en la colección, pero fue adquirida por Kojima por habérsele presentado la oportunidad y por el especial valor de la pintura de El Greco en la cultura japonesa, siendo sin duda una decisión muy acertada porque hoy en día es una de las obras más queridas por la población de Kurashiki ». Esta, comenta Eva Martínez, «es una ciudad bellísima con una gran oferta cultural, que merece la pena visitar y en la que se respira el ambiente del pasado en cada rincón. El centro histórico, Bikan , es pequeño pero de una gran belleza, porque conserva la estructura y arquitectura originales del siglo XVIII, con sus edificios y canales, y contiene numerosos museos como el pabellón Kojima (ampliación del Museo Ohara), el Museo Arqueológico, el de Artes Decorativas y la antigua residencia de la familia Ohara, un edificio de época conservado con todos sus elementos». Eva Martínez (Madrid, 1974) lleva trabajando en el Museo del Prado desde 2012. Licenciada en Historia del Arte y formada como restauradora en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, ha trabajado para el Museo de Historia de Madrid, Patrimonio Nacional y la Fundación Casa de Alba. En 2019 estuvo un mes en la National Gallery de Londres, como profesional del Prado, dentro del Getty Canvas Project. Entre las principales obras que ha restaurado en el Prado, el retrato ecuestre de la Reina Cristina de Suecia pintado por Sébastien Bourdon; ‘La predicación de San Juan Bautista’, de Massimo Stanzione, y ‘La Transfiguración’, de Penni, el cuadro más pesado de la pinacoteca. «Fue un trabajo complejo por la dificultad que supone trabajar en una obra de gran formato, por los problemas de nivelado que presentaba el soporte y por la delicadeza de la película pictórica, muy fina y transparente», comenta vía mail desde Japón . El 16 de julio comenzó la restauración de ‘La Anunciación’, de El Greco, del Museo Ohara . Finalizó el 9 de agosto, «tiempo suficiente para poder llevarlo a cabo con plenas garantías, aunque trabajando a buen ritmo»». Se prevé que vuelva a colgar en las salas del museo entre finales de septiembre y principios de octubre. Ha trabajado en el taller del museo japonés, instalado recientemente. «Es un espacio pequeño pero con todo lo necesario para poder trabajar, con un buen sistema de iluminación, extracción de aire, control de temperatura y humedad y diversos equipos y utensilios de restauración». Explica Eva Martínez que «los estudios técnicos de la pintura se realizaron antes de empezar el trabajo: fotografías con luz ultravioleta, reflectografía de infrarrojos, estratigrafías y analíticas de los pigmentos y análisis de los mismos mediante XRF (fluorescencia de rayos X)».¿Por qué una restauradora del Prado se ha ocupado de ello? ¿Es algo habitual? «No, no es habitual. He realizado el trabajo a nivel particular, como profesional autónoma, si bien el origen de este proyecto vino desde el Prado y, evidentemente, el interés de contar conmigo como restauradora por parte del Museo Ohara viene determinado por mi pertenencia al equipo de restauradores del Prado. La sugerencia de la necesidad de restaurar la pintura, que es un proyecto que arrancó en 2019, vino de Leticia Ruiz , jefa de Pintura Española del Renacimiento del Prado. Después de ver la obra con el objetivo de incluirla en su catálogo razonado , aconsejó a los conservadores del Museo Ohara realizar una restauración de la obra para que se viera en perfectas condiciones. Ella fue quien sugirió la posibilidad de encomendar el trabajo a un restaurador del Prado, ya que en la Fundación Ohara no disponen de personal especializado en pintura antigua que pudiera llevar a cabo el trabajo, y porque es muy importante el conocimiento de la obra de un autor para poder llevar a cabo una buena restauración, de manera que los restauradores más próximos a la obra de El Greco son los del Prado». Eva Martínez no había restaurado antes ninguna pintura de este artista en el Prado. Se han ocupado de ello Rafael Alonso y Almudena Sánchez . Pero explica que «hubo acuerdo entre ambos y Leticia Ruiz para que yo asumiera el proyecto. Iniciado en 2019, quedó paralizado con la pandemia de Covid y finalmente se pudo retomar este año».Esta ‘Anunciación’, cuenta la restauradora, «llegó al Museo Ohara en 1922 y es el único Greco de su colección, fundamentalmente compuesta por pintura europea de finales del XIX y principios del XX. Es, también, el primer Greco que llegó a Japón . Hasta donde yo sé, en el país hay solamente dos pinturas de El Greco: ‘La Anunciación’ del Museo Ohara y ‘Cristo en la Cruz’ del Museo Nacional de Arte Occidental de Tokio. La obra de El Greco se encuentra fundamentalmente conservada en España, especialmente en Toledo y en el Prado. No obstante, es un pintor bien representado en museos de todo el mundo a través de adquisiciones privadas que se produjeron sobre todo a comienzos del siglo XX. Empezó a haber un gran interés por su obra y ser un pintor muy valorado por los críticos y los artistas de las primeras vanguardias, siendo entonces vendidas muchas de sus obras procedentes de iglesias y conventos, que salieron así fuera de España en un momento en el que nuestro patrimonio no estaba protegido, Lo positivo de esa salida, sin embargo, fue la difusión y el conocimiento de la obra de El Greco y su consiguiente puesta en valor».Eva Martínez, durante la restauración de ‘La Anunciación’ de El Greco Museo Ohara. Kurashiki, Japón¿Es El Greco un pintor que guste al público japonés? «Sí, es un pintor muy valorado por el público japonés , al que admiran mucho en sus visitas a España y a otros museos del mundo. Su estética, colorido y concepción del espacio y de las figuras son muy de su gusto. Creo que las imágenes creadas por El Greco son muy bien comprendidas por ellos. Es un pintor que, además, ha influido mucho en sus artistas modernos, y es para ellos un referente del arte occidental» .Sobre el estado de conservación de ‘La Anunciación’, advierte Eva Martínez que «era bueno a nivel estructural, pero tenía daños estéticos derivados del paso del tiempo desde que se realizó la última restauración, hace más de cien años . Fue un trabajo muy bien realizado, hecho muy posiblemente en España por un buen profesional, tal vez también relacionado con el Prado o con la Colección Real. En ella, se reenteló el cuadro (se le adhirió por el reverso una tela nueva por encima de la original) con muy buen resultado y quedó perfectamente estabilizado. El problema es que los barnices aplicados en aquella restauración y los retoques llevados a cabo en las pérdidas de pintura y desgastes que tenía la capa pictórica, pequeños pero numerosos, se habían oxidado y se habían desajustado de color. El barniz se había vuelto amarillento y había perdido transparencia, y los retoques se habían oscurecido . Además, en muchas ocasiones estos retoques cubrían parte de la pintura original y habían confundido elementos de la técnica de El Greco (como el hecho de dejar a la vista la preparación de fondo de la pintura en los contornos) con desgastes que habían tapado. Todo ello le daba a la pintura un aspecto oscurecido y pesado y le restaba viveza a los colores, siendo necesario recuperar la frescura y la transparencia de la pintura original». Antes de la restauración Después de la restauración Museo Ohara, Kurashiki, Japón«Lo más complicado –añade– es la limpieza, ya que es el único proceso de la restauración que no tiene vuelta atrás. Es necesario tener muy claro hasta qué punto se quiere llegar y que materiales y técnicas hay que emplear en la limpieza, para nunca dañar la pintura original y respetar la armonía y el equilibrio tonal de la pintura. Nunca hay que limpiar en exceso y esto no significa solamente que haya que evitar por encima de todo el daño de las partes más delicadas de la pintura, como las veladuras y los toques finales, sino también saber cuál es el valor de cada color y ajustar el nivel de limpieza a cada uno de ellos para mantener ese equilibrio y armonía».A partir del nuevo modelo creado en ‘La Anunciación’ del retablo de doña María de Aragón (hoy en el Prado), El Greco pintó en pequeño formato una serie de ‘Anunciaciones’. «Ésta se halla entre las tres mejores , junto con la del Museo de Toledo (Ohio) y la del Museo de Bellas Artes de Budapest», advierte la restauradora. El cuadro, dice, «fue comprado en 1922 por Kojima Torajiro , un pintor originario de Kurashiki, en un anticuario de París. Sabemos que estuvo en una colección privada de Madrid, la del marqués de Pidal , hasta al menos 1908. Después de esa fecha y en un momento indeterminado, fue vendida fuera de España pasando por la aduana de Suiza , llegando a la galería de Goupil en París y después a la de Berheim Jeune, también en París, donde fue comprada por Kojima. No sabemos para qué cliente, aunque sin duda fue realizada en el taller de El Greco en Toledo y, por su tamaño, pudo tener como destino algún pequeño oratorio o altar privado».El Museo Ohara, en Kurashiki, Japón ABCEl Museo Ohara es el museo de arte occidental privado más antiguo de Japón y la primera institución nipona dedicada al arte occidental. Inaugurado en 1930, fue fundado por el empresario Magosaburo Ohara «por su interés por la pintura occidental y para dar a Kojima Torajiro, el pintor más reconocido de la zona y que tenía un gran interés por la pintura impresionista, la oportunidad de viajar por Europa para conocer la obra de estos artistas y comprar pinturas europeas de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Ohara comisionó a Kojima para poder adquirir y formar su colección y éste realizó una buena selección de obras que hoy constituyen el museo, con una buena representación del impresionismo francés , además de otras corrientes de finales de siglo, como el fauvismo, el simbolismo o el expresionismo alemán, y con obras de Picasso y las primeras vanguardias . Es una colección pequeña pero muy completa. La obra de El Greco es una excepción en la colección, pero fue adquirida por Kojima por habérsele presentado la oportunidad y por el especial valor de la pintura de El Greco en la cultura japonesa, siendo sin duda una decisión muy acertada porque hoy en día es una de las obras más queridas por la población de Kurashiki ». Esta, comenta Eva Martínez, «es una ciudad bellísima con una gran oferta cultural, que merece la pena visitar y en la que se respira el ambiente del pasado en cada rincón. El centro histórico, Bikan , es pequeño pero de una gran belleza, porque conserva la estructura y arquitectura originales del siglo XVIII, con sus edificios y canales, y contiene numerosos museos como el pabellón Kojima (ampliación del Museo Ohara), el Museo Arqueológico, el de Artes Decorativas y la antigua residencia de la familia Ohara, un edificio de época conservado con todos sus elementos».
Eva Martínez (Madrid, 1974) lleva trabajando en el Museo del Prado desde 2012. Licenciada en Historia del Arte y formada como restauradora en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, ha trabajado para el Museo de Historia de Madrid, Patrimonio … Nacional y la Fundación Casa de Alba. En 2019 estuvo un mes en la National Gallery de Londres, como profesional del Prado, dentro del Getty Canvas Project. Entre las principales obras que ha restaurado en el Prado, el retrato ecuestre de la Reina Cristina de Suecia pintado por Sébastien Bourdon; ‘La predicación de San Juan Bautista’, de Massimo Stanzione, y ‘La Transfiguración’, de Penni, el cuadro más pesado de la pinacoteca. «Fue un trabajo complejo por la dificultad que supone trabajar en una obra de gran formato, por los problemas de nivelado que presentaba el soporte y por la delicadeza de la película pictórica, muy fina y transparente», comenta vía mail desde Japón.
El 16 de julio comenzó la restauración de ‘La Anunciación’, de El Greco, del Museo Ohara. Finalizó el 9 de agosto, «tiempo suficiente para poder llevarlo a cabo con plenas garantías, aunque trabajando a buen ritmo»». Se prevé que vuelva a colgar en las salas del museo entre finales de septiembre y principios de octubre. Ha trabajado en el taller del museo japonés, instalado recientemente. «Es un espacio pequeño pero con todo lo necesario para poder trabajar, con un buen sistema de iluminación, extracción de aire, control de temperatura y humedad y diversos equipos y utensilios de restauración». Explica Eva Martínez que «los estudios técnicos de la pintura se realizaron antes de empezar el trabajo: fotografías con luz ultravioleta, reflectografía de infrarrojos, estratigrafías y analíticas de los pigmentos y análisis de los mismos mediante XRF (fluorescencia de rayos X)».
¿Por qué una restauradora del Prado se ha ocupado de ello? ¿Es algo habitual? «No, no es habitual. He realizado el trabajo a nivel particular, como profesional autónoma, si bien el origen de este proyecto vino desde el Prado y, evidentemente, el interés de contar conmigo como restauradora por parte del Museo Ohara viene determinado por mi pertenencia al equipo de restauradores del Prado. La sugerencia de la necesidad de restaurar la pintura, que es un proyecto que arrancó en 2019, vino de Leticia Ruiz, jefa de Pintura Española del Renacimiento del Prado. Después de ver la obra con el objetivo de incluirla en su catálogo razonado, aconsejó a los conservadores del Museo Ohara realizar una restauración de la obra para que se viera en perfectas condiciones. Ella fue quien sugirió la posibilidad de encomendar el trabajo a un restaurador del Prado, ya que en la Fundación Ohara no disponen de personal especializado en pintura antigua que pudiera llevar a cabo el trabajo, y porque es muy importante el conocimiento de la obra de un autor para poder llevar a cabo una buena restauración, de manera que los restauradores más próximos a la obra de El Greco son los del Prado».
Eva Martínez no había restaurado antes ninguna pintura de este artista en el Prado. Se han ocupado de ello Rafael Alonso y Almudena Sánchez. Pero explica que «hubo acuerdo entre ambos y Leticia Ruiz para que yo asumiera el proyecto. Iniciado en 2019, quedó paralizado con la pandemia de Covid y finalmente se pudo retomar este año».
Esta ‘Anunciación’, cuenta la restauradora, «llegó al Museo Ohara en 1922 y es el único Greco de su colección, fundamentalmente compuesta por pintura europea de finales del XIX y principios del XX. Es, también, el primer Greco que llegó a Japón. Hasta donde yo sé, en el país hay solamente dos pinturas de El Greco: ‘La Anunciación’ del Museo Ohara y ‘Cristo en la Cruz’ del Museo Nacional de Arte Occidental de Tokio. La obra de El Greco se encuentra fundamentalmente conservada en España, especialmente en Toledo y en el Prado. No obstante, es un pintor bien representado en museos de todo el mundo a través de adquisiciones privadas que se produjeron sobre todo a comienzos del siglo XX. Empezó a haber un gran interés por su obra y ser un pintor muy valorado por los críticos y los artistas de las primeras vanguardias, siendo entonces vendidas muchas de sus obras procedentes de iglesias y conventos, que salieron así fuera de España en un momento en el que nuestro patrimonio no estaba protegido, Lo positivo de esa salida, sin embargo, fue la difusión y el conocimiento de la obra de El Greco y su consiguiente puesta en valor».
Museo Ohara. Kurashiki, Japón
¿Es El Greco un pintor que guste al público japonés? «Sí, es un pintor muy valorado por el público japonés, al que admiran mucho en sus visitas a España y a otros museos del mundo. Su estética, colorido y concepción del espacio y de las figuras son muy de su gusto. Creo que las imágenes creadas por El Greco son muy bien comprendidas por ellos. Es un pintor que, además, ha influido mucho en sus artistas modernos, y es para ellos un referente del arte occidental».
Sobre el estado de conservación de ‘La Anunciación’, advierte Eva Martínez que «era bueno a nivel estructural, pero tenía daños estéticos derivados del paso del tiempo desde que se realizó la última restauración, hace más de cien años. Fue un trabajo muy bien realizado, hecho muy posiblemente en España por un buen profesional, tal vez también relacionado con el Prado o con la Colección Real. En ella, se reenteló el cuadro (se le adhirió por el reverso una tela nueva por encima de la original) con muy buen resultado y quedó perfectamente estabilizado. El problema es que los barnices aplicados en aquella restauración y los retoques llevados a cabo en las pérdidas de pintura y desgastes que tenía la capa pictórica, pequeños pero numerosos, se habían oxidado y se habían desajustado de color. El barniz se había vuelto amarillento y había perdido transparencia, y los retoques se habían oscurecido. Además, en muchas ocasiones estos retoques cubrían parte de la pintura original y habían confundido elementos de la técnica de El Greco (como el hecho de dejar a la vista la preparación de fondo de la pintura en los contornos) con desgastes que habían tapado. Todo ello le daba a la pintura un aspecto oscurecido y pesado y le restaba viveza a los colores, siendo necesario recuperar la frescura y la transparencia de la pintura original».
Después de la restauración
Antes de la restauración
«Lo más complicado –añade– es la limpieza, ya que es el único proceso de la restauración que no tiene vuelta atrás. Es necesario tener muy claro hasta qué punto se quiere llegar y que materiales y técnicas hay que emplear en la limpieza, para nunca dañar la pintura original y respetar la armonía y el equilibrio tonal de la pintura. Nunca hay que limpiar en exceso y esto no significa solamente que haya que evitar por encima de todo el daño de las partes más delicadas de la pintura, como las veladuras y los toques finales, sino también saber cuál es el valor de cada color y ajustar el nivel de limpieza a cada uno de ellos para mantener ese equilibrio y armonía».
A partir del nuevo modelo creado en ‘La Anunciación’ del retablo de doña María de Aragón (hoy en el Prado), El Greco pintó en pequeño formato una serie de ‘Anunciaciones’. «Ésta se halla entre las tres mejores, junto con la del Museo de Toledo (Ohio) y la del Museo de Bellas Artes de Budapest», advierte la restauradora. El cuadro, dice, «fue comprado en 1922 por Kojima Torajiro, un pintor originario de Kurashiki, en un anticuario de París. Sabemos que estuvo en una colección privada de Madrid, la del marqués de Pidal, hasta al menos 1908. Después de esa fecha y en un momento indeterminado, fue vendida fuera de España pasando por la aduana de Suiza, llegando a la galería de Goupil en París y después a la de Berheim Jeune, también en París, donde fue comprada por Kojima. No sabemos para qué cliente, aunque sin duda fue realizada en el taller de El Greco en Toledo y, por su tamaño, pudo tener como destino algún pequeño oratorio o altar privado».
ABC
El Museo Ohara es el museo de arte occidental privado más antiguo de Japón y la primera institución nipona dedicada al arte occidental. Inaugurado en 1930, fue fundado por el empresario Magosaburo Ohara «por su interés por la pintura occidental y para dar a Kojima Torajiro, el pintor más reconocido de la zona y que tenía un gran interés por la pintura impresionista, la oportunidad de viajar por Europa para conocer la obra de estos artistas y comprar pinturas europeas de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Ohara comisionó a Kojima para poder adquirir y formar su colección y éste realizó una buena selección de obras que hoy constituyen el museo, con una buena representación del impresionismo francés, además de otras corrientes de finales de siglo, como el fauvismo, el simbolismo o el expresionismo alemán, y con obras de Picasso y las primeras vanguardias. Es una colección pequeña pero muy completa. La obra de El Greco es una excepción en la colección, pero fue adquirida por Kojima por habérsele presentado la oportunidad y por el especial valor de la pintura de El Greco en la cultura japonesa, siendo sin duda una decisión muy acertada porque hoy en día es una de las obras más queridas por la población de Kurashiki».
Esta, comenta Eva Martínez, «es una ciudad bellísima con una gran oferta cultural, que merece la pena visitar y en la que se respira el ambiente del pasado en cada rincón. El centro histórico, Bikan, es pequeño pero de una gran belleza, porque conserva la estructura y arquitectura originales del siglo XVIII, con sus edificios y canales, y contiene numerosos museos como el pabellón Kojima (ampliación del Museo Ohara), el Museo Arqueológico, el de Artes Decorativas y la antigua residencia de la familia Ohara, un edificio de época conservado con todos sus elementos».
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