Se abre el telón y aparece Jorge Ponce atado a un poste mientras una suerte de brujo le arranca el corazón a lo Indiana Jones y el Templo Maldito y Chanel estrena su nuevo éxito Matahari con un guirigay de fondo que parece la versión del camarote de los hermanos Marx realizada por John Waters. Es “el preshow”, bromeó un falsamente ensangrentado Sergio Bezos en un arranque grabado para dar el pistoletazo de salida a la nueva temporada de La revuelta. A la vuelta de la sintonía habitual se retomó la normalidad…, a medias. El look rubísimo de David Broncano fue la principal novedad, aunque ya se lo habíamos visto en alguna alfombra roja y en la conexión previa con Pepa Bueno en el Telediario, que para algo este es uno de los formatos estrella de TVE. “Crisis de los 40”, han dicho los más malévolos en redes sociales, una apuesta veraniega que se ha alargado, según el presentador. Normal, a ver quién no tiene una amiga que ha vuelto de Cayo Coco con trencitas a lo Bo Derek.
Algún espectador despistado podría haber esperado una estrella de Hollywood o un Alcaraz, pero en este programa cada emisión es una declaración de intenciones
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos
Algún espectador despistado podría haber esperado una estrella de Hollywood o un Alcaraz, pero en este programa cada emisión es una declaración de intenciones


Se abre el telón y aparece Jorge Ponce atado a un poste mientras una suerte de brujo le arranca el corazón a lo Indiana Jones y el Templo Maldito y Chanel estrena su nuevo éxito Matahari con un guirigay de fondo que parece la versión del camarote de los hermanos Marx realizada por John Waters. Es “el preshow”, bromeó un falsamente ensangrentado Sergio Bezos en un arranque grabado para dar el pistoletazo de salida a la nueva temporada de La revuelta. A la vuelta de la sintonía habitual se retomó la normalidad…, a medias. El look rubísimo de David Broncano fue la principal novedad, aunque ya se lo habíamos visto en alguna alfombra roja y en la conexión previa con Pepa Bueno en el Telediario, que para algo este es uno de los formatos estrella de TVE. “Crisis de los cuarenta”, han dicho los más malévolos en redes sociales, una apuesta veraniega que se ha alargado, según el presentador. Normal, a ver quién no tiene una amiga que ha vuelto de Cayo Coco con trencitas a lo Bo Derek.
Como no hay mejor muestra de inteligencia que saber reírse de uno mismo, las primeras bromas fueron para el propio Broncano, al que Miguel Campos, el “apoyo digital al presentador”, lanzó unos cuantos memes en los que lo comparaba con Mercedes Milá y con el señor Burns haciéndose el joven. Los rótulos del programa, ese recurso revalorizado por Cachitos de hierro y cromo, tampoco se quedaron atrás. “No toquéis el contraste en el mando, el pelo de David es así”, se pudo leer en el primero; el segundo tuvo más intención: “Segunda temporada y la última según los últimos sondeos”. El humor político va a seguir estando ahí; si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?

También volvió el bombo con su Fuerza Valencia y Broncano insinuó que habría que añadir un Fuerza Palestina; a algunos no les cuesta demasiado colocarse en el lado correcto de la historia.
El primer cambio notable llegó con la supresión de la parrafada previa con el público, algo cansina a veces y que invitaba al zapeo. Esta vez los invitados entraron primero, y sin anunciar previamente, como siempre; eso no se va a renovar, pero no necesitaron demasiada presentación: la Brigada Forestal de Laza (Ourense). La ovación fue antológica, pero, ¿realmente le sorprende a alguien? Encaja perfectamente con el espíritu del formato; después de todo, los fuegos han sido los tristes protagonistas de la actualidad veraniega.
Algún espectador despistado que hubiese visto el formato por primera vez tal vez esperaría un Alcaraz o alguna estrella de Hollywood, pero La revuelta realiza una declaración de intenciones en cada programa y por ello resulta absurdo seguir comparándolo con El Hormiguero, que estrena con Bertín Osborne y Sergio Ramos. El Hormiguero y La Revuelta tan solo comparten franja horaria, pero no ADN, y ambos son necesarios, no diré yo que no, porque hay un público al que le gusta que se hable en el prime time de lo paradójico que resulta que un “grupo de élite” que se juega la vida cobre 1.300 euros al mes, y hay un público que tiene un sincero interés por los trinos de Sergio Ramos y los huevos de Bertín Osborne. Yo soy de los primeros y me alegra que suceda en la televisión pública; otros considerarán que ese grupo de hombres y mujeres que trabajan en condiciones precarias aprovechen para reivindicar la reducción de la jornada laboral que se va a votar esta semana en el Congreso, les convierte en unos rojos peligrosos, pero a esos también les van a salvar su vida y sus viviendas.
La segunda entrevista, porque aquí como en el anuncio de Petit Suisse siempre no dan dos, la protagonizaron Álvaro Morte y Kiti Mánver, que llegaron para promocionar Dos tumbas, de Netflix, y para variar Broncano era el único que no sabía ni si ya se había estrenado. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?, insisto.
Dirán que se nota que me gusta La Revuelta, pero les revelaré que yo soy de First Dates, de fris dis, que dice mi padre que a punto de cumplir ochenta ha descubierto gracias al formato de Mediaset que es una trieja y un gender fluid. A él, que es de clase trabajadora y pensionista, no necesita que le expliquen lo importante que es defender lo público, pero nunca viene mal que se recuerde y mejor si es en prime time.
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Sobre la firma

Eva Güimil (Mieres, 1972) ha sido directora y guionista de diversos formatos de la televisión autonómica asturiana. Escribe sobre televisión en EL PAÍS y ha colaborado con las ediciones digitales de Icon y ‘Vanity Fair’. Ha publicado la biografía de Mecano ‘En tu fiesta me colé’.
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