Habrá que esperar al 12 de febrero en Filmin, pero no hay serie que me apetezca más que ‘ Soviet Jeans ‘. 1979, un joven fanático del rock es enviado a un hospital psiquiátrico en Letonia por cuestiones políticas y allí empieza a fabricar pantalones vaqueros con el resto de pacientes. Volveremos a lo absurdo de la URSS, como en ‘ Chernobyl ‘ pero sin catástrofes evidentes, en una serie hablada en letón, ruso e inglés. Tampoco he visto ‘ The Pelicot Rape Case: A Town on Trial ‘, documental de Channel 5 emitido el 11 de diciembre. Ni ‘ The Split: Barcelona ‘, especial de la serie de Aby Morgan emitido esta Navidad en la BBC. Liv, la hija de los personajes de Nicola Walker y Stephen Mangan, va a emparentar con una dinastía vinatera española. Volviendo a Pelicot, todavía no hay película, pero supongo que habrá. O serie. Siendo el caso Pelicot tan extraordinario por tener lugar entre personas corrientes y en un lugar corriente, es lógico que haya supuesto un guantazo de realidad. Y que Gisèle Pelicot haya despertado ese sentimiento de solidaridad y afecto. Que mujeres de otros países se hayan presentado a mostrarle su devoción en Aviñón. Gisèle Pelicot, dentro de su tragedia descomunal, tiene suerte de ser una muy buena víctima. Nadie duda de lo que le ha pasado. Nadie duda de la salvajada soportada. Toda esa solidaridad internacional del feminismo no se dio con las chicas de Rochdale , sucesos que ocurrían desde 2008. Lo más escandaloso, más allá de las propias violaciones de menores despiertas, fue la actitud de la policía, que temía parecer racista (los violadores eran de origen pakistaní). Los malos invitaban a las chicas a vodka, kebabs y fiestas. Luego se cobraban en sexo. Las chicas eran muy malas víctimas, aunque las violaciones fueran brutales, según la sentencia que condenó a algunos de los animales. ‘ La infamia ‘ (2017), miniserie de tres capítulos que trajo Filmin en 2021 y ahora está disponible en RTVE Play, está escrita por Nicole Taylor y dirigida por Philippa Lowthorpe y es una ficción muy valiente, no le importa ir donde no se espera y sacudir estereotipos sobre las víctimas. Poco se puede reprochar a la que invita a otras chicas a meterse en el lío. Como dice Sara, trabajadora de salud sexual que ayuda en el barrio, si mete a otras chicas en el negocio ella se libra de unas cuantas mamadas. No se están prostituyendo, están siendo violadas. A la tradicional poca credibilidad dada a las mujeres violadas y al desamparo que sufren (en esto es importante ‘ El techo amarillo ‘, documental de Isabel Coixet nominado al Goya sobre los abusos del profesor de teatro en Lérida, también en RTVE Play), a todo eso, digo, en ‘La infamia’ se añade la melindrería progre con la inmigración. Nadie va a quitar importancia a Gisèle Pelicot como víctima, pero qué suerte que te toque ser una buena. Cómo no voy a tener ganas de ver la serie sobre pantalones vaqueros en la URSS. Habrá que esperar al 12 de febrero en Filmin, pero no hay serie que me apetezca más que ‘ Soviet Jeans ‘. 1979, un joven fanático del rock es enviado a un hospital psiquiátrico en Letonia por cuestiones políticas y allí empieza a fabricar pantalones vaqueros con el resto de pacientes. Volveremos a lo absurdo de la URSS, como en ‘ Chernobyl ‘ pero sin catástrofes evidentes, en una serie hablada en letón, ruso e inglés. Tampoco he visto ‘ The Pelicot Rape Case: A Town on Trial ‘, documental de Channel 5 emitido el 11 de diciembre. Ni ‘ The Split: Barcelona ‘, especial de la serie de Aby Morgan emitido esta Navidad en la BBC. Liv, la hija de los personajes de Nicola Walker y Stephen Mangan, va a emparentar con una dinastía vinatera española. Volviendo a Pelicot, todavía no hay película, pero supongo que habrá. O serie. Siendo el caso Pelicot tan extraordinario por tener lugar entre personas corrientes y en un lugar corriente, es lógico que haya supuesto un guantazo de realidad. Y que Gisèle Pelicot haya despertado ese sentimiento de solidaridad y afecto. Que mujeres de otros países se hayan presentado a mostrarle su devoción en Aviñón. Gisèle Pelicot, dentro de su tragedia descomunal, tiene suerte de ser una muy buena víctima. Nadie duda de lo que le ha pasado. Nadie duda de la salvajada soportada. Toda esa solidaridad internacional del feminismo no se dio con las chicas de Rochdale , sucesos que ocurrían desde 2008. Lo más escandaloso, más allá de las propias violaciones de menores despiertas, fue la actitud de la policía, que temía parecer racista (los violadores eran de origen pakistaní). Los malos invitaban a las chicas a vodka, kebabs y fiestas. Luego se cobraban en sexo. Las chicas eran muy malas víctimas, aunque las violaciones fueran brutales, según la sentencia que condenó a algunos de los animales. ‘ La infamia ‘ (2017), miniserie de tres capítulos que trajo Filmin en 2021 y ahora está disponible en RTVE Play, está escrita por Nicole Taylor y dirigida por Philippa Lowthorpe y es una ficción muy valiente, no le importa ir donde no se espera y sacudir estereotipos sobre las víctimas. Poco se puede reprochar a la que invita a otras chicas a meterse en el lío. Como dice Sara, trabajadora de salud sexual que ayuda en el barrio, si mete a otras chicas en el negocio ella se libra de unas cuantas mamadas. No se están prostituyendo, están siendo violadas. A la tradicional poca credibilidad dada a las mujeres violadas y al desamparo que sufren (en esto es importante ‘ El techo amarillo ‘, documental de Isabel Coixet nominado al Goya sobre los abusos del profesor de teatro en Lérida, también en RTVE Play), a todo eso, digo, en ‘La infamia’ se añade la melindrería progre con la inmigración. Nadie va a quitar importancia a Gisèle Pelicot como víctima, pero qué suerte que te toque ser una buena. Cómo no voy a tener ganas de ver la serie sobre pantalones vaqueros en la URSS.
TVEO
No hay serie que me apetezca más que ‘Soviet Jeans’, en la que un joven es enviado a un hospital psiquiátrico en Letonia por motivos políticos
Habrá que esperar al 12 de febrero en Filmin, pero no hay serie que me apetezca más que ‘Soviet Jeans‘. 1979, un joven fanático del rock es enviado a un hospital psiquiátrico en Letonia por cuestiones políticas y allí empieza a fabricar pantalones vaqueros …
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