Cuenta el presentador Jorge Javier Vázquez que en 2021, mientras representaba en el teatro Reina Victoria de Madrid Desmontando a Séneca, se puso en contacto con Lalachus porque quería invitarla a ver la obra. “Me hacía muchísima gracia y me encantó que viniera, pero a la salida no pude conocerla personalmente. Me dijo que vivía lejos de Madrid y que no le daba tiempo a coger el tren de vuelta a casa”, cuenta.
Esta mujer de 34 años, de fama reciente y meteórica, protagoniza comentarios estos días tras ser elegida por TVE para presentar las Campanadas con David Broncano. Es probable que se ría de todo este momento de éxito, de los focos puestos en su cuerpo y en su persona
Cuenta el presentador Jorge Javier Vázquez que en 2021, mientras representaba en el teatro Reina Victoria de Madrid Desmontando a Séneca, se puso en contacto con Lalachus porque quería invitarla a ver la obra. “Me hacía muchísima gracia y me encantó que viniera, pero a la salida no pude conocerla personalmente. Me dijo que vivía lejos de Madrid y que no le daba tiempo a coger el tren de vuelta a casa”, cuenta.
“Yo no la conocía, pero mi mujer sí la veía en la época del programa La resistencia y un día me dijo: ‘Hay una chica muy simpática que ha salido contando su comunión en Fuenlabrada’. Ese mismo fin de semana me la encontré donde se encuentra la gente de bien, en los bares, y después de hablar con ella, lo confirmé: es muy de Fuenla”, narra Javier Ayala, alcalde de la localidad madrileña de más de 190.000 habitantes.
Son dos anécdotas que ayudan a dibujar al personaje. A una mujer de 34 años de fama reciente y meteórica, que protagoniza comentarios estos días —noticias y ruido, demasiado ruido— tras ser elegida por Televisión Española para presentar las Campanadas de fin de año junto con David Broncano. Dos payasos con estudios y sin una belleza canónica, que es algo así como no salir en ninguno de los meses del calendario Pirelli. “Tus primos”, como los define el periodista Juan Sanguino. “La verdadera historia de Lalachus”, “Lo que no sabías de Lalachus”, titulan. Bueno.
De los más de 48 millones de habitantes que tiene España, apenas un puñado de ellos han sido elegidos para retransmitir los cuartos y las 12 campanadas desde la Puerta del Sol de Madrid. TVE escogió a mujeres como la Carrá, también la Igartiburu, dos Cármenes, Sevilla y Maura, Ana García Obregón, entre otras. El año pasado lo hicieron la cantante Ana Mena y la futbolista Jennifer Hermoso. Un consejo: no busquen lo que se dijo en redes y algunos opinadores cuando se optó por estas dos últimas. Les helará el corazón.
Por eso es probable que Lala —su verdadero nombre es Laura Yustres Vélez— se ría de todo este momentazo de éxito, de este hype, de los focos puestos en su cuerpo y en su persona, de las críticas a los kilos que pesa, en estos tiempos en los que sobran acontecimientos históricos. “Gracias por preocuparos por mi salud”, dijo en directo en La revuelta. “Ha preferido no ser víctima”, le contaba Inés Hernand a Aimar Bretos en Hora 25. “Nos ha hecho evolucionar 10 años”, dice el alcalde de Fuenlabrada. “Broncano y Lala representan el juego, la travesura, son gente comentable. Y hay más gente con el cuerpo de ella que con el de Eva González”, afirma Sanguino.
Una intuye que La Lauri está disfrutando, pero sin tomárselo demasiado en serio porque hace nada, como aquel que dice, trabajaba como recepcionista en una empresa después de estudiar Comunicación Audiovisual y subía vídeos a las redes sociales demostrando que las mujeres, si les da la gana, son graciosas. Porque sabe a qué hora pasa el último tren de vuelta a Fuenlabrada, como sabe que los autobuses nocturnos que conectan con la periferia, los de color verde, dan demasiada vuelta.
Ha picado mucha piedra antes de llegar donde está, ha hecho muchas cosas que quizá no le apetecía hacer. Como tantos. Pero solo ella ha hecho de la periodista Lydia Lozano en la serie Veneno, dirigida por Javier Calvo y Javier Ambrossi. Tan normal, tan extraordinaria.
“En mi generación, y tengo 52 años, cuando decías que eras de Fuenlabrada lo hacías como de refilón. Ella lo hace con orgullo. También en eso las cosas han cambiado”, cuenta Javier Ayala, que fue testigo de cómo la aplaudieron sus vecinos cuando Laura se disfrazó de pepinillo para dar el pregón de Carnaval de 2024. “¡Fuenlabreñas, fuenlabreños! ¡Ay, qué pasa! Estoy muy contenta”, arrancó. Después de mencionar a sus padres, inmigrantes manchegos como tantos cientos que acudieron hace décadas a la llamada de la periferia madrileña, proclamó un sonoro “¡Vivan los encurtidos!” y jaleó a Fuenli, la mascota del equipo de baloncesto de la localidad.
“La conocí en verano de 2021, en Las tardes de RNE. Teníamos una sección juntos en la que hablábamos de nostalgia y enseguida conectamos. Algo que luego he visto cuando se han acercado a ella, que enseguida la tratan como si fuera familia. Es un poco como Lady Di, hace bien a la gente. Luego, cuando empezó la temporada del programa Cuerpos especiales [en Europa FM], mi sección iba antes que la suya, pero la esperaba. Desayunábamos churros todos los lunes”, dice Sanguino, que considera que el éxito de esta fuenlabreña se explica porque representa un estado de ánimo, una actitud ante la vida.
La actitud de una mujer que baila, se ríe y enseña lo que otras personas quizá no se atreven. Su cuerpo, las fotos en las que sale menos favorecida, esa cosa tan íntima como son las risas en su salón, las ocurrencias más insospechadas, suyas y ajenas, un lo que surja de manual. Laura convierte el sincericidio en risa. No lo intenten en casa.
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