El vecindario es el as bajo la manga de muchos directores de comedia. No hace falta inventar mundos imposibles cuando se tiene al alcance algo tan cotidiano y, a la vez, tan caótico como un grupo de personas que uno no ha elegido, pero que están inevitablemente cerca. Demasiado cerca como para ignorarlos. Están llenos de personajes raros, situaciones ridículas y conflictos absurdamente ordinarios. Los cotilleos que circulan más rápido que las noticias, las quejas, los encuentros incómodos en el ascensor, la falsa sonrisa ante un vecino impertinente… Es el lugar donde todos aparentan llevarse bien, mientras por dentro ruedan los ojos. Donde lo absurdo y lo entrañable conviven pared con pared. Con los vecinos puedes congeniar y convertirlos en un miembro de tu familia o puedes ganar su confianza y robarles. Eso hace Jon Hamm en ‘Vicios ocultos’, la nueva serie de Apple TV+ creada por Jonathan Tropper. Aunque, en defensa de Coop, su personaje, se puede decir que le condiciona profundamente. Tras ser despedido con deshonor, Coop, un administrador de fondos de cobertura que todavía está lidiando con su reciente divorcio, recurre a robar en las casas de sus vecinos en el muy adinerado barrio de Westmont Village, solo para descubrir que los secretos ocultos dentro de esas mansiones de lujo pueden ser más peligrosos de lo que nunca imaginó.Noticia Relacionada Estrena la nueva serie de Disney+ estandar Si Jude Law: «Si me preocupara la crítica no haría ‘Star Wars’» Clara Molla PagánLos vecinos son, en el fondo, un pequeño mundo al que todos estamos vinculados de algún modo. Al menos, eso considera Olivia Munn, una de las protagonistas de la serie. «Cuando tienes a mucha gente muy cerca se te impone de alguna forma una dinámica de mantenerse al día con todo lo que ocurre. Tienes que estar compitiendo con otros para mostrar tu estatus y mostrar los accesorios que van con el éxito. Cuando se trata del vecindario es realmente interesante porque es tu propio mundo individual, tienes tu propia jerarquía en el vecindario y es casi tan grande como es el mundo, parece que no importa lo que está pasando fuera», reconoció la actriz a ABC. Samantha Levitt, su personaje, convive en Westmont Village junto a Coop y a Mel Cooper, interpretada por Amanda Peet. «Es un ecosistema propio, los cotilleos de allí son mucho más importantes que nada. Todos tenemos la misma experiencia de que da igual donde vivamos, ya sea un edificio de apartamentos o en un barrio o cualquier cosa por el estilo, que sabemos lo que está pasando y es nuestro mundo. Es una receta para todo tipo de juergas y dramas», aseguró Peet.Formar parte del elenco de esta serie no fue una decisión complicada para ninguna de las dos actrices. Tenían claro que querían trabajar con Jonathan Tropper. «Amo el mundo que creó porque todos esos personajes son extremadamente fascinantes. Me encanta esta cosa humana innata que hace que la gente esté desesperada tanto como para arañar en cualquier estatus social que tienen», aseguraban. Aunque como toda profesión, hay un lado oscuro o más complicado. «Lo mejor de nuestro trabajo es hacer arte, trabajar con la gente que quieres y ofrecerlo al mundo. Lo más complicado es estar lejos de nuestra familia y de nuestros hijos, porque a veces trabajamos todo el día. Levantarse a las cuatro de la mañana, no estar en casa hasta las once de la noche y hacerlo el mismo día todos los días durante semanas y semanas es duro», explicó Munn. También es complejo cuando el teléfono deja de sonar. « Es duro estar en el paro, parece que es el peor sentimiento del mundo. Es extraño porque cuando estás trabajando estás muy cansado, pero cuando no estás trabajando estás desesperado por volver a trabajar», indicó Peet. Aunque hay algo con lo que tienen que lidiar en muchas ocasiones y que no es nada fácil de llevar: el rechazo. «Es la peor parte de este negocio. No hay realmente una meritocracia organizada. Es verdad que nada realmente lo es, pero si vas a ser un médico estudias y hay una especie de camino que se establece ante ti. En nuestro trabajo no es así. Creo que para los jóvenes es increíblemente difícil mantener los pies en el suelo y al mismo tiempo mantener la perspectiva». El vecindario es el as bajo la manga de muchos directores de comedia. No hace falta inventar mundos imposibles cuando se tiene al alcance algo tan cotidiano y, a la vez, tan caótico como un grupo de personas que uno no ha elegido, pero que están inevitablemente cerca. Demasiado cerca como para ignorarlos. Están llenos de personajes raros, situaciones ridículas y conflictos absurdamente ordinarios. Los cotilleos que circulan más rápido que las noticias, las quejas, los encuentros incómodos en el ascensor, la falsa sonrisa ante un vecino impertinente… Es el lugar donde todos aparentan llevarse bien, mientras por dentro ruedan los ojos. Donde lo absurdo y lo entrañable conviven pared con pared. Con los vecinos puedes congeniar y convertirlos en un miembro de tu familia o puedes ganar su confianza y robarles. Eso hace Jon Hamm en ‘Vicios ocultos’, la nueva serie de Apple TV+ creada por Jonathan Tropper. Aunque, en defensa de Coop, su personaje, se puede decir que le condiciona profundamente. Tras ser despedido con deshonor, Coop, un administrador de fondos de cobertura que todavía está lidiando con su reciente divorcio, recurre a robar en las casas de sus vecinos en el muy adinerado barrio de Westmont Village, solo para descubrir que los secretos ocultos dentro de esas mansiones de lujo pueden ser más peligrosos de lo que nunca imaginó.Noticia Relacionada Estrena la nueva serie de Disney+ estandar Si Jude Law: «Si me preocupara la crítica no haría ‘Star Wars’» Clara Molla PagánLos vecinos son, en el fondo, un pequeño mundo al que todos estamos vinculados de algún modo. Al menos, eso considera Olivia Munn, una de las protagonistas de la serie. «Cuando tienes a mucha gente muy cerca se te impone de alguna forma una dinámica de mantenerse al día con todo lo que ocurre. Tienes que estar compitiendo con otros para mostrar tu estatus y mostrar los accesorios que van con el éxito. Cuando se trata del vecindario es realmente interesante porque es tu propio mundo individual, tienes tu propia jerarquía en el vecindario y es casi tan grande como es el mundo, parece que no importa lo que está pasando fuera», reconoció la actriz a ABC. Samantha Levitt, su personaje, convive en Westmont Village junto a Coop y a Mel Cooper, interpretada por Amanda Peet. «Es un ecosistema propio, los cotilleos de allí son mucho más importantes que nada. Todos tenemos la misma experiencia de que da igual donde vivamos, ya sea un edificio de apartamentos o en un barrio o cualquier cosa por el estilo, que sabemos lo que está pasando y es nuestro mundo. Es una receta para todo tipo de juergas y dramas», aseguró Peet.Formar parte del elenco de esta serie no fue una decisión complicada para ninguna de las dos actrices. Tenían claro que querían trabajar con Jonathan Tropper. «Amo el mundo que creó porque todos esos personajes son extremadamente fascinantes. Me encanta esta cosa humana innata que hace que la gente esté desesperada tanto como para arañar en cualquier estatus social que tienen», aseguraban. Aunque como toda profesión, hay un lado oscuro o más complicado. «Lo mejor de nuestro trabajo es hacer arte, trabajar con la gente que quieres y ofrecerlo al mundo. Lo más complicado es estar lejos de nuestra familia y de nuestros hijos, porque a veces trabajamos todo el día. Levantarse a las cuatro de la mañana, no estar en casa hasta las once de la noche y hacerlo el mismo día todos los días durante semanas y semanas es duro», explicó Munn. También es complejo cuando el teléfono deja de sonar. « Es duro estar en el paro, parece que es el peor sentimiento del mundo. Es extraño porque cuando estás trabajando estás muy cansado, pero cuando no estás trabajando estás desesperado por volver a trabajar», indicó Peet. Aunque hay algo con lo que tienen que lidiar en muchas ocasiones y que no es nada fácil de llevar: el rechazo. «Es la peor parte de este negocio. No hay realmente una meritocracia organizada. Es verdad que nada realmente lo es, pero si vas a ser un médico estudias y hay una especie de camino que se establece ante ti. En nuestro trabajo no es así. Creo que para los jóvenes es increíblemente difícil mantener los pies en el suelo y al mismo tiempo mantener la perspectiva».
El actor protagoniza esta serie junto a Amanda Peet y Olivia Munn, que hablan con ABC acerca de su profesión
El vecindario es el as bajo la manga de muchos directores de comedia. No hace falta inventar mundos imposibles cuando se tiene al alcance algo tan cotidiano y, a la vez, tan caótico como un grupo de personas que uno no ha elegido, pero que … están inevitablemente cerca. Demasiado cerca como para ignorarlos. Están llenos de personajes raros, situaciones ridículas y conflictos absurdamente ordinarios. Los cotilleos que circulan más rápido que las noticias, las quejas, los encuentros incómodos en el ascensor, la falsa sonrisa ante un vecino impertinente… Es el lugar donde todos aparentan llevarse bien, mientras por dentro ruedan los ojos. Donde lo absurdo y lo entrañable conviven pared con pared. Con los vecinos puedes congeniar y convertirlos en un miembro de tu familia o puedes ganar su confianza y robarles. Eso hace Jon Hamm en ‘Vicios ocultos’, la nueva serie de Apple TV+ creada por Jonathan Tropper.
Aunque, en defensa de Coop, su personaje, se puede decir que le condiciona profundamente. Tras ser despedido con deshonor, Coop, un administrador de fondos de cobertura que todavía está lidiando con su reciente divorcio, recurre a robar en las casas de sus vecinos en el muy adinerado barrio de Westmont Village, solo para descubrir que los secretos ocultos dentro de esas mansiones de lujo pueden ser más peligrosos de lo que nunca imaginó.
Los vecinos son, en el fondo, un pequeño mundo al que todos estamos vinculados de algún modo. Al menos, eso considera Olivia Munn, una de las protagonistas de la serie. «Cuando tienes a mucha gente muy cerca se te impone de alguna forma una dinámica de mantenerse al día con todo lo que ocurre. Tienes que estar compitiendo con otros para mostrar tu estatus y mostrar los accesorios que van con el éxito. Cuando se trata del vecindario es realmente interesante porque es tu propio mundo individual, tienes tu propia jerarquía en el vecindario y es casi tan grande como es el mundo, parece que no importa lo que está pasando fuera», reconoció la actriz a ABC. Samantha Levitt, su personaje, convive en Westmont Village junto a Coop y a Mel Cooper, interpretada por Amanda Peet. «Es un ecosistema propio, los cotilleos de allí son mucho más importantes que nada. Todos tenemos la misma experiencia de que da igual donde vivamos, ya sea un edificio de apartamentos o en un barrio o cualquier cosa por el estilo, que sabemos lo que está pasando y es nuestro mundo. Es una receta para todo tipo de juergas y dramas», aseguró Peet.
Formar parte del elenco de esta serie no fue una decisión complicada para ninguna de las dos actrices. Tenían claro que querían trabajar con Jonathan Tropper. «Amo el mundo que creó porque todos esos personajes son extremadamente fascinantes. Me encanta esta cosa humana innata que hace que la gente esté desesperada tanto como para arañar en cualquier estatus social que tienen», aseguraban. Aunque como toda profesión, hay un lado oscuro o más complicado. «Lo mejor de nuestro trabajo es hacer arte, trabajar con la gente que quieres y ofrecerlo al mundo. Lo más complicado es estar lejos de nuestra familia y de nuestros hijos, porque a veces trabajamos todo el día. Levantarse a las cuatro de la mañana, no estar en casa hasta las once de la noche y hacerlo el mismo día todos los días durante semanas y semanas es duro», explicó Munn.
También es complejo cuando el teléfono deja de sonar. «Es duro estar en el paro, parece que es el peor sentimiento del mundo. Es extraño porque cuando estás trabajando estás muy cansado, pero cuando no estás trabajando estás desesperado por volver a trabajar», indicó Peet. Aunque hay algo con lo que tienen que lidiar en muchas ocasiones y que no es nada fácil de llevar: el rechazo. «Es la peor parte de este negocio. No hay realmente una meritocracia organizada. Es verdad que nada realmente lo es, pero si vas a ser un médico estudias y hay una especie de camino que se establece ante ti. En nuestro trabajo no es así. Creo que para los jóvenes es increíblemente difícil mantener los pies en el suelo y al mismo tiempo mantener la perspectiva».
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