Un extraño efecto de la vida internacional es, como lo advierten varios escritores, que algunos diplomáticos enviados a países con fuerte personalidad llegan a sentir por la cultura que los acoge un afecto tan profundo que se acaban fundiéndose en ella por completo. Lucien Castela no tuvo necesidad de esperar que François Mitterrand lo destinara al cargo de consejero cultural de Francia en Madrid, que ocupó de 1982 a 1986, para sentir una profunda unión con el alma hispana, a pesar de no tener lazos familiares con ella. En 1955, con veinte años de edad, llega de noche a Salamanca y atraviesa en silencio la ciudad adormecida, de cuyas fachadas dimana una luz interior que parece reflejar toda la belleza del mundo. El joven estudiante de literatura grecolatina es invadido por un sentimiento oceánico y sabe en ese preciso instante que España y su pueblo iluminarán su vida.
Lucien Castela fue uno de esos grandes maestros que rechazaron la obsesión bibliométrica contemporánea para dedicarse a un humanismo activo. Produjo relativamente pocas publicaciones académicas, pero formó a varias generaciones de hispanistas franceses y extranjeros que se apretujaban en las aulas de la universidad de Aix-en-Provence para oír clases inolvidables sobre el Quijote, El Greco o Fray Luis de León. Tradujo a Ignacio Aldecoa y recorrió a pie parte del Camino de Santiago, al que consideraba como un enlace entre España y Europa. En los años 80 creó con la Unesco la red cultural Centro Universitario de la Romania, dio innumerables conferencias, organizó un sinfín de intercambios universitarios, artísticos y humanos, propició acuerdos audiovisuales y académicos entre Francia y España. Gran oponente al franquismo, participó activamente en el hervor cultural de la transición democrática. En 1981 sembró las semillas del Festival Mundial de la Tragedia en Fuendetodos, y posteriormente de la Mostra de Cine Mediterráneo de Valencia, que le rindió un homenaje especial en 2017. Lucien Castela inspiró al escritor Alfredo Conde el personaje de Lucile en su novela El Grifón, Premio Nacional de Literatura 1986.
Prosiguió su carrera internacional en Argentina, donde se desempeñó también como consejero cultural de la embajada de Francia, antes de regresar a Europa para dedicar sus últimos años a brindar conferencias, recibir a artistas españoles y organizar exposiciones. Lucien Castela ha fallecido en Marsella este 12 de octubre de 2024, Día de la Hispanidad, a los 89 años, dejando innumerables amigos en España, donde un nuevo homenaje le será rendido ulteriormente.
El humanista francés, que falleció con 89 años, formó a varias generaciones de hispanistas franceses y extranjeros Una imagen de Lucien Castela.DDM – J. Quemener / CORTESÍA
Un extraño efecto de la vida internacional es, como lo advierten varios escritores, que algunos diplomáticos enviados a países con fuerte personalidad llegan a sentir por la cultura que los acoge un afecto tan profundo que se acaban fundiéndose en ella por completo. Lucien Castela no tuvo necesidad de esperar que François Mitterrand lo destinara al cargo de consejero cultural de Francia en Madrid, que ocupó de 1982 a 1986, para sentir una profunda unión con el alma hispana, a pesar de no tener lazos familiares con ella. En 1955, con veinte años de edad, llega de noche a Salamanca y atraviesa en silencio la ciudad adormecida, de cuyas fachadas dimana una luz interior que parece reflejar toda la belleza del mundo. El joven estudiante de literatura grecolatina es invadido por un sentimiento oceánico y sabe en ese preciso instante que España y su pueblo iluminarán su vida.
Lucien Castela fue uno de esos grandes maestros que rechazaron la obsesión bibliométrica contemporánea para dedicarse a un humanismo activo. Produjo relativamente pocas publicaciones académicas, pero formó a varias generaciones de hispanistas franceses y extranjeros que se apretujaban en las aulas de la universidad de Aix-en-Provence para oír clases inolvidables sobre el Quijote, El Greco o Fray Luis de León. Tradujo a Ignacio Aldecoa y recorrió a pie parte del Camino de Santiago, al que consideraba como un enlace entre España y Europa. En los años 80 creó con la Unesco la red cultural Centro Universitario de la Romania, dio innumerables conferencias, organizó un sinfín de intercambios universitarios, artísticos y humanos, propició acuerdos audiovisuales y académicos entre Francia y España. Gran oponente al franquismo, participó activamente en el hervor cultural de la transición democrática. En 1981 sembró las semillas del Festival Mundial de la Tragedia en Fuendetodos, y posteriormente de la Mostra de Cine Mediterráneo de Valencia, que le rindió un homenaje especial en 2017. Lucien Castela inspiró al escritor Alfredo Conde el personaje de Lucile en su novela El Grifón, Premio Nacional de Literatura 1986.
Prosiguió su carrera internacional en Argentina, donde se desempeñó también como consejero cultural de la embajada de Francia, antes de regresar a Europa para dedicar sus últimos años a brindar conferencias, recibir a artistas españoles y organizar exposiciones. Lucien Castela ha fallecido en Marsella este 12 de octubre de 2024, Día de la Hispanidad, a los 89 años, dejando innumerables amigos en España, donde un nuevo homenaje le será rendido ulteriormente.
Gérard Teulière es profesor universitario y exdirector del Institut Français de Valencia.
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