– My Morning Jacket, ‘Is’
¿Quiénes son? A principios de los 2000 My Morning Jacket, con sus pelambreras y sus largas barbas y desde Kentucky, logró dotar al rock de un toque cool que solo se les suponía a bandas de lugares cosmopolitas como Nueva York. Discos como At Dawn y Z les posicionó como baluarte de la conversión del rock setentero en algo moderno. Como suele pasar en los casos de grupos de éxito con un líder claro, el compositor, guitarra y voz, Jim James, inició una carrera en solitario. Desde hace unos años han vuelto a juntarse, para ver si consiguen atrapar el pellizco de antaño.
¿Es tan bueno Is? Este Is no puede sentarse en la misma mesa que las obras cumbre de los Jacket, lo que no significa que el álbum no merezca unas cuantas escuchas. La primera parte ofrece un conveniente saludo a la primavera gracias a canciones con bonitas melodías y hasta algún trasunto de Roy Orbison, como I Can Hear Your Love. Para la parte final guardan piezas donde disparan guitarrazos (¿no suena Squid Ink a Kiss?) que celebrará su parroquia rockista. En los dos ambientes My Morning Jacket se mueve como un grupo que tirando del pasado realiza una música contemporánea. Eso no lo han perdido.
– Natalia Lafourcade, ‘Cancionera’
¿Quién es? ¿La artista latina con más talento de la actualidad? Si no la que más, sí una de ellas. Mexicana de 41 años lleva una docena de discos. Tocó el cielo en 2022 con De todas las flores. Ya echábamos de menos canciones nuevas. Y aquí están…
¿Es tan bueno Cancionera? Hay que tener un concepto muy elevado de lo que es un disco para abrirlo con una pieza instrumental de cinco minutos. Natalia Lafourcade no va con los tiempos: ella trabaja con mimo y propone sus trabajos como viajes de apelan a la sensibilidad y la inteligencia de los oyentes. Aquí se transforma en Cancionera, un personaje que casa con su personalidad y que cuenta una aventura de ritmos latinoamericanos sobre historias de amores clandestinos, penas del corazón o patadas en la espinilla a las memeces que nos embotan hoy (“se terminaron las fotografías, solo se permiten los buenos días”, implora en la vacilona Cocos en la playa). Conviene escuchar el disco con unos auriculares de calidad, para saborear los hasta 18 instrumentos que participan, los matices, el sonido vivo y esa voz cálida de la mexicana. Una gozada.
– Charlie Bereal, ‘Walk with the Father’
¿Quién es? Charlie Bereal, desde Pasadena (California), se hizo un nombre al formar parte de la banda de góspel The Soul Seekers. Este es su tercer disco en solitario.
¿Es tan bueno Walk This the Father? Un disco que parece arrancado de los primeros setenta y que recordará (ese falsete) sobre todo a Curtis Mayfield, pero también a Marvin Gaye. Lo que aporta Bereal es una producción sensacional, llena de instrumentación (incluso arpa) que ofrece un punto sofisticado a sus canciones. Estamos ante un soul de satén, casi siempre reposado y voluptuoso.
– Black Country, New Road, ‘Forever Howlong’
¿Quiénes son? Un caso insólito en el pop contemporáneo. Procedentes de Cambridge (Inglaterra), Black Country, New Road iban lanzados para ser una banda importante en el pop actual cuando pocos días después de la publicación de su segundo álbum, en 2022, su vocalista, guitarrista y líder, Isaac Wood, tomó la decisión de dejarlo para atender a su salud mental. Qué hacer sin el jefe: decidieron seguir adelante.
¿Es tan bueno Forever Howlong? Este es el primer disco de la banda desde la partida de Wood. Tres años preparando nuevas canciones, donde las voces corren de cuenta del lado femenino de los ingleses. La canción que abre el álbum, Besties, recuerda a las primorosas composiciones que se le ocurrían a Brian Wilson. La ausencia de Wood ha producido un movimiento donde prima el piano, que elabora melodías juguetonas y optimistas. El disco es una especie de musical florido, con cabaret, voces mullidas, algo de psicodelia y estructuras flexibles que aportan algunos momentos de gran brillantez. Se han reinventado y han sobrevivido…
– Leiva, ‘Gigante’
¿Quién es? Seis discos con Pereza, el mismo número en solitario. A los 44 años y siempre orgulloso de su barrio de Alameda de Osuna (Madrid), Leiva ejerce de enganche entre la generación de Joaquín Sabina (lleva años asesorando y produciendo al de Úbeda), hasta la de Bunbury y de aquí hasta llegar a la suya, que conforma con, entre otros, Xoel López o Sidonie.
¿Es tan bueno Gigante? Posee un punto Gigante de exploración interior del propio autor, que utiliza las canciones para mirarse al espejo y descubrir cosas borrosas, aunque es lo que hay: “Maniaco, inestable, obsesivo y currante. / Híper aprensivo, ensimismado y leal. / Unas veces me doy tregua, la mayoría no hay chance”, canta en Leivinha, nombre de aquel elegante delantero brasileño del Atlético de Madrid que proporcionó el apodo al músico madrileño. Leiva confronta sus dos mundos, el de bajar a la cancha municipal para jugar un partido con los chavales del barrio, con el Leiva que llena un pabellón con 15.000 personas. Lo que cuentan en Ojos de gata Enrique Urquijo y Joaquín Sabina: “Cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario”. Anda fino Leiva en las letras de este álbum, algunas se pueden calificar como de las mejores de su carrera. Surgen mimetismos con el estilo Sabina (Ángulo muerto) y deja que luzcan algunos más de sus referentes, como Andrés Calamaro o Fito Páez, evidente este último en Shock y adrenalina, riff inspirado en Lou Reed incluido. Ácido funciona perfectamente como ejemplo del típico tema Leiva, tan rabiosamente radiable como defendible obra de buena calidad. Un disco con mucho que saborear más cerca del modo Beatles que del Stones, aunque la pose siempre sea un homenaje al pirata Keith.
– The Darkness, ‘Dreams On Toast’
¿Quiénes son? Al mismo tiempo que a principio de los dos mil The Strokes pretendían desde Nueva York comandar la última revolución rock amarrados a The Velvet Underground, en el Reino Unido surgía, inopinadamente, una banda que se regodeaba en su propio spinal tap y que reivindicaba a unos anacrónicos por esa época Queen.
¿Es tan bueno Dreams On Toast? En algún momento The Darkness pareció una caricatura de los clichés rockistas. Ellos mismos se ríen de ello y compusieron canciones sobre el tema. Reírse de uno mismo tiene su punto en un entorno tan afectado como el de las estrellas del rock. Pero qué tenemos en su nuevo disco. De todo: el rock cabreado de I Hate Myself; el homenaje a AC/DC de Mortal Dread; Don’t Need Sunshine, una balada que pretende ser como Aerosmith años 80, pero acaba sonando a Take That (y mola); el honky tonk de Cold Hearted Woman; el homenaje al hair metal en Walking Throught Fire; o una preciosidad titulada Weekend In Rome, que ya están tardando en poner como banda sonora de una escena romántica en la serie del momento. Que sí, que es un disco divertido y con cositas de calidad.
– Julien Baker and Torres, ‘Send A Prayer My Way’
¿Quiénes son? Dos voces en alza del actual indie-rock, Julien Baker (integrante además de Boygenius) y Mackenzie Scott (que firma como Torres) se unen para quitar al country esa capa de conservadurismo que algunos se empeñan en propagar: si Beyoncé reivindicó la negritud del género, Baker y Torres abrazan el country desde una perspectiva queer.
¿Es tan bueno Send A Prayer My Way? Al igual que con el álbum de Beyoncé o el último de Ringo Starr (ya tratados en esta sección), convendría señalar que el country que aquí se trata aspira a llegar a terrenos pop. Incluir un dobro, un pedal steel, un violín y cubrirse la cabeza con un sobrero vaquero no significa que sea country, aunque sus autores afirmen que sí. Los logros de esta colaboración trascienden los debates estilísticos: nos quedamos con el placer que otorga escuchar la fusión de la orgullosamente quebradiza voz de Baker y la un poco más grave de Torres y su celebración de la amistad. Y con unos textos alimentados de unas historias de rabia, como la que produce esa madre homófoba que da la espalda a su hija, o de redención, como cuando el protagonista del relato busca el camino de la espiritualidad después de superar una adicción. Además de fragilidad también surgen momentos hasta bailables (como en Sugar in the Tank) y algún que otro trallazo guitarrero. Un disco, en definitiva, requeté bonito.
– Fito Páez, ‘Novela’
¿Quién es? Junto con Andrés Calamaro, el rockero argentino más importante de la generación posterior a los pioneros Luis Alberto Spinetta, Charly García, Moris o Litto Nebbia. Siempre le quedó pendiente a Páez triunfar en España a lo grande, cosa que está consiguiendo ahora, con llenos en sus conciertos multitudinarios. Se lo merece de sobra.
¿Es tan bueno Novela? Novela es una locura que tenía mucho más sentido cuando Páez la inició, hace 37 años, que ahora, en los tiempos reduccionistas de TikTok. Pero el arte es para valientes. Estamos ante una ¡ópera-rock!, término que a los más jóvenes le sonará a la época medieval. Pregunten a sus abuelos por Tommy, de los Who. Vamos a intentar explicar de qué va este ambicioso disco: transcurre en una realidad paralela y en una academia de brujería donde la rectora desafía a que se produzca el romance perfecto; la aventura acaba en un circo en el mundo real. Lo hemos explicado lo mejor que hemos podido… Destripamiento: triunfa el amor. Páez mejor que nadie ha definido su obra recientemente a Rolling Stone: “Es tan compleja la obra, tan compleja, y tiene tantos significados que creo que cada uno tiene que bucear ahí y nadar, si tiene ganas. ¡Pero necesitás tiempo, te quita una hora y diez, con el teléfono apagado!”. Por encima de la historia se aupan canciones sensacionales, piezas que permiten muchas escuchas, rocks peleones, piezas que recordarán a los Beatles, florituras a lo Brian Wilson, textos intrincados y con jugo… El Sgt. Pepper’s de Fito Páez. Merece mucho la pena.
– Valerie June, ‘Owls, Omens and Oracles’
¿Quién es? Hace unos años y en una entrevista para su web, Bob Dylan dijo: “He estado escuchando mucho a Valerie June. Es una mezcla de soul hippie espacial, blues y folk con su voz apalache moderna y apretada como eje central”. Solo añadir que Owls, Omens and Oracles suma el sexto álbum en la carrera de esta artista de Tennessee.
¿Es tan bueno Owls, Omens and Oracles? Posee Valerie June una voz absolutamente reconocible, una extraña mezcla de candor casi infantil y sedimento de garito de perdición. Su nuevo disco ofrece un mensaje de positividad a pesar de lo que nos rodea, y lo expresa por medio de unas músicas que viajan al soul, el góspel, el folk, el rock… Hagan caso a Dylan: los discos de June depuran el alma.
– Varios artistas, ‘Super H (Homenaje al ‘Super 8′ de Los Planetas)’
¿Quiénes son? Un puñado de bandas del pop-rock español contemporáneo rindiendo homenaje al primer disco de Los Planetas, Super 8, de 1994.
¿Es tan bueno Super H? Cuando se publicó Super 8, hace 31 años, algunos de los músicos que participan en este tributo no habían nacido. Este dato dice mucho del impacto de un trabajo que se puede considerar como el más importante para el nacimiento en España del concepto indie, aunque el álbum lo publicara una multinacional. Pero la libertad creativa y el riesgo nunca abandonó a Los Planetas. Incluso hoy. Diez bandas (+ uno, ya que Edu Requejo interpreta Manchas solares, otro tema de Los Planetas que saldría un año después, en 1995) recrean todos los temas de Super 8 y por orden, como se firmaron hace tres décadas. Hasta ahí la formalidad del proyecto, porque luego cada uno hace lo que le da la gana, que casa mucho con el espíritu ingobernable de los granadinos. Cambian la letra, cantan partes en catalán, se sustituye el bar Amador por el malasañero Weirdo en Qué puedo hacer, se transforman los ritmos… Está logrado el disco, porque se consigue más que un entretenimiento: se logra insuflar nueva vida al disco. Algunos de los que lo consiguen: Depresión Sonora, Alcalá Norte, Cala Vento, Los Punsetes, Las Dianas, Melenas…
– The Bablers, ‘Like The First Time’
¿Quiénes son? Un grupo finlandés (vaya sorpresa) que editó un disco en 1980 y luego desapareció discográficamente durante ¡40 años! Su regreso de 2021 se completa ahora con este disco.
¿Es tan bueno Like The First Time? Si existe una mejor canción para empezar un álbum de pop de guitarras que You Are the One for Me que nos informen de inmediato. De momento tenemos ese sensacional inicio en este trabajo que respira mucha tradición beatle. Y eso significa que existe belleza de melodías, gusto por las voces bien acopladas y mensajes tan universales como que “el amor nos salvará”.
JOYA RESCATADA DEL MES…
Todos los meses recomendamos un disco que quizá quedó fuera del radar.
– Gary Moore, ‘Run for Cover’ (1985)
¿Quién es? Tenía la cara surcada por cicatrices después de una pelea en un pub. Así podría empezar la biografía de este irlandés duro, uno de los grandes guitarristas de rock que explotó en los ochenta, aunque comenzó en los setenta con bandas como Colosseum II o Thin Lizzy. Moore falleció en 2011 de un ataque al corazón a los 58 años en Estepona (Málaga) mientras pasaba unas vacaciones con su novia.
¿Es tan bueno Run for Cover? Los álbumes de los ochenta de Moore, enfocados al rock duro, son excelentes. Sobre todo, Corridors of Power (1982), Victims of the Future (1984) y este Run for Cover, del que se cumplen 40 años. Este trabajo despachó miles de copias gracias sobre todo a dos temas cuyos vídeos se pasaron insistentemente por la por entonces poderosa MTV: la balada Empty Rooms (que ya incluyó en Victims of the Future), y Out In the Fields, un tema interpretado junto a Phil Lynott, amigo del alma a pesar de sus desencuentros. Run for Cover muestra cómo el rock duro viró en los ochenta hacía la comercialidad, con la incorporación de teclados e incluso arrimándose al pop (el último tema, Listen To Your Heartbeat, que podría haber entrado en un disco ochentero de Phil Collins, es un claro ejemplo). Escuchado el álbum hoy, sin los rigores puristas de hace cuatro décadas, solo hay que admirar la sensacional colección de canciones, lo bien que cantaba Moore (en algunos temas ejerce de vocalista principal el también fabuloso Glenn Hughes) y lo explosivos que sonaban sus solos de guitarra. En los noventa, Moore se entregó a blues y también lo bordó.
My Morning Jacket, Natalia Lafourcade o Leiva, entre lo destacado del mes

– My Morning Jacket, ‘Is’
¿Quiénes son? A principios de los 2000 My Morning Jacket, con sus pelambreras y sus largas barbas y desde Kentucky, logró dotar al rock de un toque cool que solo se les suponía a bandas de lugares cosmopolitas como Nueva York. Discos como At Dawn y Zles posicionó como baluarte de la conversión del rock setentero en algo moderno. Como suele pasar en los casos de grupos de éxito con un líder claro, el compositor, guitarra y voz, Jim James, inició una carrera en solitario. Desde hace unos años han vuelto a juntarse, para ver si consiguen atrapar el pellizco de antaño.
¿Es tan bueno Is?Este Is no puede sentarse en la misma mesa que las obras cumbre de los Jacket, lo que no significa que el álbum no merezca unas cuantas escuchas. La primera parte ofrece un conveniente saludo a la primavera gracias a canciones con bonitas melodías y hasta algún trasunto de Roy Orbison, como I Can Hear Your Love. Para la parte final guardan piezas donde disparan guitarrazos (¿no suena Squid Ink a Kiss?) que celebrará su parroquia rockista. En los dos ambientes My Morning Jacket se mueve como un grupo que tirando del pasado realiza una música contemporánea. Eso no lo han perdido.

– Natalia Lafourcade, ‘Cancionera’
¿Quién es? ¿La artista latina con más talento de la actualidad? Si no la que más, sí una de ellas. Mexicana de 41 años lleva una docena de discos. Tocó el cielo en 2022 con De todas las flores. Ya echábamos de menos canciones nuevas. Y aquí están…
¿Es tan bueno Cancionera? Hay que tener un concepto muy elevado de lo que es un disco para abrirlo con una pieza instrumental de cinco minutos. Natalia Lafourcade no va con los tiempos: ella trabaja con mimo y propone sus trabajos como viajes de apelan a la sensibilidad y la inteligencia de los oyentes. Aquí se transforma en Cancionera, un personaje que casa con su personalidad y que cuenta una aventura de ritmos latinoamericanos sobre historias de amores clandestinos, penas del corazón o patadas en la espinilla a las memeces que nos embotan hoy (“se terminaron las fotografías, solo se permiten los buenos días”, implora en la vacilona Cocos en la playa). Conviene escuchar el disco con unos auriculares de calidad, para saborear los hasta 18 instrumentos que participan, los matices, el sonido vivo y esa voz cálida de la mexicana. Una gozada.

– Charlie Bereal, ‘Walk with the Father’
¿Quién es? Charlie Bereal, desde Pasadena (California), se hizo un nombre al formar parte de la banda de góspel The Soul Seekers. Este es su tercer disco en solitario.
¿Es tan bueno Walk This the Father?Un disco que parece arrancado de los primeros setenta y que recordará (ese falsete) sobre todo a Curtis Mayfield, pero también a Marvin Gaye. Lo que aporta Bereal es una producción sensacional, llena de instrumentación (incluso arpa) que ofrece un punto sofisticado a sus canciones. Estamos ante un soul de satén, casi siempre reposado y voluptuoso.

– Black Country, New Road, ‘Forever Howlong’
¿Quiénes son? Un caso insólito en el pop contemporáneo. Procedentes de Cambridge (Inglaterra),Black Country, New Road iban lanzados para ser una banda importante en el pop actual cuando pocos días después de la publicación de su segundo álbum, en 2022, su vocalista, guitarrista y líder, Isaac Wood, tomó la decisión de dejarlo para atender a su salud mental. Qué hacer sin el jefe: decidieron seguir adelante.
¿Es tan bueno Forever Howlong? Este es el primer disco de la banda desde la partida de Wood. Tres añospreparando nuevas canciones, donde las voces corren de cuenta del lado femenino de los ingleses. La canción que abre el álbum, Besties, recuerda a las primorosas composiciones que se le ocurrían a Brian Wilson. La ausencia de Wood ha producido un movimiento donde prima el piano, que elabora melodías juguetonas y optimistas. El disco es una especie de musical florido, con cabaret, voces mullidas, algo de psicodelia y estructuras flexibles que aportan algunos momentos de gran brillantez. Se han reinventado y han sobrevivido…

– Leiva, ‘Gigante’
¿Quién es? Seis discos con Pereza, el mismo número en solitario. A los 44 años y siempre orgulloso de su barrio de Alameda de Osuna (Madrid), Leiva ejerce de enganche entre la generación de Joaquín Sabina (lleva años asesorando y produciendo al de Úbeda), hasta la de Bunbury y de aquí hasta llegar a la suya, que conforma con, entre otros, Xoel López o Sidonie.
¿Es tan bueno Gigante? Posee un punto Gigante de exploración interior del propio autor, que utiliza las canciones para mirarse al espejo y descubrir cosas borrosas, aunque es lo que hay: “Maniaco, inestable, obsesivo y currante. / Híper aprensivo, ensimismado y leal. / Unas veces me doy tregua, la mayoría no hay chance”, canta en Leivinha, nombre de aquel elegante delantero brasileño del Atlético de Madrid que proporcionó el apodo al músico madrileño. Leiva confronta sus dos mundos, el de bajar a la cancha municipal para jugar un partido con los chavales del barrio, con el Leiva que llena un pabellón con 15.000 personas. Lo que cuentan en Ojos de gata Enrique Urquijo y Joaquín Sabina: “Cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario”. Anda fino Leiva en las letras de este álbum, algunas se pueden calificar como de las mejores de su carrera. Surgen mimetismos con el estilo Sabina (Ángulo muerto) y deja que luzcan algunos más de sus referentes, como Andrés Calamaro o Fito Páez, evidente este último en Shock y adrenalina, riff inspirado en Lou Reed incluido.Ácido funciona perfectamente como ejemplo del típico tema Leiva, tan rabiosamente radiable como defendible obra de buena calidad. Un disco con mucho que saborear más cerca del modo Beatles que del Stones, aunque la pose siempre sea un homenaje al pirata Keith.

– The Darkness, ‘Dreams On Toast’
¿Quiénes son? Al mismo tiempo que a principio de los dos mil The Strokes pretendían desde Nueva York comandar la última revolución rock amarrados a The Velvet Underground, en el Reino Unido surgía, inopinadamente, una banda que se regodeaba en su propio spinal tap y que reivindicaba a unos anacrónicos por esa época Queen.
¿Es tan bueno Dreams On Toast? En algún momento The Darkness pareció una caricatura de los clichés rockistas. Ellos mismos se ríen de ello y compusieron canciones sobre el tema. Reírse de uno mismo tiene su punto en un entorno tan afectado como el de las estrellas del rock. Pero qué tenemos en su nuevo disco. De todo: el rock cabreado de I Hate Myself; el homenaje a AC/DC de Mortal Dread; Don’t Need Sunshine, una balada que pretende ser como Aerosmith años 80, pero acaba sonando a Take That (y mola); el honky tonk de Cold Hearted Woman; el homenaje al hair metal en Walking Throught Fire; o una preciosidad titulada Weekend In Rome, que ya están tardando en poner como banda sonora de una escena romántica en la serie del momento. Que sí, que es un disco divertido y con cositas de calidad.

– Julien Baker and Torres, ‘Send A Prayer My Way’
¿Quiénes son? Dos voces en alza del actual indie-rock, Julien Baker (integrante además de Boygenius) y Mackenzie Scott (que firma como Torres) se unen para quitar al country esa capa de conservadurismo que algunos se empeñan en propagar: si Beyoncé reivindicó la negritud del género, Baker y Torres abrazan el country desde una perspectiva queer.
¿Es tan bueno Send A Prayer My Way? Al igual que con el álbum de Beyoncé o el último de Ringo Starr (ya tratados en esta sección), convendría señalar que el country que aquí se trata aspira a llegar a terrenos pop. Incluir un dobro, un pedal steel, un violín y cubrirse la cabeza con un sobrero vaquero no significa que sea country, aunque sus autores afirmen que sí. Los logros de esta colaboración trascienden los debates estilísticos: nos quedamos con el placer que otorga escuchar la fusión de la orgullosamente quebradiza voz de Baker y la un poco más grave de Torres y su celebración de la amistad. Y con unos textos alimentados de unas historias de rabia, como la que produce esa madre homófoba que da la espalda a su hija, o de redención, como cuando el protagonista del relato busca el camino de la espiritualidad después de superar una adicción. Además de fragilidad también surgen momentos hasta bailables (como en Sugar in the Tank) y algún que otro trallazo guitarrero. Un disco, en definitiva, requeté bonito.

– Fito Páez, ‘Novela’
¿Quién es? Junto con Andrés Calamaro, el rockero argentino más importante de la generación posterior a los pioneros Luis Alberto Spinetta, Charly García, Moris o Litto Nebbia. Siempre le quedó pendiente a Páez triunfar en España a lo grande, cosa que está consiguiendo ahora, con llenos en sus conciertos multitudinarios. Se lo merece de sobra.
¿Es tan bueno Novela? Novela es una locura que tenía mucho más sentido cuando Páez la inició, hace 37 años, que ahora, en los tiempos reduccionistas de TikTok. Pero el arte es para valientes. Estamos ante una ¡ópera-rock!, término que a los más jóvenes le sonará a la época medieval. Pregunten a sus abuelos por Tommy, de los Who. Vamos a intentar explicar de qué va este ambicioso disco: transcurre en una realidad paralela y en una academia de brujería donde la rectora desafía a que se produzca el romance perfecto; la aventura acaba en un circo en el mundo real. Lo hemos explicado lo mejor que hemos podido… Destripamiento: triunfa el amor. Páez mejor que nadie ha definido su obra recientemente a Rolling Stone: “Es tan compleja la obra, tan compleja, y tiene tantos significados que creo que cada uno tiene que bucear ahí y nadar, si tiene ganas. ¡Pero necesitás tiempo, te quita una hora y diez, con el teléfono apagado!”. Por encima de la historia se aupan canciones sensacionales, piezas que permiten muchas escuchas, rocks peleones, piezas que recordarán a los Beatles, florituras a lo Brian Wilson, textos intrincados y con jugo… El Sgt. Pepper’s de Fito Páez. Merece mucho la pena.

– Valerie June, ‘Owls, Omens and Oracles’
¿Quién es? Hace unos años y en una entrevista para su web, Bob Dylan dijo: “He estado escuchando mucho a Valerie June. Es una mezcla de soul hippie espacial, blues y folk con su voz apalache moderna y apretada como eje central”. Solo añadir que Owls, Omens and Oracles suma el sexto álbum en la carrera de esta artista de Tennessee.
¿Es tan bueno Owls, Omens and Oracles?Posee Valerie June una voz absolutamente reconocible, una extraña mezcla de candor casi infantil y sedimento de garito de perdición. Su nuevo disco ofrece un mensaje de positividad a pesar de lo que nos rodea, y lo expresa por medio de unas músicas que viajan al soul, el góspel, el folk, el rock… Hagan caso a Dylan: los discos de June depuran el alma.

– Varios artistas, ‘Super H (Homenaje al ‘Super 8′ de Los Planetas)’
¿Quiénes son? Un puñado de bandas del pop-rock español contemporáneo rindiendo homenaje al primer disco de Los Planetas, Super 8, de 1994.
¿Es tan bueno Super H? Cuando se publicó Super 8, hace 31 años, algunos de los músicos que participan en este tributo no habían nacido. Este dato dice mucho del impacto de un trabajo que se puede considerar como el más importante para el nacimiento en España del concepto indie, aunque el álbum lo publicara una multinacional. Pero la libertad creativa y el riesgo nunca abandonó a Los Planetas. Incluso hoy. Diez bandas (+ uno, ya que Edu Requejo interpreta Manchas solares, otro tema de Los Planetas que saldría un año después, en 1995) recrean todos los temas de Super 8 y por orden, como se firmaron hace tres décadas. Hasta ahí la formalidad del proyecto, porque luego cada uno hace lo que le da la gana, que casa mucho con el espíritu ingobernable de los granadinos. Cambian la letra, cantan partes en catalán, se sustituye el bar Amador por el malasañero Weirdo en Qué puedo hacer, se transforman los ritmos… Está logrado el disco, porque se consigue más que un entretenimiento: se logra insuflar nueva vida al disco. Algunos de los que lo consiguen: Depresión Sonora, Alcalá Norte, Cala Vento, Los Punsetes, Las Dianas, Melenas…

– The Bablers, ‘Like The First Time’
¿Quiénes son? Un grupo finlandés (vaya sorpresa) que editó un disco en 1980 y luego desapareció discográficamente durante ¡40 años! Su regreso de 2021 se completa ahora con este disco.
¿Es tan bueno Like The First Time? Si existe una mejor canción para empezar un álbum de pop de guitarras que You Are the One for Me que nos informen de inmediato. De momento tenemos ese sensacional inicio en este trabajo que respira mucha tradición beatle. Y eso significa que existe belleza de melodías, gusto por las voces bien acopladas y mensajes tan universales como que “el amor nos salvará”.
JOYA RESCATADA DEL MES…
Todos los meses recomendamos un disco que quizá quedó fuera del radar.

– Gary Moore, ‘Run for Cover’ (1985)
¿Quién es? Tenía la cara surcada por cicatrices después de una pelea en un pub. Así podría empezar la biografía de este irlandés duro, uno de los grandes guitarristas de rock que explotó en los ochenta, aunque comenzó en los setenta con bandas como Colosseum II o Thin Lizzy. Moore falleció en 2011 de un ataque al corazón a los 58 años en Estepona (Málaga) mientras pasaba unas vacaciones con su novia.
¿Es tan bueno Run for Cover? Los álbumes de los ochenta de Moore, enfocados al rock duro, son excelentes. Sobre todo, Corridors of Power (1982), Victims of the Future (1984) y este Run for Cover, del que se cumplen 40 años. Este trabajo despachó miles de copias gracias sobre todo a dos temas cuyos vídeos se pasaron insistentemente por la por entonces poderosa MTV: la balada Empty Rooms(que ya incluyó en Victims of the Future), y Out In the Fields, un tema interpretado junto a Phil Lynott, amigo del alma a pesar de sus desencuentros. Run for Cover muestra cómo el rock duro viró en los ochenta hacía la comercialidad, con la incorporación de teclados e incluso arrimándose al pop (el último tema, Listen To Your Heartbeat, que podría haber entrado en un disco ochentero de Phil Collins, es un claro ejemplo). Escuchado el álbum hoy, sin los rigores puristas de hace cuatro décadas, solo hay que admirar la sensacional colección de canciones, lo bien que cantaba Moore (en algunos temas ejerce de vocalista principal el también fabuloso Glenn Hughes) y lo explosivos que sonaban sus solos de guitarra. En los noventa, Moore se entregó a blues y también lo bordó.
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